lunes, 30 de junio de 2025

POEMAS DE CHARLES SIMIC PARA ESTOS OSCUROS TIEMPOS

 

La Gran Guerra

 

 

Jugábamos a la guerra durante la guerra,

Margaret. Había mucha demanda de soldados de juguete,

aquellos hechos de arcilla.

Los de plomo los habían convertido en balas, supongo.

 

¡Nunca se vio algo tan bello

como aquellos regimientos de arcilla! Solía tirarme al suelo

por horas mirándolos a los ojos.

Recuerdo que me miraban a su vez maravillados.

 

Cuán extraño deben haberme sentido

parados tiesos en atención

ante una enorme e incomprensible criatura

con un bigote de leche.

 

Con el tiempo se quebraron o yo los quebré a propósito.

Había alambre en el interior de sus piernas,

dentro de sus pechos, ¡pero nada en las cabezas!

Margaret, me aseguré.

 

Nada, ninguna cosa en las cabezas...

Sólo un brazo, de vez en cuando, el brazo de un oficial,

enarbolando un sable en una grieta

del suelo de la cocina de mi abuela sorda.

 

(De "Gods and Devils", 1990)

 

 

 Supervisores Celestiales

 

¿Cuentan mis pasos meticulosamente?

¿Han llegado a una cifra

de muchos ceros separados por puntos?

¿Podría yo haber caminado hasta la estrella más cercana?

Rememoradme, por favor,

uno de mis primeros pasos,

quiero el traje planchado que usaba ese día

quiero que mi madre me coja la mano firmemente.

 

Esa debe ser mi abuela ahí

en el ataúd abierto. Sus manos están agrietadas

de tanto fregar

el suelo por el que caminamos con zapatos negros.

 

Los tres pasitos que di entonces

para que pudiera ser levantado y besarla,

y los tres igualmente pequeños que di para retroceder...

¿Todavía resuenan en magnitudes que retroceden eternamente?

 

¿Podría este perrazo sentado como una esfinge

junto a la gris costa atlántica

todavía oír crujir mis zapatos nuevos

al otro lado del mundo?

 

(De "Gods and Devils", 1990)

(Traducción Oscar E. Aguilera F. © 2001)

Tomado de:

https://web.uchile.cl/archivos/uchile/revistas/autor/simic/seleccion.html

 

 

PAREJA DE VIEJOS

 

Esperan a que los maten,

O los desahucien. Pronto

No tendrán nada para comer.

Mientras tanto, están sentados.

 

Creen que un dolor violento está por llegar.

Empezará en el corazón

Y subirá hasta la boca.

Los llevarán en camillas, aullando.

 

Esta noche vigilan la ventana

Sin dirigirse la palabra.

Ha llovido, y ahora parece

Como si fuera a nevar un poco.

 

Lo veo levantarse para bajar las persianas.

Cuando su ventana se queda a oscuras,

Sé que su mano ha alcanzado la de ella

Justo cuando iba a encender la luz.

 

 

DICIEMBRE

 

Nieva

y los vagabundos todavía

van

cargando con sus pancartas–

 

una proclama

el fin del mundo

la otra

los precios de una barbería local.

 

 

GUERRA

 

El dedo tembloroso de una mujer

Recorre la lista de víctimas

La noche de la primera nevada.

 

La casa está fría y la lista es larga.

 

Todos nuestros nombres están incluidos.

 

 

ENERO

 

Huellas de niños

en la ventana helada

de una pequeña escuela.

 

Un imperio, leí en alguna parte,

se mantiene gracias a

la crueldad de sus prisiones.

 

 

LA QUE DESAPARECIÓ

 

Ahora que hace calor como para sentarse hasta tarde en el porche

alguien se acordó de una vecina,

aunque han pasado más de treinta años

desde que salió a caminar un poco después de la cena

y nunca regresó con su esposo e hijos.

 

Nadie presente podía recordar gran cosa sobre ella,

excepto la manera en que sonreía y se quedaba pensativa

de repente sin contar por qué,

cuando se le preguntaba, como si ya tuviera un secreto

o el corazón roto porque no guardaba ninguno.

