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lunes, 8 de septiembre de 2014

LOVELACE

Pasa el tiempo y el anunciado biopic sobre Linda Lovelace – actriz porno que se hizo súper popular comiéndose pollas en la película porno “Garganta Profunda”- se estrena en los USA, sin hacer excesivo ruido. Y acaba saliendo en DVD, y en españa, ni rastro de ella. Suerte que tenemos las descargas ilegales.
Y cuando una de estas películas no termina de llegar a españa, malo. Siempre suele ser porque son una puta mierda. Y al comenzar el visionado y ver ese logotipo de “Milleniun Films” (ya saben, “Nu Image”) hace presagiar que lo que vamos a ver, no es ese producto mainstream de dos horas y media que esta historia pedía a gritos, y que por otro lado, muy ingenuamente, yo esperaba. Y efectivamente, “Lovelace” es ese tipo de biopic funcional que omite montones de cosas, que suaviza los acontecimientos y que convierte a Linda Lovelace, más tonta y ávida de dinero que otra cosa, en martir y santa, cuando la única verdad, independientemente de lo que ocurriese con su marido maltratador, es que le gustaba la fama más que a un tonto un lápiz, y que se hizo famosa por ser la primera que se comía una polla hasta los huevos delante de una cámara. Cuando ya comerse una polla entera no era una cosa exclusiva, entonces se reconvirtió al cristianismo y luchó contra la pornografía hasta las últimas consecuencias (yo creo que como medio de vida finalmente). Pero claro,  Harry Reems ya se había corrido en su cara, y ella se había relamido cuando le dio por luchar contra lo que le había reportado la fama. “Quien vea la película está presenciando mi violación” Muy exagerado todo.
Bien, pues de todo eso la película habla por encima. Su reconversión  al cristianismo extremo se omite,  su lucha contra la pornografía se resuelve en los minutos finales, y la película tiene el infortunio de contarnos la historia dos veces. Esta se centra en el periodo comprendido desde la adolescencia hasta el estrellato de la actriz: por un lado nos cuenta como fue esta historia desde el punto de vista popular, lo que la gente conoció acerca de la actriz y la película que le dio la fama, y una vez llegada su noche de gloria en el pase privado de “Garganta profunda” que dio el magnate Hugh Hefner para famosos y demás, la película retrocede en el tiempo para contarnos lo mismo pero desde el punto de vista de Linda Lovelace, lo que se resume en paliza tras paliza que le propinaba su marido Chuck Traynor, que además, la prostituía siempre que podía.
Esto hace a la película tremendamente reiterativa y  convierte la funcionalidad que pretende tener en una falta de ritmo más o menos palpable, que hace que la cosa decaiga. Pero al final la película con una hora y veinte de duración se ve tranquilamente, sin estridencias de ningún tipo, ni trasgresión alguna. Así que la mayor pega que le pongo, es que, en mi opinión, habría que haberle echado más pasta a esta producción. Luego ya, le falta un poco de mala baba al asunto, y por otro lado, el casting no me parece muy acertado porque ¡¡¡Es todo el mundo muy guapo!!! Y  hay que recordar que la gente implicada en  “Garganta Profunda” era toda bastante fea. La Lovelace, se comía las pollas como si hubiera nacido para ello,  pero era más bien feúcha, de dientes pochos yde físico más bien discreto. Y Harry Reems, parecía Bigote Arrocet. Aquí, hasta Gerard Damiano es guapo.
En resumidas cuentas, es un biopic, estos siempre son agradecidos (si lo era hasta el telefilme sobre Anne Nicole Smith…), y se ve perfectamente, pero es demasiado televisivo, demasiado plano y demasiado blanco y políticamente correcto.
Las estrellas de la película, Amanda Seyfried  (“Caperucita Roja: ¿A quién tienes miedo?”, “La gran boda”) como Linda Lovelace,  Peter Sarsgaard  (“Linterna Verde”, “La llave del mal”) como Chuck Traynor, Hank Azaria ( “Los Pitufos”, “Godzilla (1998)”) como Gerard Damiano, James Franco como Hugh Hefner , secundados por gente como Wes Bentley, Eric Roberts, Cloe Sevigni, Juno Temple, Robert Patrick o Sharon Stone.
Los directores son Rob Epstein y Jeffrey Friedman, que no han rodado nada que yo haya podido ver o que me haya podido interesar.
No obstante, si quieren saber bien, bien la historia de esta actriz y de la película que estuvo a punto de llamarse “El Tragasables”, es mucho mejor ver el documental “Inside Deep Throat” donde se ahonda en todo el asunto, y en la vida de Linda Lovelace y todos los implicados en la película, de manera sobervia.

sábado, 22 de octubre de 2011

INSIDE DEEP THROAT

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viernes, 8 de octubre de 2021

