Ir al contenido

Trastorno mental

De Wikipedia, la enciclopedia libre
(Redirigido desde «Enfermedad mental»)
Trastorno mental

Ocho mujeres en los jardines del Hospital de la Pitié-Salpêtrière representan, en esta litografía de 1857 de Armand Gautier, los diagnósticos mentales más frecuentes del siglo XIX: demencia, megalomanía, manía aguda, melancolía, idiocia, alucinación, erotomanía y parálisis.
Especialidad psiquiatría
psicología clínica
psicoterapia
Sinónimos
  • Desorden mental
  • Enfermedad psicológica
  • Enfermedad psiquiátrica
  • Enfermedad psíquica
  • Psicopatología
  • Trastorno mental
  • Trastorno psicológico
  • Trastorno psiquiátrico
  • Trastorno psíquico

Los términos enfermedad mental, trastorno mental y trastorno de la salud mental y otros sinónimos se aplican a una amplia variedad de problemas, cada uno de ellos con características distintas. En líneas generales, se manifiestan como alteraciones en los procesos del razonamiento, el comportamiento, la facultad de reconocer la realidad, las emociones o la relación con los demás, consideradas como anormales con respecto al grupo social de referencia del cual proviene la persona. No tienen una única causa, sino que son el resultado de una compleja interacción entre factores biológicos, sociales y psicológicos. Con frecuencia se puede identificar y tratar una causa orgánica subyacente.[1][2][3][4][5][6][7][8][9][10][11][12][13][14]

Las evaluaciones del paciente son realizadas por profesionales de psiquiatría o psicología, utilizando diversos métodos, como pruebas psicométricas, pero a menudo dependen de la observación y la entrevista personal. Los tratamientos tradicionales han sido la psicoterapia y los psicofármacos siendo añadidos, desde los procesos de reforma psiquiátrica de los años 1970 y 1980, enfoques más integrales y afines con la perspectiva biopsicosocial. Estos tratamientos incluyen el trabajo de intervención social, los grupos de ayuda o apoyo mutuo (con o sin facilitación de profesionales del ámbito psicosocial de la psicología, la educación o el trabajo social), autoayuda o cambios en el estilo de vida.[15][16]​ En los años 1990 se comenzó a implantar el llamado modelo de recuperación en numerosos países, sobre todo de ámbito anglosajón y en especial en Reino Unido y EE. UU.

Las evidencias científicas desde la psiquiatría nutricional confirman que la alimentación es un factor de riesgo para el desarrollo de trastornos mentales, en todas las edades y países.[15][16][17][18]​ Asimismo, se ha demostrado que tanto el estrés como los problemas psicológicos o psiquiátricos provocan malos hábitos alimenticios afectando a la calidad de la nutrición y causando diversos trastornos de salud general y empeorando la salud mental, entrando en un proceso de retroalimentación.[19]

Los trastornos mentales más comunes incluyen la depresión (que afecta a unos 300 millones de personas en el mundo), el trastorno bipolar (unos 60 millones), la demencia (unos 50 millones), la esquizofrenia y otras psicosis (unos 23 millones) y los trastornos del desarrollo, incluido el autismo.[15]

El estigma social y el mentalismo (o cuerdismo) son formas de discriminación cada vez más consideradas como factores que aumentan el sufrimiento psíquico y el grado de discapacidad asociados a los trastornos mentales. Desde la intervención social (trabajo y educación social, terapia ocupacional, salud comunitaria, etc) y los movimientos sociales del colectivo de personas afectadas intentan aumentar la comprensión de estos factores para evitar la exclusión social y las dificultades que supone para los procesos de recuperación.

Terminología

[editar]

Dependiendo del concepto de enfermedad que se utilice, algunos autores consideran adecuado utilizar en el campo de la salud mental el término trastorno mental (que es el que utilizan los dos sistemas clasificatorios de la psicopatología más importantes en la actualidad: la CIE-10 de la Organización Mundial de la Salud y el DSM-V-TR de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría), sobre todo en aquellos casos en los que la etiología biológica no está claramente demostrada.[20][21]​ Además, el término enfermedad mental está asociado a estigmatización social y cuerdismo. Por estas razones, el término está en desuso y se usan más trastorno mental o psicopatología. Sin embargo, el término trastorno mental también ha sido objeto de controversia y crítica junto al propio sistema diagnóstico.

