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domingo, 16 de febrero de 2014

Los rusos y el Cid.

Siglos Curiosos tiene una larga tradición de títulos llamativos e incendiarios que después no llevan a ninguna parte, pero de que atraen lectores con sus malas artes publicitarias, los atraen. El ejemplo más egregio es el histórico posteo "¡Carl Sagan arrestado!", que cuando llegó a Menéame (¿es que todavía existe ese sitio?) originó una jugosa nube de comentarios por parte de lectores confundidos porque pensaban que era noticia de actualidad ("Disculpa, pero cuando el envío se titula ¡Carl Sagan arrestado! da una clara sensación de inmediatez. Y cuando lees que ello se produjo hace 24 años, es lógico que muchos pensemos que casi es una broma. Y también considerarla antigua"... hombre, que a la fecha de publicar eso en 2011, Carl Sagan llevaba casi década y media de muerto. Hay que cultivarse un poquito, caramba). Así es que, para no me acusen de publicidad engañosa: este posteo casi no tiene nada que ver con el Cid. Y un poquito más con los rusos. Pero sí hay una conexión entre ambas. Y no porque Napoleón se haya estrellado de bruces contra el Oso Ruso y la testarudez hispánica, sino porque... vamos al posteo, mejor.

A la civilización le costó un poquito entrar en Rusia. Cositas de estar lejos de las rutas comerciales y los centros de civilización del Medio Oriente, y no haber sido nunca conquistados por los romanos. Eso, y el crudo invierno. Aún así, a inicios de la Edad Media, la doble amenaza de los misioneros cristianos y los comerciantes empezaron a adentrarse en las rutas comerciales rusas, conectando al Imperio Bizantino y el Medio Oriente con Escandinavia, y el dinero empezó a fluir en Rusia. Y con él, la posibilidad de, cual Civilización de Sid Meier, construir un pueblito que sea una ciudad, luego un reino... Durante unos siglos, la principal potencia militar de la región fue el reino de los jázaros. Eso, hasta que ya a finales del primer milenio vino una fuerte infiltración desde el norte: los escandinavos, conocidos como vikingos o normandos en Occidente, y varegos en Rusia, empezaban a extender su mano por esas regiones.

Entre estos guerreros varegos ávidos de aprovechar todo su poder militar para crearse nuevos reinos en esos territorios, estaba un caudillo llamado Rurik. En 862, Rurik y sus cuatro gatos se apoderaron de tierras, y crearon su pequeño principado. En la historia patriótica rusa, dicho evento es casi la fundación de su país o poco menos. Desde un punto de vista dinástico lo es, ya que la Casa de Rurik, a través de uno u otro de sus descendientes, se transformó en fundadora de la Rusia moderna y su gobernante hasta finales del siglo XVI. Pero en la época, el reino de Rurik eran cuatro rucas paradas en los linderos mismos de lo que puede llamarse la civilización. Aún así, Rurik dejó tan profunda impresión en la posteridad, que incluso ha hecho pensar a algunos que existe una conexión etimológica entre Rusia y los rus (la tribu de varegos que seguían a Rurik), y los rus con Rurik mismo. Así, Rusia sería, de manera un tanto laxa, "la tierra de Rurik".

Y ahora viene lo bueno. Parece ser que Rurik es la forma eslava o rusa de un nombre escandinavo. ¿Cuál nombre? Probablemente el escandinavo Rørik, que a su vez es equivalente al antiguo alemán Hrodric. Dicho nombre existe también en el antiguo inglés, como Hrēðrīc o Hroðricus, y con tal forma apareció como nombre de un personaje del poema épico anglosajón "Beowulf". ¿Y más al sur? Adivinaron, Hrodric mutó en Rodrigo. Como Rodrigo el último rey de los visigodos. Y como Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid (ya les advertía que el posteo tenía más bien poco que ver con el Cid, ¿no?). De manera que, poniéndose un poco españolicéntricos, y desde un punto de vista etimológico... no es incorrecto decir que Rusia fue fundada por un Rodrigo. Ya pueden todos mis lectores llamados Rodrigos ir inflando el pecho y decir "tu nombre no es ná, el mío es el que bautizó a la Santa Madre Rusia". Claro que la respuesta a eso es obvia: ahora te toca vivir a la altura de tu nombre, baby...

domingo, 2 de mayo de 2010

Un Gran Príncipe ruso envenenado por los mongoles.


Durante su permanencia ante el Gran Khan de los mongoles, durante el año de 1246, Giovanni da Piano Carpini fue testigo nada menos que del asesinato de un rey ruso. En la época, los mongoles se habían construido un imperio que iba desde las planicies de Ucrania hasta las fronteras de China. Esto los llevó a enredarse en guerras con los príncipes rusos, entre los cuales causaron grandes estragos (de hecho, el dominio mongol sobre los rusos duraría sobre prácticamente todo el resto de la Edad Media, y recién en el siglo XVI se empezarían a invertir efectivamente las tornas).

