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Dinero fiduciario

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Una de las monedas fiduciarias de cobre de 8 reales acuñadas por José María Morelos, las cuales serían cambiadas por otras del mismo valor facial pero de plata tras la consumación de la Independencia de México. México logró independizarse de España pero las monedas emitidas por el insurgente nunca fueron cambiadas a quienes las tenían en su poder.

El dinero llamado fiduciario (del latín fiduciarĭus, de fiducĭa 'confianza' y esta a su vez de fides 'fe'), es el que se basa en la fe o confianza de la comunidad, es decir, que no se respalda por metales preciosos ni nada que no sea una promesa de pago por parte de la entidad emisora.[1]​ Es importante tener en cuenta que entendemos la confianza de la comunidad como el conjunto de la riqueza aparente que presenta la comunidad emisora de la moneda. No debe confundirse con el dinero fiat [2]​ que es el que es emitido y validado de forma legal por un gobierno, ejemplos del Dinero Fiat son el dólar estadounidense, el euro y todas las otras monedas de reserva.[3]

Este sistema monetario se utilizó en el siglo XI en China, siendo responsable de la expansión de las dinastías Yuan y Ming.[4]​ Asimismo realizaron la invención del papel dónde aparecieron los primeros billetes certificados legalmente, por lo tanto el valor  es equivalente a una cantidad determinado de oro, que se deposita en el banco, esto se denomina patrón oro. La era contemporánea del dinero fiduciario comenzó con el Nixon Shock de 1971, y terminó con el sistema, patrón oro, de respaldo en metales preciosos del dólar estadounidense, según los Acuerdos de Bretton Woods. Con ello inició también la fluctuación de las divisas, que basan su valor en relación al valor de las demás, y con ello el altamente voluble y lucrativo mercado de divisas, que mueve alrededor de 3 billones de dólares al día.

El dinero mercancía basa su valor en la existencia de una contrapartida en oro, plata o cualquier otro metal noble o valores. En cambio, las monedas y billetes fiduciarios tienen valor debido a su declaración como dinero por el estado, y también en el crédito y la confianza (la fe en su futura aceptación) que inspira. Sin esta declaración, la moneda no tendría ningún valor. El dinero fiduciario sería entonces tan poco valioso como el pedazo de papel en el que está impreso. Por lo tanto la moneda fiduciaria es lo contrario al dinero mercancía, debido a que la diferencia entre la moneda y el dinero de mercancía reside en su valor intrínseco. Es decir estamos hablando que a lo largo de la historia el dinero como mercancía tiene un valor que deriva de los materiales como por ejemplo una moneda de oro o una moneda de plata, sin embargo la moneda fiduciaria no tiene un valor intrínseco ya que es un acuerdo entre el gobierno o un banco central  que es posible intercambiar.

Un billete actual es una clara representación de dinero fiduciario, por cuanto objetivamente considerado carece de valor. Su valoración viene dada por la autoridad monetaria que lo emitió, que goza de confianza entre los sujetos que la aceptan.

Dinero fiat

El dinero por decreto o dinero fiat [5]​ (del latín hágase, como en fiat lux, hágase la luz)[6]​ es una forma de dinero fiduciario caracterizado por el respaldo legal de un Estado. Frecuentemente este término se utiliza de forma intercambiable con el de dinero fiduciario, ya que el dinero fiduciario suele ser frecuentemente también fiat, sin embargo los términos no son equivalentes y el matiz puede ser necesario. El elemento esencial para que una moneda pueda considerarse dinero fiat es su uso obligatorio en una jurisdicción por imposición de una ley de curso legal o ley de curso forzoso. En un informe del Banco Central Europeo publicado en febrero de 2015 [7]​ el dinero fiat es definido como «aquel dinero establecido por un gobierno para enfocar una economía hacia un cierto medio de intercambio (p. ej. el euro, dólar o yen, entre otros)».

Origen del dinero fiduciario

Históricamente el dinero era una mercancía con valor intrínseco y las monedas valían su peso en el metal que estaban fundidas. En un paso posterior las monedas contenían un metal noble y su valor era proporcional a la cantidad de metal que contenían, luego, las monedas se hacían con otros metales (no nobles) pero que representaban cierta cantidad de plata u oro depositada en los bancos. Con la invención del papel moneda aparecieron las primeras formas de billetes que eran certificados por cierta cantidad de oro, llamándose a esta relación patrón oro. Tras la segunda guerra mundial se acordó el uso del dólar estadounidense como moneda de referencia a nivel global, garantizándose su respaldo en oro, pero el patrón oro se quiebra en 1971, con Richard Nixon, por lo que el dólar pasó a convertirse en un elemento fiduciario, convirtiéndolo así en dinero fiat, sin valor intrínseco pero con un valor legal propio.

Ventajas e inconvenientes

Una de las ventajas es que la moneda fiduciaria no es un recurso escaso como puede ser el oro, el cuadro del Banco Central tiene un mayor control sobre su oferta y su valor. Asimismo la oferta de la moneda ciudad ya está regulada y controlada por el Gobierno gracias a todo esto existe un menor riesgo.

Referencias

  1. Real Academia Española. «fiduciario». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Consultado el 24 de marzo de 2015. 
  2. Real Academia Española. «fíat». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Consultado el 8 de enero de 2016. 
  3. Scheurer, Vincent (1 de julio de 2011). «Can our current system of fiat money survive in the long term?». En The Motley Fool, ed. The Magic of Money. Consultado el 2 de julio de 2011. (en inglés)
  4. Von Glahn, Richard (1996). Universidad de California, ed. Fountain of Fortune: Money and Monetary Policy in China, 1000–1700. Berkeley. (en inglés)
  5. Real Academia Española. «fíat». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Consultado el 8 de enero de 2016. 
  6. Las Guerras del Oro, por Ferdinand Lips, 2003
  7. ECB report Feb 2015 on currency schemes Informe BCE

Véase también