Mostrando entradas con la etiqueta Silencio se graba. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Silencio se graba. Mostrar todas las entradas

jueves, 22 de octubre de 2009

SILENCIO SE... GRABA (Semana del 23 al 29 de octubre de 2009)

Otra buena semana de cine la que se nos presenta cuando se agotan los días de este mes de octubre, ahora sí, lluvioso. Entre obras maestras incontestables como La Noche del Cazador o El Hombre que mató a Liberty Valance tenemos una oferta de lo más variada: discurre entre películas de aventuras, filmes del oeste, dramas, comedias o cintas bélicas. Casi todos los géneros figuran en la siguiente tabla donde siempre me gusta destacar la inclusión de algunas películas españolas, en este caso tan atractivas como La Tía Tula o La Buena Estrella. Mientras buscan su filme preferido nosotros vamos a comentar dos cintas que confirman que la calidad y lo comercial no tienen por qué estar reñidos.

Pinchar en la tabla para verla mejor (las películas resaltadas no tienen por qué ser las mejores; las de color azul ya han sido comentadas anteriormente, pueden acceder a la reseña en la lista alfabética del lateral del blog; las de color rojo se comentan más abajo)


Comentarios de algunas de las cintas recomendadas:

El Nombre de la Rosa (Le Nom de la Rose de Jean-Jacques Annaud, 1986). Sean Connery, Christian Slater, F. Murray Abraham. (Canal Sur, viernes 23 a las 23:45)

Elaboradísima película del director francés Jean-Jacques Annaud que se deja la piel en cada proyecto que realiza –con independencia del resultado final-. Fueron necesarias 17 versiones y cuatro guionistas para llevar a la gran pantalla el best-seller de Umberto Eco; al no encontrar una localización adecuada se tuvo que construir un monasterio entero para decorar la historia; además, el rodaje fue tan accidentado que casi le cuesta la vida al propio Connery (el actor consiguió el papel prácticamente en contra de todos, realizador y escritor).

A pesar de los contratiempos, la cinta que narra las pesquisas de dos monjes, que intentan resolver los asesinatos en una abadía aislada en plena Edad Media, funciona muy bien. Y lo hace porque la trama, con la dosis de tensión suficiente, se encuentra acompañada de muchos matices enriquecedores. En primer lugar, Annaud elige una fotografía y una ambientación adecuadas para que la historia encaje perfectamente en su lugar en el tiempo. El aislamiento del monasterio, el duro invierno, la austera, pero enorme torre que preside la trama y que esconde los secretos que ayudarán a resolverla, son todos elementos ideales para introducir al espectador en aquellos días en los que Europa le dio la espalda al progreso y se abandonó en el oscuro medievo.

El realizador envuelve la acción principal (la de la investigación) con una crítica abierta hacia el clero. Y no sólo por presentar la inquisición más radical y sangrienta, sino por sacar a relucir siempre que puede el eterno debate del uso poco caritativo de las posesiones materiales de la Iglesia. Es decir, se une a la cruzada de Umberto Eco, que llegó a reconocer que se decidió a escribir la novela porque “tenía ganas de envenenar a un monje”. Realmente Annaud va más allá en su censura cuando presenta a unos frailes caricaturizados al máximo con rostros que no parecen humanos. Son seres deformes, pálidos y enfermizos, ciegos o tullidos, los que pueblan el particular y amenazante universo del monasterio.

Con un espíritu claramente comercial, la pareja de héroes resulta muy bien elegida. El maestro y el aprendiz. El primero (Sean Connery), un franciscano de nombre William de Baskerville (clara referencia a Sherlock Holmes), es un cura tolerante y a la vez crítico con la comunidad religiosa; consciente de que los libros son lo más importante del mundo tenebroso que le ha tocado vivir. El segundo personaje, Adso de Melk, interpretado por un jovencísimo Christian Slater (15 años), asume el papel de narrador de la historia sin abandonar, en ningún momento, su expresión de sorpresa. Los dos religiosos se adentran en un misterio que va a cambiar sus vidas. Y nosotros, los espectadores, como en las novelas de Conan Doyle, nos identificamos con Watson/Adso y nos dejamos llevar por las deducciones del maestro sin parpadear.



Terminator 2. El Juicio Final (Terminator 2: Judgment day de James Cameron, 1991). Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton, Edward Furlong. (TVE 1, viernes 23 a las 22:00)

Una de las pocas secuelas que superan al original. Cameron vuelve a realizar una película de éxito con el "musculitos" Schwarzenegger como reclamo seguro, pero esta vez cambia al personaje de bando (una de las pocas veces que esto se ha hecho en el cine) y lo sitúa en el lado bueno. El golpe de efecto le salió redondo consiguiendo una recaudación espectacular. Además la cinta supera la media, en cuanto a calidad se refiere, convirtiéndose en un clásico del género en tiempo record.

La trama sigue la línea argumental de Terminator (The Terminator, 1984) y arranca de la misma forma, con un salto en el tiempo: del futuro viene un robot de la clase T-1000, prácticamente indestructible, que puede imitar cualquier cosa, incluyendo los seres humanos. Su misión consiste en eliminar a John Connor, el que será líder de la resistencia en la lucha contra las máquinas, pero que ahora es sólo un niño. Simultáneamente también llega un androide para todo lo contrario: para proteger a John.


