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18 junio 2009

Fundación del Patrimonio Histórico empieza la excavación arqueológica en la basílica paleocristiana de Marialba (León)

Publicado en Europa Press

La Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León inició la primera fase de la excavación arqueológica de la basílica paleocristiana de Marialba de la Ribera, ubicada en la localidad leonesa de Villaturiel, así como tres estudios más necesarios para definir las actuaciones futuras, una vez que recibió la autorización de la Junta de Castilla y León para acometer estos trabajos en el yacimiento.

La Fundación, según informó en un comunicado recogido por Europa Press, dispone ya de una memoria de actuaciones de protección y puesta en valor del lugar y establece, en primer lugar, la necesidad de aclarar, a través de la investigación directa sobre los restos, cuál sería la mejor opción para recuperarlos ya que se han visto afectados por el abandono, el paso del tiempo, la suciedad, la humedad y otras condiciones climáticas así como por la vegetación.

La excavación abarcará una superficie de más de 2.000 metros cuadrados y se encargó a un director científico y una empresa leonesa con un equipo de trabajo compuesto por tres arqueólogos y al menos una docena de trabajadores, además de una especialista en epigrafía (inscripciones sobre piedra), historiadores medievalistas, dos especialistas en antropología física y un arquitecto técnico.

El trabajo arqueológico superará, en algunas zonas la parcela pública que está vallada y comprenderá sondeos perimetrales; la excavación de zonas no excavadas en el entorno inmediato y la limpieza, descubrimiento y reexcavación de los sectores excavados entre 1967 y 1969.

En primer lugar, se ha retirado el vallado que limitaba la zona arqueológica y el antiguo vallado del recinto para poder excavar en las zonas donde se prevé que los sondeos van a superar estos límites. A continuación se colocarán vallas temporales para acotar la zona de trabajo y también ha sido necesario desbrozar el terreno donde se va a excavar.

La previsión inicial es que los trabajos de excavación se prolonguen durante al menos cuatro meses y después se completará la documentación fotográfica del conjunto excavado antes de protegerlo de nuevo y volver a vallarlo.

De forma paralela a los trabajos de campo, los arqueólogos que trabajan para la Fundación del Patrimonio Histórico limpiarán y harán inventario de los materiales que vayan exhumando y, una vez cerrada la excavación, se redactarán los estudios complementarios y la memoria que detalle el fruto de estos trabajos.

Esta labor de campo y los datos que se extraigan de ella, destinados a definir la intervención futura sobre las ruinas, servirán además para determinar la evolución del conjunto arquitectónico, reconstruir la secuencia de estratos, establecer los diferentes usos y funciones en el tiempo, conseguir una visión global de todo el yacimiento y conocer la evolución material entre la Antigüedad y la Edad Media.

Todo ello persigue, según resaltaron las mismas fuentes, no sólo a profundizar en el conocimiento científico de la evolución funcional y cultural del asentamiento "sino también lograr la transmisión comprensible de ese conocimiento de manera que pueda ser trasladado a la sociedad en general".

LOS TRES ESTUDIOS

Por otro lado, la Fundación del Patrimonio Histórico contrató tres estudios más, cuya evolución estará condicionada por los avances en la excavación arqueológica.

Así, el estudio geotécnico facilitará los datos más precisos sobre la tipología del suelo y sus características esenciales y también está previsto estudiar los materiales de construcción de la basílica y un levantamiento topográfico y fotogramétrico.

"Todo este trabajo es necesario para redactar un proyecto de intervención adecuado, que definirá las actuaciones a seguir", resaltaron las mismas fuentes antes de señalar, en referencia a los trabajos, que la primera fase de la actuación supone una inversión de 233.000 euros de los que la Fundación, que dirige los trabajos, aporta 186.000 euros, el 80 por ciento del presupuesto, aunque cuenta con la colaboración de la Diputación Provincial de León, a través del Instituto Leonés de Cultura, y el Ayuntamiento de Villaturiel, que se han comprometido a aportar el 20 por ciento del presupuesto.

El edificio es una manifestación de la transformación de villas romanas en lugares de culto romanos y, más adelante, en iglesias cristianas y se construyó en dos fases.