 

 

EL AMANTE

 

Cuando yo vivía en una granja, escribía cartas de amor

para los pollos que picoteaban en el patio,

o me sentaba en la letrina escribiendo a una araña

que enmendaba su tela sobre mi cabeza.

Fue cuando mi esposa se largó con el cartero.

Los vecinos se marcharon, también.

Su cerda y sus lechones chillaban

mientras corrían detrás del camión de la mudanza,

como lo hizo aquel espantapájaros que una vez até a un árbol

para que tuviera que escucharme.

 

 

EN EL JARDÍN TRASERO DE ALGUIEN

 

Qué hermosa escena

ver a dos amantes beber vino y besarse,

y a un perro sobre sus patas traseras

mendigando las sobras de la mesa.

 

 

LA VENTISCA

 

Oh, quién estuviera dentro de un buzón

en una esquina de la calle cubierta de nieve

acurrucado a una carta

que envía amor y ardientes besos

para algún tipo afortunado de ahí afuera.

 

La traducción es de Nieves García Prado.

Tomado de:

https://www.zendalibros.com/9-poemas-de-charles-simic/

 

 

El Juguete de Madera

 

1

 

El caballo brillante

Tenía cara de niño

Y cuatro ruedas pequeñas

Bajo sus pies

 

Más una larga cuerda

Para llevarlo de un lado hacia otro

A través del piso,

Si se quisiera.

 

Una cuerda a la espera

Que resbaló

En muchas tretas

En toda y cada prueba.

 

 

 

2

 

Golpea y responderán,

Mamá me dijo.

 

Entonces trepé cuatro pisos de escalera

Y entré sin anunciarme.

 

Y encontré un pequeño juguete de madera

Para llevar

 

En el postrer vacío

Y en el declinar del día

 

Que todavía me estremece

Como si sostuviera la clave de los misterios en mi mano

 

3

 

¿Dónde está el departamento de objetos perdidos

Y la quieta entrada,

La película no revelada

De los pocos momentos claros

De nuestras borrosas vidas?

 

¿Dónde está la gota de sangre

Y el clavito

Que pinchó mi dedo

Mientras me inclinaba para tocar el juguete

 

Y captaba su mirada?

 

 

 

4

 

Luz del atardecer,

 

Hazme un domingo

 

Ve a encontrar sombra

Para mi juguete.

 

Mis más queridos recuerdos son

Huecos de escaleras empinadas

En polvorientos edificios

Sobre callejones sin salida

 

Donde hablo a las paredes

Y a las puertas cerradas

Como si me comprendieran.

 

 

 

5

 

El juguete de madera seguro y bonito,

 

No, más pacífico aún.

 

Como el sonido de los párpados

Abiertos de un villano

 

 

 

Shhh, alguien dijo a mis espaldas.

Tomado de:

https://www.vallejoandcompany.com/2014/02/05/charles-simic-el-huerfano-del-silencio/

 

 

Charles Simic

 

Charles Simic es una oración.

Una oración tiene un principio y un fin.

 

¿Es una oración simple o compuesta?

Depende del clima,

depende de las estrellas.

 

¿Cuál es el sujeto de la oración?

El sujeto es tu amado Charles Simic.

 

¿Cuántos verbos hay en la oración?

Comer, dormir y coger son algunos de sus verbos.

 

¿Cuál es el objeto de la oración?

El objeto, chiquitos míos,

todavía no ha aparecido.

 

¿Y quién escribe esta torpe oración?

Un chantajista, una chica enamorada

y un solicitante de empleo.

 

¿Terminará con punto o interrogación?

Terminará con una exclamación y una mancha de tinta.

 

 

Cameo

 

Tuve un papel pequeño, sin diálogos,

en una épica sangrienta. Fui uno

de los que huían del bombardeo.

A la distancia, nuestro gran líder

cacareaba como gallo desde un balcón,

¿o sería un gran actor

que simulaba ser nuestro gran líder?

 

Ese soy yo, ahí, le dije a los chiquillos.