En su Diccionario de Psicopatología Fantástica, José Retik crea entidades psicopatológicas fantásticas inventando sus propias patologías.[22]​ No fue el primero en realizar este ejercicio. En 1995, al psiquiatra Ivan Goldberg, afincado en Nueva York, se le ocurrió gastar una broma. Había leído la cuarta edición del Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (DSM, en inglés), la llamada Biblia de la psiquiatría moderna, y decidió animarse con una parodia. Esta fue tomada en serio y acabó convertida en un trastorno llamado "desorden de adicción a Internet" (IAD, en inglés).[23]​ La invención de trastornos mentales ha sido una broma recurrente canalizadora de crítica que ha dado lugar a textos como la "Proposición para clasificar la felicidad como un trastorno psiquiátrico"[24]​ del psicólogo clínico Richard P. Bentall o a la "Etiología y tratamiento de la niñez"[25]​ del psiquiatra Jordan W. Smoller en la publicación satírica y humorística Journal of Polymorphous Perversity (Revista de la Perversidad Polimorfa).

Historia

[editar]

En la antigüedad, se relacionaba los trastornos mentales con causas sobrenaturales. Las culturas más primitivas los atribuían a posesiones demoníacas o fuerzas naturales y las culturas más complejas a los dioses.[26]​ Estos pensamientos primitivos dieron lugar a la práctica de trepanaciones craneanas con el objetivo de "dejar salir a los demonios que provocaban las enfermedades mentales" y sobre las que existen evidencias que datan desde hace más de 5000 años, a torturas o al confinamiento de los enfermos.[26]

En el siglo XIX, los manicomios eran como cárceles, pues solo se disfrazaba la tortura como una curación, uno de los tantos casos fue en el hospital psiquiátrico Charenton en París, donde aplicaban como tratamiento, mantenerlos atados, sumergirlos en agua fría o golpearlos. Todo esto para apartar las ideas e ilusiones que estas personas pudieran albergar.

En 1949, Antonio Egas Moniz recibió el premio Nobel en Medicina por "por su descubrimiento del valor terapéutico de la lobotomía en determinadas psicosis",[27]​ técnica que consiste en retirar total o parcialmente un fragmento del cerebro en la parte frontal. Walter Freeman, médico estadounidense, fue el pionero de las lobotomías transorbitales, técnica que realizó profusamente y se vio envuelta en una gran polémica, hasta su última intervención en 1967.

Paralelamente, en 1964 se llevó a cabo el proyecto MK-ULTRA, que buscaba controlar la mente y así borrar la memoria existente y reconstruir el pensamiento, algunos de los experimentos realizados eran la radiación, uso de psicotrópicos, inyección simultánea de barbitúricos y anfetaminas, y descargas eléctricas al cerebro. El único resultado de este experimento fue dejar a las personas involucradas con daño cerebral.[28]

Etiología

[editar]
La prevalencia de enfermedades mentales es mayor en países con mayor desigualdad económica.
Orden de co-heredabilidad existente entre los diferentes pares de trastornos.[29]
Esquema que representa los dos principales pares de trastornos que muestran mayor correlación genética.[29]

No se conoce la causa exacta de los trastornos mentales, si bien todo parece indicar que se trata del resultado de una compleja interacción entre diversos factores biológicos, sociales y psicológicos.[1][2][3][6][7]​ Las puntuaciones altas en neuroticismo son predictivos para el desarrollo de todos los trastornos mentales comunes.[30]

Al menos una parte de los casos de ciertos trastornos psiquiátricos son secundarios a una causa orgánica, cuyo tratamiento puede ayudar a la mejoría de los síntomas o incluso a la recuperación funcional parcial o total.[4][7][8][9][10][11][12][13][14]​ Las personas sometidas a situaciones de estrés, tensión emocional o problemas psicológicos o psiquiátricos descuidan su alimentación y adoptan hábitos alimenticios perjudiciales. Esta mala alimentación conlleva una mala nutrición que causa diversos trastornos de salud general y afecta también a la salud mental, retroalimentando el proceso.