La primera fase de construcción sirvió para levantar una nave con ábside de herradura y cubierta a dos aguas y, después, se transformó en una planta centralizada, cubierta con una cúpula o bóveda de arista que también disponía de un nártex (atrio o vestíbulo propio de este tipo de inmuebles) y una piscina bautismal.

"Los restos arqueológicos de la basílica paleocristina de Marialba de la Ribera, en el término municipal de Villaturiel (León) tienen un gran valor histórico", resaltaron las mismas fuentes antes de recordar que han sido excavados y estudiados a mediados del siglo XX y actualmente se encuentran, en parte, a la intemperie y sin condiciones adecuadas para el acceso y visita pública.

Las excavaciones practicadas en 1967 revelaron un estilo constructivo de época romana tardía --siglo IV-- que se compara con el de la muralla de León y los restos aparecidos en dos tumbas, a la entrada, unos pendientes de plata de finales del siglo IV o principios del V y una copa de vidrio de esa misma época revelan una segunda fase en la construcción.

Por otro lado las cerámicas y los canceles visigóticos significan que el templo siguió usándose más adelante. Está documentado su uso hasta los siglos X y XI.

La Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León es una entidad privada, sin ánimo de lucro, constituida, en 1997, por Caja España, Caja Duero, Caja de Burgos, Cajacírculo, Caja Segovia, Caja de Ávila y la Junta de Castilla y León, para fomentar la conservación, la restauración y la difusión del patrimonio histórico castellanoleonés.

09 junio 2009

Una publicación aúna documentación y restos arqueológicos para analizar 'El cristianismo primitivo en Aragón'

Publicado en Europa Press

Caja Inmaculada (CAI) ha editado un nuevo volumen de la colección 'Mariano de Pano y Ruata', dedicada a temas aragoneses desde 1987. En esta ocasión, la publicación aúna documentación escrita y restos arqueológicos para analizar el cristianismo primitivo en Aragón, sus orígenes y la influencia que tuvo en la Comunidad, en especial en la capital aragonesa, desde el siglo I hasta el siglo V después de Cristo, con objetos hasta ahora inéditos, como los hallazgos romanos de la Basílica del Pilar de Zaragoza.

El libro, titulado 'El cristianismo primitivo en Aragón', ha sido presentado hoy en rueda de prensa, en la sede de CAI en Zaragoza, por el presidente de la entidad, Antonio Aznar, el director de la colección, y colaborador en el volumen, Guillermo Fatás, los autores Antonio Mostalac y María Victoria Escribano, y el coordinador de la colección, Ricardo Centellas.

El presidente de la caja, Antonio Aznar, explicó que con esta colección se pretende buscar "las esencias" de Aragón, publicando un volumen al año en una colección "de prestigio", con libros "de alta divulgación" que se dirigen a un lector "culto medio", al que ofrecen numerosos detalles sobre el tema estudiado, indicó Guillermo Fatás.

Así, "quien sepa mirar y leer" el volumen que hoy se ha presentado, encontrará "muchas historias cruzadas y anécdotas reveladoras de un pasado muy rico y antiguo", el de la Comunidad aragonesa y su relación con el cristianismo.

El libro presenta testimonios sobre la evolución del cristianismo en la Comunidad, donde pasó de ser una religión "perseguida, a ser tolerada y ser una religión triunfante", indicó la catedrática de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza, María Victoria Escribano. Se presta especial atención al estudio de los cánones del I Concilio de Caesaraugusta, del año 379, que reunió en la ciudad a doce obispos hispanos y galos con el objetivo de poner límite a prácticas consideradas heréticas.

Combinando historia y arqueología "vemos como el cristianismo dejó su impronta en la ciudad", Caesaraugusta, donde los cristianos se asentaron desde el siglo III. A partir del siglo IV, se encuentran lugares "centrales" en la ciudad que atestiguan la presencia del cristianismo.

Esta religión "empezó a competir con la religión pagana en la monumentalidad", aportando a la ciudad sus propios edificios y templos, en muchos casos dedicados a los mártires, tal y como destacan los testimonios de Prudencio e Isidoro, apuntó Escribano.