Uno de los méritos del largometraje es que Cameron consigue que los efectos especiales no sean los protagonistas (a diferencia de lo que ocurre en la mayoría de las actuales películas comerciales). El director los utiliza para acompañar a la acción, para subrayar los aspectos que le interesan. En este caso su propósito es dar al T-1000 esa impresión de invencible y a la vez dotarle de unos poderes que le convierten en un ser terrorífico.

El filme logra con creces el objetivo de entretener gracias a unas secuencias de acción muy bien rodadas, como la persecución en la rambla o la lucha final en la fábrica. Tampoco falta el aspecto sentimental. Aquí, el típico debate de si las máquinas pueden tener afecto por los seres humanos, Cameron lo resuelve de una forma entrañable que ha pasado ya a la historia de la ciencia-ficción.

jueves, 15 de octubre de 2009

SILENCIO SE... GRABA (Semana del 16 al 22 de octubre de 2009)

No terminan de caer las hojas en este extraño comienzo del otoño; eso es lo que ocurre aquí, en el Sur, donde el calor se niega a abandonarnos. Al menos tenemos buen cine en las distintas cadenas de televisión en abierto. Así, cintas ochenteras y clásicas conviven con películas modernas de David Cronenberg, Steven Soderbergh o Andrew Jarecki. Obras maestras del cine mudo y del Neorrealismo se programan junto a filmes de aventuras, comedias legendarias o largometrajes españoles tan buenos como El Sur o Secretos del Corazón. Que las disfruten.

Pinchar en la tabla para verla mejor (las películas resaltadas no tienen por qué ser las mejores; las de color azul ya han sido comentadas anteriormente, pueden acceder a la reseña en la lista alfabética del lateral del blog; las de color rojo se comentan más abajo)


Comentarios de algunas de las cintas recomendadas:

El Perro del Hortelano (Pilar Miró, 1996). Emma Suárez, Carmelo Gómez. (Canal Extremadura TV, sábado 17 a las 21:50)

Brillante adaptación de una de las mejores obras de Lope de Vega. Pilar Miró dirige con maestría la conocida historia de los celos que tiene una condesa (Emma Suárez) por el amor que se profesan su secretario y su dama de compañía. Al sentirse enamorada del primero (Carmelo Gómez) intenta estorbar la relación que envidia; cuando consigue atraer a su empleado también interrumpe su romance con él debido a la diferencia de clases. Ni come ni deja comer.

La versión es tan fiel al texto de Lope que los diálogos son en verso, sin embargo Pilar Miró huye, cuando puede, de la teatralidad. También utiliza su experiencia como realizadora de programas dramáticos para no caer en la trampa de dirigir una adaptación televisiva de la comedia. Con las primeras secuencias no lo consigue del todo, pero pronto descubrimos que es cine lo que tenemos ante nuestros ojos cuando rueda un larguísimo travelling de los actores principales; cuando “airea” una conversación y la sitúa en un paseo en góndola; o cuando utiliza el texto de Lope como voz en off de uno de los amantes mientras nos muestra bellas imágenes del contrario.



En su afán cinematográfico, la directora no pierde la oportunidad de presentar escenas cotidianas de la época, como juegos infantiles, labores de jardinería y tertulias en los parques, siempre aprovechando al máximo los paréntesis de la historia. Con ello consigue una ambientación ganadora de premios (un Goya que acompaña a seis más en otras categorías) e inunda de color la simpática trama. También utiliza el aspecto cromático para separar las secuencias, para dividir el filme en capítulos diferenciados. Elige a la condesa -que realmente dirige el argumento con sus actos- y la pinta de un color distinto cada vez que la trama cambia. Así, los vestidos de Emma Suárez se suceden del amarillo al naranja y del azul pastel al rojo, pasando por el morado.

Con unos actores que no desentonan (quizás Fernando Conde se exceda en su papel picaresco y muestre ramalazos de su paso por el grupo "Martes y Trece") y con un decorado de excepción (palacios y parques de Lisboa y Setúbal) firma Pilar Miró una de sus mejores películas, un disfrute para la vista y para el oído que además tiene la virtud de ganar con los años.



Vacaciones en Roma (Roman Holiday de William Wyler, 1953). Gregory Peck, Audrey Hepburn. (Canal 9, domingo 18 a las 23:45)

Cuento de Cenicienta al que Dalton Trumbo le da la vuelta para convertirlo en la historia de una princesa que se despierta en casa de un periodista, y que decide tomarse el día libre para descubrir Roma como una turista anónima más. El guión fue merecedor del oscar, pero el escritor no pudo recogerlo al estar perseguido por el comité de asuntos antinorteamericanos, razón por la que su nombre no aparece en los créditos.

El caso es que Roman Holiday es una deliciosa comedia que supuso un gran cambio en las vidas de aquellos que la realizaron. Por un lado, William Wyler se aleja momentáneamente del drama, y de Estados Unidos, para rodar en Roma- dicen que también para poner distancia entre él y el comité de McCarthy-; Gregory Peck por fin puede participar en una comedia romántica, y descubre que se le da muy bien, pronto volverá al rol de periodista en la mejor de las comedias de Vincente Minnelli: Mi desconfiada esposa (Designing Woman, 1956); y, sobre todo, para Audrey Hepburn. La “mujer gacela” rompe con el prototipo de actriz ideal que se llevaba en las décadas anteriores gracias a su espontánea actuación, su figura delgada y su elegante belleza. A partir de la interpretación de la princesa Ana –y del oscar- su carrera se lanza imparable hacia el estrellato.