Apretujado entre el hombre

que alza las manos vendadas

y la anciana con la boca abierta

como mostrando un diente

que le duele mucho. Rebobiné

la cinta unas cien veces,

pero ellos nunca me reconocieron

en esa enorme muchedumbre gris

igual a tantas muchedumbres grises.

 

Ya váyanse a dormir, les dije finalmente.

Yo sé que estuve ahí. Sólo

tuvieron tiempo de una toma.

Corrimos, los aviones nos rozaron el pelo

y desaparecieron,

dejándonos confusos en la ciudad ardiente.

Pero ya no filmaron eso, por supuesto.

 

 

El infinito

 

El infinito bosteza y sigue bostezando.

¿Tendrá sueño?

¿Acaso extraña a Pitágoras?

¿Las velas en las naves de Colón?

¿Acaso el sonido de la espuma le recuerda a sí mismo?

¿Acaso se sienta a veces a pensar con un vaso de vino?

¿Acaso ojea furtivo los espejos por las noches?

¿Acaso tiene una maleta con recuerdos arrumbada en algún lado?

¿Acaso le gusta acostarse en una hamaca con el susurro dulce del viento en el oído?

¿Acaso entra en iglesias desiertas y prende una sola vela en el altar?

¿Acaso le pareceremos un par de luciérnagas jugando escondidillas en un cementerio?

¿Acaso querrá devorarnos?

 

 

Piedra

 

Meterme en una piedra,

eso quisiera.

Que otra gente se convierta en paloma

o triture con dientes de tigre.

Yo soy feliz siendo una piedra.

 

Desde afuera, la piedra es acertijo:

nadie sabe resolverlo.

Pero adentro se debe estar tranquilo y fresco

aunque una vaca te aplaste con todo su peso,

aunque un niño te aviente a un riachuelo;

la piedra se hunde, lenta, despreocupada,

hasta el fondo del agua

donde los peces tocan a su puerta

y escuchan.

 

He visto salir chispas

cuando se frotan dos piedras,

así que tal vez no esté oscuro allí dentro;

tal vez brilla una luna

de algún lado, como detrás de una colina;

apenas la luz suficiente para ver

los extraños signos, los mapas estelares

en los muros.

Tomado de:

https://revistamarabunta.net/una-mancha-de-tinta-6-poemas-de-charles-simic/

domingo, 22 de junio de 2025

POEMAS DE NAZIK AL MALAIKA


LAVAR LA DESHONRA

 

¡Mamá! Un estertor, lágrimas, negrura.

La sangre fluye, el cuerpo apuñalado tiembla,

El pelo ondulado se ensucia de barro.

¡Mamá! Sólo se oye al verdugo.

Mañana vendrá la aurora,

Las rosas se despertarán

A la llamada de los veinte años

Y la esperanza fascinada.

Las flores de los prados responden:

Se ha marchado... a lavar la deshonra.

El brutal verdugo regresa y dice a la gente:

¿La deshonra? –limpia su puñal-

Hemos despedazado la deshonra.

De nuevo somos virtuosos, de buena fama, dignos.

¡Tabernero! ¿Dónde están el vino y los vasos?

Llama a esa indolente belleza de aliento perfumado

Por cuyos ojos daría Corán y destino.

Llena tu vaso, carnicero,

La muerte ha lavado la deshonra.

 

Al alba, las chicas preguntarán por ella:

¿Dónde está? La bestia responderá:

la hemos matado. Llevaba en la frente

el estigma de la deshonra

y lo hemos lavado.

Los vecinos contarán su funesta historia

Y hasta las palmeras la difundirán por el barrio,

Y las puertas de madera, que no la olvidarán.

Las piedras susurrarán:

“Lavar la deshonra”

“Lavar la deshonra”

 

Vecinas del barrio, chicas del pueblo,

Amasaremos el pan con nuestras lágrimas,

Nos cortaremos las trenzas,

Nos decoloraremos las manos

Para que sus ropas permanezcan blancas y puras.

No sonreiremos ni nos alegraremos ni nos giraremos

Porque el puñal, en la mano de nuestro padre

O de nuestro hermano, nos vigila

Y mañana, ¿quién sabe en qué desierto

Nos enterrará para lavar la deshonra?