De esta forma, y a través de las excavaciones realizadas en el templo de Santa Engracia, se demuestra que "Caesaragusta brillaba en el siglo IV" y la Basílica de Santa Engracia era entonces "un lugar de peregrinación", afirmó el doctor en Filosofía y Letras y jefe del Servicio de Patrimonio e Historia Cultural del Ayuntamiento de Zaragoza, Antonio Mostalac, quien agregó que es en las provincias de Huesca y Zaragoza donde más restos arqueológicos paleocristianos se conservan, mientras que en la de Teruel existe "un vacío" sobre esta etapa.

En el caso de la Basílica de Santa Engracia, las investigaciones realizadas en el segundo semestre de 2008 detectaron en el templo, de la segunda mitad del siglo IV, el baptisterio y el dinamismo arquitectónico de la actual cripta, desde sus orígenes hasta la actualidad.

En este trabajo de investigación también se descubrieron ampollas para guardar aceite relacionadas con el culto a los mártires cesaraugustanos y la reconstrucción hipotética del primitivo 'martyrium', relacionado con la necrópolis, que se situó al final de la actual calle Costa con la Plaza de los Sitios y que hasta ahora era interpretado como un comedor de una casa de época romana.

Además, el volumen presenta la imagen del rostro de Cristo en Caesaraugusta más antigua que se conserva, hacia el año 330, y que ocupa la portada de la publicación. Esta imagen pertenece a un sarcófago paleocristiano de la 'Recepción del Alma, situado en la cripta de la Basílica de Santa Engracia de Zaragoza.

LA BASÍLICA DEL PILAR
En el libro, complemento del volumen 'La antigüedad tardía' de la misma colección, se analizan también los orígenes de la primitiva basílica del Pilar y la tradición del relato de la aparición de la Virgen María al Apóstol Santiago en Zaragoza, aportando un relato del siglo XIII en versión latina y castellana.

También se muestra el testamento sacramental de Mucio, el documento más antiguo que menciona el templo de Santa María la Mayor de Zaragoza, la Basílica del Pilar. En este templo, asimismo, se estudian los restos romanos "altoimperiales" aparecidos en 1935 bajo su nave central, señaló Antonio Mostalac, entre los que figura un retrato inédito en Caesar Augusta de Agripina la Mayor.

Estos restos romanos en el subsuelo del interior del templo, junto a la identificación del material de la Santa Columna (brocatel de Tortosa), certifican la presencia de un importante conjunto arquitectónico vinculado al templo romano delante del actual Ayuntamiento, en la primera mitad del siglo I d.C.

Con esta investigación, los autores descartan la posibilidad de que debajo de la Basílica del Pilar hubiera existido una posible 'domus ecclesia', un lugar de veneración en una casa privada romana, en los años 40 d.C. Los restos conocidos en la actualidad apuntan hacia un edificio de mayor monumentalidad y con un notable repertorio ornamental.

AUTORES
Antonio Mostalac es doctor en Filosofía y Letras --Arqueología-- por la Universidad de Zaragoza y Premio Extraordinario de Licenciatura y de Doctorado. En la actualidad es jefe del Servicio de Patrimonio e Historia Cultural del Ayuntamiento de Zaragoza.

Por su parte, María Victoria Escribano es catedrática de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza y especialista en Antigüedad Tardía, Historia del cristianismo antiguo, herejía y legislación romana. Actualmente prosigue el estudio del Libro XVI del 'Codex Theodosianus', dedicado íntegramente a la religión, y colabora con grupos de investigación de distintas universidades españolas y extranjeras.

Aquellas personas interesadas en su trabajo y en conocer los orígenes del cristianismo en Aragón, podrán encontrar este volumen en las librerías, a un precio de 37 euros. Los 2.500 ejemplares a la venta serán distribuidos por Librería Pórtico.

07 diciembre 2007

Navegar en internet por el mar Muerto

En 1994, la ciencia fotográfica de última generación de la NASA empleada en los satélites y las naves espaciales se ponía al servicio de los milenarios rollos del mar Muerto para descifrar con éxito partes hasta entonces ilegibles de los textos más deteriorados. Se cumplía entonces el milagro tecnológico del acceso al contenido de escritos con dos milenios de antigüedad. Testimonios contemporáneos al nacimiento del Cristianismo, voces que arrojaban por fin luz sobre una etapa hasta entonces oscura -del siglo III a.C. al 250 d.C.- del conocimiento bíblico, jamás corregidos, ni tocados hasta su descubrimiento en noviembre de 1947.