LINDA LOVELACE CANDIDATA A PRESIDENTE

Tras el éxito de “Garganta Profunda” (la película porno más rentable de la historia), su protagonista femenina Linda Lovelace, vivió los momentos de mayor celebridad en su culebreante carrera, por ese motivo a su pareja de entonces, David Winters, famoso por haber realizado las coreografías de “West Side Story” -y futuro director y productor de numerosos zetismos-, se le ocurrió que podía sacar provecho del palmito y popularidad de Linda, concibiendo una película para su completo lucimiento que sirviera para introducirla en el cine no pornográfico. No era baladí, porque en esos años posteriores a la película de Gerard Damiano, la Lovelace había acumulado una importante base de fans que incluía estudiantes universitarios, intelectuales y  actores de Hollywood. Era, pues, el momento de presentarla al mundo convencional. Sin embargo, y dada que la popularidad de la actriz venía precedida de la pornografía, esta “Linda Lovelace candidata a presidente” se rodó en su versión para todos los públicos —que incluye un plano inicial de la actriz en pelota picada y alguna escena de corte erótico pero todo muy contenido— y  en otra versión X con material más fuerte para su público natural. No obstante, el boom Lovelace ya había pasado para cuando se estrenó y la película fracasó comercialmente en cualquiera de sus versiones. Al margen de si la actriz seguía o no de moda, la película no es que fuera especialmente divertida y, si bien la versión light de esta era bastante edulcorada y ramplona, la versión X no era lo suficientemente hard como para que los pajilleros fueran a los cines de El Deuce a hacerse sus pajillas.
En la cinta, Linda Lovelace se interpreta a sí misma, aparece representada como una diva del pueblo, todo gira en torno a la figura de la actriz y, al final, resulta todo un tanto ridículo. Se trata de una desmadrada comedia de presupuesto medio que incluso contó con estrellas en su reparto —por ejemplo, Scatman Crothers aparece un momentillo— y que, aunque comienza muy bien con una serie de gags encadenados de una incorrección política que a día de hoy indignarían al público contemporáneo más dado a ofenderse —con una especial fijación por los distintos tipos de indios (nativos, de la india o sudamericanos) que son mostrados aquí poco menos que como animales, o asesinos irracionales—, la cosa pierde fuelle a los pocos minutos convirtiéndose en un batiburrillo de escenas donde muchos personajes van para arriba y para abajo, donde la Lovelace se muestra encantadora en todo momento, y donde la influencia de los cartoons de la Warner brothers se deja ver en todo momento, con individuos poniendo dinamita en la carretera a la Coyote y Correcaminos, pero con muy poquita gracia. A la hora de visionado ya está uno cansado de tanto corre-ve-y-dile, y la sensación de cansancio acrecienta cuando comprobamos, para más inri, que la película es larguísima. Resumiendo: Es (o pretende ser) simpática, pero no funciona a pesar del ritmo desenfrenado que lleva y lo desmadrado que se las propone.
Una serie de líderes mundiales, sin saber muy bien por qué, se reúne con el fin de buscar un candidato a presidente de los Estados Unidos de América. Todo el mundo tiene muy presente la película “Garganta Profunda” y, en comité, se decide que la próxima candidata a presidente debe ser su protagonista, Linda Lovelace. Cuando se reúnen con ella para proponerle la candidatura, ella no está muy convencida, pero al final accede y forma un partido político con el que se irá de gira por el país con la finalidad de captar votantes. Sin embargo, en Washington no están muy por la labor de que una estrella porno opte a la presidencia de los Estados Unidos, motivo este por el que la oposición contrata a un asesino a sueldo con la intención de que se cargue a tan popular candidata. Mientras el asesino intenta cumplir con su cometido, nuestra candidata se verá en mil y una disparatadas situaciones.
Bastante mala.
Como la película fue un fracaso, en la era del vídeo no consiguió obtener distribución videográfica, sin embargo si circularon copias de la misma en el circuito de la piratería, y esas son las cintas que los fans se fueron pasando de mano en mano, hasta que hace no demasiado, su versión para todos los públicos se comercializó de manera legal en formato DVD. Es por eso que, siendo como fue durante décadas un producto ignoto y de difícil acceso, la película generó un culto entre los aficionados al cine oscurillo y/o raro, que se decepcionaron profundamente cuando comprobaron que “Linda Lovelace candidata a presidente” era en esencia como “Los caraduras” pero mucho más cutre y deslavazada.
Curiosamente, la película se estrenó en nuestros cines en el año 1977, en aquella época en que todas estas películas picantonas, pero de contenido no muy duro, conseguían distribución a los albores de la clasificación “S”, aunque, posteriormente, no me consta que tuviera una continuidad comercial en formato vídeo (cosa que no he podido confirmar).
Dirige la película el chileno Claudio Guzmán, curtido en la televisión desde los años 60 dirigiendo para espacios como “El Show de Dick Van Dyke”, rodó un par de películas para cine siendo la que nos ocupa una de ellas y, después, continuó haciendo televisión, siendo sus últimos trabajos destacables algunos capítulos para la serie “Starman”.
“Linda Lovelace candidata a presidente” es una mierdecilla, pero también un producto la mar de curioso.