 

Traducido del árabe por: María Luisa Prieto

Del poemario El hueco de la ola (1957)

 

 

CALENDARIO

 

Para nuestros pasos había un pasado; está muerto

Desde hace cientos de años.

Los años han borrado su recuerdo

Y lo han colocado entre los muertos.

 

Durante mucho tiempo hemos buscado

Sus astros desaparecidos,

Hemos recurrido al imposible

Para devolverle la vida.

 

Hemos intentado, traspasando los siglos,

Hacerle volver a sus comienzos,

Esperando recobrar nuestros sentimientos,

Y hemos regresado con las manos vacías.

 

Hemos atravesado las tinieblas,

Franqueado lo impasible, inmóvil,

Excavando los huesos amontonados,

Y no hemos encontrado lo extraviado.

 

Hemos visto, allí, frentes

Que no veían porque estaban ciegas,

Ojos ensimismados en la vida

Silenciosa, porque estaban mudos.

 

Hemos visto restos de corazones

Embalsamados con el recuerdo.

En vano habían intentado encontrar

 

El sentido... eran restos.

 

Hemos visto labios vacíos

Que no emitían quejas ni sentían hambre

Y manos marchitas, plegadas,

Cuya desgracia no provocaba lágrimas.

 

Nos preguntamos por nuestro pasado

 

Y tropezamos con un ataúd.

Allí, sobre la tumba, yacía el tiempo descolorido.

 

Regresamos al calendario:

¿Se puede engañar a los días?

Y oímos gritar a los restos

Tras el sarcasmo de las cifras.

 

Vimos el mañana esperado

Arrastrando su mitad paralizada,

Arrastrando su mitad despreciada,

Su mitad congelada, inerte.

 

Allí, un libro se cerraba

Y finalizaba el antiguo canto.

Mañana, la vida germinará

Sobre las heridas del doloroso tiempo.

 

La voz del ayer se perderá

En el torbellino profundo del tiempo

Y sentiremos en nuestras copas

La palpitación del sueño que se despierta.

 

Del poemario: Chispas y cenizas (1949)

Traducción de María Luisa Prieto

 

 

Enigmas

Déjame en mi silencio con mi frustrado sentimiento

No preguntes por los enigmas de mi incertidumbre callada

 

Déjame con mi enigma sin buscar mis profundidades

Conténtate en comprender mis sentimientos con los secretos

 

No preguntes, pues a veces yo soy un enigma entre ellos

Deja en lo invisible los secretos y no entiendas

 

Que mi alma no anhele vivir como la gente

Que a veces yo olvido, humano sentimiento,

 

Incluso tu amor... incluso tus horizontes que me torturan

Y soy un espíritu que se extiende como espectro enamorado

 

Mi corazón anónimo tiene grandes misterios

Diferentes, sin consciencia humana

 

Por eso te siento como algo humano e inquieto

Del que la cumbre de mis sueños rechaza cualquier destello

 

Por eso te siente mi alma como la de algunos muertos

Diciendo tu eres amor, nada queda sino yo misma

 

En tu rostro miro, pero sin verlo

En mi alma busco algo que me lo recuerde

 

Recuerdo, sin saber qué, ¿qué éramos?

Algo sin forma que lo defina... sin color

 

La oscuridad en mi alma permanece en su oscuridad

Déjala sin preguntarme sobre ella, sobre sus melodías

 

Déjame con mis grandes misterios, mis secretos,

Mi silencio, con el balbuceo de mis pensamientos

 

Hay en mí una parte de eternidad que no comprendes

Hay en mi corazón un gran sueño que no conoces

 

Déjalo, ¿qué es lo que te preocupa para preguntar con insistencia?

El amor se muere si no lo cubren los secretos

 

Soy como la noche: callada, profunda, horizonte

Soy como las estrellas: incertidumbre, lejanía, destello

 

Compréndeme si la noche se comprende, comprende mis

sentimientos

Y tócame, tócame si las estrellas pueden ser tocadas.

 

Del poemario: Estelles i cendra 1948

Traducción Manuel Jimenez Lucerna

Tomado de:


 https://batalladepapel.blogspot.com/2012/05/nazik-al-malaika-poesia.html

 


Rebelión contra el sol

 

Un regalo para los rebeldes.