Trece años después de aquella colaboración, Greg Bearman -el artífice de aquel ingenio fabuloso, conocido como espectrómetro infrarrojo (CTIS) y desarrollado en el Laboratorio de Propulsión por Reacción de la Agencia Estadounidense, (Pasadena)- se ha desplazado a Jerusalén para participar en el proyecto más ambicioso puesto en marcha por la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) coincidiendo con el sesenta aniversario del hallazgo de los manuscritos: la digitalización de los 40.000 fragmentos. La reproducción que hará posible, con una fidelidad casi inimaginable y el mínimo impacto de todos los originales, un segundo milagro, el del acceso universal a través de internet a cada milímetro de aquella legendaria biblioteca encontrada en las cuevas remotas del Qumram. Cada letra, cada mancha, toda la producción litúrgica, literaria, interpretativa, los calendarios de la comunidad esenia, estarán disponibles a un golpe de clic.
Los rollos ya fueron fotografiados de forma exhaustiva una vez. Najib Albina empleó 17 años en rematar 4.000 planchas. Negativos en vidrio -400 se han roto- o celuloide -afectados por hongos- que se guardan en cajas antiácidas y se escanean cuando alguien solicita una copia. La única evidencia del conjunto son hoy las impresiones, publicadas por la Universidad de Oxford.
Vista la fragilidad de todo lo que afecta a los manuscritos, no sólo la NASA, también otra media docena de expertos seleccionados en todo el planeta, han sido reunidos el pasado mes de noviembre en la Ciudad Santa para participar en este programa dirigido por la máxima responsable del Departamento de Tratamiento y Conservaciones de la AAI, Pnina Shor. En su negociado, los fragmentos que constituyen quizás la más importante revelación arqueológica del siglo XX se guardan entre cristales envueltos en papeles de seda, a 21 grados y humedad constante, dentro de habitaciones ignífugas selladas. La encargada del Archivo Fotográfico, Yael Barschak, muestra a ABC la cámara con la ayuda de Lena Libman, una de las tres únicas personas en el mundo hoy autorizadas a tocar estas piezas. Entre otros, para retirar de ellas con precisión orfebre las secuelas de viejos métodos negligentes de conservación: tiras de celo y esparadrapo, que los primeros manipuladores emplearon para componer el puzzle de algunos rollos. Gomas de pegar, gelatinizadas con el tiempo, que han dejado marcas y deteriorado escrituras que podrían haberse perdido para siempre.

Fin al deterioro
Habida cuenta de aquellos errores, la máxima que inspira la tarea que ha emprendido la Autoridad de Antigüedades es poner fin al deterioro. En el futuro, «con la digitalización podremos parar de una vez de tocarlos o de exponerlos al uso», explica Barschak, pero también podría suponer someter a los manuscritos -80 por ciento realizados en cueros de animal, el resto en papiro- a cualquier procedimiento fotográfico inadecuado, descartados, por supuesto, campos de calor o luces dañinas.

Para ello, amén de la mencionada asistencia de la NASA, la institución ha reclamado en Jerusalén al doctor Yaacov Choueka, profesor emérito de Computación en la Universidad de Bar-Ilan y responsable de la digitalización de los 200.000 fragmentos que componen los llamados «documentos de la Guenizá de El Cairo». También al doctor Ferruccio Petrucci, del departamento de Física de la Universidad de Ferrara, inmerso en el desarrollo de una cámara infrarroja espectroscópica con 16 filtros semejante a la que maneja la Agencia Espacial norteamericana; al jefe del Departamento de Tecnología de la Información de la Biblioteca Universitaria y Nacional Judía de Jerusalén, Orly Simon; aparte de -entre otros- el profesor Simon Tanner, del King´s Digital Consultancy Services de Londres, solicitado para dilucidar cómo elaborar la base de datos que luego será accesible al público, y reconocidos profesionales en el ámbito del escaneo tridimensional.