viernes, 8 de febrero de 2019

HOT & SAUCY PIZZA GIRLS

El porno americano de los años 70 tenía la cualidad de, con un presupuesto no mucho mayor que el de cualquier película sexploitation, o cualquier sex comedy de su tiempo, ofrecernos una película alternativa al mismo tiempo que nos ofrece las consabidas escenas de sexo explicito. Así, si “Tras la puerta verde” era la apuesta que el cine pornográfico ofrecía a las tendencias más vanguardistas por parte de los populares hermanos Mitchell, “Garganta profunda” sería una sex comedy en toda regla. Cito estas dos por tratarse de títulos míticos dentro del cine porno, pero lo cierto es que en aquella época, había porno buscando sus argumentos dentro de thrillers, dramas u otros géneros del cine convencional. Sin embargo la comedia es algo que siempre ha casado bien con el porno. Ahí tenemos los escarceos cómico-pornográficos de nuestro Jess Franco
En ese sentido, el porno americano setentero está cuajado de títulos cómicos.
“Hot & Saucy Pizza girls”, se merece un lugar de honor por derecho propio en el olimpo del porno divertido, porque a fin de cuentas, no deja de ser como una producción de la Crown International Pictures con el aliciente de que las despampanantes chicas que dan título a la cinta aparecen follando, amén tomar como ejemplo la cantidad de títulos raunchy que por aquél entonces pululaban por las carteleras de cualquier cine de segunda. Por lo demás, es la típica comedieta  picantona de trama idiota y funcional entretenimiento, que estéticamente sirve al Tarantino de turno para inspirarse en la forma de ser y vestir de las musas de sus películas.
En este caso la comedia que ofrece es tonta pero curiosamente resultona y divertida y ocurre, al contrario que con el porno de otras décadas, que aquí damos al avance rápido en las escenas explícitas, y nos ponemos a ver las de transición, al contrario que con el porno posterior, mucho más centrado en el folleteo que en otra cosa. El de los 70, no deja de ser cine en ningún momento, algo que hoy por hoy ha dejado de ser.
En “Hot & Saucy Pizza girls”, el gerente de una pizzería tiene una plantilla de guapas adolescentes que servirán pizzas a domicilio en patinete. Después de contratar a una nueva chica (y follarsela), le explicará en que consiste el trabajo de las repartidoras, en el cual tendrán que repartir las pizzas y darles un servicio sexual a los clientes, así, si una clienta pide “pimiento”, esa palabra servirá de consigna para saber que si un cliente lo pide, tendrá que ser apremiado con una felación.
Por otro lado, tenemos una bizarra subtrama, en la que una gallina gigante que nunca vemos en pantalla ¡viola a una de las repartidoras! por lo que el detective Blackie, que siempre va de negro, iniciará una investigación que le servirá para pasarse por la piedra a la más cachonda de las pizza girls, Desireé Cousteau, actriz de sugerentes curvas y estrellato mediano que tras una intentona de pasarse al cine convencional de serie B con “La cárcel caliente”, el debut como director de Jonathan Demme, acabó su carrera en el porno marcada de por vida, sin despuntar demasiado tan siquiera en el género con el que hizo carrera.
Que este engendro fílmico destinado a que asquerosos y purulentos hombres desperados se pajéen en cines X de sesión continua acabe siendo más divertido que otros títulos al uso del subgénero cómico al que la adscribimos —la sex comedy—, es para, desde luego, relativizar todo. “Hot & Saucy Pizza Girls”, con su aspecto barato y pobretón, es francamente un producto alegre, desenfadado y gracioso, al margen de lo cachondos que podamos, o no, ponernos.
El curioso casting que realizó la producción para seleccionar a las actrices, no consistía únicamente en la elección de estas por sus atributos actorales, físicos o feladores, sino que se hizo especial hincapié en que tenían que defenderse medianamente bien con la tabla de skate board, ya que en el film deberían ser filmadas patinando casi el mismo número de veces que tenían que ser filmadas follando. Las más torpes, debieron aprender a marchas forzadas.
Como venía siendo habitual en el porno de la época, y al igual que “Garganta profunda”, la que nos ocupa es una película financiada por la mafia. En esta ocasión, el dinero vino por parte de una familia que operaba en Chicago.
Uno de los mafiosos inversores se empeñó en asistir al rodaje cada día, por lo que participaba activamente en las decisiones del director, Bob Chinn, que no le replicaba poseedor de dos dedos de frente y cautela, no así el protagonista, John Holmes (poseedor del falo más grande del cine porno de los 70 ostentando 35 centímetros de polla), que increpaba al inversor diciéndole que no se metiera en su trabajo. El inversor hacía oídos sordos a las peticiones de Holmes.
Asimismo Holmes, el último día de rodaje, prendió fuego accidentalmente el decorado que representaba la pizzería donde se ubica la acción. Pero a John Holmes le faltaba medio tornillo, y puede que esa fuera la reacción a las desavenencias con los inversores, y tanto intrusismo y voyeurismo en el plató. Intuyéndolo así el mafioso de Chicago, amenazó a Holmes con partirle las piernas.
Bob Chinn, director de la cinta, era un estudiante de la escuela de cine de UCLA de la promoción del 66, que como estudioso y consumidor del porno primigenio ahondó en el tema rodando el documental “The history of pornography”. Tras graduarse, el paso natural era dirigir cine para adultos siendo el responsable de diversos loops de corte amateur hasta, poco a poco, meterse de lleno en la industria llegando a tener gran éxito en  la misma. Dirigiendo varios títulos para lucimiento de John Holmes, “Hot & Saucy Pizza Girls” es de sus películas más celebres.
El impacto popular de esta cinta ha sido tan grande, que incluso la pizzería-museo Pizza Brain, sita en Filadelfia, y que cuenta con la exposición de memorabilia y objetos de colección relacionados con la pizza más grande del mundo, cuenta con una copia de la película en sus vitrinas.
Curiosa. Y entretenida.