La película contiene secuencias inolvidables. Destacan la que inicia el enredo en la casa del periodista o el viaje en moto por Roma. Además, todas ellas repletas de anécdotas en el rodaje, algunas tan graciosas como la conocida de la escena en la Bocca Della Veritá.

Vacaciones en Roma inició una desigual serie de películas, digamos turísticas, muy inferiores en calidad donde sólo Cómo casarse con un millonario (How to marry a millonaire de Jean Negulesco, 1954) se salva de la quema.

jueves, 8 de octubre de 2009

SILENCIO SE... GRABA (Semana del 9 al 15 de octubre de 2009)

Asistimos estos días a un derroche publicitario impresionante de la que dicen es la película más cara del cine español. Carteles por toda la ciudad anunciando el nuevo proyecto de Amenábar se unen a entrevistas en la televisión y avances en todos los telediarios. Demasiado bombo siempre me provoca el efecto contrario. De todas formas habrá que esperar lo mejor de este buen director. Mientras tanto nosotros a lo nuestro. A entresacar lo más destacable de la oferta televisiva en forma de tabla de recomendaciones: Pinchar en la tabla para verla mejor (las películas resaltadas no tienen por qué ser las mejores; las de color azul ya han sido comentadas anteriormente, pueden acceder a la reseña en la lista alfabética del lateral del blog; las de color rojo se comentan más abajo)  
Comentarios de algunas de las cintas recomendadas:

El Bello Antonio (Il Bell’Antonio de Mauro Bolognini, 1960). Marcello Mastroianni, Claudia Cardinale. (Castilla-La Mancha TV 2, sábado 10 a las 00:30) Una de las películas de mayor calidad de Mauro Bolognini, de su mejor etapa como director: aquella que transcurre entre finales de los cincuenta y primeros de los sesenta, donde dirige adaptaciones (en este caso la novela es de Vitaliano Brancati) escritas por, nada menos, que Pier Paolo Pasolini. De esta época, Pasolini llegó a decir que algunos de sus guiones para Bolognini fueron las obras literarias de las que se sentía más orgulloso. La cinta narra el regreso de Antonio (Marcello Mastroianni, un pusilánime sencillamente magnífico) a su pueblo natal. La llegada es todo un acontecimiento, debido a la fama que le precede. Para la villa, Antonio es una especie de Don Juan por el que suspiran todas las mujeres. Lo que nadie puede imaginarse es el “terrible” secreto que esconde el personaje y que sólo desvelará a su primo y a su prometida con la que finalmente se casa: Antonio es impotente. Al no consumarse el matrimonio todo se viene abajo: la Iglesia interviene anulando el enlace, el prestigio de la familia de Antonio cae por los suelos y la presión que todos ejercen contra él hace que finalmente tome una decisión descabellada. En Il Bell'Antonio, el dúo Bolognini-Pasolini recoge el testigo de un movimiento neorrealista casi finiquitado, y lo transforma en una visión más crítica hacia la sociedad, los estamentos y sus arcaicas reglas y tradiciones. Los prejuicios de un pueblo encerrado en sí mismo, denunciados por los cineastas, son los que provocan que la comedia -propuesta inicial- finalmente se transforme en drama. 

  Buenas noches, y buena suerte (Good night, and good luck de George Clooney, 2005). David Strathairn, George Clooney. (TV3, lunes 12 a las 23:25) Hay decisiones que, antes de tomarlas, ya sabes que van a cambiar tu vida. A principios de los cincuenta, en Estado Unidos, y en plena "caza de brujas", si un periodista se embarcaba en la peligrosa aventura de denunciar los métodos y las injusticias cometidas por el senador McCarthy, sabía que él y todos los que le apoyaran pronto serían el blanco del comité inquisidor. Eso fue lo que le pasó a Edward R. Murrow, el director de informativos de la cadena CBS, cuyo programa "Cara a cara" tenía los mayores índices de audiencia. Geoge Clooney aprovecha la historia real de Murrow para denunciar las trabas que aún tiene la libertad de expresión. Lo hace trasladándose a la época de los hechos, sumergiéndose en una acertada fotografía en blanco y negro, pero usando una moderna cámara que persigue los gestos, las miradas y los silencios que preceden a situaciones extremas como un despido o la inevitable llamada de atención por parte del responsable de la cadena. Los contrastes entre lo viejo y lo nuevo; eso es lo que hace de este filme una bandera eficaz contra la intolerancia en el mundo de la política; y en el de la prensa. La mezcla de documentos reales (entrevistas a victimas de la persecución, declaraciones del propio senador o vistas del comité de asuntos antinorteamericanos) con secuencias entre bastidores, mientras se rueda el programa televisivo, resulta muy atractiva y aporta el grado preciso de suspense y tensión para que la cinta, en principio árida, pase como un suspiro. La interesante trama, la eficaz interpretación de David Strathairn, secundado por un elenco de lujo, y el rodaje con sentido de un primerizo George Clooney (su segunda película), midiendo las pulsiones de los personajes en todo momento, consiguieron que la cinta fuera nominada a seis estatuillas de la Academia y ganara multitud de premios.