La mala salud física es un factor particularmente importante que predice una mala salud mental. Los trastornos de la salud mental están claramente relacionados con las denominadas "enfermedades de la civilización" y presentan diferencias por sexos,[31]​ compartiendo multitud de vías fisiopatológicas, incluidas las alteraciones del sistema inmunitario y el estrés oxidativo. En cualquier especialidad médica, desde cardiología y dermatología hasta gastroenterología y reumatología, la salud mental es una variable de importancia. Sin embargo, las investigaciones recientes concluyen que la nutrición no solo afecta directamente las condiciones tratadas en diversas disciplinas médicas, sino que también tiene el potencial de influir (mejorando o empeorando) en los trastornos mentales.[19]

Existen pruebas que confirman la implicación de factores genéticos en ciertos trastornos psiquiátricos. Concretamente, se han identificado 134 genes (206 variantes) que se asocian con un mayor riesgo de desarrollar trastorno depresivo mayor, trastornos de ansiedad, esquizofrenia, trastorno bipolar y trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Los avances más significativos se han producido en el estudio de la esquizofrenia, con 50 genes identificados. En contraposición, solo se han encontrado 3 genes implicados en los trastornos de ansiedad.[32]

Clasificación

[editar]

Aun cuando clásicamente se han dividido los trastornos mentales en Trastornos Orgánicos y Trastornos Funcionales, haciendo referencia al grado de génesis fisiológica o psíquica que determine al padecimiento, la clínica demuestra que ambas esferas no son independientes entre sí y que en la patología, como en el resto del desempeño psíquico "normal", ambos factores interactúan y se correlacionan para generar el amplio espectro del comportamiento humano tal como lo conocemos.[3]​ De hecho, alteraciones biológicas alteran la psique, al igual que alteraciones psicológicas alteran o modifican la biología.[5][6][7]

Según el DSM-IV-TR, los trastornos son una clasificación por categorías no excluyente, basada en criterios con rasgos definitorios. Admiten que no existe una definición que especifique adecuadamente los límites del concepto, careciendo de una definición operacional consistente que englobe todas las posibilidades. Un trastorno es un patrón comportamental o psicológico de significación clínica que, cualquiera que sea su causa, es una manifestación individual de una disfunción comportamental, psicológica o biológica. Esta manifestación es considerada síntoma cuando aparece asociada a un malestar (por ejemplo, dolor), a una discapacidad (por ejemplo, deterioro en un área de funcionamiento) o a un riesgo significativamente aumentado de morir o de sufrir dolor, discapacidad o pérdida de libertad.

Otros modelos plantean que el trastorno mental grave no es algo definible dentro de alguna categoría diagnóstica sino un desplazamiento dentro de un continuo entre neurosis y psicosis. Esta postura es la que defiende, por ejemplo, el psiquiatra e investigador Jim Van Os.[33][34][35]​ También se ha planteado que la aplicación de un modelo diagnóstico de tipo biomédico es demasiado reduccionista y provoca más problemas más que ayuda en el análisis y tratamiento de unos trastornos que tienen raíces y necesidades bio-psicosociales. Frente al modelo diagnóstico de origen biomédico se ha propuesto por parte de la Division of Clinical Psychology (División de Psicología Clínica) de la British Psychological Society (Asociación Británica de Psicología) el Marco de Poder, Amenaza y Significado (Marco PAS).[36][37][38]

Una concepción errónea muy frecuente es pensar que la clasificación de los trastornos mentales clasifica a las personas; lo que realmente hace es clasificar los trastornos de las personas que los padecen. Este sesgo relacionado con la teoría del etiquetado es uno de los factores que reciben más críticas desde la perspectiva psicosocial del tratamiento de los trastornos mentales en general y pero que afecta sobre todo a los graves (esquizofrenia, trastorno bipolar, etc). El concepto que suele utilizarse para este problema es el llamado estigma social de los trastornos mentales pero desde las organizaciones de personas afectadas se habla de cuerdismo o mentalismo ya que se considera que el concepto de estigma social no señala las discriminaciones que se dan dentro de las propias instituciones sanitarias, sociales o jurídicas encargadas de su atención, protección y cuidado. Las implicaciones de un diagnóstico psiquiátrico pueden tener graves repercusiones sobre la persona y su entorno familiar y comunitario, dificultando de forma seria el proceso de inclusión social y recuperación de su trastorno o incluso agravando la situación.[39][40][41][42][43][44]

Existen numerosas categorías de trastornos mentales, con mayor o menor gravedad tanto en la vivencia subjetiva del individuo como en su repercusión dentro del funcionamiento social, así se hace alusión a otra clasificación clásica: Trastornos Neuróticos y Trastornos Psicóticos.

