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viernes, 28 de junio de 2013

LA HORA BRUJA (Jaime de Armiñán, 1985)


El cine como medio de comunicación se ha servido de la literatura desde sus comienzos y, desde entonces, ha devuelto con creces el favor al arte vecino. Lo ha hecho en su faceta de divulgador de las letras gracias a adaptaciones más o menos fieles a los textos en los que se basa. En el caso de Gustavo Adolfo Bécquer, las películas que recuperan su obra son verdaderos homenajes al escritor sevillano. En nuestra opinión, La Hora Bruja puede que sea la cinta de mayor calidad de todas ellas.



 Dirigida por Jaime de Armiñán a mediados de los ochenta, y escrita por él y por Ramón de Diego (que curiosamente también se encarga del maquillaje), la cinta parte de la rima LVXXIX de Bécquer para contar una historia que se puede resumir en los siguientes versos, recitados por varios de sus personajes a lo largo de todo el metraje:

Una mujer me ha envenenado el alma,
otra mujer me ha envenenado el cuerpo;
ninguna de las dos vino a buscarme,
yo de ninguna de las dos me quejo.

César (Paco Rabal) vive con Pilar (Concha Velasco) en un autobús que recorre los pueblos de España ofreciendo diversos espectáculos como la proyección de películas, la prestidigitación o la quiromancia. De todas estas especialidades, y de alguna más, se encarga el “gran” César, un falso mago que no cree en nada y cuyo negocio es tan ruinoso como su relación con Pilar. Sólo cuando el autobús penetra en la profunda Galicia su suerte parece cambiar, aunque no esté claro si es a peor: “Saga” (Victoria Abril) aparece en sus vidas para seducir a ambos y sembrar la discordia...

De Armiñán se contagia del entorno celta para rodar una historia de amor bendecida por las meigas. Para contar una insólita relación de pareja, al estilo del director, muy bien interpretada por sus protagonistas (Paco Rabal y Concha Velasco se hicieron con los premios de mejor actor y mejor actriz respectivamente en la SEMINCI de Valladolid, en 1985) y mejor fotografiada por Teo Escamilla: el maestro se luce en las secuencias nocturnas como aquella en la que César quiere asistir a su propio entierro, desnudo, de espaldas al espejo y con cuatro velas ardiendo.

La trama de La Hora Bruja descansa en una fábula donde el cine, con su magia, participa activamente. Así, en el arranque, el director hace uso de un guión especular donde la película comienza con una proyección cinematográfica: Cleopatra. Con el fallo del sonido y las consiguientes protestas del público, César y Pilar doblan a los personajes en directo. César hace de César y Pilar de Cleopatra, en un homenaje al cine como espectáculo. No será la única película de la que se valga el realizador para reconducir la trama (Cielo Amarillo, Hello, Dolly!, Tarzán y Viva Zapata!, también serán nombradas), para utilizar el séptimo arte como un elemento más de fantasía en este universo creado por De Armiñán donde los versos de los clásicos tienen claro protagonismo.

Y es que el director dedica la película a todos los poetas de nuestra lengua, en particular a Rubén Darío, Quevedo, Cervantes y Rosalía de Castro; también a Federico Oliver, a la sazón abuelo de Jaime de Armiñán, y, por supuesto, a Gustavo Adolfo Bécquer.


Ver ficha de La Hora Bruja.



sábado, 17 de diciembre de 2011

CINE Y TAPAS: ASESINATO EN EL COMITÉ CENTRAL (Vicente Aranda, 1982)

Volvemos a nuestra sección gastronómica para fijarnos en una película de nuestro admirado Vicente Aranda (tan discutido por la crítica, a veces con razón), que tiene mucho que ver con nuestra afición por la comida; por la buena se entiende.


La cinta de Aranda pertenece a su ciclo (aún no acabado, espero) de adaptaciones literarias de autores españoles contemporáneos. A Juan Marsé, Andreu Martín, Antonio Gala y Luís Martín Santos, entre otros, se les une Manuel Vázquez Montalbán con una versión de Aranda de su novela homónima perteneciente a la serie del detective Pepe Carvalho.

