Tengo 14 añosy hoy es 1 de noviembre de 1970, día del tostón; así llamamos a la excursión que hacemos al campo para comer castañas asadas, acompañadas de anís dulce. Supuestamente nosotras no llevamos nada de alcohol, así que hacemos recuento y lo llevamos todo; parecen pocas castañas, pero nadie dice nada. Hemos salido desde la plaza del colegio, justo después de la comida, para que nos de tiempo a llegar, hacer el fuego, poner las castañas a asar, merendar y regresar al caer la tarde -pero que no caiga mucho, dice mi madre-.
Llegamos sin contratiempos, teniendo en cuenta que no hemos salido del pueblo, porque el pinar a donde vamos está más o menos a 1 km del centro urbano; el recorrido lo hemos hecho cantando, comiendo chuches y castañas crudas.
-la sor: a ver, unas cuantas que traigan ramas secas; otras que hagan el círculo con piedras grandecitas para el lecho del fuego; traed la olla agujereada y las castañas.
Así lo hacemos y -las que nos alejamos- de pronto escuchamos la voz chillona de
-la sor: ¡¡¿¿pero se puede saber dónde están las demás castañas??... !!
Nos las habíamos comido por el camino y no quedaban ni para dar una a cada niña...
Ah, que preguntas por el anís... muy bueno, gracias ;)
The beatles estrenan disco y con él una de las mejores canciones de todos los tiempos -según los entendidos- y que a mi me encanta: "Let it be"
1970, tengo 14 años y un profesor llamado Don Cripriano, que nos enseña Geografía. Es un señor serio pero no triste, bien educado pero no repipi. Siempre viste traje de chaqueta gris oscuro. Le crujen los zapatos al caminar y usa bastón. Don Cipriano es ciego.
Don Cripriano, daba clases tres veces en semana y una de ellas tocaba preguntar la lección o lecciones previamente explicadas y comentadas. Al principio del curso respondíamos a sus preguntas desde nuestro sitio, sin salir a la pizarra, pero algo debió olerle mal y de buenas a primeras pasó a llamarnos a su lado -delante de la pizarra- y casi pegadas a la primera fila de pupitres, para responder a sus preguntas. Poco a poco nos fuimos 'confiando' hasta que un día:
- Don C.- Señorita Foucher, al estrado y háblenos de España y su demografía.
La Foucher, sale de su sitio con el libro en la mano y tropezando con todo. Pone el libro sobre mi mesa. Se lo abro por la página indicada, mientras ella va diciendo lo que se le va ocurriendo sobre España, hasta que ya, mira al libro y va leyendo directamente de él. Le voy señalando con la regla para que no se vaya de renglón y le hago señales de que lea despacio, para que no se note que lo está haciendo... de pronto se calla y empieza a titubear.
- Don C.- Vamos señorita Foucher, lo está haciendo muy bien, siga...
- Foucher.- Sí, Don Cipriano... pero es que en el libro pone una cifra y la palabra "hab" detrás. que no sé lo que significa.
(toda la clase lanzó una exclamación de sorpresa y una carcajada contenida).
- Don C.- Cierre el libro señorita y vuelva a su sitio... Señorita Hidalgo, vaya a buscar a Sor MariaLuisa, por favor.
Toda la clase quedó en silencio mientras yo ( que casi siempre me han llamado los profesores por el 2º apellido) salí a buscar a la tutora. Al regresar, el bueno -y galante- de Don Dipriano se pone de pie y dice lacónicamente:
- Don C.- Hermana, tenga la amabilidad de poner un suspenso a toda la clase y reserve plazas para septiembre.
Salieron juntos y nosotras por poco nos comemos a Foucher, que como boba nos miraba sin enterarse de lo que había pasado.
Las notas bajaron considerablemente a toda la clase.
A nuestro profesor le concedieron una plaza en un instituto de Málaga, más interesante para él, y dejó el colegio. Pero antes le hicimos llegar a su casa un regalo de toda la clase y una carta firmada por todas pidiendo perdón por nuestra travesura.
En septiembre, aprobamos muy pocas...
Tengo 14 años y estamos en 1970, preparando la fiesta de fin de curso; ya te he dicho que estudio en un colegio de monjas y en tiempos del dictador, así que -aunque mis monjas son de lo más guay que te puedas imaginar- no esperes grandes alardes ni despilfarros. Pero nos dan carta blanca para que un grupito prepare todo el tinglado. Yo formo parte, somos 7 y cúrsiles como nosotras solas -nuestras modelos a imitar son 'las mayores'- nos hacemos llamar "the seven girls".
Ya tenemos el guion y lo entregamos. Cada curso sabe qué tienen que hacer y cómo. Pedimos permiso para hacer un 'numerito musical' las seven y pasamos 'la censura'... (claro que no dijimos la canción que íbamos a bailar jeje) factor sorpresa.
Efectivamente, la sorpresa fue mayúscula... cuando se abre el telón aparecemos "the seven girls" vestidas y maquilladas a lo flower power. Al desconcierto inicial de las monjas y las bocas abiertas de las pequeñas se sumó el silencio que se instaló en el escenario... la música no empieza... todas miramos el picú (tocadiscos) ¡se ha desenchufado! noooo la monja encargada del telón, cuando nos vió de esa guisa boicoteó la actuación (bueno lo intentó) pero una de las compañeras que nos había maquillado se la llevó a un aparte mientras -en un pis pas- enchufamos y empieza la magnífica canción:
"Mony Mony" de "tommy james y the shondells" del año 1968
Bailó hasta el apuntador (y nunca mejor dicho)... hicimos varios 'bises' y la fiesta acabó bajándonos del escenario y sacando a bailar a todas las monjas, a las jóvenes ¿eh? que no somos tan gamberras.
1970, tengo 14 años y hemos venido a Sevilla a unos encuentros, con representación de todas las casas salesianas de Canarias y Andalucía. Tenemos entradas para el teatro Lope de Vega y ver unos desfiles organizados expresamente para la clausura del encuentro. Nunca me he maquillado antes, como es lógico por estas fechas, pero las mayores llevan carmín, rimel y crema para colorear los mofletes... me dejo hacer y cuando me miro decido quitar el color de mi cara -demasiado sonrosada para mi gusto- y dejar las pestañas alargadas (para una vez que llegan hasta el cristal de las gafas no voy a desaprovechar la ocasión).
El desfile acabó de madrugada y de regreso al colegio donde dormíamos, en silencio para no despertar a nadie, nos vamos todas al baño a quitarnos las pinturas y cremas. Mi primera sesión de desmaquillaje... no tengo algodones, ni cremas, ni líquidos así que me prestan de todo. Hablamos sin parar, cuchicheando para no ser oídas, de los vestidos que habíamos visto, los zapatos, la altura de las modelos...
- todas: jijijijijejejejejajajaja (subiendo de tono y volumen).
- yo: quééééé.... sssshhhhhhiiiiiissss ¿de qué os reís?... ssshhhisss ¿qué pasa? (todo esto con los ojos cerrados)
¿Qué pasaba?... pues que olvidé quitarme las gafas y tenía los cristales embadurnados de crema y chorreando por la camisa. Yo y mis despistes.
En octubre de ese año Led Zeppelin publicó su disco Led Zeppeli III que incluye ésta canción. Que me sigue encantando, por cierto.