El mito Tumapuru de la creación
La Camponotus. Era el principio de los tiempos. El mundo entero era sostenido por el gigante Evaristo. Me refiero al mundo conocido (con sus nebulosas, sus unicornios y sus escarabajos) y al desconocido, sobre el que debemos guardar respetuoso silencio (excepto para decir que es allí donde viven los números imaginarios, entre otros prodigios). Todo era felicidad. No existía la maldad, ni el desamor, ni el mal rollo, ni las cláusulas abusivas, ni la banca. Ni el insulto, ni el abuso, ni las sectas. Gozaban hombres, mujeres, lagartijas y babuinos, todos por igual, de aquel maravilloso estado de ánimo que hoy en día solamente se consigue con ciertas pastillas que recetan los médicos. Con las dos manos alzadas, Evaristo sostenía todo aquel primor de universo. A causa del peso, sentía un dolor inmenso, pero a sus oídos llegaban los sonidos gozosos del mundo, que era una fiesta continua y Evaristo pensaba: -Esto pesa de la ostia pero merece la pena el esfuerzo de aguantarlo. ...