  • Las neurosis afectan en mayor grado a la percepción del sujeto sobre sí mismo, y a su nivel de agrado, de plenitud y de integración del yo, así como a sus relaciones con el entorno social y familiar más cercano; sin embargo, no presentan los síntomas usuales de desconexión con la realidad y amplio alejamiento de la vida social, pueden desempeñarse laboral y académicamente, y según Freud y las escuelas psicoanalíticas este estado es la condición natural de la vida psíquica.
  • Las psicosis, abarcan la manifestación más claramente asociada con la enfermedad mental, sus síntomas clásicos incluyen las alucinaciones, delirios y grave alteración afectiva y relacional, estos trastornos suelen tener un factor orgánico bastante pronunciado como los Trastornos Depresivos y Bipolares, aunque las esquizofrenias son claramente las de mayor repercusión personal, social y familiar dado su carácter crónico y degenerativo caracterizado por los elementos propios de todos los trastornos psicóticos a los cuales se añaden la desconexión con la realidad y aplanamiento afectivo.

Diagnóstico diferencial

[editar]

El primer paso ante un paciente con síntomas relacionados con un posible trastorno mental es realizar una completa evaluación clínica, para excluir o confirmar la presencia de una causa orgánica subyacente o asociada. Existe un amplio abanico de trastornos orgánicos que cursan con síntomas psiquiátricos o que pueden simular un trastorno mental. Su identificación puede llegar a resultar compleja y no siempre se realiza una adecuada evaluación del paciente.[7][8][13][12][9]​ En ocasiones, los síntomas psiquiátricos se desarrollan antes de la aparición de otros síntomas o signos más característicos de la enfermedad, como ocurre en ciertos trastornos metabólicos,[13][12][9]​ e incluso pueden ser las únicas manifestaciones de la enfermedad en ausencia de cualquier otro síntoma, como ocurre en algunos casos de enfermedad celíaca o de sensibilidad al gluten no celíaca,[8]​ por lo que con frecuencia no se consigue un diagnóstico correcto o este se demora durante años.[8][13][12]

Algunos de los trastornos que cursan frecuentemente con síntomas psiquiátricos o pueden confundirse con una enfermedad mental incluyen:

Tratamiento

[editar]

El primer paso en la atención habitual parte de la atención sanitaria. Consiste en realizar una evaluación clínica del paciente, para intentar identificar y tratar un posible trastorno orgánico asociado que cause o potencie la sintomatología psiquiátrica, lo que puede conseguir la completa recuperación del paciente o un considerable alivio de sus síntomas.[4][6][7][8][9][10][11][12][13][14]

El siguiente paso utiliza un enfoque integrador y multidisciplinar, en el que participan psiquiatría, psicología, educación social, enfermería psiquiátrica, trabajo social, terapia ocupacional y otras intervenciones. Cada tratamiento integra, dependiendo del caso, la administración de psicofármacos como métodos paliativos de los síntomas más pronunciados, así como un proceso de intervención psicológica para atender los orígenes y manifestaciones del trastorno y generar, de esta manera, un estado de bienestar más sólido, efectivo y permanente en las personas que sufren un trastorno mental.[cita requerida]

En países de la OCDE, la proporción de la población en edad de trabajar que depende de beneficios por discapacidades y enfermedades ha tendido a aumentar, lo que ha repercutido negativamente en las personas afectadas, sus familias, sus empleadores y la sociedad en general.[cita requerida] La gestión laboral de discapacidades (WPDM, por sus siglas en inglés) es un enfoque integral y cohesivo, que ofrece una amplia variedad de prácticas para los empleados que se lesionan o enferman. Estos programas típicamente comprenden múltiples componentes, tales como el contacto temprano, educación del personal y actividades de rehabilitación laboral.[cita requerida]