La principal figura rusa fue Yaroslav II de Vladimir. Luego de que los rusos tomaran Kiev, Yaroslav fue coronado Gran Príncipe en la ciudad de Vladimir, y desde ahí intentó reconstruir el poderío ruso. Obviamente, sus pretensiones chocaban de frente con el expansionismo mongol, y nuevas campañas militares le forzaron a aceptar el vasallaje. En una de las ocasiones, el Gran Khan Kuyuk le obligó a viajar hacia el este, hacia un encuentro. Kuyuk estaba recién entronizado, y exigió el reconocimiento de todos sus vasallos, de manera que en su palacio se congregaron embajadores de todas partes. Según Piano Carpini: "se hallaban el duque ruso Yaroslav de Susdal, varios jefes de los kitais y los solangues, dos hijos del rey de Georgia, un embajador del califa de Bagdad, que era sudanés, y otros diez sudaneses más de los sarracenos". En esa mescolanza racial y cultural, el intérprete de Piano Carpini, Temer, era un soldado de Yaroslav.

Mientras estaba en territorio mongol, Yaroslav fue invitado a la tienda de Toregene, la madre del Gran Khan. El testimonio de Piano Carpini es bastante decidor: "Al gran duque lo invitó la madre del emperador, la cual le obsequió con comida y bebida, para honrarle, dada con sus propias manos. Tras regresar de inmediato a su alojamiento, el duque cayó enfermo y murió al séptimo día; todo su cuerpo mostraba un extraño color amarillento, por lo que todo el mundo creyó que le habían envenenado para apoderarse libremente de sus tierras; y lo que confirma esta sospecha es que, tras esta muerte, según dijeron los hombres de Yaroslav que ahí estaban, la madre del emperador envió urgentemente un mensajero a Rusia, para que Alejandro, hijo de Yaroslav, viniese a verla, pues deseaba entregarle las tierras de su padre; pero este hijo rechazó la invitación y no se movió de sus dominios en Rusia, por más que ella le envió varias cartas diciéndole que acudiera a recibir las tierras de su padre. Todo el mundo pensaba que si venía lo matarían o encarcelarían a perpetuidad". Este Alejandro no es otro sino el después famoso Alexander Nevski, que a pesar de defender a su patria de una invasión alemana, prefirió llevar una política conciliadora hacia los mongoles, no tratando nunca de sacudirse su vasallaje (algo que por cierto oculta la peli patriótica "Alexander Nevski", que Eisenstein rodó en 1938, para quienes la hayan visto).

¿Envenenó realmente Toregene a Yaroslav? La verdad es que resulta complicado determinarlo. Por supuesto que no hubo ni investigación ni encuesta, y el propio Piano Carpini se limita a constatar los hechos, sin juzgamiento alguno. Por otra parte, Toregene era conocida por ser una mujer intrigante y despiadada, y por lo tanto, no es tan impensable que haya decidido deshacerse de un príncipe molesto de una vez por todas. Sea como fuere, el resultado de la muerte de Yaroslav fue que el dominio mongol sobre los rusos quedó bien asentado, y la Horda de Oro mongola ya no se movería de Rusia en un buen par de siglos.

jueves, 12 de noviembre de 2009

El misterio del mammotowakost.

A comienzos del siglo XVIII, era casi un dogma de fe que la naturaleza no podía cambiar. Y todo lo que en el registro geológico pudiera aparecer fuera de lugar, solía explicarse con el Diluvio Universal, ya que el único texto sobre la Historia de la Tierra que existía como digno de crédito, era la Biblia. Por eso, el descubrimiento de una nueva bestia debía tomar a los nativos de la época, como mínimo, por sorpresa. Pero esta historia principia en otro punto muy diferente: en la Batalla de Poltava, librada en 1709, y que significó el fracaso del último intento de Suecia por invadir Rusia (¡así, como suena, hubo una época en ser sueco la llevaba en el mapa europeo!). Los rusos tomaron numerosos prisioneros suecos, y los enviaron desterrados a Siberia y Tartaria. De tales regiones, los que consiguieron sobrevivir regresaron con toda clase de noticias sobre dichas regiones y sus habitantes. Y entre esas noticias, venían los relatos sobre una extraña nueva bestia: el "mammotowakost"...

La primera noticia que se dio sobre el dichoso mammotowakost fue dada por un capitán de caballería de apellido Kagg, en 1722. Posteriormente un agrimensor llamado Tabbert von Strahlenberg dio nuevas referencias. Este, reuniendo declaraciones de científicos de San Petersburgo, además de traficantes de pieles cosacos, declaró que todo el marfil ruso y chino procedía del mammotowakost. Eso hoy en día nos parece una obviedad (se sabe que el elefante sólo vive en Africa y la India, o en los zoológicos, en la actualidad), pero en ese tiempo de extensas áreas mundiales inexploradas, era toda una noticia. Lo curioso es que nadie había visto a ningún mammotowakost vivo: sólo aparecían sus esqueletos... a veces, detalle gore éste, con pedazos de carne podrida y huesos ensangrentados. Un médico y botánico alemán de apellido Messerschmidt había testimoniado que la bestia "tenía pelos largos como una cabra y que, posiblemente, era el behemoth bíblico", idea lógica en un mundo dominado por las concepciones cosmológicas de la Biblia. El tal Messerschmidt había hecho su hallazgo enterrado en la nieve, recorriendo el río Indigirka en 1724, en una expedición de exploración natural auspiciada por el Zar Pedro el Grande (el mismo que occidentalizó Rusia y prohibió las barbas).

