Después de años de contemporización, durante los cuales pareció que la Iglesia subordinaba algunas posiciones al entendimiento político y económico con el Estado, los obispos españoles han roto las hostilidades contra el Gobierno socialista. Denuncian que determinadas leyes -aborto, LOGSE- y prácticas -televisión- fomentan la descristianización generalizada. Por encima de las buenas palabras, los gobiernos de Felipe González siempre estuvieron empeñados en limitar la influencia social de la Iglesia, aunque para ello fueses preciso implantar normas de corte totalitario, como ocurre en la educación.
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