Carvalho es contratado por el partido comunista para investigar el asesinato de su máximo dirigente, Fernando Garrido (claramente el alter ego de Carrillo) ocurrido durante una reunión del Comité Central. El partido elige al detective privado porque el gobierno ha nombrado al inspector Fonseca, un antiguo represor del franquismo, del que no se fían. Para resolver el caso, Carvalho tiene que abandonar su querida Barcelona y trasladarse a Madrid. Allí, una militante del partido, Carmela, le acompañará y presentará a los miembros del PC y le ayudará en sus pesquisas. La interesante trama se complica cuando Carvalho averigua que el asesino se encuentra entre los más de cien asistentes al comité, y que la precisión con la que el criminal mató al secretario general no cuadra con un hecho: la habitación estaba a oscuras cuando se produjo el asesinato.


Aranda hace una versión menos sutil que la de la novela (explica demasiadas cosas que en el libro se dejan para el análisis del lector) y la dirige con excesiva frialdad. Quizás la culpa la tenga un poco inspirado Patxi Andión, en el papel del famoso detective, al que le acompaña —ya se puede decir— la actriz fetiche de Aranda, Victoria Abril. Conrado San Martín (actor veterano, que ya participara en buenas películas del género policíaco en los años cincuenta) les da la réplica a ambos encarnado a Santos, el dirigente del partido que contrata a Carvalho.

Los diálogos de Aranda son muy fieles a los que Montalbán escribió, pero mientras en la novela funcionan estupendamente, aquí resultan, digamos, tan literarios o artificiales que terminan restándole naturalidad a la película.

Las referencias gastronómicas, escasas en la película, son abundantes en el libro; tanto que por momentos la obra se parece más a un recetario de cocina que a una novela negra. Los Callos a la Madrileña son la estrella de las andanzas de Carvalho por los restaurantes y tascas de la capital, donde otras viandas pertenecientes al sabroso mundo de la casquería —lo que nos gustan todas esas “porquerías”— tampoco salen mal paradas. Aranda, no obstante, se rinde a la afición culinaria de Montalbán y filma a Carvalho cocinando un sabroso menú con Tripa, Capipota con Guisantes y Atún Mechado.

Una adaptación no muy conseguida es lo que nos parece Asesinato en el Comité Central, pero no deja de ser un filme entretenido. Aranda aún tendría que realizar Fanny Pelopaja (1984), para comenzar a brillar con sus thrillers, y le faltaba todavía un trecho muy largo para firmar esa maravilla que es Amantes (1991). Pero eso es otra historia.


Ver Ficha de Asesinato en el Comité Central.


Y ahora las tapas:

Taberna La Tata ( Calle Avión Cuatro Vientos, 15 y Avda. Ramón Carande, 19, Sevilla)


Si tienes que darnos un recado —a ser posible que no se refiera al cobro de alguna deuda— nos puedes encontrar en el cine, en la fila diez, columna central, pasillo de la izquierda, o en la taberna La Tata, tanto en su local de siempre, en la calle del Avión Cuatro Vientos, como en el nuevo de Ramón Carande.

Allí nos verás disfrutando de su extensa carta de tapas y raciones. Puede que nos sorprendas degustando sus Hamburguesas de Cola de Toro o saboreando las Croquetas de Setas. Es fácil pillarnos con el Solomillo al Whisky o con las Mollejas con crema de Boletus y aceite de Pistacho. Lo que es seguro es que nos verás con una copa de Dinastía Vivanco (de los pocos sitios donde sirven este excelente vino de Rioja en Sevilla; lo hemos visto en el Norte, pero por aquí se prodigan poco los distribuidores).

Si te acercas con buen tiempo puede que nos encuentres en la terraza que han abierto en Ramón Carande. Como es autoservicio te recomiendo que te coloques cerca de la ventanilla: las tapas llegarán antes y podrás oír cuando estén listas para recogerlas. Eso sí, para cenar hay que llegar a las nueve como muy tarde, de lo contrario te quedarás sin mesa.