Los científicos se tomaron las noticias con sorna. Linneo, el más grande naturalista de su tiempo, autor de la clasificación de las especies que sirve de base a la actual, los descartó como simples piedras fosilizadas que por pura coincidencia guardaban resemblanza con huesos de algún tipo. En cuanto a los huesos ensangrentados y etcétera, esos debían ser chismes y exageraciones de nativos supersticiosos. Además, la investigación paleontológica no podía ser apoyada por nativos supersticiosos que, al no ver ningún mammotowakost vivo, habían llegado a la conclusión de que eran criaturas del inframundo, que acarreaban la enfermedad y la muerte sobre todos aquellos quienes tuvieran la desgracia de toparse con un esqueleto entero en su camino. Finalmente, en 1803, empezó a circular en Europa el dibujo de un cadáver encontrado en un bloque de hielo, en 1779, en el Río Lena, y que en 1801 había empezado a deshielarse. La existencia del mammotowakost ahora era incontrovertible, aunque por motivos comprensibles, los investigadores se referían a él simplemente con la abreviación "mamut"...

El famoso mamut, en efecto, era un gigantesco elefante prehistórico con pelo, que pobló Siberia durante la Era Glaciar. Los restos habían quedado congelados en la nieve, y los relatos de huesos carcomidos y ensangrentados tienen su lógica, si se considera que al deshielarse algunos cadáveres congelados de mamuts por accidente, sirvieron de opípara comida a los siempre hambrientos lobos de la estepa. Hay quien calcula que la tercera parte del marfil que circula en los mercados mundiales viene del mamut siberiano. Todas las tallas de marfil chinas, son de mamut siberiano. Y de marfil de mamut siberiano fue confeccionado el gran trono de marfil del Khan de la Horda de Oro, que rigió a Rusia durante la Edad Media. Y ni los artesanos chinos ni los talladores mongoles parecían pensar que se las estaban viendo nada menos que con restos fósiles de miles de años de antigüedad...

jueves, 6 de agosto de 2009

Bombas nucleares para demoler asteroides.


Gracias a películas como "Armagedón" e "Impacto Profundo", la idea de destruir a pepinazos nucleares un asteroide, como medida de seguridad para evitar que alguno de ellos impacte y arrase la Tierra (bueno, la civilización humana al menos) es un lugar común de la cultura popular. No corresponde hablar aquí de las dificultades técnicas de la empresa (esto es Siglos Curiosos y no High-Tech Curioso), pero nos referiremos brevemente a los peculiares orígenes de la idea.

La bomba nuclear fue diseñada, por supuesto, como arma de guerra, pero debido a que su uso era un poco complicado (por el casi insignificante detalle de que quien dispara primero muere segundo por el ataque de represalia), se fueron acumulando en los silos y bodegas nucleares, producidos con la esperanza de no ser usados jamás, y por lo tanto, siendo un desperdicio de recursos a medida que caían en la obsolescencia. Las superpotencias, por lo tanto, decidieron explorar las posibilidades de uso pacífico de la energía nuclear (de las bombas atómicas acumuladas y en curso de obsolescencia, entiéndase).

A mediados de la década de 1970, el técnico ruso Vadim Simonenko recibió el encargo de explorar los usos pacíficos de la bomba nuclear. En aquellos años se hablaba sobre la posibilidad de usar explosiones atómicas en labores de excavación (nivelar montañas, cavar canales...). Podía usarse para ello un dispositivo con forma de torpedo, que por su forma tendía a concentrar la energía de la explosión en forma lateral, algo ideal para excavaciones. La idea demostró, a la larga, ser poco viable, probablemente por lo impracticable que habría de quedar el terreno debido a la radiación subsiguiente. Después, la Unión Soviética cayó, y las investigaciones en el rubro cesaron. Pero Vadim Simonenko encontró tiempo para reflexionar sobre el problema de los asteroides. De esta manera, diseñó dos estrategias para combatir asteroides. Para los más grandes bastaría con detonar una carga nuclear en su superficie para desviar su órbita. Para una roca espacial más pequeña: "Sería más sencillo, la vaporizamos".

Por supuesto que el trabajo de Simonenko no es único, y se han hecho trabajos similares del lado estadounidense de la Guerra Fría. Puede afirmarse así que la técnica para liquidar un asteroide asesino en curso de colisión con la Tierra existe (si bien sería enormemente cara, claro está). Pero hay otros problemas subsiguientes. En 1966 entró en vigencia el Tratado del Espacio Exterior, que prohibe entre otras cosas la nuclearización del espacio extraplanetario. Lanzar una bomba atómica contra un asteroide implicaría infringir el tratado, algo necesario para la supervivencia humana, pero muy malo para un escenario de "el día después", por aquello de la política (¿en qué quedaría el tratado después?). Quizás algún día esto pase, y surja de aquí un poco más de material para Siglos Curiosos...

NOTA DE SIGLOS CURIOSOS: Este posteo está dedicado a la memoria de Sergio Meier Frei (1966-2009), escritor chileno de Ciencia Ficción.

domingo, 17 de mayo de 2009

Inepcia en el frente ruso.