 

 

 

Ella se paró frente al sol, gritando:

 

¡Sol! Eres como mi corazón rebelde

 

Cuya juventud arrasó con la vida

 

Y cuya luz siempre renovada

 

Dio de beber a las estrellas.

 

¡Cuidado! No dejes que una tristeza desconcertante

 

O una lágrima suspirante en mis ojos te engañe.

 

Porque la tristeza es la forma de mi rebelión y mi resistencia.

 

¡Bajo la noche, que la divinidad sea mi testigo!

 

 

 

¡Cuidado! No dejes que la tristeza de mis rasgos,

 

Mi color pálido o el escalofrío de mis emociones te engañan.

 

Si mi desconcierto y los versos de mi tristeza torrencial de poeta

 

Debería aparecer brillante en mi frente,

 

Son sólo los sentimientos los que inspiran dolor en mi alma.

 

Y una lágrima ante el poder aterrador de la vida.

 

Es solo la profecía que no pudo volar y por eso resistió.

 

“Tristeza ante una vida desolada.”

 

 

 

“Mis dos labios, presionados sobre su dolor,

 

Mis dos ojos, sedientos de rocío.

 

La tarde ha dejado su sombra en mi frente,

 

Y la mañana ha apagado una vez más mis esperanzas.

 

Así que he venido a volcar mi desconcierto a la naturaleza.

 

Entre las rosas fragantes, las sombras de la tarde.

 

Pero te burlaste de mi profunda tristeza y de mis lágrimas.

 

Y me reí por encima de mi amargura y mi dolor”.

 

 

 

¿Incluso tú, Sol? ¡Qué melancolía!

 

Eres el objeto de la contemplación de mis sueños.

 

Tú eres aquel en cuyo nombre cantó mi juventud,

 

Cantando en la inundación de tu luz sonriente.

 

Tú eres a quien consideré santo y adoré.

 

Como ídolo cuando buscaba refugio del dolor.

 

¡Qué desilusión! Ya no estás para mí.

 

Que la sombra de mi melancolía y tristeza.”

 

 

 

“Destruiré el ídolo que construí para ti

 

De mi amor por cada luz radiante

 

Y aparta mi mirada de tu brillo.

 

No eres más que el espectro de un brillo engañoso.

 

Crearé un paraíso a partir de los sueños de mi propio corazón;

 

Mi vida puede prescindir de tus rayos brillantes.

 

Nosotros, los idealistas, en nuestro espíritu

 

Yacen los secretos de la divinidad y una inmortalidad perdida.”

 

 

 

“¡No proyectes tus rayos sobre mi espesura!

 

Si te levantas es por algo que no es mi corazón de poeta.

 

Tu luz ya no conmueve mis emociones,

 

Porque mi suerte son las estrellas de la noche que inspiran la mente.

 

Son amigos que permanecen despiertos en la oscuridad.

 

Ellos entienden mi alma, mis emociones explosivas,

 

Y se extienden hasta mis párpados hilos radiantes

 

De luz plateada en la tarde encantada.”

 

 

 

“La noche es toda la melodía y poesía de la vida.

 

Donde deambula el dios inspirador de la belleza.

 

El alma, ya no prisionera, revolotea en ella.

 

Y los espíritus se elevan por encima de las estrellas.

 

¡Cuántas veces he caminado bajo sus sombras y luces!

 

Olvidando la tristeza de una existencia injusta,

 

En mis labios una canción con resonancia divina

 

Recitado a mi boca por una caravana de estrellas”.

 

 

 

¡Cuántas veces he ido a observar cada luz que pasaba!

 

Y componer mis melodías en la oscuridad de la noche,

 

O ver la luna despidiéndose en la oscuridad.

 

Y vagar por el valle de las fantasías encantadoras.

 

El silencio me da un escalofrío en el alma.

 

Bajo la noche tranquila y oscura,

 

Y la luz baila en mis párpados, dibujando

 

“En lo más profundo de su ser se esconden los sueños de un corazón esperanzado.”