jueves, 1 de octubre de 2009

SILENCIO SE... GRABA (Semana del 2 al 8 de octubre de 2009)

Si las lluvias de este final de septiembre, y comienzo de octubre, anegan nuestras ciudades nosotros hacemos lo propio con las recomendaciones televisivas e inundamos de buen cine la siguiente tabla. Antes de consultarla hay que hacer un par de precisiones: a partir de hoy las películas que han sido comentadas previamente aparecerán resaltadas en azul. Los lectores que quieran acceder a dichas reseñas sólo tendrán que buscarlas en el lateral del blog, donde figura una lista por orden alfabético. Como siempre, la cinta o cintas que resaltamos en rojo son las que se comentarán ese jueves; serán filmes que nos apetece reseñar, pero que no tienen por qué ser los mejores de la tabla.

Pinchar en la tabla para verla mejor

Comentarios de algunas de las cintas recomendadas:

55 días en Pekín (55 days at Peking de Nicholas Ray, 1963). Charlton Heston, Ava Gardner, David Niven. (La 2, viernes 2 a las 01:45)

Una superproducción de Samuel Bronston, de esas que hacía en España con grandes directores, separado del sistema de producción americano que agonizaba frente a la todopoderosa televisión. Nicholas Ray, un director de culto, autor de por lo menos media docena de obras maestras, aquí no llega a cuajar uno de sus filmes mayores en parte por problemas con el productor (que llegó a despedirlo dos veces) y de la producción en sí, amén de fallos de casting (los personajes orientales son actores occidentales, y a veces regular maquillados). Pese a todo, si no la tuviera en mi videoteca y se me presentara la oportunidad de grabarla, lo haría sin dudarlo. La cinta entretiene y mucho. Las escenas de acción están muy bien conseguidas, como la del ataque de los boxers (esos chinos con mala leche); o la del arranque de la película, con un Heston con mucha sangre fría. Además la cinta cuenta con la presencia de Ava Gardner y David Niven, dos motivos más para ver la película.



Libertarias (Vicente Aranda, 1996). Ana Belén, Ariadna Gil, Victoria Abril. (Aragón Televisión, lunes 5 a las 01:05)

Viejo proyecto de Vicente Aranda, dirigido 15 años más tarde de haberlo ideado, sobre un argumento suyo y de José Luis Guarner. Nominada para seis Goyas, la cinta destaca por encima de la media de las que se han hecho sobre la Guerra Civil Española, aunque hay mucha gente que opina que todavía no se ha realizado la película definitiva sobre la contienda, probablemente por falta de la suficiente objetividad que dan los años. Precisamente esa falta de imparcialidad es lo que impide que Libertarias sea la mejor obra de Aranda –creo que la trilogía formada por Amantes, Intruso y Celos está por encima, sobre todo la primera-. Sin embargo, el largometraje está brillantemente dirigido, con escenas de gran belleza y diálogos muy bien estudiados que forman parte de un excelente guión.

La trama se desarrolla en los primeros días del conflicto. Dividida en dos partes, en la primera (una amplia introducción) la acción se localiza en Barcelona, recién estallada la Guerra. Allí unas milicianas anarquistas, con Pilar a la cabeza (Ana Belén), “liberan” un burdel y reclutan mujeres para la causa. Entre ellas se encuentra María (Ariadna Gil), una monja refugiada por casualidad en el prostíbulo. Esta circunstancia anuncia otra paradoja más importante: la lucha interior del personaje que se debate entre sus creencias religiosas y la revolución.


La segunda parte transcurre en el frente de Zaragoza, cuando el grupo de mujeres se une a la columna de Buenaventura Durruti –al que Aranda respeta tanto que se niega a descubrir su rostro-. Si en el prólogo Aranda muestra como el caos convive con la ilusión revolucionaria, en el resto de la película va introduciendo el pesimismo y las disputas en el seno del bando republicano hasta la derrota final. Es durante ese largo desarrollo cuando el filme gana en profundidad de los personajes y calidad visual. Así, Aranda rueda una incursión en las líneas enemigas como si fuera un cortejo fúnebre; o realiza una secuencia final terrorífica, propia del mejor cine de género, precedida de una clara metáfora acerca del sacrificio humano.

Pero, sin duda, lo mejor es el tratamiento de los personajes. Todo gira alrededor de María. Los combatientes que se reúnen en torno a ella son, entre otros: un cura, ayudante de Durruti (Miguel Bosé, bastante soso); una prostituta, aburrida de hacer tanto el amor; un expresidiario, que lleva dos años sin acostarse con una mujer; dos milicianos, padre e hijo, que temen que se les pare el reloj; y una anarquista coja que puede comunicarse con los espíritus (Victoria Abril, estupenda), a la que Aranda regala los mejores diálogos. Todos bajo el mando de Pilar que asume una importante misión: proteger a la religiosa en medio del horror de la Guerra.