Es bien conocida la terrible manera en que los rusos se condujeron durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918). La razón debe buscarse, entre otras, en la profunda corrupción imperante en la Corte de Nicolás II, que promovía a oficiales por favores o nepotismo en vez de cualidades, por lo que se llevaron chascos como subvalorar a los japoneses (fatalmente, como se vio después), o el desastre de la Expedición de Rozhestvensky en 1905. Y en la Primera Guerra Mundial, volvería a suceder.

Ya a comienzos de la guerra, en la invasión alemana contra Prusia Oriental en 1914, hubo un problema fatal relacionado con el comandante de caballería del Primer Ejército ruso, que era el Jan de Nakhichevan. Resultó que el Jan perdió contacto con sus propias tropas, y para cuando vinieron a regresar por él, descubrieron que estaba en su tienda de campaña, aquejado por un duro ataque de hemorroides que, lógicamente, le impedía comandar a su caballería desde la montura de su caballo.

Pero el principal problema que debían afrontar los rusos fue la enemistad entre Pavel Rennenkampf, General del Primer Ejército Ruso, y Aleksandr Samsonov, General del Segundo Ejército Ruso (y no habían otros dos ejércitos que éstos, para completar el desastre). Ambos se habían insultado rudamente en una estación de tren en Mukden, durante la Guerra Ruso-Japonesa (una década atrás), y se odiaban con todas sus fuerzas. El Coronel alemán Max Hoffman desarrolló un plan de ataque que implicaba atacar primero a Samsonov y su Segundo Ejército, y luego a Rennenkampf y su Primer Ejército, a sabiendas de que Rennenkampf no ayudaría a Samsonov. Apuesta arriesgada donde las haya, pero un plan audaz a fin de cuentas. El plan alemán desembocó en la Batalla de Tannenburg (23 de Agosto a 02 de Septiembre de 1914) y en la siguiente Batalla de los Lagos Masuri (Septiembre 09 a 14 de 1914). La derrota rusa fue tan completa, que los rusos debieron batirse en retirada, con el Segundo Ejército completante destruido y el Primer Ejército muy maltrecho. Temeroso de tener que enfrentar al Zar Nicolás II con las peores noticias imaginables, Samsonov lavó su deshonor saltándose la tapa de los sesos de un disparo. Fue el fin de la cordial enemistad entre Samsonov y Rennenkampf. Hoffman, por su parte, el arquitecto de la victoria alemana, se permitió ironizar: "Si la Batalla de Waterloo se ganó en los campos de juego de Eton, la de Tannenburg se ganó en un andén de estación de Mukden"...

La enemistad de Samsonov y de Rennemkampf, que tan desastrosas consecuencias tuvo para el ejército ruso, no fue ni con mucho un caso aislado. El Comandante Nikolai Ivanov y el jefe de estado mayor Mijail Alexeyev se pelearon entre los dos hasta tal punto por el privilegio de ser el primero que abriera los telegramas, que se tomó la decisión salomónica de enviar cada uno con dos copias. Fue para peor, porque Ivanov y Alexeyev, ignorándose mutuamente, daban cada uno órdenes distintas sobre las noticias de los mismos.

El resultado de estas y otras hostilidades intestinas en el seno del alto mando militar ruso, provocó que aunque los soldados rusos pelearon heroicamente durante cuatro años, los alemanes no tuvieron nunca demasiadas dificultades en ese frente militar. Cuando, después de la Revolución de 1917, los bolcheviques accedieron al poder, entraron en negociaciones que remataron en la Paz de Brest-Litovsk, por la cual los rusos hubieron de retirarse de la Primera Guerra Mundial antes del desplome alemán. En la Segunda Guerra Mundial, los rusos tendrían más o menos una oportunidad para redimirse, aunque para esas fechas el alto mando ruso estaba guiado no por el inepto Nicolás II, sino por el férreo Stalin...

domingo, 8 de marzo de 2009

Vitali Kaloyev desde la cárcel al ministerio.

La historia de Vitali Kaloyev (Виталий Константинович Калоев) es literalmente la de un hombre que fue desde la cárcel hasta un ministerio. Y además, involucra un accidente aéreo. Todos los ingredientes para una buena peli de Hollywood, de no ser porque difícilmente un asesino a sangre fría podría ser considerado como un héroe... Aunque el tema de la venganza siempre tiene sus partidarios. He aquí la historia.

Kaloyev nació en el año 1956, en Vladikávkaz, la capital de Osetia del Norte, que en ese tiempo formaba parte de la Unión Soviética, y en los nuestros es una república de la Federación Rusa. Su historia personal no tiene rasgos demasiado peculiares, aparte de ser un arquitecto, hasta que el 01 de Julio de 2002, el Vuelo 2937 de Bashkirian Airlines (aerolínea hoy extinta, declarada en bancarrota en 2007), que iba desde Moscú hasta Barcelona, se estrelló en Alemania contra un vuelo que viajaba desde Bahrein a Bruselas. La investigación subsiguiente declaró, en el año 2004, que la colisión en el aire se debió a un error de la torre de control. El sistema antichoques de la misma estaba apagado aquella noche, pero el controlador Peter Nielsen no tomó en cuenta este detalle, y dio instrucciones incorrectas para prevenir una colisión, precipitándola en vez de evitarla. La catástrofe subsiguiente dejó un saldo de 71 muertos, lo que la convierte en una de los peores accidentes aéreos en la Historia de Alemania. El propio Nielsen, abrumado por la culpa de haber provocado el accidente (aunque en rigor no fue el único responsable, ya que hubo fallos técnicos también), no pudo trabajar más.

