Lo que queda de luz

Tessa Hadley, autora británica de novelas, cuentos y no ficción, destaca por su escritura realista y centrada en las relaciones familiares. Sus obras han alcanzado en países de habla inglesa los puestos más relevantes de las listas ganando el Premio Hawthornden, así como uno de los Premios de Literatura Windham-Campbell de ficción.

"Lo que queda de luz" es su primera novela traducida al castellano. Un arriesgo de Six Barral que refleja a la perfección la esencia de la autora y permite acercarla a un público más amplio.

Ambientada en el Londres actual, a caballo entre la década de los noventa y dos mil, la novela ahonda en la psique y las relaciones humanas de un grupo de amigos que se resiente tras la pérdida de uno de sus miembros más sólidos.

Tessa Hadley destaca por poseer una pluma deliciosa, pulcra, pulida y detallista. Gracias a su exquisita prosa consigue traspasar las páginas y atrapar al lector adentrándolo en la historia y haciéndolo partícipe de la misma.

A través de un narrador omnisciente, el lector tendrá la oportunidad de indagar y descubrir las profundidades de los pensamientos de estos tres personajes principales; sus conflictos personales internos, sus preocupaciones, miedos, inseguridades, sus sentimientos o reflexiones.

La trama, como bien refleja el centro de interés, es completamente costumbrista y realista, no existen acciones trepidantes y ni siquiera el ritmo es ágil. Lejos de lo que pueda parecer, la lectura no se vuelve tediosa ni aburrida. La forma en que Tessa tiene de describir cada emoción, cada pensamiento y cada estado de ánimo de los protagonistas es fascinante. Además, llega a sorprender en varias ocasiones dado la volubilidad y comportamientos discordantes que dichos protagonistas presentan en determinados momentos haciendo que la trama cambie de sentido por completo.

Los personajes están muy bien logrados, son profundos y complejos. Quizás, los secundarios son lo que se quedan algo más descolgados de la trama en ciertos momentos, pero no por ello carecen de interés.

Son muchos los temas a reflexionar a lo largo de la obra, siendo el principal las relaciones y la toma de decisiones pasadas con sus respectivas consecuencias futuras. La madurez de las amistades sólidas, las relaciones familiares, la búsqueda de uno mismo, el cambio de filosofía vital tras la pérdida, la inseguridad, el vacío o la desolación son algunas otras problemáticas a los que se enfrentan los personajes.

Uno de los recursos que emplea la autora para conferir a la obra un enfoque global y que el lector consiga comprender la situación actuales y relaciones de los protagonistas es el salto temporal llevado a cabo con precisión y armonía. Los capítulos se alternan entre sí por el presente y el pasado. Esto consigue dar un sentido más insondable e integral a la obra, llegando a sorprender al lector en determinadas ocasiones.

Dicha técnica afecta al confuso posicionamiento al que, de forma innata, el lector se ve abocado. En un principio la balanza se inclina más hacia un lado que a otro, pero conforme avanza la lectura el peso se equilibra e incluso se desnivela de forma contraria a su origen. Esto se debe a que la autora juega con el lector y sus personajes, llevándolos por caminos sorprendentes y completamente versátiles, haciendo apología de la misma naturaleza humana.

Considero que no es una novela para todos los gustos, pues lo que para algunos puede parecer una obra lenta, tediosa y aburrida, para otros, de entre los cuales me incluyo, se convierte en un indescifrable y profundo viaje por la mente humana en una novela deliciosa con la que Tessa Hadley consigue embaucarte.

Sin duda alguna, los títulos que se le concede a la autora de clásica, vanguardista y posmoderna son muy adecuados, ya que su obra parece sacada de la misma biblioteca en la que pueden encontrarse obras clásicas contemporáneas.

En conclusión, se trata de una novela costumbrista con la que cualquier lector se puede sentir identificado, que realiza un canto a la esperanza, al despertar de la monotonía y a la libertad de las emociones a través de una historia de duelo, sentimientos y reflexiones sobre decisiones pasadas fruto de un orden del azar.