«Por el momento -indica la responsable del Archivo Fotográfico-, estamos trabajando. La conclusión provisional a la que hemos llegado es que se fotografiará a escala real, de 1:1, con una resolución mínima de 600 puntos/pulgada y con un sistema de tres cámaras en una, que se está estudiando. Creemos que en 2008 se empezará a fotografiar fragmentos».

Noticia completa en ABC

07 noviembre 2007

Los hallazgos de la cueva del Conde cambian la lectura de la Prehistoria

Publicado en La Nueva España
M. S. Marqués

Casi un siglo después de que el conde de la Vega del Sella realizara las primeras excavaciones en la cueva del Conde, también llamada del Forno, en Santo Adriano, Juan Luis Arsuaga, catedrático de Paleontología de la Universidad Complutense y uno de los codirectores del yacimiento de Atapuerca (Burgos), avanza una teoría sobre las ocupaciones humanas en dicha gruta que puede cambiar el paradigma de la Prehistoria.

La cueva del Conde fue desde los primeros estudios, en 1915, un yacimiento enigmático. Lo fue a consecuencia de una estratigrafía anómala que a lo largo del siglo impidió a los investigadores llegar a conclusiones cerradas. Para algunos, como fue el caso del conde de la Vega del Sella, la abundante industria lítica -es decir, las herramientas de piedra realizadas por el hombre prehistórico- allí localizada presenta unas características tan similares en los distintos niveles del yacimiento que hacen muy difícil su asignación a un período determinado y, por tanto, impide concretar la evolución del asentamiento humano en dicho abrigo.

Las dificultades planteadas por la estratigrafía, con piezas de tipologías similares en niveles más antiguos y más recientes, llevaron al conde a considerar que el subsuelo de la cueva pudiera estar parcialmente revuelto.

A pesar de la homogeneidad de la industria lítica, tanto el conde de la Vega del Sella como los sucesivos investigadores que realizaron estudios en la gruta definen claramente dos horizontes tecnológicos: el más arcaico, que responde a la tipología del Musteriense, característica del hombre de Neandertal, y otro que quedaría definido como Auriñaciense, nombre con que se denomina la industria realizada por los primeros hombres modernos.

En los años sesenta, el profesor de la Universidad de Chicago L. G. Freeman, que llevó a cabo una excavación en dicho yacimiento durante la que sacó a la luz miles de útiles de piedra y restos de talla, intenta buscar ya una explicación para la semejanza de piezas de distintos períodos, es decir, para las más arcaicas, realizadas por el hombre de Neandertal, y las más evolucionadas, que hasta entonces se asignaban al hombre moderno. Atribuye la tosquedad en ambos casos a la piedra utilizada, una cuarcita granulosa que parece inadecuada para la obtención de determinados útiles, pero también achaca a esas materias primas lo que llama «parecido de familias» que muestran las piezas talladas.

Una de las tesis esgrimidas para explicar los parecidos de la industria realizada por especies humanas diferentes es la que recurre a lo que se ha dado en llamar período de transición. Esto podría explicar, como dice Freeman, el paso de un complejo industrial anterior a complejos posteriores, relacionados pero más evolucionados. Visto así, lo ocurrido con las herramientas de la cueva de Tuñón podría mostrar el desarrollo gradual de la cultura realizada por el hombre moderno a partir de una tecnología musteriense local. Dicho de otro modo, pudiera ser que los neandertales del Norte fueran los padres de una industria lítica más evolucionada de lo que hasta ahora se creía.