Pero no se detiene ahí. Entre las 71 víctimas estaban la esposa (Svetlana) del mencionado Kaloyev, además de sus hijos de cuatro (Diana) y diez (Konstantin) años. Kaloyev fue uno de los primeros que acudió a la zona de desastre, y cayó en un profundo estado depresivo. Dejó de trabajar, dejó de afeitarse, comenzó a vestir únicamente de negro, y en su casa construyó un santuario para su familia. En el año 2004, cuando salió el reporte final sobre el accidente, Kaloyev investigó el paradero de Nielsen a través de un detective privado. Fue a su casa, en las cercanías de la ciudad suiza de Zürich, y lo confrontó, mostrándole fotos de sus hijos y su esposa en sus respectivos ataúdes. Nielsen intentó cerrar la puerta, pero en vano. Kaloyev botó las fotografías y lo apuñaló sin misericordia alguna, delante de las tres hijas y la esposa del controlador de vuelo. Este falleció casi de inmediato, desangrado. El propio Kaloyev fue arrestado poco después.

Kaloyev fue condenado el 26 de Octubre de 2005 a ocho años de cárcel. El fallo originó movilizaciones entre grupos rusos decididos a obtener su liberación, considerando que Kaloyev había cumplido su deber, vengando a su familia. El caso es que la defensa de Kaloyev apeló la sentencia, la cual fue revocada por no haberse considerado suficientemente el estado mental de éste. En 2007 salió de prisión, volvió a Osetia del Norte, y no sólo fue elegido "Osetio del Año", sino que además el gobierno local lo nombró Viceministro de Construcción. Cuando estalló la Guerra de Osetia, en Septiembre de 2008, Kaloyev tomó su vehículo ministerial y viajó para unirse a las tropas rusoosetias y luchar contra Georgia. Un periodista alemán del diario Die Zeit le preguntó por qué había hecho tal cosa, y Kaloyev se limitó a responder: "Si alguien me ataca, yo ataco de vuelta"...

jueves, 12 de junio de 2008

El incidente de Dogger Bank.

Dentro de la desastrosa expedición de 18.000 mil millas que emprendió el Almirante ruso Zinovy Petrovitch Rozhestvensky desde el Mar Báltico hacia el Mar de Japón para librar la guerra contra los japoneses, en el contexto de la Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905), el más grave de los episodios fue el incidente de Dogger Bank, que estuvo a punto de arrojar a Rusia e Inglaterra a un conflicto armado de gran escala, diez años antes de que ambas fueran aliadas contra Alemania en la Primera Guerra Mundial... La historia es la siguiente.

Rozhestvensky era un gran almirante, pero comandaba naves obsoletas, e incluso peligrosas para su propia tripulación, por no hablar de ésta, que era incompetente y además estaba desmoralizada. Después del Mar Báltico y navegando por el Mar del Norte con rumbo al Cabo de la Buena Esperanza, para desde allí enfilar a Japón a través del Océano Indico, los marineros rusos estaban nerviosos y avistaban torpederos japoneses por todas partes. En la tarde del 21 de Octubre de 1904, el Kamchatka, barco de reparaciones de la flota, radió al resto de la flota que estaba bajo ataque; el mensaje había sido radiado por el capitán, que en ese minuto estaba borracho, y que en su embriaguez, había tomado a un mercante sueco, un pesquero alemán y una goleta francesa por buques japoneses; el Kamchatka les disparó 300 obuses, antes de que la "batalla" terminara. El asunto hubiera quedado ahí, pero la flota entera estaba nerviosa, y se acercaba la noche...

En plena noche, se cruzaron con una escuadrilla de unos treinta barcos británicos, dedicados a la pesca de arrastre. Los rusos, nerviosos, interpretaron incorrectamente las señales del Kamchatka (que por error, en vez de enviar "ahora estamos bien", habían enviado "¿ven torpederos japoneses?"), y abrieron fuego. Uno de los pesqueros británicos fue hundido, al tiempo que varios pescadores fueron heridos, y unos cuantos cayeron muertos. Y se puso aún peor. En la confusión de la noche, al aproximarse el crucero Aurora, que no había participado en los hechos, los rusos lo tomaron por una de las naves japonesas, y abrieron fuego sobre ella; en este caso las mutuas incompetencias se anularon, porque sólo la miserable pericia de los artilleros rusos impidió que este fuego amistoso cruzado terminara en daños mayores para la propia escuadra rusa (este Aurora es el mismo que, más de una década después, tendrá una destacada participación en la Revolución de Octubre de 1917); de todas maneras, un sacerdote ruso que terminó envuelto en el fuego cruzado, acabó muerto.