Una revisión sistemática de 13 estudios, ocho realizados en Estados Unidos y cinco en Canadá, evaluó la efectividad de los programas laborales de gestión de discapacidades para fomentar el regreso al trabajo, sin embargo, no encontró evidencia adecuada para realizar una síntesis cuantitativa de los resultados, por lo que no fue posible llegar a una conclusión general acerca de la efectividad de estos programas. Tampoco se pudo determinar si son algunos componentes específicos de un programa o si es el conjunto de estos componentes los que están impulsando la efectividad. Se requieren investigaciones rigurosas adicionales, que garanticen un enfoque más amplio.[45]

Situación jurídica

[editar]

Véase también

[editar]

Referencias

[editar]
  1. a b Organización Mundial de la Salud. «Trastornos mentales». Consultado el 3 de marzo de 2015. 
  2. a b Organización Mundial de la Salud. «La depresión». Consultado el 3 de marzo de 2015. 
  3. a b c Kendler KS (abril de 2012). «The dappled nature of causes of psychiatric illness: replacing the organic-functional/hardware-software dichotomy with empirically based pluralism». Mol Psychiatry (Revisión) 17 (4): 377-88. PMC 3312951. PMID 22230881. doi:10.1038/mp.2011.182. 
  4. a b c Jose Ángel Alda Díez, Sabel Gabaldón Fraile (2006). Elsevier, Mason, ed. Urgencias psiquiátricas en el niño y el adolescente. Capítulo 14. Trastornos psiquiátricos debidos a patología orgánica. (pp.201-215). Barcelona. ISBN 84-458-1678-0. 
  5. a b Testa A, Giannuzzi R, Sollazzo F, Petrongolo L, Bernardini L, Daini S (febrero de 2013). «Psychiatric emergencies (part I): psychiatric disorders causing organic symptoms». Eur Rev Med Pharmacol Sci (Revisión). 17 Suppl 1: 55-64. PMID 23436668. 
  6. a b c d Testa A, Giannuzzi R, Sollazzo F, Petrongolo L, Bernardini L, Daini S (febrero de 2013). «Psychiatric emergencies (part II): psychiatric disorders coexisting with organic diseases». Eur Rev Med Pharmacol Sci (Revisión). 17 Suppl 1: 65-85. PMID 23436669. 
  7. a b c d e f g h i j k l m n ñ o p q r s t Testa A, Giannuzzi R, Sollazzo F, Petrongolo L, Bernardini L, Daini S (febrero de 2013). «Psychiatric emergencies (part III): psychiatric symptoms resulting from organic diseases». Eur Rev Med Pharmacol Sci (Revisión). 17 Suppl 1: 86-99. PMID 23436670. 
  8. a b c d e f g h i Jackson JR, Eaton WW, Cascella NG, Fasano A, Kelly DL (Mar 2012). «Neurologic and psychiatric manifestations of celiac disease and gluten sensitivity». Psychiatr Q 83 (1): 91-102. PMC 3641836. PMID 21877216. doi:10.1007/s11126-011-9186-y. 
  9. a b c d e Demily C, Sedel F (24 de septiembre de 2014). «Psychiatric manifestations of treatable hereditary metabolic disorders in adults». Ann Gen Psychiatry (Revisión) 13: 27. PMC 4255667. PMID 25478001. doi:10.1186/s12991-014-0027-x. 
  10. a b c Felice VD, Moloney RD, Cryan JF, Dinan TG, O'Mahony SM (2015). «Visceral Pain and Psychiatric Disorders». Mod Trends Pharmacopsychiatri (Revisión) 30: 103-19. PMID 26436661. doi:10.1159/000435936. 
  11. a b c Swiergiel AH, Juszczak GR, Stankiewicz AM (2015). «Genetic and Epigenetic Mechanisms Linking Pain and Psychiatric Disorders». Mod Trends Pharmacopsychiatri (Revisión) 30: 120-37. PMID 26436761. doi:10.1159/000435937. 
  12. a b c d e f Bonnot O, Herrera P, Kuster A (septiembre de 2015). «Treatable neurometabolic diseases. Association with schizophrenia spectrum disorders». Presse Med (Revisión) 44 (9): 889-97. PMID 26248708. doi:10.1016/j.lpm.2015.02.023. 
