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viernes, 21 de abril de 2017

Voy a dormir, de Alfonsina Storni



Alex Dzigurski.




Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación, la que te guste;
todas son buenas: bájala un poquito.

Déjame sola: oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases

para que olvides... Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...

Alfonsina Storni


Así se despidió de la vida en la noche del 24 de octubre de 1938, Alfonsina Storni, antes de abordar su último viaje al mar...


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BIBLIOTECA PERSONAL

jueves, 23 de marzo de 2017

Tú me quieres blanca, de Alfonsina Storni




Charles Sims


Tú me quieres blanca,
me quieres de espuma,
me quieres de nácar,
que sea azucena,
sobre todas, casta,
de perfume tenue
corola cerrada.

Ni un rayo de luna
filtrado me haya
ni una margarita
se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
tú me quieres pura,
tú me quieres alba.

Tu que hubiste todas
las copas a mano,
de frutos y mieles
los labios morados.
Tú que en el banquete
cubierto de pámpanos
dejaste las carnes
festejando a Baco.
Tú que en los jardines
negros del engaño
vestido de rojo
corriste al estrago.
Tú que el esqueleto
conservas intacto,
no sé todavía
por cuales milagros,
me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
me pretendes casta,
(Dios te lo perdone)
¡Me pretendes alba!.

Huye hacia los bosques,
vete a la montaña,
límpiate la boca
y vive en las cabañas,
toca con las manos
la tierra mojada,
alimenta el cuerpo
con raíz amarga;
bebe de las rocas,
duerme sobre escarcha.
renueva tejidos
con salitre y agua;
habla con los pájaros
y llévate el alba.

Y cuando las carnes
te sean tornadas,
y cuando hayas puesto
en ellas el alma
que por las alcobas
se quedó enredada.
entonces, buen hombre,
preténdeme blanca,
preténdeme nívea,
preténdeme casta.

Alfonsina Storni
de "Los fuertes motivos"
Argentina (1892-1938)


lunes, 28 de noviembre de 2016

Cofre de leyendas: Alfonsina Storni, Miguel Hernández, Gustavo A. Bécquer





DOLOR



Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;

que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
como una romana, para concordar

con las grandes olas, y las rocas muertas
y las anchas playas que ciñen el mar.

Con el paso lento, y los ojos fríos
y la boca muda, dejarme llevar;

ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear;

ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar;

pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar;

ver que se adelanta, la garganta al aire,
el hombre más bello, no desear amar...

Perder la mirada, distraídamente,
perderla, y que nunca vuelva a encontrar;

y, figura erguida, entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar.

Alfonsina Storni




ADIÓS, AMOR...



Yo sé que ver y oír a un triste enfada,
cuando se viene y va de la alegría
cuando un mar meridiano a una bahía
esquiva, cejijunta y desolada.

Lo que he sufrido y nada, todo es nada,
para lo que me queda todavía
que sufrir el rigor de esta agonía
de abocarme y ver piedra en tu mirada.

Me callaré, me apartaré (si puedo),
con mi pena constante, instante, plena,
adonde no has de oírme ni he de verte.

Me voy, amor, me voy, pero me quedo,
pero me voy, desierto y sin arena.
Adiós, amor; adiós hasta la muerte.

Miguel Hernández




VOLVERÁN LAS OSCURAS GOLONDRINAS...



Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...,
¡ésas... no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias escalar,
y otra vez a la tarde aun más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡ésas... no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como ye te he querido...; desengáñate.
¡así... no te querrán!

Gustavo A. Bécquer


martes, 25 de octubre de 2016

Dolor, de Alfonsina Storni




Quisiera esta tarde divina de octubre 
pasear por la orilla lejana del mar; 
que la arena de oro, y las aguas verdes, 
y los cielos puros me vieran pasar. 

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera, 
como una romana, para concordar 
con las grandes olas, y las rocas muertas 
y las anchas playas que ciñen el mar. 

Con el paso lento, y los ojos fríos 
y la boca muda, dejarme llevar; 
ver cómo se rompen las olas azules 
contra los granitos y no parpadear; 
ver cómo las aves rapaces se comen 
los peces pequeños y no despertar; 
pensar que pudieran las frágiles barcas 
hundirse en las aguas y no suspirar; 
ver que se adelanta, la garganta al aire, 
el hombre más bello, no desear amar... 

Perder la mirada, distraídamente, 
perderla y que nunca la vuelva a encontrar: 
y, figura erguida, entre cielo y playa, 
sentirme el olvido perenne del mar.

 Alfonsina Storni 




Hoy se cumple un nuevo aniversario de su muerte el 25 de octubre de 1938 a los 46 años



Se suicidó en Mar del Plata arrojándose de la escollera del Club Argentino de Mujeres. Alfonsina consideraba que el suicidio era una elección concedida por el libre albedrío, y así lo había expresado en un poema dedicado a su amigo y amante, el también poeta suicida Horacio Quiroga. Hay versiones románticas que dicen que se internó lentamente en el mar; algunas de esas versiones sirvieron para componer la canción «Alfonsina y el mar», basada enteramente en como se suicidó Alfonsina. Su cuerpo fue velado inicialmente en esa ciudad balnearia y finalmente en Buenos Aires. Actualmente sus restos se encuentran sepultados en el Cementerio de la Chacarita.