Cuando la noticia llegó hasta el Foreign Office de Londres, la guerra entre Rusia e Inglaterra estuvo a punto de estallar, en particular porque los ingleses a la sazón eran amigos de los japoneses, y el incidente les daba el pretexto preciso. La prensa británica, por su parte, se cebó en Rozhestvensky y su escuadra. Finalmente los rusos y los ingleses llegaron a un acuerdo, y los primeros le pagaron 66.000 libras esterlinas a los pescadores víctimas del incidente. En cuanto a Rozhestvensky, se le ordenó recalar en Vigo (España), lugar en donde fueron dejados atrás los oficiales considerados como responsables del incidente. Después de lo cual siguió la misión de Rozhestvensky, hasta su lógico y triste resultado final, cuando enfrentados a los verdaderos buques japoneses, terminaron aportando una dosis substancial de hierro a los fondos marinos del Japón...

domingo, 8 de junio de 2008

Los accidentes de la expedición Rozhestvensky.

Ya hemos hablado del desastre anunciado que fue la expedición liderada heroicamente por el Almirante Zinovy Petrovitch Rozhestvensky (1848-1909), en su viaje desde el Mar Báltico hasta el Mar de Japón con buques completamente inútiles para el combate, durante la Guerra Ruso-Japonesa de 1904 a 1905, y de su desastroso final. Pero no hemos hablado aún de su tripulación, todos ellos bisoños incompetentes, y por ende, serios candidatos a ser masacrados en batalla (como de hecho, al final, sucedió).

Rozhestvensky era un veterano de la guerra de Rusia contra Turquía, y era bien conocido por su carácter de hierro. Pero esto no bastó para levantar la moral de sus hombres; sus vigías, por ejemplo, veían torpederos japoneses por todas partes. Sobre el famoso incidente de Dogger Bank, que casi precipitó una guerra entre Rusia e Inglaterra, nos referiremos en una próxima ocasión, así es que repasaremos algunas perlas del resto de la expedición.

Uno de los problemas logísticos más recurrentes se relacionaba con los códigos, al punto que por no repartirse los nuevos libros de códigos, un ejercicio para alinear buques en una sola línea de fondo fracasó y la escuadra terminó dispersa en todas direcciones. Peor aún eran las prácticas de artillería. Cuando joven, Rozhestvensky había ganado fama por su puntería, pero ahora sus hombres no fueron capaces de acertar a ningún blanco estacionario; al final del ejercicio, la bandera de señales marcaba un solo impacto... no en el blanco mismo, sino en el barco que lo remolcaba. En otra ocasión, los ejercicios con torpedos no sólo fueron un fracaso, sino que además, de siete, uno de ellos se atascó, sólo dos mantuvieron un rumbo estable (pero no dieron en el blanco), y el último empezó a dar vueltas en círculos, asomando la nariz y sumergiéndose alternativamente en las aguas, sembrando por supuesto de terror a la flota completa.

Frente a todo esto, desde San Petersburgo, la capital de Rusia, le enviaron refuerzos a Rozhestvensky; si los barcos de Rozhestvensky, con todos sus problemas, eran lo más granado de la flota rusa, entonces qué quedaba para aquellas naves de refuerzo que éste había calificado como "viejas bañeras" y una "colección arqueológica de arquitectura naval". De manera que en vez de esperar, Rozhestvensky ordenó acelerar el rumbo de la flota completa, escapando de sus propios refuerzos, para que las viejas bañeras no se sumaran a su escuadra... En medio de la fuga, inadvertidamente cortaron el cable de comunicaciones telegráficas entre Tánger y Europa, incomunicando a ambas regiones por cuatro días, y creando de paso un nuevo incidente internacional.

Cuando llegaron al Mar del Japón, ya Rozhestvensky estaba completamente baldado, con ataques de neuralgia que lo enviaban inmovilizado al camarote. Le llegó entonces la orden de vencer, enfilar luego a Vladivostok, y entregar el mando a un petimetre que había ganado reputación de gran guerrero más con dotes cortesanas que verdaderamente militares, porque el tal Biriloff nunca había estado en acción. Encontró a la flota japonesa en el Estrecho de Tsushima, dio dos órdenes completamente descabelladas, y luego fue puesto fuera de combate por los cascotes de una granada que impactaron en su cabeza. Capturado por los japoneses, y liberado tiempo después, debió afrontar la corte marcial. Aunque se probó que no había rendido la flota por haber estado inconsciente, Rozhestvensky consiguió sacar un último gesto de heroísmo, y se negó a excusarse de la responsabilidad que le cabía como superior al mando, pidiendo en vez de ello clemencia al Zar. Este se la concedió, y le conmutó la pena de muerte por un corto período de prisión. El pobre y esforzado Rozhestvensky, cuya última gran misión militar había terminado tan mal, falleció poco después, en 1909: había cumplido recientemente los 60 años.

jueves, 5 de junio de 2008

La fracasada expedición naval de Rozhestvensky.

Uno de los mayores fiascos en la historia militar del completo siglo XX, fue la expedición que emprendió el fiero Almirante ruso Zinovy Petrovitch Rozhestvensky para derrotar al Japón. La misión estaba condenada al fracaso desde el primer día, pero Rozhestvensky fue fiel a su deber hasta el último. Para desgracia de su memoria, esta misión no fue tanto una tragedia épica como una comedia negra, a lo menos la mayor parte de su derrotero hasta su (previsible) final.