miércoles, 6 de julio de 2011

NEUMONIA EROTICA Y PASOTA

A medida que voy descubriendo un nuevo título del fenómeno “S” en su ramalazo mas soft – recuerden que al final, esta calificación se le otorgaba prácticamente a cualquier película que no fuera infantil, ya que la “S”, obviamente, vendía- me doy cuenta de que no existen productos mas tristes, pobres, chabacanos y mediocres que estos… Como en todo sub-género, naturalmente siempre hay alguna joyita a tener en cuenta. No es el caso de esta NEUMONIA EROTICA Y PASOTA, un coñazo de padre y muy señor mío, que al contrario que pasa con el porno convencional, aquí tenemos que darle al Fast fodward en las escenas de folletéo, porque la verdadera chicha está en los diálogos y en la supuesta historia. La película, eso si, toma como suyas montones de referencias a la cultura popular de aquellos años, y si bien el argumento toma como base el clásico del porno GARGANTA PROFUNDA (En la que una mujer tiene el clítoris en la garganta y necesita hacer tremendas felaciones para alcanzar el clímax. La exposición del argumento en esta,no es exactamente lo mismo, pero si similar), también cuenta con guiños considerables a la serie EL INCREIBLE HULK, siendo además un repugnante “Exploited” que pretende enriquecerse a costa de tomarse a chufla el celebre caso de las intoxicaciones por aceite de colza y sus efectos en quienes lo tomaron. Desde luego, no se puede ser más despiadado a la hora de hacer una película.
En pleno (Y moderno, y costero, y hortera…) verano, las parejas se lo pasan bien practicando el sexo libre y siendo un poco idiotas, pero una partida de aceite de colza desnaturalizado, ha hecho que nuestra protagonista (Eva Liberten, musa del “S”), que a tomado este aceite, se convierta en un repugnante, rosado y tetudo monstruo, cada vez que, estando ella excitada, alguien ejerce algún tipo de violencia. Así de tonto y estúpido. Entre tanto, parejitas de diversas orientaciones sexuales, practican sexo de manera casi gilipollas.
En realidad estas películas eran para lo que eran: mostrar toda la chica posible, sin pasarse, mostrar una libertad sexual tras años de represión, y que las parejas se metieran mano mientras la veían en su correspondiente cine de barrio.
Como película, absolutamente insoportable, como producto una aberración ¿El título tan molón? Lo mejor de la película. No hace falta ni que se molesten en verla, es perder el tiempo.
Como anécdota, destacar la presencia gratuita (porque aparece en la pelicula, pero si no apareciese, tampoco pasaría nada) de Víctor Israel.
Dirige Jaime Bayarri, responsable de algún sub-producto más, sin mayor trascendencia.