Lo dicho, nos vemos en La Tata.





jueves, 1 de octubre de 2009

SILENCIO SE... GRABA (Semana del 2 al 8 de octubre de 2009)

Si las lluvias de este final de septiembre, y comienzo de octubre, anegan nuestras ciudades nosotros hacemos lo propio con las recomendaciones televisivas e inundamos de buen cine la siguiente tabla. Antes de consultarla hay que hacer un par de precisiones: a partir de hoy las películas que han sido comentadas previamente aparecerán resaltadas en azul. Los lectores que quieran acceder a dichas reseñas sólo tendrán que buscarlas en el lateral del blog, donde figura una lista por orden alfabético. Como siempre, la cinta o cintas que resaltamos en rojo son las que se comentarán ese jueves; serán filmes que nos apetece reseñar, pero que no tienen por qué ser los mejores de la tabla.

Pinchar en la tabla para verla mejor

Comentarios de algunas de las cintas recomendadas:

55 días en Pekín (55 days at Peking de Nicholas Ray, 1963). Charlton Heston, Ava Gardner, David Niven. (La 2, viernes 2 a las 01:45)

Una superproducción de Samuel Bronston, de esas que hacía en España con grandes directores, separado del sistema de producción americano que agonizaba frente a la todopoderosa televisión. Nicholas Ray, un director de culto, autor de por lo menos media docena de obras maestras, aquí no llega a cuajar uno de sus filmes mayores en parte por problemas con el productor (que llegó a despedirlo dos veces) y de la producción en sí, amén de fallos de casting (los personajes orientales son actores occidentales, y a veces regular maquillados). Pese a todo, si no la tuviera en mi videoteca y se me presentara la oportunidad de grabarla, lo haría sin dudarlo. La cinta entretiene y mucho. Las escenas de acción están muy bien conseguidas, como la del ataque de los boxers (esos chinos con mala leche); o la del arranque de la película, con un Heston con mucha sangre fría. Además la cinta cuenta con la presencia de Ava Gardner y David Niven, dos motivos más para ver la película.



Libertarias (Vicente Aranda, 1996). Ana Belén, Ariadna Gil, Victoria Abril. (Aragón Televisión, lunes 5 a las 01:05)

Viejo proyecto de Vicente Aranda, dirigido 15 años más tarde de haberlo ideado, sobre un argumento suyo y de José Luis Guarner. Nominada para seis Goyas, la cinta destaca por encima de la media de las que se han hecho sobre la Guerra Civil Española, aunque hay mucha gente que opina que todavía no se ha realizado la película definitiva sobre la contienda, probablemente por falta de la suficiente objetividad que dan los años. Precisamente esa falta de imparcialidad es lo que impide que Libertarias sea la mejor obra de Aranda –creo que la trilogía formada por Amantes, Intruso y Celos está por encima, sobre todo la primera-. Sin embargo, el largometraje está brillantemente dirigido, con escenas de gran belleza y diálogos muy bien estudiados que forman parte de un excelente guión.

La trama se desarrolla en los primeros días del conflicto. Dividida en dos partes, en la primera (una amplia introducción) la acción se localiza en Barcelona, recién estallada la Guerra. Allí unas milicianas anarquistas, con Pilar a la cabeza (Ana Belén), “liberan” un burdel y reclutan mujeres para la causa. Entre ellas se encuentra María (Ariadna Gil), una monja refugiada por casualidad en el prostíbulo. Esta circunstancia anuncia otra paradoja más importante: la lucha interior del personaje que se debate entre sus creencias religiosas y la revolución.


La segunda parte transcurre en el frente de Zaragoza, cuando el grupo de mujeres se une a la columna de Buenaventura Durruti –al que Aranda respeta tanto que se niega a descubrir su rostro-. Si en el prólogo Aranda muestra como el caos convive con la ilusión revolucionaria, en el resto de la película va introduciendo el pesimismo y las disputas en el seno del bando republicano hasta la derrota final. Es durante ese largo desarrollo cuando el filme gana en profundidad de los personajes y calidad visual. Así, Aranda rueda una incursión en las líneas enemigas como si fuera un cortejo fúnebre; o realiza una secuencia final terrorífica, propia del mejor cine de género, precedida de una clara metáfora acerca del sacrificio humano.