  13. a b c d e f Bonnot O, Herrera PM, Tordjman S, Walterfang M (19 de mayo de 2015). «Secondary psychosis induced by metabolic disorders». Front Neurosci (Revisión) 9: 177. PMC 4436816. PMID 26074754. doi:10.3389/fnins.2015.00177. 
  14. a b c Bonnot O, Klünemann HH, Sedel F, Tordjman S, Cohen D, Walterfang M (28 de abril de 2014). «Diagnostic and treatment implications of psychosis secondary to treatable metabolic disorders in adults: a systematic review». Orphanet J Rare Dis (Revisión) 9: 65. PMID 24775716. doi:10.1186/1750-1172-9-65. 
  15. a b c «Trastornos mentales». Organización Mundial de la Salud. 9 de abril de 2018. 
  16. a b Jacka FN (marzo de 2017). «Nutritional Psychiatry: Where to Next?». EBioMedicine (Revisión) (17): 24-29. PMID 28242200. doi:10.1016/j.ebiom.2017.02.020. 
  17. Sarris J, Logan AC, Akbaraly TN, Amminger GP, Balanzá-Martínez V, Freeman MP, Hibbeln J, Matsuoka Y, Mischoulon D, Mizoue T, Nanri A, Nishi D, Ramsey D, Rucklidge JJ, Sanchez-Villegas A, Scholey A, Su KP, Jacka FN; International Society for Nutritional Psychiatry Research (marzo de 2015). «Nutritional medicine as mainstream in psychiatry». Lancet Psychiatry (Revisión) 2 (3): 271-4. PMID 26359904. doi:10.1016/S2215-0366(14)00051-0. 
  18. Marx W, Moseley G, Berk M, Jacka F (noviembre de 2017). «Nutritional psychiatry: the present state of the evidence». Proc Nutr Soc (Revisión) 76 (4): 427-436. PMID 28942748. doi:10.1017/S0029665117002026. 
  19. a b Logan AC, Jacka FN (24 de julio de 2014). «Nutritional psychiatry research: an emerging discipline and its intersection with global urbanization, environmental challenges and the evolutionary mismatch». J Physiol Anthropol (Revisión) 33: 22. PMC 4131231. PMID 25060574. doi:10.1186/1880-6805-33-22. 
  20. «Diferencia entre enfermedad mental y trastorno mental». psicologia-online.com. Consultado el 13 de mayo de 2020. 
  21. «Las diferencias entre síndrome, trastorno y enfermedad». psicologiaymente.com. 2 de septiembre de 2016. Consultado el 13 de mayo de 2020. 
  22. «Diarios Bonaerenses». www.dib.com.ar (en inglés). Archivado desde el original el 27 de junio de 2018. Consultado el 9 de julio de 2018. 
  23. País, Ediciones El (27 de mayo de 2010). «Reportaje | El mito de la adicción a Internet». El País. ISSN 1134-6582. Consultado el 9 de julio de 2018. 
  24. «Bentall, R. La felicidad como desorden psiquiátrico | Felicidad y autoayuda | Trastorno mental | Prueba gratuita de 30 días». Scribd. Consultado el 13 de mayo de 2020. 
  25. «ETIOLOGIA Y TRATAMIENTO DE LA NIÑEZ». Consultado el 13 de mayo de 2020. 
  26. a b Salaverry (marzo de 2012). «The stone of madness: starting points of the history of mental health». Rev Peru Med Exp Salud Publica (Revisión) 29 (1): 143-8. ISSN 1726-4634. PMID 22510921. 
  27. «The Nobel Prize in Physiology or Medicine 1949». NobelPrize.org. Consultado el 4 de marzo de 2016. 
  28. Activa Ment Catalunya Associació (12 de abril de 2012). «El Tratamiento de los Trastornos Mentales a través de la Historia - See more at: http://www.activament.org/es/2012/04/12/el-tractament-dels-trastorns-mentals-a-traves-de-la-historia/#sthash.07hbmAkF.dpuf». 
  29. a b Cross-Disorder Group of the Psychiatric Genomics Consortium (septiembre de 2013). «Genetic relationship between five psychiatric disorders estimated from genome-wide SNPs.». Nature genetics 45 (9): 984-995. PMID 23933821. doi:10.1038/ng.2711. 
  30. Jeronimus et al. (2016). «Neuroticism's prospective association with mental disorders: A meta-analysis on 59 longitudinal/prospective studies with 443 313 participants». Psychological Medicine. PMID 27523506. doi:10.1017/S0033291716001653. 
