De
vuelta a la Sección Oficial del XIX Festival de Cine Europeo de Sevilla,
ayer pudimos ver una película coproducida por Dinamarca, Suecia, Francia y Alemania
del director iraní, pero afincado en Dinamarca, Ali Abbasi. La cinta se titula Holy
Spider, es la que presenta el país escandinavo a los Óscar, en la sección de
habla no inglesa, y se trata del primer largometraje que el realizador rueda
sobre su nación de origen.
La cinta se ocupa de la historia real acaecida entre los años 2000 y 2001 en Mashhad (ciudad santa iraní, lugar de peregrinación al santuario del imán Reza) donde un asesino en serie mató a 16 prostitutas. La protagonista de la historia es Rahimi (Zar Amir-Ebrahimi, premio a la mejor actriz en Cannes), una periodista que acude a Mashhad para investigar el caso totalmente abandonado por las autoridades y la policía, que asisten a la matanza de mujeres pecadoras con cierta simpatía por el asesino.
Película
cruda, thriller de violencia explícita difícil de soportar por el espectador, con
características propias del género, pero con una diferencia clara al servir la
historia para denunciar a un sistema laxo con la violencia machista y que niega
los derechos de las mujeres. Así, el blanco principal de las criticas del filme
es doble: por un lado la presentación de un asesino en serie de libro que,
aunque se escuda en su labor “de limpieza” de la sociedad, asesinando mujeres
sucias y pecadoras, en realidad es alguien con una adicción a matar, que
disfruta haciéndolo, y que cada vez lo hace con mayor avidez, y menos control, cometiendo
errores.
Por otro lado, el director subraya un hecho, quizás el más grave, del que se ocupa en el último tercio del largometraje, y es la actitud de una parte importante de los ciudadanos y de, lo que es peor, las altas instancias del poder, cuando ven en el criminal una especie de héroe. Actitud que se traslada a las nuevas generaciones, en concreto al hijo del asesino.
El
fundamentalismo religioso que ocupa todos los poderes del estado, entre ellos
la justicia, tampoco sale bien parado en una película que ya ha sido condenada
por las autoridades iraníes, que han puesto todas las trabas posibles para
impedir su rodaje ⸺al final tuvo que filmarse en Jordania, después de varios
intentos en Irán y Turquía⸺ y que, en palabras de la organización del festival,
la han comparado con “Los versos satánicos” de Salman Rushdie.