Cada acción se analiza desde el punto de vista de los inocentes ojos de María. Al principio se somete al grupo desde una especie de síndrome de estocolmo, pero a medida que avanza el metraje va sintiendo verdadero amor hacia Pilar y, por extensión, hacia su causa que pasa por ser una reivindicación feminista más que una militancia anarquista. Ariadna Gil ayuda a que María sea creíble, consiguiendo una de sus mejores actuaciones; dando vida a la religiosa que es capaz de recitar de memoria tanto versículos del Evangelio como párrafos de la obra de Bakunin. Y es que la monja es el ojo imparcial que necesitaba la cinta. Un ojo que finalmente hace que el personaje se quede tuerto por culpa, o gracias, a un brillante plano final.

jueves, 24 de septiembre de 2009

SILENCIO SE... GRABA (Semana del 25 de septiembre al 1 de octubre de 2009)

Nos adentramos en el otoño, una estación para disfrutar, aquí en el Sur, donde ya se puede pasear sin que corras el riesgo de una insolación o un golpe de calor. Para las tardes, noches y madrugadas de la próxima semana proponemos la siguiente tabla de películas recomendadas. Allí podemos encontrar varias cintas ya comentadas en el blog y otras que desarrollan historias como aquellas en donde una carta revela un amor en secreto; un cazador de recompensas adiestra a un sheriff imberbe; o un periodista vuelve, una y otra vez, a vivir el mismo día. Que las disfruten.

Pinchar en la tabla para verla mejor (las películas en rojo no son necesariamente las mejores, son las que se comentan más abajo)


Comentarios de algunas de las cintas recomendadas:

El Desierto Rojo (Il Deserto Rosso de Michelangelo Antonioni, 1964). Monica Vitti, Richard Harris. (Canal 7 Región de Murcia, viernes 25 a las 04:55)

Filme importante de Antonioni que continúa con sus indagaciones sobre la falta de comunicación en las relaciones, pero esta vez con un uso experimental del color que proporciona a la película el atractivo que sin duda tiene. El expresionismo aquí es con letras mayúsculas cuando el director italiano abandona el blanco y negro, las sombras y las luces, y se decide a ensayar con el color y a utilizar las tonalidades cromáticas con el objetivo de anunciar el estado de ánimo de los personajes. Para conseguir sus propósitos expresionistas, casi de manera enfermiza, Antonioni mandó pintar una fábrica entera, y hasta un bosque.

De la pareja de actores elegida, Monica Vitti sigue en la misma línea que la famosa trilogía de la incomunicación (La Aventura, La Noche y El Eclipse), mientras el que sorprende es el casi siempre histriónico Richard Harris, que aquí se somete a Antonioni y obtiene un nuevo registro interpretativo. Un trabajo que realizó muy a pesar suyo, tal como se desprende de los problemas que tuvo con el director italiano. Antonioni retrasó tanto el rodaje que el actor británico decidió abandonarlo antes de perder su siguiente trabajo en Mayor Dundee (Sam Peckinpah, 1964). Al parecer, Antonioni se vio obligado a utilizar un doble para finalizar la película.

De cualquier forma, tanto Monica Vitti como Richard Harris consiguen fundirse con el desasosiego de un entorno de niebla, frío y contaminación, consiguiendo la extraña armonía que preside la cinta. De ella destacan la secuencia dentro de una especie de caseta encarnada donde “juegan” los personajes, mientras en el exterior llega un siniestro barco que se declara en cuarentena (Antonioni no desperdicia ningún elemento para subrayar la sensación de aislamiento). Pero, sobre todo, las escenas de Monica Vitti vagando por la fábrica desierta, muy cercanas a las del final de El Grito (Il Grido, 1957), una cinta que, en parte, resulta casi un borrador de El Desierto Rojo, pero que no llega a su altura a la hora de hipnotizar al espectador; ni a la de profundizar tanto en la soledad que casi consigue atravesarla con sus magníficas imágenes.



Raw Deal (Anthony Mann, 1948). Dennis O’Keefe, Claire Trevor, Marsha Hunt. (Popular TV, viernes 25 a las 17:15)

Sorprendente película de Anthony Mann, una joya del cine negro para descubrir con muchísimos aspectos destacables. Raw Deal es una muestra de lo que ya era capaz de hacer Mann en la década anterior a su explosión definitiva como realizador.

Mann transforma en una trama más compleja la manida historia del delincuente que se fuga de la cárcel para ajustar cuentas con su antigua banda. Primero porque la evasión ha sido preparada por los gangsters como parte de un complot para acabar con él. Y segundo por la intervención de dos mujeres que competirán por el amor del protagonista: la letrada que lleva su caso, Ann (Marsha Hunt) y su amante, Pat (Claire Trevor, qué gran dama, poco reconocida, pero con una carrera ejemplar a sus espaldas, siempre interpretando a mujeres con carácter, recordemos La Diligencia, Kayo Largo, Historia de un detective, y un largo etcétera).

Precisamente, la voz en off de Claire Trevor conduce la trama, pero lo hace de forma lineal, sin apoyarse en el típico flash-back del género, esto hace que se mantenga el suspense hasta el final sin que el espectador sepa lo que va a suceder. Además la película está muy bien estructurada en dos partes: una primera, de mayor duración, tiene una clara forma de road movie, con los tres fugitivos acercándose a San Francisco desde la prisión; mientras que la segunda se desarrolla en la gran ciudad para concluir de forma espectacular. La definición inicial de los personajes –nadie es del todo bueno, como en las mejores películas negras- va cambiando a lo largo de la angustiosa ruta para llegar a clarificarse al final. La que no cambia es la del “malo” –Raymond Burr, de una violencia desatada- al que Mann presenta con una secuencia que anticipa la famosa de Lee Marvin en Los Sobornados (The Big Heat de Fritz Lang, 1953).