miércoles, 26 de enero de 2011

EL CARNICERO DE VIENA

El mejor carnicero de toda Viena, acaba en la cárcel tras matar a una clienta (váyanse ustedes a saber por que) golpeándola con dos kilos de hígado. Tras este incidente, el carnicero acaba en un manicomio. Cuando sale, decide poner orden en su carnicería, puesto que su cuñado, a cargo de esta durante su ausencia, la tiene toda manga por hombro, por lo que decide instalarse en la habitación que tiene allí habilitada. Su mujer pronto desparece, a la vez que baja el precio de las salchichas. Claro, están elaboradas con la carne de su mujer…
A medio camino entre el thriller Europeo y la comedia ramplona Italiana, pero vendida al resto del mundo como una película de terror bizarra (por culpa de “something weird video”) o un Slasher (la edición en VHS española, da a entender eso), EL CARNICERO DE VIENA, co-producción Italo – Alemana, resulta un ameno entretenimiento, retorcido y malsano, que nos envuelve en un ambiente repugnante y sórdido, paradójicamente, usando unos colores muy chillones, y sin una sola gota de sangre. Todo muy verde, muy azul, muy alegre, pero a la vez, asqueroso. Esos planos del carnicero cortando con destreza la carne, y las asquerosas salchichas que tiene expuestas en el escaparate de su tienda, no ayudan demasiado a contener las arcadas.
No obstante, y aunque el espectador sabe que las salchichas son de carne humana, nunca vemos los asesinatos que este ejecuta, los intuimos, así que a poco que el espectador no tenga demasiadas luces, puede parecer que estamos viendo una comedia costumbrista.
La cosa es simplona, el trillado argumento de servir comida a base de carne humana, mostrado de una manera muy Light a fin de cuentas, y como en el resto de películas de similar argumento, la cosa es efectiva.
Rodada únicamente en decorados, el resultado es tan enfermizo como simpático y entretenido.
Conocida por ahí con diversos títulos como THE MAD BUTCHER, I´M THE BEST BUCHT IN VIENA, o MEAT IS MEAT, está dirigida por el Italiano Guido Zurli, que para la ocasión firmó como John Zurli, que se desenvolvió después entre el “Poliziesco” y el cine erótico, destacando títulos como GARGANTA PROFUNDA NEGRA o LA ESPADA DEL ZORRO.

jueves, 14 de enero de 2010

LA PESADILLA DESPIERTA

Poco me ha faltado para hacer un muñeco de Sandy Cobe y clavarle agujas. Claro que de nada hubiese servido, pues esta leyenda de la producción y distribución indie / exploitation murió en el 2008 (y por si alguien lo duda, se trataba de un varón). Decía que apunto estaba de cagarme en su estampa por una razón bien simple: las pelis que produjo durante el inicio de los 80. Pestiñazos del calibre de "Gira Sangrienta", "To all good night" (el criminal slasher dirigido por David Hess) o la insufrible "Home Sweet Home" (cuyo único aspecto salvable es su segundo título oficial, "Slasher in the house") son suficientes para condenar a la hoguera a Cobe. Pero si al final me contuve no fue por la noticia de su palmismo reciente, sino por "La pesadilla despierta", otra producción del maromo... mala, por supuesto, pero no TANTO. Hasta tiene su coña.
Una tía es violada por cuatro energúmenos. Traumatizada, vuelve a casa con su marido, quien le pone los cuernos con otra. Y para colmo, esa noche un grupo de chavales vecinos deciden reviolarla... ¿resultado?, la tipa acabará perdiendo la chaveta del todo y liándose a cuchilladas con el reparto entero (supongo que algún mequetrefe osaría calificarla de "película feminista", y yo me río en su cara y me cago en su desayuno).
"La pesadilla despierta" la conocía por su inquietante caratula española (la pequeñita dentro de la original que acompaña a este texto), pero nunca la había localizado (y, honestamente, tampoco garantizo que de haberlo hecho la hubiese alquilado). Ayer me la vi y esperándome lo peor (sobre todo tras ese "Sandy Cobe presents" inicial), al final hasta me cayó en gracia. Es lenta, mucho, es absurda, más, está repleta de diálogos interminables super-chorras, planos desaboríos que se alargan lo máximo que pueden, lo típico en toda Z-movie que se precie, pero su "look" cerdo, aceitoso, y su condición de exploitation casi setentero, le dan un toque de gracia. No esperéis mucha truculencia (a un tipo le arrancan los testículos con un alambre, pero no se ve na), ni mucha teta (y eso que la prota, Sallee Young, no se queda corta al respecto, como ya demostró en "Home Sweet Home", ¡¿por qué no siguió rodando esta pava?!) y, encima, lo más divertido es el culebrón que se gasta con su marido (que no es otro que la legendaria estrella porno Harry Reems -estuvo en "Garganta profunda", payo-, para la ocasión reencarnado en Bruce Gilchrist), porque una vez empieza "lo bueno", el aburrimiento crece hasta límites peligrosos.
Solo para curiosos, completistas y gente asocial.