El argumento de esta obra trata sobre dos matrimonios, Alex y Christine por un lado y Zachary y Lydia por otro y las relaciones entre ellos cuatro. Zachary tiene una muerte súbita en el primer capítulo, pero como la narración se realiza en el presente y en el pasado forma también parte protagonista de la historia. Y en esta ocasión se repite de nuevo el intento de la autora de profundizar a los sentimientos y emociones más íntimos y profundos de los personajes. Pero el caso es que lo que presenta son actitudes, movimientos y trayectorias sin lógica, absurdas unas veces y aleatorias otras. Es decir, los personajes podrían actuar de ese modo o del contrario. Y el conjunto de estos cuatro personajes en muchas ocasiones resulta pedante; parecen sendos niños pijos. Y eso podría ser válido si no fuera porque la autora pretende presentar la trama como algo especialmente trascendente y especialmente interesante de ser analizado. Y no lo es. La novela es una pesadez.

Las historias de amistad empiezan a torcerse cuando se interpone el amor. ¿Pero no son acaso las relaciones de amistad relaciones de amor como cualquier otra? La compañía inseparable, el apoyo incondicional, la escucha y la comprensión, una relación que también sufre golpes y decepciones e incluso su distanciamiento y final. Es difícil encontrar amigos para toda la vida, saber recomponerse ante esos errores que como humanos estamos abocados a cometer. Son pocos los amigos que perduran en el tiempo y los que hemos sabido mantener a pesar de lo duro del trayecto. ¿Como? Invirtiendo tiempo y cuidado por ambas partes. Sabiendo que las relaciones, al igual que las personas, no son estáticas y evolucionan. Que los conflictos son parte natural de cualquier relación y lo importante reside en cómo decidimos solucionarlo. Por el contrario, también estamos en nuestro derecho de renunciar a ellas. El catedrático de psicología Pablo Fernández indica que para poder recuperar una amistad es necesario que nos hagamos las siguientes preguntas: ¿Puedo confiar en mi amigo o me genera desconfianza?, ¿es una amistad sincera o una amistad interesada o instrumental?, ¿es una relación recíproca o asimétrica? Si alguna de las respuestas es negativa, no merece la pena mantener esa relación. Debemos ser cautos a la hora de dejar entrar a personas en nuestra vida, ya que no todas nos traen bien.


Este libro es una reflexión de cómo cambian las relaciones a lo largo del tiempo, tanto del amor como de la amistad, y en cómo los actos de las personas repercuten de manera inevitable las unas sobre las otras.
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Las relaciones entre amigos pueden tomar muchas formas, cambian, evolucionan, se transforman. Los cuatro protagonistas de esta historia se conocen desde hace mucho tiempo, han formado dos parejas pero son un grupo, casi un equipo. Hasta que uno de ellos muere repentinamente y todo empieza a desmoronarse. A través de saltos entre pasado y presente vamos viendo cómo nacieron y se fueron construyendo los vínculos, en conjunto y también individualmente entre cada uno de ellos y sus hijas. Unos nexos no muy convencionales entre vidas acomodadas, rodeadas del mundo del arte, la exclusividad, los viajes y el placer. Y asistimos a rupturas, a diferentes formas de sobrellevar un duelo, a recuerdos y a distintas formas de enfrentarse a las nuevas situaciones.

La historia en sí no tiene una trama como tal, solo habla de estas relaciones, y tengo que decir que, aunque en conjunto no me ha cautivado especialmente, la autora es capaz de captar a la perfección la psique de cada personaje y adentrarnos totalmente en sus pensamientos y emociones. Todos están muy bien construidos, ninguno de ellos es perfecto y cometen muchos errores, cada uno con sus luces y sombras. No sé si es cosa mía pero me ha recordado un poco a los libros de Sally Rooney pero con gente de 50 años, así que si os gusta este tipo de narración con vínculos no tan habituales os la recomiendo.

A lo largo de sus páginas vamos descubriendo las personalidades de estos cuatro personajes y también de sus hijos, y sobre todo cómo van relacionándose entre ellos. Alternando flashbacks con actualidad, para comprender muchas de las situaciones actuales y cómo siente y piensa cada uno de ellos. En principio me pareció una historia sobre el duelo pero es solo un elemento más.

Personalmente me ha gustado la historia y como escribe Tessa Hadley, aunque confieso que me costó entrar por un tema de concentración y tiempo pero se puede disfrutar leyendo lentamente. No sé si a alguien más le puede recordar a Siri Hutsvedt en el tipo de vida de los personajes, y en concreto a mí me recordó a su novela "Todo cuanto amé" que también cuenta con dos parejas en la misma edad adulta.... Quizá ha sido que lo tengo algo reciente.

Autora a repetir.