Las campañas para algo concreto, como los días dedicados especialmente a algo específico, vienen con el libro de instrucciones en jeroglífico o con un fallo garrafal en su "sistema operativo". A saber: el pasado 15 de octubre se celebró el Día mundial del lavado de manos, Unicef lanzó la campaña por la higiene y, mi amigo José Alfonso -que ahora va de anónimo- se preguntaba, leyendo mi reseña: ¿tienen agua para lavarse las manos?.
Debo decir que me descolocó la obviedad de su pregunta. Es magnífico que nos hagan campañas para que aprendamos a lavarnos las manos... salvan vidas y ¡habrá que gastar el dinero en algo ¿no?!
pero
¿no sería más lógico seguir trabajando por llevar agua a todas las aldeas y ciudades donde no hay ni siquiera para beber?...
¿no sería más justo que -con acciones de por medio- nos reprocharan el despilfarro de agua que hacemos los del 'primer mundo' agotando las reservas naturales del planeta?...
¿acaso no sentimos vergüenza llevando campañas de esta clase a países donde todos -no solo los niños- se tienen que lavar las manos con ceniza porque no tienen jabón... ni agua?
Que sí, que está muy bien que les enseñen a lavarse las manos... pero si dejamos de expoliar sus riquezas y ellos mismos las gestionan, si dejamos de utilizarlos como mano de obra barata y ellos mismos dirigen su vida laboral y empresas, igual... tal vez... acaso, ellos nos enseñarían a nosotros a vivir acordes con la Naturaleza y no necesitaríamos más 'gastadinerosencampañas'.
No sé... tal vez sólo sean desvaríos por un jabón