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Poesía

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Diosa de luz persistes en esquivar fantasmas, te donas en la pira, vestal de mariposas. Renuncio a perseguirte, aguardo tu presencia en portales de fuego, en rituales ignotos, en la yerma estructura del cansancio y la fiebre. Hasta que tú me rozas con palidez de luna me consagro,  sujeta a tu gracia furtiva, naciente de llovizna,  arsenal de quimeras. Catalina Zentner Enero 2012 Imágenes tomadas de Internet

La rueda de los días

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Como un rayo de luz, como un soplo de brisa, repican cascabeles, reverdece el suspiro, crepúsculo de garzas, duendes en correteos, luna que se desata las trenzas, distraída. Brasas de ayer avivan párpados de rocío en rosas y camelias.  Lamento de torcazas, relojes atareados,  hombres de gris cubiertos,   almas que se desnudan de música y palabras. Mi capital de estrellas decrece,  ¿es posible remontar barriletes o dibujar auroras? Caliente mes de enero bordando precipicios,  en tanto gira y gira la rueda de los días. Catalina Zentner, enero 2012 Imagen tomada de Internet

Distancia y olvido

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Dicen que la distancia es el olvido pero yo no concibo esa razón… Roberto Cantoral Distancia y olvido, cercanía y resurrección. Y tú, más allá de mis desvelos, siendo presencia, llama votiva, claraboya por donde ingresa la claridad al cuarto donde languidezco, hecha sombra, rama seca, raíz desmembrada. Futilidad de saber de la acidez del vino y la palidez del acebo que intentamos reverdecer aunque el granizo hizo lo suyo sin que pudiésemos evitarlo. Distancia-desmemoria y en el medio, mi rebeldía diciendo que es posible sortear las riberas de un adiós desesperado para flotar en medio de la nada, aguardando el viento propicio que calmará el ardor de mis pupilas, ciegas de tu luz amada, esquiva, inabordable, ausente, voluble y tendenciosa. Catalina Zentner Abril, 2008

Encenderé una vela...

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“… nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti" John Donne Encenderé una vela por aquellos que padecen vacío en sus estómagos y fatal desnudez de su memoria; por los que perdieron el rumbo del amor, sometidos a la vileza y el escarnio. Por los niños violados, los ancianos sin cobijo ni ternura, abatidos en soledades y cenizas. Por los ciegos que miran sus bolsillos y no ven lo que pasa a su costado. Otra por mis hermanos de distinto color, cuya sangre no se diferencia de la mía, por el derecho de todos y cada uno a su libertad de amar y creer en los dioses que elijan, siempre que se rijan por la bondad y no como pretexto para el odio. Una vela que borre oscuridades y traiga luz radiante y esperanzas. Otra que avente absurdas tempestades desde el clamor de este planeta escarnecido, por el canto quebrado de los pájaros, por las focas que van a su exterminio. ¡Cuántas velas tendrán que ser prendidas para tanta injusticia, tanto agobio! Mientras, en...