 

 

 

¡Sol! Y tú... ¿qué?

 

¿Qué pueden encontrar mis emociones y mi mente en ti?

 

No te sorprendas si me enamoro de la oscuridad,

 

Tú, diosa de la llama que se derrite y descongela.

 

Tú que destrozas cada sueño que surge

 

Para los soñadores y todo espíritu encantador—

 

Tú que destruyes lo que la oscuridad construye

 

Y el silencio en lo profundo del corazón de un poeta”.

 

 

 

“La suma de tus luces danzantes, oh sol,

 

Son más débiles que la llama de mi resistencia,

 

Y la locura de tu fuego nunca desgarrará mi melodía.

 

Mientras mi arpa cantante permanezca en mi mano.

 

Si sumerges la tierra, recuerda

 

Que limpiaré mi templo de tus rayos

 

Y entierra el pasado que exaltaste

 

Para que la hermosa noche quede cubierta

 

Sobre mi mañana.”

 

7/8/1946

 

(Traducido del árabe por Emily Drumsta.)

Tomado de:

https://www.jadaliyya.com/Details/28129

 

 

Elegía de una mujer sin valor
Imágenes de un callejón de Bagdad

 

Partió sin que palideciera ninguna mejilla ni temblara ningún labio,

las puertas no oyeron la historia que contaron de su muerte,

no se levantó la cortina de una ventana ni se derramó la tristeza,

las miradas fijas vieron desaparecer el ataúd,

sólo los restos de un esqueleto hicieron temblar su memoria,

una noticia errante en las callejuelas sin hallar morada,

se refugió en el olvido de algún agujero

y la luna lloró su pena.

 

La noche indiferente se recogió, la mañana

trajo la luz, la voz de la vendedora de leche, el ayuno,

el maullido de un famélico gato hambriento

y la discusión de los vendedores; con la amargura,

con la cloaca de agua sucia por la calle, con los olores,

fue abandonada de las puertas de las azoteas, sin amigos,

casi en un profundo olvido.

 

 

Extraños

Apaga la vela y déjanos aquí desamparados,

somos dos partes de la noche ¿Qué significa el destello?

Cae la luz sobre quimeras en los párpados de la tarde,

cae la luz sobre algunas esquirlas de esperanza,

llamada por nosotros, llamada por mí, cansancio.

Somos aquí como la luz,

extraños.

 

El encuentro es el estupor, el frío como el día lluvioso

fue una muerte para mis canciones y una tumba para mis sentidos.

Las horas llaman en la oscuridad,

las nueve, las diez,

desde mi dolor escucho y cuento.

Preguntaba perpleja al tiempo:

Tú que sabes más, ¿para qué mi alegría

si hemos pasado las tardes como

extraños?

 

Pasan las horas como el ayer, cubriéndose marchitas,

como el ignorado mañana desconoce si será o no puro.

Pasan las horas,

y el silencio, como el aire de invierno,

les concede inundar mi sangre y ahogar mi aliento,

les concede susurrar en mi alma:

Bajo el remolino de la tarde sois

extraños.

 

Apaga la vela y los espíritus en la noche densa.

Cae la luz como el color del otoño.

¿No lo ves? Nuestros ojos están marchitos y fríos.

¿No lo oyes? Nuestros corazones están parados

y la extinción de nuestro silencio

es el eco de un temeroso aviso,

burlón de que nos volvamos

extraños.

 

¿Somos unos que traen el día?

¿Desde dónde empezamos?

El ayer no nos reconoce como amigos... y nos rechaza.

Saltamos el recuerdo como si no hubiera un día de juventud

en que algún amor precipitado nos recorriera

y nos olvidara después.

¡Ah! si volviéramos allí de donde somos antes de perecer

aún seríamos

extraños.

Tomado de:

https://yovivoenella.blogspot.com/2013/03/nazik-al-malaika-ii.html

 

 

NOCTURNO

 

La noche se desliza por las estepas,

Las manos de las nubes pasan por el horizonte

Y las tinieblas duermen,

En impresionante calma,

Bajo las alas del silencio.