Pero si el guión y el tratamiento de los personajes son casi perfectos, la fotografía y la puesta en escena pueden situarse entre lo mejor que se ha hecho nunca en el cine negro. Mi afirmación podría parecer exagerada pero es que la forma de rodar de Mann y la maestría de su director de fotografía, John Alton, no me deja más remedio que mantener lo dicho. Veamos por qué:

El director, y el operador, se plantean una película de serie B como un ejercicio de estilo. Mann suple los escasos recursos disponibles con efectivas elipsis y una admirable puesta en escena que ahorra tiempo y dinero (en las escenas de acción todo sucede rápido, muy rápido). Un ejemplo: la fuga. Mann dirige la secuencia alternando el primer plano de Pat con un plano muy general de la muralla de la prisión (punto de vista de ella), donde la acción, electrizante, se acerca a toda velocidad hasta alcanzarla de lleno. En las tomas de interior, el virtuosismo técnico alcanza momentos difíciles de superar cuando John Alton maneja las sombras y Mann rueda como si estuviera inventando el Cinemascope (que luego dominaría como nadie). Así, cuando vemos un teléfono que suena en primer término, en la esquina del encuadre, el personaje que contesta se aproxima desde el fondo para llenar con su rostro toda la pantalla. Hay un plano, que abre la conclusión de la cinta, donde Claire Trevor, de perfil, deja espacio para que se vea un reloj que anuncia la posible muerte de Ann. El velo que le cubre la cara, y su rostro parcialmente iluminado por un portillo (allí estaba Alton), son premonitorios de lo que va a suceder. Scorsese consideraba a John Alton como un maestro y recomendaba efusivamentre su manual de fotografía en el excelente documental que realizó sobre el cine norteamericano.

Sólo me queda por decir que se dejen llevar por Claire Trevor a través de un viaje que quiere terminar en una vida digna -“donde uno pueda dedicar su vida a trabajar en algo decente que se pueda hacer a la luz del día”-; que noten esa neblina que no presagia nada bueno; que se maravillen de la secuencia de la playa, donde se repiten los planos de un personaje y de otro para concluir unidos; y que se adentren en Corkscrew Alley, un callejón sin salida, iluminado por un único farol, que va a ser testigo de una venganza.



Vacaciones sin novia (The Perfect Furlough de Blake Edwards, 1959). Tony Curtis, Janet Leigh. (Televisión de Canarias, domingo 27 a las 01:25)

Comedia de Blake Edwards con uno de sus actores fetiches Tony Curtis, que aquí aparece con su mujer en la realidad: Janet Leigh, padres ambos de Jamie Lee Curtis. No es de los mejores trabajos de Edwards, pero ofrece situaciones bastante graciosas, y descubre a Curtis como un gran actor de comedias; posteriormente haría con el mismo director Operación Pacífico (Operation Petticoat, 1959) y La carrera del siglo (The Great Race, 1965), ambas mejores que ésta.



Julio César (Julius Caesar de Joseph L. Mankiewicz, 1953). Marlon Brando, James Mason, John Gielgud, Louis Calhern, Deborah Kerr. (Veo TV, martes 29 a las 16:30)

El más "dramaturgo" de los directores, Mankiewicz, realiza un homenaje al mayor dramaturgo de todos los tiempos… leer más



jueves, 17 de septiembre de 2009

SILENCIO SE... GRABA (Semana del 18 al 24 de septiembre de 2009)

Ya sabemos cual fue la ganadora del León de Oro: Lebanon del israelí Samuel Maoz; también conocemos quién se llevó el premio Volpi al mejor actor: Colin Firth (y nos acordamos de alguna amiga que estará encantada con la noticia). Nosotros seguimos con nuestra particular cita con los canales en abierto y nos alegramos de tener la oportunidad de comentar una de nuestras más queridas películas. Mientras tanto recomendamos la siguiente tabla de pases televisivos:

Pinchar en la tabla para verla mejor (las películas en rojo no son necesariamente las mejores, son las que se comentan más abajo)

Comentarios de algunas de las cintas recomendadas:

El Cuarto Mandamiento (The Magnificent Ambersons de Orson Welles, 1942). Joseph Cotten, Dolores Costello, Tim Holt, Anne Baxter. (Canal 9, viernes 18 a las 03:15)

Segunda película de Welles y segunda obra maestra; para el que suscribe, ligeramente por encima de Ciudadano Kane a pesar de las importantes modificaciones, del falso final feliz y de más de 40 minutos amputados por la RKO.

Orson Welles se vale de la novela de Booth Tarkington para contar, una vez más, una trama sobre la decadencia en el seno de la alta sociedad, sobre el triunfo del progreso y sobre las oportunidades perdidas en la búsqueda de la felicidad. Y lo hace narrando la historia de una familia aristócrata americana, Los Ambersons, y centrándola en la subtrama principal: la relación fallida entre un plebeyo (Joseph Cotten), futuro emprendedor que simboliza el progreso, y la hija del magnate (Dolores Costello), que sufre la actitud negativa de su familia y, posteriormente, la de su propio hijo (Tim Holt). Este niño mal criado se opone con más fuerza aún a la unión entre los protagonistas. Su intolerancia (como la de Kane y otros personajes de Welles) destrozará su vida y la de todos los que le rodean, incluyendo al amor de su vida (Anne Baxter).

