Agatha Christie

No es la gente que habla constantemente de acabar con su vida la que llega al suicidio. Quienes proceden así hallan normalmente en eso una válvula de escape y no pasan de ahí.

Todas (las personas) son interesantes, absolutamente todas... Porque nunca se llega a saber realmente cómo son o qué es lo que piensan en realidad.

Mes dames et messieeurs, esta reunión ha terminado. Recuerden... Mañana, la verdad irá a parar a manos del inspector Raglan.

- Pues bien: allez! - dijo Poirot -. Representen la pequeña comedia.

Ella era para él como una chiquilla que no podía pasar de cierta página en el libro de la vida.

Diez negritos se fueron a cenar. Uno se ahogó y quedaron nueve.
Nueve negritos trasnocharon mucho. Uno no se despertó y quedaron ocho.
Ocho negritos viajaron por Devon. Uno se escapó y quedaron siete.
Siete negritos cortaron leña con un hacha. Uno se cortó en dos y quedaron seis.
Seis negritos jugaron con una colmena. A uno de ellos le picó una abeja y quedaron cinco.
Cinco negritos estudiaron derecho. Uno de ellos se doctoró y quedaron cuatro.
Cuatro negritos se hicieron a la mar. Un arenque rojo se tragó a uno y quedaron tres.
Tres negritos se pasearon por el zoo. Un oso los atacó y quedaron dos.
Dos negritos estaban sentados en el sol. Uno de ellos se quemó y quedó uno.
Un negrito se encontraba solo. Se ahorcó, y no quedó ninguno.

Lo imposible no puede haber sucedido; por tanto, lo imposible tiene que ser posible, a pesar de las apariencias.

Uno está solo cuándo el último que recuerda se ha ido .

Un hombre enamorado es un espectáculo lamentable.

—¿Qué encuentra usted de mal en mi proposición?
Poirot se puso de pie.
—Si me perdona usted, le diré que no me gusta su cara, míster Ratchett.
Y acto seguido abandonó el coche comedor.

Es curioso que no sepamos ver lo que tenemos delante de las narices.

Si tienen algún defecto estos ingleses, es que son un poco adustos hasta que le tratan a uno un par de años.

Y eso me dio otra idea. Es un crimen de sangre... está en la sangre. Es la propia sangre de Simeon Lee que se levanta contra él.

Lo imposible no puede haber sucedido; luego lo imposible tiene que ser posible, a pesar de las apariencias.

Me ha gustado mucho volver a leer esta historia aunque ya conocía el final había situaciones que las tenía prácticamente olvidadas, pistas que me pasaron desapercibidas en un primer momento y personajes que ahora pude detallar mejor

Me gusta ver enfadarse a la gente. Pero aquí no se enfadan como en España.
Allí gritan y se pegan, y hasta sacan navajas. En Inglaterra no hacen nada. Se ponen colorados y nada más.

-Decididamente, este señor Inglethorp es un hombre de método.
Un "hombre de método", desde el punto de vista de Poirot, era la mayor alabanza que podía hacerse de un individuo.

El instinto es algo maravilloso —musitó Poirot—. No podemos negar su existencia, aunque no pueda ser explicado.

Yo me inclinaría a pensar que no habría ni una sola persona que la creyese con cerebro suficiente para discurrir como lo ha hecho. Razona usted, en verdad, de una manera muy lógica. Son pocas las mujeres capaces de acometer con éxito tal empresa —mister Rafiel, incómodo, se agitó penosamente en su silla—.

Las rarezas de un hombre no bastan para convertirle en asesino.