Pero, sin duda, lo mejor es el tratamiento de los personajes. Todo gira alrededor de María. Los combatientes que se reúnen en torno a ella son, entre otros: un cura, ayudante de Durruti (Miguel Bosé, bastante soso); una prostituta, aburrida de hacer tanto el amor; un expresidiario, que lleva dos años sin acostarse con una mujer; dos milicianos, padre e hijo, que temen que se les pare el reloj; y una anarquista coja que puede comunicarse con los espíritus (Victoria Abril, estupenda), a la que Aranda regala los mejores diálogos. Todos bajo el mando de Pilar que asume una importante misión: proteger a la religiosa en medio del horror de la Guerra.

Cada acción se analiza desde el punto de vista de los inocentes ojos de María. Al principio se somete al grupo desde una especie de síndrome de estocolmo, pero a medida que avanza el metraje va sintiendo verdadero amor hacia Pilar y, por extensión, hacia su causa que pasa por ser una reivindicación feminista más que una militancia anarquista. Ariadna Gil ayuda a que María sea creíble, consiguiendo una de sus mejores actuaciones; dando vida a la religiosa que es capaz de recitar de memoria tanto versículos del Evangelio como párrafos de la obra de Bakunin. Y es que la monja es el ojo imparcial que necesitaba la cinta. Un ojo que finalmente hace que el personaje se quede tuerto por culpa, o gracias, a un brillante plano final.

jueves, 14 de mayo de 2009

SILENCIO SE... GRABA (Semana del 15 al 21 de mayo de 2009)

Continuamos nuestro mes florido con algunas películas interesantes de diversos géneros. Así, el espectador se sentirá viviendo aventuras en Bengala; luchando para salvar el mundo, contra el malvado Dr. No; regresando al futuro junto a Michael J. Fox; perseguido por una Jauría Humana; engañado por una femme fatale perversa; a punto de caerse de un rascacielos, como si fuera un Hombre Mosca; o pidiéndole a Sam que vuelva a tocar aquella canción…

Pinchar en la tabla para verla mejor (las películas en rojo no son necesariamente las mejores, son las que se comentan más abajo)


Comentarios de algunas de las cintas recomendadas:

Permanent Vacation (Jim Jarmusch, 1980). Chris Parker, Leila Gastil. (Canal 33, domingo 17 a las 00:20)

Primera película de uno de los actuales directores americanos con más talento. Prácticamente se trata de un proyecto de fin de carrera; una cinta experimental más propia de un corto, aunque su duración corresponda a un largometraje, realizada con poquísimo dinero y que resulta muy interesante.

Rozando el surrealismo, Jarmusch se adentra en Nueva York, pero por la puerta de atrás. Sólo imágenes lejanas del Sky Line o de la Estatua de la Libertad nos confirman que se trata de la City. Desde los créditos, el director nos avisa que la realidad entendida por él se aleja bastante de la convencional. Así, las imágenes, de día, a cámara lenta, de una multitud que recorre rutinariamente la Gran Manzana, se distinguen de otras donde la ciudad se vuelve oscura, fría y vacía. Casi sin sentido alguno.

Es en esa otra urbe donde habita el protagonista del filme: Allie, un joven trastornado que deambula por los suburbios buscando un lugar donde ubicarse. En su extraño recorrido, se encuentra con diversos personajes (entre ellos su propia madre, encerrada en un manicomio) cuyo comportamiento -aún más insólito que el de Allie- es el resultado de la alienación de la gran ciudad, de la marginación o de la locura. Gracias al contraste de personalidades, Jarmusch consigue que el espectador llegue a entender la forma de proceder de Allie; y casi le parezca normal.