  31. Mediavilla, Daniel (23 de octubre de 2019). «Por qué hombres y mujeres tienen distintas enfermedades mentales». El País. ISSN 1134-6582. Consultado el 23 de octubre de 2019. 
  32. Gatt JM, Burton KL, Williams LM, Schofield PR (enero de 2015). «Specific and common genes implicated across major mental disorders: a review of meta-analysis studies». J Psychiatr Res (Revisión) 60: 1-13. PMID 25287955. doi:10.1016/j.jpsychires.2014.09.014. 
  33. Os, J. van; Linscott, R. J.; Myin-Germeys, I.; Delespaul, P.; Krabbendam, L. (2009/02). «A systematic review and meta-analysis of the psychosis continuum: evidence for a psychosis proneness–persistence–impairment model of psychotic disorder». Psychological Medicine (en inglés) 39 (2): 179-195. ISSN 1469-8978. doi:10.1017/S0033291708003814. Consultado el 13 de mayo de 2020. 
  34. «El holandés Jim Van Os abrirá la V Jornada Nacional sobre Esquizofrenia». psiquiatria.com. Consultado el 13 de mayo de 2020. 
  35. «La psicosis como un continuum o como algo diferente - XXI Jornadas de la Asociación Madrileña de Salud Mental». 
  36. [http://www.infocop.es/view_article.asp?id=7837 «El Marco de Poder Amenaza y Significado: un modelo alternativo a los sistemas diagn�sticos habituales»]. www.infocop.es. Consultado el 13 de mayo de 2020. 
  37. Johnstone, L. & Boyle, M. with Cromby, J., Dillon, J., Harper, D., Kinderman, P., Longden, E., Pilgrim, D. & Read, J. (2018). The Power Threat Meaning Framework (en inglés). Leicester (United Kingdom): British Psychological Society. ISBN 978-1-85433-758-0. Consultado el 13 de mayo de 2020. 
  38. Johnstone, L. & Boyle, M. with Cromby, J., Dillon, J., Harper, D., Kinderman, P., Longden, E., Pilgrim, D.& Read, J. (2018). El Marco de Poder, Amenaza y Significado (versión abreviada). Leicester (Reino Unido): British Psychological Society. ISBN 978-1-85433-767-2. Consultado el 13 de mayo de 2020. 
  39. «El estigma hacia personas con enfermedad mental en profesionales sanitarios del hospital general». Confederación Salud Mental España. 28 de septiembre de 2016. Consultado el 13 de mayo de 2020. 
  40. Santiago, Hiurma Gil; Navarro, Marta Winter; Pérez, Petra León; Betancort, Elena Navarrete (2016). «El estigma hacia personas con enfermedad mental en profesionales sanitarios del hospital general». Norte de Salud Mental 14 (55): 103-111. ISSN 1578-4940. Consultado el 13 de mayo de 2020. 
  41. Badallo Carbajosa, Adrián; García-Arias, Susana; Yélamos, Laura (1 de enero de 2013). «La situación de estigmatización en el entorno de un recurso de rehabilitación psicosocial». Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. 33 (120): 737-747. ISSN 2340-2733. Consultado el 13 de mayo de 2020. 
  42. «Imagen social, opinión pública y discapacidad: Análisis formal y de contenido sobre discapacidad en las referencias del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) – SID». Consultado el 13 de mayo de 2020. 
  43. «Protocolo de atención para el efectivo acceso a la justicia de personas con discapacidad psicosocial». Confederación Salud Mental España. 20 de agosto de 2016. Consultado el 13 de mayo de 2020. 
  44. «Construcción periodística de la salud mental y actitud de los españoles en la búsqueda y producción de información digital vía @CEDD_dis». www.cedd.net. Consultado el 13 de mayo de 2020. 
  45. Chukwudozie, A., & White, H (5 de octubre de 2018). «Poca evidencia acerca de la efectividad de los programas laborales de gestión de discapacidades para fomentar el regreso al trabajo». Caracas: Campbell Collaboration. Consultado el 25 de noviembre de 2019.