Hoy me arreglé para ti, amor mío,
doré al sol mis mejores frases
que soltaré rodando, dulcemente,
sobre tu página en blanco.
Recorté las puntas de mis reproches
para que no hieran tus labios
cuando me susurres, sobre la nuca,
nuestros pronombres.
Lavé los sustantivos y se secaron
al calor de las sucias frases que guardé,
nuestra última noche, en el recuerdo;
algunas se rizaron, mimosas,
como zarcillos contra los adjetivos
de tu boca.
Esmalté de rojo vivo los verbos
que compartimos: tocar
sentir, morder, lamer, juntar...
y se estiraron sensuales bajo el pincel,
ganando proporción y ritmo a cada capa.
Depilé mis erres, que no te raspen
al recibirte, y vertí aceite, almizcle y espuma
sobre la piel erizada de mis conjunciones.
Mientras llegas ansío nerviosa este presente;
sabiendo que el futuro es un dramático imperfecto.
Y que sólo es posible la excelencia en la nostalgia blanda
del pasado.
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