La peculiar búsqueda existencial de Allie transcurre por el extrarradio de la ciudad. Allí, los barrios parecen desguaces donde habitan las ruinas de lo que un día fueron viviendas. La causa de tal miseria tiene que haber sido provocada por una guerra, por los ataques sin piedad del enemigo; esa idea al menos calma la aturdida mente de Allie, que se aferra a los ruidos procedentes de bombardeos inexistentes.

Gracias a estas "vacaciones permanentes", Jim Jarmusch pudo comenzar su carrera como cineasta. Lo consiguió aliándose con el óxido, la desconchadura, la basura y el desarraigo para presentar, más que una película, un estado de ánimo.



Un franco, 14 pesetas (Carlos Iglesias, 2006). Carlos Iglesias, Javier Gutiérrez. (TVG, domingo 17 a las 16:15)

Opera prima de Carlos Iglesias, que se reserva el papel protagonista junto a otro habitual de la pequeña pantalla: Javier Gutiérrez. El problema que supone el tener a estos dos actores encasillados en sendas series de televisión ("Los Serrano" y "Manolo y Benito") se supera pronto cuando ambos se apoderan de sus personajes: unos emigrantes madrileños que, en plena década de los sesenta, viajan a Suiza para mejorar su situación económica. Basada en un hecho real, Iglesias no deja muy bien parada a la mujer del protagonista, causante de casi todos los problemas por su obsesión con comprarse un piso, victima del desarrollismo que alcanzaba a la España recién salida de la posguerra. Destacan las secuencias iniciales cuando los dos emigrantes se encuentran en un país totalmente diferente al suyo, como si fuera de otro planeta, donde la gente habla un idioma ininteligible, no tira los papeles al suelo, la enseñanza es gratuita o el desayuno es gratis en los hostales.



¡Átame! (Pedro Almodóvar, 1990). Antonio Banderas, Victoria Abril. (Castilla-La Mancha TV, miércoles 20 a las 02:00)

Otro filme de Almodóvar, brillante, pero con defectos -no acaba de terminar una película redonda este realizador-. Narra una situación que luego se repetirá en otras versiones españolas y americanas: la del secuestro de una actriz por su admirador. Quizás lo mejor de la película son las buenas interpretaciones de Antonio Banderas y Victoria Abril. Sin embargo Paco Rabal parece metido con calzador en un largometraje que no le pega en absoluto. Como siempre, hay escenas cuidadosamente realizadas, que suben el caché de la cinta; el arranque, con la filmación de una película porno o la secuencia final dentro del coche son buenos ejemplos de ello.



Frenesí (Frenzy de Alfred Hitchcock, 1972). John Finch, Barry Foster. (Veo TV, miércoles 20 a las 16:45)

Penúltima cinta del maestro del suspense, y para mi una de las más inquietantes. La película contiene muchos de los ingredientes que hicieron famoso a Hitchcock. Aquí volvemos a tener a un falso culpable y a un asesino conocido por el público casi desde el principio.

Creo que Hitchcock consigue trasladar ese desasosiego hacia el público porque la historia, en algunos tramos, se vuelve demasiado creíble para afectar a la sensibilidad de la verdadera víctima del maestro: el propio espectador. Y es que las mujeres asesinadas ya no son estrellas deslumbrantes, rubias tipo Grace Kelly o Kim Novak, al contrario son de lo más normal y el asesino no por conocerlo nos resulta menos amenazante.

Siempre recuerdo de esta película un plano fijo de una puerta, sin música ni sonido, es de lo más aterrador que he visto; el espectador "sabe" que detrás de la puerta están estrangulando a una mujer, mientras que la gente de la calle permanece ajena al crimen.

Para hacer más soportable el largometraje, el director rebaja algo la tensión con sus famosos toques de humor. Así, el psicópata busca desesperadamente un objeto que le puede delatar dentro de un camión de fruta y con el cadáver de su victima molestándole desde el más allá.

La cinta ha sido menospreciada en favor de películas más aclamadas del maestro, sin embargo está cobrando cada vez más adeptos; todo gracias a que el filme tiene contratado un seguro sin vencimiento contra el paso de los años, un convenio que incluye una garantía: la inteligencia de Alfred Hitchcock.

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