 

Sólo se oye el zureo de las palomas,

El murmullo gimiente de los arroyos

Y un ruido de pasos en la oscuridad

Que caminan suavemente.

 

Me siento, entregándome a la calma de la noche,

Contemplo el color de las tristes tinieblas,

Lanzo mis cantos al espacio

Y lloro por todos los corazones ingenuos.

 

Oigo los susurros de las palomas,

La lluvia que cae en la noche,

Los gemidos de una tórtola en la oscuridad

Que canta a lo lejos en las ramas

Y la queja lejana de un molino

Que gime en la noche y llora de fatiga.

Sus gritos atraviesan mis oídos

Y va a morir detrás de las colinas.

 

Escucho... sólo se oyen las plantas.

Miro... sólo se ve oscuridad.

Nubes, silencio y una noche triste.

¿Cómo no sentirme afligida?

 

La vida para mí es como esta noche:

Tinieblas, melancolía, desesperanza,

Mientras los demás sueñan con claridad

En una profunda e impresionante noche.

 

Llanto continuo de la naturaleza,

Silencio de las tinieblas, gemido de los vientos,

Suspiros de la brisa vespertina,

Lágrimas del rocío en los ojos de la mañana.

 

Veo en las riberas de la desgracia

A la multitud de afligidos,

El cortejo de los hambrientos

Ahuyentados por los aullidos del destino,

Sin poder pronunciar palabras de despedida.

 

Escucho: sólo los sollozos

Mandan su eco a mis oídos

Por detrás de las fortalezas y sobre las praderas.

Entonces, ¿quién puede cantar conmigo?

 

En el futuro portaré mi lira,

Lloraré la desgracia del universo

Y declamaré mi compasión por su infortunio

A los oídos del cruel tiempo.

 

Del poemario: Enamorada de la noche (1945)

Tomado de:

http://www.poesiaarabe.com/nazik_nocturno.htm

 

 

LA BAILARINA APUÑALADA

 

Baila, con el corazón apuñalado, canta

Y ríe porque la herida es danza y sonrisa,

Pide a las víctimas inmoladas que duerman

Y tú baila y canta tranquila.

 

Es inútil llorar. Contén las ardientes lágrimas

Y del grito de la herida extrae una sonrisa.

Es inútil explotar. La herida duerme tranquila.

Déjala y venera tus humillantes cadenas.

 

Es inútil rebelarse. Nada de cólera contra el furioso látigo.

¿Qué sentido tienen las convulsiones de las víctimas?

El dolor y la tristeza se olvidan

Y también uno o dos muertos, y las heridas.

 

Convierte el fuego de tu herida en melodía

Que resuene en tus labios anhelantes

Donde queda un resto de vida

Para un canto que no callan la desgracia ni la tristeza.

 

Es inútil gritar. Repulsa y locura.

Deja al muerto tendido, sin sepultura.

Cualquiera muere… que no haya gritos de tristeza.

¿Qué sentido tienen las revueltas de los presos?

 

Es inútil rebelarse. En la gente, los restos

De venas no dejan circular la sangre.

Es inútil rebelarse mientras algunos inocentes

Esperan ser inmolados.

 

Tu herida no se diferencia de las demás.

Baila, ebria de tristeza mortal.

Los insomnes y los perplejos están abocados al silencio.

Es inútil protestar. Descansa en paz.

 

Sonríe al rojo puñal con amor

Y cae al suelo sin temblar.

Es un don que te degüellen como una oveja,

Es un don que te apuñalen el corazón y el alma.

 

Es una locura, víctima, que te rebeles.

Es locura la cólera del esclavo cautivo.

Baila la danza del fuerte, del feliz

Y sonríe con la felicidad del esclavo a sueldo.

 

Contén el dolor de la herida: es pecado gemir,

Y sonríe complacida al asesino culpable.

Regálale tu corazón humillado

Y déjale cortar y apuñalar con placer.

 

Baila con el corazón apuñalado, canta

Y ríe: la herida es danza y sonrisa.

Di a las víctimas degolladas que duerman

Y tú baila y canta tranquila.

Tomado de:

https://flabbergasted2.wordpress.com/2008/03/01/nazik-al-malaika-poesia-arabe/