Y ahí es donde entra en juego Juan Luis Arsuaga, director con Gema Adán desde hace tres años de la campaña de excavaciones que se desarrolla en la actualidad en la cueva del Conde. Para el paleontólogo, en la cueva existen «vestigios neandertales» que indican que esta especie es la autora de unos avances tecnológicos sólo atribuibles hasta ahora a los cromañones. A su juicio, la industria musteriense de la cueva del Conde, con dataciones que dan una cronología entre 40.000 y 38.000 años, incluye azagayas y punzones -útiles realizados en hueso y en asta-, industria laminar y adornos. Son materiales que en cualquier yacimiento de la Península se atribuyen al Paleolítico superior o, lo que es lo mismo, a la mano del hombre moderno, pero que Arsuaga defiende en la cueva de Santo Adriano como realizados por los neandertales.
Es una nueva lectura del poblamiento antiguo que puede originar debate, pero que también ha comenzado a defenderse en la cueva del Castillo (Cantabria). Esto sitúa a los neandertales como autores de una tecnología más avanzada sobre todo en el Cantábrico, porque los neandertales del Sur y del Levante siguen en ese tiempo realizando su industria tradicional. Para Arsuaga, los hallazgos de la gruta del Conde cambiarán el paradigma de la Prehistoria en la cornisa cantábrica.


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24 octubre 2007

Mérida: Una gran necrópolis ocupa el subsuelo desde Renfe hasta Santa Catalina

Publicado en Hoy.es

Durante la excavación del mausoleo de la avenida de Extremadura aparecieron unos cuantos enterramientos de la misma época, pero en tumbas mucho más humildes.

Según explica Pedro Mateos, los alrededores del edificio martirial de Santa Eulalia se utilizaron como zona funeraria desde el siglo IV hasta probablemente el año 835, cuando la comunidad mozárabe decidió abandonar Mérida, con su obispo a la cabeza, y asentarse en Badajoz.

Por tanto, la zona funeraria alrededor de Santa Eulalia es muy grande. Según las excavaciones arqueológicas realizadas hasta el momento, se han encontrado enterramientos vinculados a la Mártir hasta en la calle Cardero, en la zona de Renfe, y en el entorno de la Torre, de la calle Almendralejo. Por el otro lado, los enterramientos llegaban hasta la barriada de Santa Catalina.

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30 septiembre 2007

Los descubrimientos en la basílica de Son Peretó de Manacor arrojan luz a los ´siglos oscuros´

Publicado en Diario de Mallorca
T. Obrador

El yacimiento de la basílica paleocristiana de Son Peretó es considerado una joya patrimonial y el ayuntamiento de Manacor se ha comprometido a seguir potenciándolo. En la mañana de ayer tuvo lugar una rueda de prensa en la que se informó que era el último día de la campaña. "Concluye la primera fase de un proyecto que comenzó hace tres años", explicó Magdalena Salas, directora del Museu de Manacor (Torre dels Enagistes).

El concejal de Urbanismo del municipio, Bernat Amer (AIPC), consideró que el yacimiento es "una joya" y que es muy interesante "recuperar el pasado". En esta línea, anunció que el consistorio buscará nuevas ayudas supramunicipales para activar nuevas campañas. En ésta contribuyeron el Ayuntamiento y el Consell, además de la supervisión científica de la Universitat de Barcelona.

Los directores Miquel Àngel Cau y Mateu Riera aportaron interesantes detalles. Cau aseguró que el yacimiento de Son Peretó es muy importante, fundamental "para entender los siglos oscuros, del IV hasta la conquista islámica del X, con el bajo imperio, la época vándala y la bizantina".

En 1912 mossèn Aguiló halló los restos arqueológicos, ahora de conocimiento internacional. El yacimiento ha sido víctima de expoliadores y entró en decadencia, hasta que se aprobó esta campaña de consolidación de las estructuras y restauración que ha terminado. La basílica, evidente elemento de cristianización, y el poblado perdido de la Mallorca romana cautivan tanto a profesionales como a vecinos en particular. Hay quienes apuntan la posibilidad de que existiera una calzada romana que conectase con la basílica de sa Carrotja de Porto Cristo.

La colocación de grava y la próxima instalación de carteles facilitarán el paso a los visitantes del extenso yacimiento situado junto a la carretera que comunica Manacor con Sant Llorenç.
En la basílica (probablemente del siglo VI) hay dos pilas bautismales, y aún no se ha podido determinar si funcionaron a la vez o cuál se construyó primero.

Se contabilizan siete habitaciones, ocho tumbas (con un enterramiento más), un silo para guardar cereales, un depósito (posiblemente para vino o aceite)... En el edificio religioso y en la mayoría de casas también se enterraba.


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