A finales del siglo XIX, Rusia se había extendido por Siberia, y en 1869 había habilitado el puerto de Vladivostok, lista para saltar al dominio del Océano Pacífico. La idea era buena, pero la inepcia de los altos mandos de la corte zarista olvidó el pequeño detalle de que las instalaciones rusas en el Pacífico debían ser protegidas convenientemente con una escuadra de guerra, si es que querían crearse una esfera de influencia en la región. Además, los rusos despreciaban a los japoneses, la otra gran potencia en la región, por ser asiáticos, siguiendo el racismo común europeo del siglo XIX; el propio Zar Nicolás II compartía esta animosidad, desde que en una visita a Japón, un fanático había perpetrado un atentado en su contra, que le había dejado una fea cicatriz en el rostro.

Por eso, cuando en 1904 estallaron las hostilidades entre Rusia y Japón, por la hegemonía naval en el Océano Pacífico, los rusos estaban cualquier cosa, menos preparados. Rozhestvensky era Almirante, pero en la flota del Mar Báltico, y ésta era la única que tenía alguna oportunidad contra los modernos acorazados japoneses. Como el Canal de Suez estaba en manos británicas (y los británicos no iban a prestar dicho Canal para el paso no precisamente inocente de una escuadra enemiga), se le pedía a Rozhestvensky que navegara con su flota nada menos que 18.000 millas desde el Mar Báltico hacia el Atlántico, lo recorriera entero hasta el sur de Africa, y desde ahí torciera hacia el Océano Indico para enfilar a Japón. Todo esto, al mando de la mayor escuadra en la Historia Universal que se ha puesto en movimiento con calderas alimentadas por carbón... sin que hubiera una sola miserable base de suministros en todo el camino, por lo que el alto mando ruso debió concertar de emergencia una serie de reuniones en alta mar con barcos de abastecimientos de la compañía Hamburg-Amerika, para dotar a las naves del carbón sin el cual hubieran acabado convertidas en cacharros inútiles y a la deriva. Para colmo, para muchos de estos buques de clase Bodorino, era su viaje de pruebas. En cuanto a la clase Suvaroff, las condiciones eran peores; las ocurrencias y modificaciones tardías de los diseñadores rusos hicieron que estos buques fueran tan pesados, que el armamento secundario inferior no podía usarse en ningún tipo de mar. La situación en los Suvaroff fue tan crítica, que a los pocos días de marcha, Rozhestvensky les envió orden de que no enarbolaran ningún banderín o estandarte que no fuera esencial, para que el peso de éstos no desestabilizara las naves y las llevara a volcar...

Sobre la incompetencia de la tripulación y la corrupción de los superiores de Rozhestvensky cómodamente sentados en sus escritorios de la corte zarista hay tanto material, que quedará para un posteo posterior de Siglos Curiosos. Sólo digamos, por el momento, que con semejantes buques y falta de apoyo logístico, la expedición militar de Rozhestvensky estaba literalmente condenada al fracaso. Que fue, por último, su triste destino final, cuando por fin consiguieron llegar a aguas japonesas, sólo para ser hundidos por los frescos y superiores marinos y acorazados japoneses, que luchaban además en su propio territorio.

jueves, 22 de noviembre de 2007

¿Independencia de Transnistria...?

¿Es Transnistria una nación independiente? De hecho, se comporta como tal, pero a nivel jurídico, ninguna nación de la Tierra la reconoce como tal. La historia de esta confusión está asociada, por supuesto, a la caída del bloque soviético, después de 1989.

Transnistria es una nación ubicada al este del Río Dniéper. En términos de la geografía política aceptada internacionalmente, pertenece a la República de Moldavia, pero los transnistrianos pretenden que su nación es completamente independiente, y de hecho, tienen un gobierno propio con elecciones democráticas... o algo así, porque como es común en los Estados surgidos después del desplome soviético, las instituciones democráticas no son demasiado firmes. Por su parte poseen una constitución propia, un escudo de armas, y un himno nacional. Y el Banco Nacional de Transnistria creó en 1994 el rublo transnistriano, aunque la hiperinflación llevó pronto a la creación de un segundo rublo transnistriano ¡el mismo año 1994! El tipo de cambio entre ambos era de 1000 a 1, pero en 2000 hubo necesidad de un tercer rublo transnistriano, que repitió el mismo tipo de cambio. A la fecha, en 2007, el rublo transnistriano se cotiza a razón de 10 de ellos por un euro; también se divide en 100 kopecs cada uno. Por otra parte, consecuencia lógica de su falta de reconocimiento internacional, carecen de un dominio propio en Internet, usando indistintamente las terminaciones .md (Moldavia) o .ru (Rusia).

En 1989 comenzó el largo calvario institucional de Transnistria. Al derrumbarse la Unión Soviética, Moldavia se independizó, para acto seguido iniciar negociaciones para reunificarse con Rumania. Esto, a los transnistrianos les sentó muy mal, declararon su independencia por cuenta propia, y pidieron su ingreso a la Federación Rusa. En 1992 estalló la guerra, que duró unos tres meses (de Marzo a Julio), la cual culminó con una mesa redonda en la que se sentaron diplomáticos moldavos, ucranianos, rusos y transnistrios. Quedó entonces acantonado el 14° Ejército Ruso, algo que los transnistrios aceptaron como una medida de protección contra Moldavia, mientras que Moldavia lo consideró como un acto de agresión contra su propia soberanía, porque consideran a Transnistria como parte de su territorio nacional.

