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jueves, 7 de julio de 2022

Un yanqui en la corte del rey Arturo


El año pasado leí la siguiente novela y resultó ser de esas que te atrapan con ávido interés de saber qué pasará a continuación, capítulo tras capítulo. A continuación, transcribo algo de lo que dice Wikipedia sobre esta novela. 

""Un yanqui en la corte del rey Arturo (título original en inglés: A Connecticut Yankee in King Arthur's Court) es una novela del escritor estadounidense Mark Twain publicada en 1889. Se trata de una sátira en la cual, por medio de un viaje a través del tiempo, se contrapone la civilización occidental del siglo XIX frente a la Edad Media europea.

El autor trascribe el texto de un tal Hank Morgan, yanqui de Connecticut, quien viaja de manera inexplicada hacia los tiempos del legendario Rey Arturo, presentados tal cual aparecen en la obra de Thomas Malory.

Se han realizado numerosas adaptaciones cinematográficas de la novela, ninguna de las cuales sigue de cerca el argumento de Twain".

viernes, 14 de febrero de 2014

Un mundo nuevo y un difunto



El mundo sigue girando. Los esfuerzos se dispersan del objetivo exigido y los dedos se ocupan de cualquier otra cosa, menos de lo que se espera que hagan. Un caso similar con el intelecto, distraído. Una franca actitud pasiva ante los deberes.
En un rincón del litoral, ahí donde florece el atardecer en jirones rosados y cardenales, y otros tanto pícaros de colores azules y anaranjados opacos que pululan alrededor de la parra, la proximidad del río y la distensión, favorecen la lectura. Títulos que se abrían muy cada tanto, casi con un letargo de hibernación, se nutrieron de golpe con ojos, mucho ojos que completaron dos tercios del total de su cuerpo. Otras letras se adelantaron y lucharon unas con otras en medio de una guerra civil y de un histórico compromiso revolucionario.
El mundo sigue girando. Acabo de comenzar con "El difunto Matías Pascal", de Luigi Pirandello. El mundo sigue girando y antes de que lo siga haciendo con una fuerza inusitada que pareciera tirarte como de un zamba, re leo una parte del comienzo que me gustó particularmente.
—Reverendo amigo —dígole yo, sentado en el poyo, con la barba apoyada en el puño del
bastón, mientras él anda cuidando sus berzas—, no me parece que sea ya tiempo el que
corre de escribir libros, ni siquiera de escribirlos por broma. En relación con la literatura,
como con todo lo demás, tengo que repetir mi habitual estribillo: ¡Maldito sea Copérnico!
—Hombre, ¿y qué tiene que freír en esto Copérnico?— exclama don Eligio, irguiendo el
busto, con la cara que le echa fuego bajo el sombrero de paja.
—Pues sí que tiene que freír, don Eligio. Porque, cuando la Tierra no giraba...
—¡Y dale! ¡Pero si ha girado siempre!
—No, señor, no ha girado, porque el hombre no lo sabía, y, por lo tanto, era como si no
girase. Además, que usted no puede poner en tela de juicio lo de que Josué detuvo al Sol.
Pero dejemos esto a un lado. Digo que, cuando la Tierra no giraba, y el hombre, vestido de
griego o de romano, hacía en ella tan gallarda figura y tenía tan alta opinión de sí mismo y
se recreaba tanto en su propia dignidad, me parece lógico que pudiese encontrar gusto en la
lectura de una narración minuciosa y llena de pormenores oc iosos. ¿Dice o no dice
Quintiliano, como usted mismo me ha enseñado, que la Historia, debía escribirse para
contar y no para probar nada?

lunes, 30 de septiembre de 2013

Desenmascarando discursos impuestos



Breve momento de lectura matinal. De esa que, o te entretiene, o te hace relfexionar y profundizar en puntos de vista sobre problemáticas y discusiones vigentes. Y a medida que avanzo en los párrafos y las ideas desarrolladas, es notable cuan al día se mantiene lo expuesto.
Acabo de arrancar a leer un libro que tengo en word. He aquí un fragmento:

"El procedimiento favorito del filisteo moralizador consiste en identificar los modos de actuar de la reacción con los de la revolución. El buen éxito del procedimiento se consigue con ayuda de analogías de forma. Zarismo y bolchevismo son gemelos. También es posible descubrir gemelos del fascismo y el comunismo. Se puede formular una lista de rasgos comunes entre el catolicismo, y aún el jesuitismo y el bolchevismo. Por su parte, Hitler y Mussolini, utilizando un método enteramente semejante, demuestran que liberalismo,   democracia y bolchevismo sólo son distintas manifestaciones de un solo y mismo mal. La idea de que stalinismo y trotskysmo son "en el fondo" idénticos, encuentra hoy la más amplia aceptación. Reúne en su rededor a liberales, demócratas, píos católicos, idealistas, pragmatistas, anarquistas y fascistas.  Si los stalinistas no están en posibilidad de unirse a ese "frente popular", sólo es porque — por casualidad — se hallan ocupados en exterminar a los trotskystas.
El rasgo fundamental de esas asimilaciones e identificaciones lo constituye el ignorar completamente la base material de las diversas tendencias, es decir, su naturaleza de clase, y por eso mismo su papel histórico objetivo. En lugar de eso, se valoran y clasifican las distintas tendencias según cualquier indicio exterior y secundario; lo más a menudo, según su actitud frente a tal o cual principio abstracto, que para el clasificador dado tiene un valor profesional muy particular. Así, para el papa romano, los francmasones, los darwinistas, los marxistas y los anarquistas son gemelos, puesto que todos por igual niegan sacrílegamente la Inmaculada Concepción. Para Hitler, liberalismo y marxismo son gemelos, puesto que ignoran "la sangre y el honor". Para los demócratas, son el fascismo y el bolchevismo los gemelos, puesto que no se inclinan ante el sufragio universal. Etcétera, etcétera.
Los rasgos comunes a las tendencias así comparadas son innegables. La realidad, sin embargo, es que el desarrollo de la especie humana no se agota ni con el sufragio universal, ni con "la sangre y el honor", ni con el dogma de la Inmaculada
Concepción. El proceso histórico es, ante todo, lucha de clases y acontece que clases diferentes, en nombre de finalidades diferentes, usen medios análogos. En el fondo, no podría ser de otro modo. Los ejércitos beligerantes son siempre más o menos simétricos y si no hubiera nada de común en sus métodos de lucha, no podrían lanzarse ataques uno al otro."
Extraído de Su moral y la nuestra, de León Trotsky. Si querés continuar leyendo, como yo lo haré, date una vuelta por acá.

viernes, 9 de agosto de 2013

Detrás de las palabras



La biblioteca. Lugar interesante, si los hay. No, no es una ironía pretendida de la antítesis de un lugar supuestamente entretenido para pasar una hora o dos. Para Jorge Luis Borges, no había mejor lugar en el que estar; casi como morar en un santuario. Ese es el imaginario que también forma parte de lo que se entiende por y lo que representa una biblioteca.
Para un futuro bibliotecólogo escolar, acudir a una biblioteca, a la sala de referencia, es lo más normal. Encomendandome a esa tarea, descubrí un libro que me atrapó inmediatamente la atención. Se trata del Diccionario etimológoco del lunfardo, de Oscar Conde.
¿No podía haber sido un hallazgo más adecuado, no? Una refracción hacia el propio mundo de lo letrado. La etimología de las palabras, o sea el orígen de su significado, que en este caso cubre el campo de aquellas que son tan propias de los porteños y argentinos en general. Aquellas palabras del lunfardo que ya tan  naturalizadas las tenemos.
He aquí el prólogo y las primeras páginas del ya mencionado diccionario.

jueves, 18 de julio de 2013

Breve lapsus escapista



Estudiando, estudiando, final, al final, el final... y de repenté leí algo que me provocó escribir uan nota al márgen distinta a las demás.
(...) La relación que establece cada uno de ellos respecto del acontecimiento que representan -el ataque a una diligencia- no es otra cosa que el deseo de formar parte del acontecimiento, el deseo de vivir esta vida en calidad de participante (...) Esa relación con la vida que se manifiesta en el deseo de vivirla "en persona" no constituye una relación estética con ella; en tal sentido, el juego comparte la misma naturaleza que el sueño o la lectura ingenua de una novela que hace que uno se identifique con el personaje principal para vivir, en la categoría del yo, su realidad y su interesante vida, en otras palabras, que uno sueñe dirigido por un autor. Pero esto nada tiene que ver con el acontecimiento artístico. 
Esta cita de Mijaíl Bajtín (que no pude precisar de que texto fue extraíada), leída en Sociología de la lectura: Del consumo cultural a las formas de la experiencia literaria, inmediatamente me provocó marcar la fotocopia con mi birome y poner...

  "ésta parte me encantó".