Como se ha citado la película fue cortada por los productores de la RKO mientras Welles estaba en Brasil rodando el documental incompleto It's all true. El montaje final corresponde al futuro director Robert Wise que consigue mantener intactos (o casi) algunos elementos verdaderamente evocadores:

La fotografía expresionista en blanco y negro. Según la secuencia que se trate, puede ser cautivadora, romántica, cómica o agobiante. El decorado acompaña al argumento y casi lo dirige: La Mansión de los Ambersons –y su decadencia- gobierna el transcurrir de la historia. Y no hay más remedio que destacar la famosa escalera. No es la única vez que una escalera toma tanto protagonismo (pensemos en El Ídolo Caído y en tantas otras), pero es que aquí casi toma vida cuando se encuentra presente en los momentos decisivos de la trama.



El barroquismo de Welles sigue predominando en unos encuadres que deforman la imagen, pero más controlado que en su ópera prima. Además una suerte de planificación de la puesta en escena se traduce en planos secuencia inolvidables. Sólo hay que maravillarse, y seguir una y otra vez, por ejemplo, la escena del baile. Es la actitud formalista de Welles. La que propicia que toda su obra, con independencia de la temática abordada, tenga una continuidad tan clara.

Los actores están geniales. Otra vez, como sucede en Kane, son procedentes del Mercury Theatre; excepto Dolores Costello, una actriz del cine mudo que finalizó su carrera prematuramente debido al deterioro de su rostro causado por las severas sesiones de maquillaje. Y de nuevo hay que hacer una mención especial: Agnes Moorehead. Su papel de la instigadora tía Fanny se encuentra totalmente imbuido del espíritu de la mansión, como una especie de portavoz activo de salones, paredes y chimeneas.

Welles, aunque no actúa, se encuentra presente a lo largo de toda la película. Con su voz en off hace de narrador y dialoga con los coros: gentes de la calle, clientes y propietarios de pequeños negocios, que hacen de improvisados cronistas. También sorprende en los ingeniosos créditos finales, leídos por él mismo. Al final, y con un plano detalle de un micrófono, se oye su enorme y profunda voz (es aquí cuando nos imaginamos su presencia) que dice: "La escribí y la dirigí yo... Ah, mi nombre es Orson Welles”.



2001: Una Odisea del Espacio (2001: A space Odyssey de Stanley Kubrick, 1968). Keir Dullea, Gary Lookwood. (Televisión del Principado de Asturias, domingo 20 a las 00:00)

Cuando el mundo se vio sacudido por un inicio de revolución estudiantil, por unas ideas utópicas que fomentaban el amor libre y el final de todas las guerras, cuando todo esto sucedía un genio llamado Stanley Kubrick estrenaba su obra más importante… leer más



Comenzó en el Trópico (Swing High, Swing Low de Mitchell Leisen, 1937). Carole Lombard, Fred MacMurray, Dorothy Lamour. (Popular TV, domingo 20 a las 00:30)

Adaptación de la obra de teatro “Burlesque”, de George Manker Watters y Arthur Hopkins, a cargo de la “fábrica” de comedias de la Paramount regentada por el todopoderoso Adolph Zukor. La cinta, en efecto, arranca como una comedia romántica con una secuencia muy bien rodada a base de picados y contrapicados donde los protagonistas se encuentran en el Canal de Panamá: Maggie (la gran Carole Lombard) viaja en un crucero como peluquera ocasional y cuando su barco atraviesa una de las esclusas del Canal conoce a Skid (Fred MacMurray), un soldado americano próximo a licenciarse. Skid, en tierra, ve a Maggie asomada por un portillo y comienza a hablar con ella mientras el buque baja de nivel como consecuencia de la salida de aguas de la esclusa. Maggie “desciende” hasta el nivel del soldado, y más abajo, en una escena singular que promete futuras situaciones cómicas.

Sin embargo el filme cambia de género para pasarse al musical en el momento en que descubrimos que Skid es un virtuoso de la trompeta. Pero la mutación es transitoria: la película se transforma definitivamente en melodrama cuando interviene un tercer personaje (Dorothy Lamour) que vuelve inestable la relación entre Maggie y Skid.


El largometraje no llega a funcionar del todo en el aspecto musical debido a que el director, Mitchell Leisen, interrumpe los números con insertos aburridos de personajes secundarios. Además no le perdonamos que la chica “mala” de la película sea nuestra querida Dottie Lamour. Un encanto, como siempre, en sus actuaciones, con una especie de trikini que no deja ver bien el director y sus excesos con el atrezzo. Y es que Leisen abarrota los espacios hasta volverlos angustiosos cuando la trama no persigue esa intención. En algo tenía que notarse su paso previo por las labores de decoración, pero no queda bien esa especie de ambiente exótico forzado a lo Von Sternberg cuando se suceden las mejores secuencias musicales. Pero no sólo falla el director, también lo hace Fred MacMurray, sobre todo cuando simula tocar la trompeta. Da la impresión de que no sabe que hay que soplar para que suene el instrumento. Y lo malo es que la trama exige que toque casi todo el tiempo.