En 2004 hubo una nueva crisis. La Autoridad Transnistria ordenó cerrar todas las escuelas que usaban el idioma rumano con la grafía latina, y cuando profesores y padres se opusieron a la medida, el gobierno ordenó arrestarlos. Moldavia decidió entonces crear un bloqueo económico contra Transnistria, pero el tiro les salió por la culata: resulta que la mayor parte de las plantas de energía moldavas construidas por la antigua Unión Soviética, estaban justamente en territorio transnistrio, por lo que éstos contestaron cortándoles varias veces la luz a los moldavos. La historia de tensiones tiene, al momento de escribir estas líneas, pocos visos de resolverse, y así es como Transnistria sigue comportándose como Estado independiente, aunque ninguno otro de sus supuestos "pares" quiera aceptarlo en el club de las naciones completamente soberanas...

domingo, 18 de marzo de 2007

Pedro el Grande contra las barbas.

El Zar Pedro el Grande de Rusia fue uno de los más notables personajes de todos los tiempos, por su fiereza en gobernar y cambiarle el rostro a un país entero. Al asumir el poder en 1689 (aunque lo obtuvo de manera plena al morir su madre en 1694), llevó a cabo una serie de campañas para occidentalizar a Rusia. En la época, el Imperio Ruso era una potencia tan atrasada, asiática y medieval, que en Europa se decía "rasca a un ruso, y encontrarás a un tártaro debajo".
Después de una "gira de estudios" de un año por Europa, entre los años 1696 y 1697, Pedro se decidió a imponer todo un programa de reformas en Rusia. Estaba convencido de que las potencias occidentales podrían fácilmente aplastar a Rusia, si ella misma no se occidentalizaba (algo que había pasado a comienzos del siglo XVII, cuando los polacos llegaron literalmente a ocupar Moscú). Encontró numerosa resistencia en su empeño, pero aplastó cualquier disidencia con brutalidad. Para profundizar la occidentalización, mandó construir toda una nueva ciudad a orillas del Río Neva, la actual San Petersburgo.
A la par de innovaciones técnicas y científicas, Pedro encontró una manera muy interesante de librar la guerra contra los boyardos, la clase aristocrática rusa, que se oponían a las reformas que podrían minar su poder, y que calificaban a Pedro incluso como "Anticristo". Pedro decidió corregirles la vestimenta. Prohibió así los caftanes, las chaquetas largas tradicionales de los boyardos, además de repartir manuales en los cuales se les enseñó modales tales como no rascarse los dientes con los cuchillos, o meterse los dedos en la nariz. Sin embargo, el símbolo de la guerra de Pedro contra la tradición rusa fue la prohibición de las tradicionales barbazas. Todas las barbas debieron ser afeitadas por orden del Zar. Como hubo conatos de sublevación por imponer esta medida, Pedro decidió que permitiría las barbas, después de todo, pero no dejó de cobrar un impuesto por ellas.

jueves, 9 de marzo de 2006

Así miraban los rusos a los japoneses.


Que los buenos informes por parte de los servicios de espionaje son esenciales para triunfar sobre los enemigos de la Patria, nadie lo pone en duda. Pero la contraparte, el daño que hacen los informes inexactos, es algo sobre lo que no se insiste mucho, en parte porque ningún servicio de inteligencia está dispuesto a ventilar sus propios errores.

Uno de los peores patinazos en ese sentido lo constituye la inteligencia del Estado Mayor ruso en la época de Nicolás II, frente a los japoneses. Los agregados militares rusos en Tokio enviaban informes como el siguiente:

"El ejército japonés dista mucho de haber salido del estado de desorganización que forzosamente ha de atravesar todo ejército. Han de transcurrir muchos años y tal vez siglos hasta que el ejército japonés asimile las bases morales sobre las que descansa la organización de todo ejército europeo".

Este comentario que el coronel Wannowski escribía en 1900, fue confirmado por él mismo al año siguiente, después de contemplar algunas maniobras militares japonesas:

"La escasa movilidad de las baterías se acerca algunas veces a lo cómico. El mando es débil y carece de toda iniciativa. Contra tal ejército, un destacamento de caballería provisto de artillería, procediendo con alguna resolución y rapidez, alcanzaría un éxito decisivo".

Sin embargo en 1904 (es decir, bastante antes que los "muchos años y tal vez siglos" profetizados por Wannowski) los japoneses lanzaron una ofensiva en toda regla sobre Rusia. La escuadra rusa fue hundida, los japoneses pusieron sitio a Port Arthur, se apoderaron por el tratado subsiguiente de este valiosísimo enclave militar y naval, impusieron un protectorado sobre Corea... y la humillante derrota a manos de un mando que "es débil y carece de toda iniciativa" gatilló nada menos que la Revolución de 1905, ya dentro de la propia Rusia Zarista...

La imagen que ilustra este posteo, es una caricatura yanki sobre lo que en ese minuto parecían condiciones exhorbitantes de paz por parte de los "japis"... pero que los rusos tuvieron que aceptar, no en balde habían sido batidos en toda regla.

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