viernes, 1 de noviembre de 2019

COME WITH ME MY LOVE

Se puede decir que, a día de hoy, no podemos considerar el porno un género cinematográfico. Hoy se va a lo práctico; se busca una escena a nuestro gusto en internet, te haces el pajote y aquí paz y después gloria. Y en cierto modo lo prefiero así. Una cosa es el cine y otra es el porno con fines onanistas.
Sin embargo, el porno, que en ámbitos pseudo intelectuales todavía puede funcionar como es el caso de la activista feminista Ovidie, en los años setenta, no solo funcionaba a la perfección como género cinematográfico sino que, incluso, se podían llenar las salas de cine, e incluso, acaparar la atención de los medios de comunicación como fue el caso de “Garganta profunda” de Gerard Damiano. Los hermanos Mitchell experimentaban y dejaban el sello de autor con su porno sofisticado, se rodaban absurdas comedietas con argumentos propios de la mejor Screwball comedy y se flirteaba con el cine de terror, como en el caso de la película que nos ocupa, sin por ello descuidar las múltiples combinaciones de las que un pornete tiene que hacer gala.
“Come with me my love” tiene sello de autor de todas, todas. Aunque sea un autor de mierda. Y es que, aunque en los créditos del film la dirección la firme un tal Luigi Manicottale, no hace falta más que echarle un vistazo a la peli para darse cuenta de que se trata de una película de DorisWishman. Es como si a “Una noche para descuartizar”, le metiéramos unos insertos pornográficos. Misma textura, mismo ambiente sórdido, mismo tipo de película casi velada y misma inutilidad tras las cámaras, pero semejantes buenas intenciones.
Y es que al folleteo de esta “Come with me my love” hay que añadirle la trama de cine de terror que, junto a una atmosférica banda sonora, acompaña a esta película entre polvo y polvo. No es que deje de ser una puta mierda, pero tiene su gracia.
Resulta que un individuo descubre a su mujer follando con otro tipo y decide pegarles un tiro a cada uno para después pasar a suicidarse también. Cincuenta años después, una muchacha se muda a la casa donde sucedió esto y se encuentra con que el espíritu de este individuo mora por allí a sus anchas, hasta el punto de que este se la folla cuando le apetece y la chavalita cree estar delirando. Para más inri, esta se trae a casa todo lo que pilla para follárselo, y el espíritu de la casa, celoso, irá asesinando a todos los hombres que osan meter su polla en la vagina de nuestra protagonista. Y todo ello servido con una pericia tan propia de una deficiente mental, que por momentos creemos estar viendo una muestra de cine porno experimental. Pero no, lo único que pasa es que Doris Wishman es tan inútil que saca planos desenfocados, o borrosos, o mal iluminados como consecuencia a su poca destreza.
Lógicamente, el porno de estos años, rodado en costroso ¿16mm? con tanto pelo y tan poca higiene, está lejos de parecernos sexy. La trama fantástica por si sola tampoco se sustenta, sin embargo, la combinación de ambos conceptos hacen que esta película, porno duro, zetosa, llena de fluidos color marrón y penes fláccidos que brillan en la oscuridad —y ente tanto fluido y tanta viscosidad, sin embargo, nada de sangre— resulte cuanto menos curiosa. Y además, según nuestros gustos, podemos hacer dos cosas: Pasar para adelante en las escenas pertenecientes al hilo argumental y pasar directamente al porno, o pasar el porno para ver la trama terrorífica.
Luego, más adelante, la Wishman renegó de toda esta pornografía que rodó tan mal.
Y sí, cuando el porno era así, podíamos considerarlo género cinematográfico, y “Come with me my love” una buena muestra de lo más chungo, cutre y cerdo del porno con argumento.
Curiosa.

