Mostrando entradas con la etiqueta Salman Rushdie. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Salman Rushdie. Mostrar todas las entradas

miércoles, 9 de noviembre de 2022

HOLY SPIDER (Ali Abbasi, 2022)

De vuelta a la Sección Oficial del XIX Festival de Cine Europeo de Sevilla, ayer pudimos ver una película coproducida por Dinamarca, Suecia, Francia y Alemania del director iraní, pero afincado en Dinamarca, Ali Abbasi. La cinta se titula Holy Spider, es la que presenta el país escandinavo a los Óscar, en la sección de habla no inglesa, y se trata del primer largometraje que el realizador rueda sobre su nación de origen.

 

La cinta se ocupa de la historia real acaecida entre los años 2000 y 2001 en Mashhad (ciudad santa iraní, lugar de peregrinación al santuario del imán Reza) donde un asesino en serie mató a 16 prostitutas. La protagonista de la historia es Rahimi (Zar Amir-Ebrahimi, premio a la mejor actriz en Cannes), una periodista que acude a Mashhad para investigar el caso totalmente abandonado por las autoridades y la policía, que asisten a la matanza de mujeres pecadoras con cierta simpatía por el asesino. 

Película cruda, thriller de violencia explícita difícil de soportar por el espectador, con características propias del género, pero con una diferencia clara al servir la historia para denunciar a un sistema laxo con la violencia machista y que niega los derechos de las mujeres. Así, el blanco principal de las criticas del filme es doble: por un lado la presentación de un asesino en serie de libro que, aunque se escuda en su labor “de limpieza” de la sociedad, asesinando mujeres sucias y pecadoras, en realidad es alguien con una adicción a matar, que disfruta haciéndolo, y que cada vez lo hace con mayor avidez, y menos control, cometiendo errores.

 

Por otro lado, el director subraya un hecho, quizás el más grave, del que se ocupa en el último tercio del largometraje, y es la actitud de una parte importante de los ciudadanos y de, lo que es peor, las altas instancias del poder, cuando ven en el criminal una especie de héroe. Actitud que se traslada a las nuevas generaciones, en concreto al hijo del asesino. 

El fundamentalismo religioso que ocupa todos los poderes del estado, entre ellos la justicia, tampoco sale bien parado en una película que ya ha sido condenada por las autoridades iraníes, que han puesto todas las trabas posibles para impedir su rodaje ⸺al final tuvo que filmarse en Jordania, después de varios intentos en Irán y Turquía⸺ y que, en palabras de la organización del festival, la han comparado con “Los versos satánicos” de Salman Rushdie.







lunes, 10 de noviembre de 2008

GOMORRA (Matteo Garrone, 2008)

Acudimos puntualmente a nuestra cita de todos los años: el Festival de Cine Europeo de Sevilla -que mejora en cada nuevo certamen- y nos encontramos con la película estrella, Gomorra; flamante ganadora de un importante premio en Cannes y favorita para llevarse el giraldillo de oro. Desde luego la sensación de haber visto un gran filme no desaparece a pesar de la saturación de publicidad previa que arrastra esta cinta de Matteo Garrone. Y es que se basa en el polémico libro de Roberto Saviano, un nuevo Salman Rushdie al que la Mafia ha puesto precio a su cabeza, y vive en paradero desconocido rodeado de guardaespaldas.



Gomorra hace honor a su nombre al ser un retrato preciso de los barrios bajos (de un barrio bajo) napolitanos. Las drogas, los asesinatos, la prostitución no son esta vez el centro de la denuncia sino el marco que rodea el documento; porque se trata de eso: de un registro fiel de lo que ocurre en el escalón inferior del hampa organizada.

El realismo entendido por Garrone es similar al que nos presentan algunos autores iraníes (pensamos en Kiarostami o Makhmalbaf), al menos en la forma: la cámara en mano, nerviosa, pero no mareante (el propio Garrone es el operador), sirve de herramienta eficaz para mostrar tomas casi subjetivas, generalmente primeros planos, que introducen al espectador en la acción y eliminan casi por completo la poca ficción que sigue la trama. De hecho, el realizador se encarga de separarla de la realidad cuando unos adolescentes juegan a ser los protagonistas de El Precio del poder (Scarface de Brian de Palma, 1983) mientras se van introduciendo en el mundo de la delincuencia. Además, esto le sirve a Garrone para diferenciar –y reivindicar- su cine frente al comercial.


La historia (el documento) transcurre delimitada por las desconchadas paredes de una barriada del extrarradio de Nápoles; una ciudadela pintada de óxido por donde circulan los protagonistas de Gomorra: un niño que no le queda otra que implicarse en una u otra banda para vivir a sueldo de la Camorra; los dos adolescentes citados anteriormente; el “pagador” de la organización, que vive entre dos fuegos; un sastre al servicio de los mafiosos; o todo un entramado para deshacerse de residuos tóxicos, saltándose los mínimos procedimientos de seguridad. Lo que le interesa a Garrone es plasmar en la gran pantalla el punto de vista de los personajes para descubrir los motivos por los que se introducen en ese mundo del que es difícil salir. Creo que lo consigue plenamente.

Para las personas que no hemos vivido nunca en ese ambiente, películas como Gomorra se convierten, posiblemente, en la aproximación más cercana para entender lo que ocurre en los espacios donde habita y opera la delincuencia organizada. Y lo que pasa por sus mentes, contaminadas de miseria y podredumbre: corrompidas por el poder que otorgan el dinero y las armas.

Ver Ficha de Gomorra.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...