domingo, 13 de marzo de 2011

EL OTRO HOLLYWOOD

Puede que algunos de ustedes no lo sepan, pero curré ocho años en el mundo del porno. No, no como actor (siento decepcionarles!!!), digamos que como "creativo". Estaba en una web de contenido adulto donde hacía de todo: escribir, dibujar, filmar, montar, clasificar, retocar... de todo menos follar, vamos. También era crítico de cine, por cierto. Muy mal pagado, se entiende. Pasados todos esos años la empresa cambió, se volvió todo automático y me echaron. Hey, me hicieron un favor. Gracias a tan ingrata experiencia aprendí que la pornografía es una industria patética, cutre y miserable repleta de "quieros y no puedos". Vamos, que la odiaba y la odio.
Entonces, se preguntarán, ¿cual es el motivo de que te hicieras pues con "El otro Hollywood", tochazo enorme de más de 600 páginas que narra de pe a pa la historia del cine porno americano?. Buena pregunta. Pues son varios: Su autor principal es Legs McNeil, co-fundador de la revista "Punk Magazine" y firmante del estupendo libro "Por favor, mátame", que disfruté mucho en su momento. El porno es asqueroso venga de donde venga, pero si no es Español, me resulta un poco menos asqueroso (aunque, todo hay que decirlo, mi "favorito" era el italiano. Hoy día solo "consumo" porno amateur, porque al menos los que lo hacen, disfrutan en el proceso). El porno, aunque no sea muy creativo, está dentro del cine, y todo lo que es cine, es mi droga. Ya os digo que a veces me gusta más leer sobre séptimo arte, que consumirlo. Sin embargo, hablar de "El otro Hollywood" supone hacerlo de una enorme decepción.
Un amigo me contaba que el libro había sido un fracaso de ventas en España. Hombre, pues no me sorprende. En esta tierra solo hay paletos, y no mucho interés con respecto a nada. Encima, la pornografía como tema de estudio dejó de ser "cool" cuando la moda al respecto se esfumó superados los temibles años 90. Y ya no digamos que a quién se le ocurre editar un libro así con tanto lujo, tapa dura, el tamaño... en fin, no creo que sus responsables tuvieran mucha vista en ese sentido. De todos modos, la culpa no es toda suya. Gran parte de esta la tienen sus mismos autores, McNeil seguido de Jennifer Osborne y Peter Pavia, ya que el libro resulta, simple y llanamente, aburrido.
Tiene sus partes buenas, no digo que no, cuando repasa los inicios del pre-porno con el "nudie" (David Friedman y Doris Wishman incluidos). El bombazo de "Garganta Profunda" y todo lo que vino. "Tras la puerta verde". Vamos, que arranca muy bien y muy interesante. Siempre siguiendo el mismo método "oral" de "Por favor, mátame". Y cuando digo oral no me refiero al sexo, sino a que el libro está compuesto de declaraciones de todos los implicados en esta larga epopeya, estructuradas para que nos cuenten historias.
El problema viene cuando los autores se alejan del porno más estricto, y comienzan a hablarnos de todo lo relacionado con la mafia y la policía infiltrada. Este "coitus interruptus" de entrada se deja pasar, pero se alarga... y se alarga... y tanto lo hace, que comencé a saltarme los capítulos que veía giraban en torno a ello. Pasada la marea, retomamos el tema porno y volvemos a encontrarnos con chicha interesante. Traci Lords, Savannah... lo malo es que ahora la obra ha dejado de ser fluida, ha olvidado que está narrando hechos consecutivos en el tiempo y todo comienza a reducirse a episodios temáticos sin aparente conexión entre ellos. Ahora hablo de John Wayne Bobbit, ahora de ese actor que se suicidó, ahora de sida, ahora de esa tia que se mató cuando iba drogada (porque de drogas, tantas o más que sexo. Igual que en "Por favor, mátame" había más drogas que rock and roll. ¿Qué mierdas le pasa a la peña?). Todo queda como huérfano de una línea continua y para entonces ya has perdido el hilo y el interés. Como leer los chistes de un periódico.
Vamos, que si este libro hubiese ocupado la mitad, sería cojonudo. Pero, y valga la coña, le sobra mucha mucha paja. Así pues, lo que se prometía una lectura apasionante, termina convertido en un tochito duro de roer. Lástima.

lunes, 3 de junio de 2024

NECROMANIA

Otra de las películas pertenecientes al periodo de decadencia de Edward D. Wood Jr. Un pornete tempranero —que se rueda a principios de los 70, justo con la industrialización del género— inspirado en una de las novelas de “a duro” que escribía Wood, “The only house”, que tan pronto como se rodó, y gracias a la incapacidad del amigo Eddie de conseguir distribución en condiciones, se perdió en el éter sin que nadie supiera nada hasta finales de los años 80, cuando los estudiosos de Ed Wood,  Alexander W. Kogan Jr. y Rudolph Gray, tras años de buscar los resquicios del considerado peor director de todos los tiempos, la encontraron en un polvoriento almacén de Los Angeles.
Indiscutiblemente, Ed Wood era un autor puro; “Necromania” es un porno normal y corriente pero que trae consigo toda suerte de señas de identidad propias del director, llenando los decorados de color y efectos esotéricos (todo muy cutre) que le servirán para ilustrar una historia cuyo guion es tan demencial y desmadrado como habitual en cualquiera de sus producciones previas, solo que aquí adapta sus gustos y obsesiones al mundo del porno en el que osó invertir dos días de filmación y la irrisoria cantidad de 7.000 dólares.
La sinopsis de por sí es bastante simpática: Un matrimonio tiene problemas porque él no es capaz de enderezar el rabo en sus relaciones sexuales. En lugar de acudir al urólogo, deciden consultar a una nigromante que le hace un conjuro de sanación a base de restregarse una calavera por las tetas. Pues, ni por esas consigue que el muchacho tenga erecciones. Esto motivará que la mujer se lance al lesbianismo, mientras que la nigromante aprovechará para acostarse con nuestro disfuncional protagonista.
Una de las muchas gracias de esta película consiste en que, por algún extraño motivo, Wood decidió firmarla, ejerciendo de productor, director y guionista, bajo el seudónimo de Don Miller, mientras que, por otro lado, en los títulos de crédito se anuncia que el elenco prefiere permanecer en el anonimato. Ergo, los actores y actrices no aparecen acreditados, sin embargo no son amateurs desconocidos, disponen de nombre y un indiscutible culto dentro de la pornografía. Así, tenemos en pantalla a la estupenda, súper sexy y voluntariosa Maria Arnold, también conocida como Maria Aronoff,  dando vida a la nigromante. Arnold, además de hacer unas felaciones que quitan el hipo, después de “Necromania” desarrolló una carrera dentro del porno y el cine de serie B / Z apareciendo en films de interés como puedan ser “No mires tanto… o te quedarás ciego”, “Las eróticas aventuras de Don Quijote” o “Masacre en la universidad” en la que, dicen, también tuvo algo que ver Ed Wood; René Bond, follable pero no tan apetecible como la Arnold, aparecía en “The Jekyll & Hyde Portfolio” y, valga la redundancia, en “The adult version of Jeckyll & Hyde”. Bond sería aquí nuestra protagonista femenina, la esposa del pichafloja interpretado por Ric Lutze, al que veríamos empalmado en toda suerte de películas eróticas y pornográficas, siendo una de las más populares “Auditions”, guionizada en su momento por el bueno de Charles Band.
“Necromania” tiene la suerte de nutrirse de todos los vicios y virtudes del cine —y maneras de hacer— de Edward D.Wood Jr., por eso, además de que la dirigió ataviado con sujetador y camisón rosa, tenemos cosas tan “woodianas” como dejar en el corte final una toma falsa en la que Ric Lutze tiene dificultades para desenredar unos pantalones que se va a poner; en consecuencia, el actor se descojona en escena para a continuación insertar Wood (que también montó la película) un plano aleatorio y volver cuando el actor ya tiene los pantalones puestos. Simplemente delirante. También, hacia el final, durante un ritual en el que una mujer surge de un ataúd (propiedad del mentalista y amigo de Ed, Criswell), vemos en plano general que lo que sale parece un señor disfrazado de señora... Luego vamos a un plano medio donde, ahora sí, se ha dado el cambiazo y reconocemos a la actriz. Este montaje me genera dudas porque ¿eso que asemeja un hombre lo es en realidad? ¿O es, simplemente, que la chica está fatalmente iluminada? Esto que voy a decir es una elucubración, pero, durante mucho tiempo se ha especulado que Ed Wood aparecía acreditado como actor en la película, aunque no le vemos. Según dicen, porque su intervención fue amputada del montaje final. Yo creo que en realidad, eso que parece un  señor disfrazado de chica en picardías es el propio Ed Wood, de ahí el crédito como actor. Repito, son solo elucubraciones mías.
También se cuenta que ofreció a Vampira (es decir, Maila Nurmi) el papel de la nigromante, pero esta declinó la oferta. Según unas fuentes lo rechazó porque el aparecer en esta película suponía un suicidio profesional, mientras que otras aseguran que rehusó porque se estaba recuperando de un derrame cerebral. Le dijo a Ed Wood que apenas podía caminar y, este, manifestó no encontrar ningún problema en ello, instándola a que saliera sentada. Ante la negativa de la actriz, lo que hizo fue maquillar a Maria Arnold para que se pareciera a Vampira lo máximo posible. Hay mucho empeño en querer hacer parecer a Wood mucho más fascinante de lo que en realidad era, por lo que me creo la primera versión: “Si salgo en esta mierda me cargo mi, de por sí, maltrecha carrera”.
Pornógrafos especializados aseguran que, por las características de “Necromania” (esto es, cine porno explícito con guion y argumento), pertenece sin ningún tipo de problemas a la edad de oro del género, junto a títulos como “El diablo en la señorita Jones”, “Tras la puerta verte”, “Mona, The virgen Nynph” o “Garganta profunda”.
Verdaderamente, se trata de una película de Ed Wood con todas sus letras, resulta divertida gracias a lo marciano de los diálogos, su torpeza y su sentido estético. Como producto porno es tan competente como cualquiera de las de aquella época, sino superior por todo esto que les he contado. En definitiva, y al contrario que el otro largometraje inspirado en la novela “The only house”, “The only house in town”, que es ya el resultado de una salud mental bastante trastocada, “Necromania” sí merece ser tenida en cuenta dentro de la filmografía del director, así como una muestra de porno seminal que, a rasgos generales, mereció más suerte. Porque, igual sí hay que hacer un esfuerzo para ponerse cachondo viéndola (después de todo, esa es la finalidad de cualquier película porno), pero cuando aparece Maria Arnold chupando pollas de esa manera en que lo hace, se consigue.
Existen dos versiones, una soft y otra X. La única diferencia es que la soft cambia las secuencias de penetraciones por otras en las que no las hay, pero sí mucha lamida alrededor de los genitales, mostrados igualmente a las bravas, más desagradable que el concierto de polla fláccida intentando entrar en la versión X. Recientemente, “Necromania” se ha editado en nuestro país en DVD, incluyendo las dos versiones. Los completistas pueden estar contentos.