De Swing High, Swing Low nos quedamos con la primera parte, con el encuentro en el Canal y la pelea del bar (atención a un jovencísimo Anthony Quinn), con la encantadora Carole Lombard y la delicia de un par de números a cargo de Dorothy Lamour. Y con una escena muy bien planificada, fotografiada y rodada por Leisen. Un encuadre prácticamente fijo que se repetirá hasta tres veces -el plano lo merece- para marcar la estructura narrativa de la cinta: Fred MacMurray abraza a Carole Lombard mientras interpretan el tema estrella de la cinta.

jueves, 10 de septiembre de 2009

SILENCIO SE... GRABA (Semana del 11 al 17 de septiembre de 2009)

Mientras se deciden los premios en el Festival de Venecia nosotros proponemos buen cine aquí, en nuestro país, de la mano de las cadenas televisivas en abierto. Entre las películas que recomendamos figuran hasta cuatro de Clint Eastwood al lado de obras maestras de Orson Welles, David Wark Griffith, Alfred Hitchcock o Howard Hawks. Fijándonos en la tabla podemos descubrir una excelente cinta: La Chica con la maleta de Valerio Zurlini (1961), uno de cuyos fotogramas nos ha acompañado durante muchos meses en el blog (en la sección “nos visitan desde…”). El director de este buen filme se hizo al año siguiente con un famoso galardón: El León de Oro.

Pinchar en la tabla para verla mejor (las películas en rojo no son necesariamente las mejores, son las que se comentan más abajo)

Comentarios de algunas de las cintas recomendadas:

Cabalgar en solitario (Ride Lonesome de Budd Boetticher, 1959) Randolph Scott, Karen Steele. (Radiotelevisión de Las Islas Baleares, viernes 11 a las 18:00)

Western del especialista Boetticher a beneficio de Randolph Scott que se hizo de “oro” gracias a participar en los beneficios de las películas que rodaron juntos... leer más



Elígeme (Choose me de Alan Rudolph, 1984). Genevieve Bujold, Keith Karradine, Lesley Ann Warren. (Castilla-La Mancha TV 2, sábado 12 a las 20:30)

Con una escena más propia de un musical (no perderse los créditos), arranca la primera cinta de la trilogía de dramas con toques de comedia que realiza Alan Rudolph en los años ochenta. Resulta la mejor de las tres -las otras dos son Inquietudes (Trouble in Mind, 1985) y Los Modernos (The Moderns, 1988)- y coincide con ellas en la trama, el ambiente y los actores: Genevieve Bujold y Keith Karradine.

Rudolph, primero asistente y guionista de Robert Altman, sigue de cerca los pasos de su maestro en los inicios de su carrera como director, pero a raíz de esta trilogía evoluciona para dotar de personalidad propia a sus creaciones: dramas corales, sí, pero impregnados de música y romanticismo donde diversos personajes se encuentran por casualidad y se mezclan con sus respectivas e inestables parejas. La película narra las relaciones de dos mujeres y un hombre, todos con una existencia difuminada debida a un pasado oscuro o a las fantasías del presente. Una locutora de radio, que dice ser doctora en medicina, da lecciones de comportamiento en pareja -y de sexo- a los oyentes de su exitoso programa; mientras tanto vive una vida paralela con otro nombre y se lamenta de su corta experiencia en los asuntos del amor. Una antigua prostituta regenta un bar situado en los barrios bajos de una gran ciudad; un barman, un gangster y la novia de éste perturban su complicada vida amorosa. Un enfermo mental trata de volver a Las Vegas, quiere casarse con toda aquella a la que besa y dice ser espía, piloto de combate y mecánico.

Agotando las distintas combinaciones, hombre-hombre, mujer-hombre, mujer-mujer, Rudolph va tejiendo un guión, al principio inconexo, donde los caracteres se definen a grandes rasgos, sin profundizar. Sólo después de la primera mitad de la cinta la trama va tomando cuerpo, los detalles de cada personalidad comienzan a ser importantes hasta llegar a ser una historia muy definida y, finalmente, concluir de una forma abierta muy atractiva.

Para dotar de su peculiar ambiente romántico, el director penetra en habitaciones decoradas con carteles de cine y cubiertas con sábanas de seda; rueda secuencias nocturnas en un callejón, solamente iluminado por las luces de neón, y lo convierte en improvisado salón de baile y escondido lugar de citas; y se acerca a la barra de un bar donde siguen predominando los marrones y los rojos, igual que en el exterior (hasta el cielo es encarnado en un bellísimo contrapicado) y donde reina el soul y el jazz.

En Choose me destacan la locura, las llamadas telefónicas, los espejos, la pasión y, sobre todo, la música. Alan Rudolph lo mezcla todo y consigue su mejor película hasta la fecha.



Arco de Triunfo (Arch of Triumph de Lewis Milestone, 1948). Ingrid Bergman, Charles Boyer, Charles Laughton. (Punt 2, sábado 12 a las 22:45)

Adaptación personal de la obra homónima de Erich Maria Remarque, uno de los autores más veces llevado al cine. Es una de las buenas películas del irregular Lewis Milestone, aunque fue un fracaso de público debido al poco atractivo papel de Ingrid Bergman. La historia narra las relaciones entre una pareja de exiliados en la Francia de 1939. A causa de una escena donde unos falangistas no salen muy bien parados, la película fue prohibida en España al poco de estrenarse. A destacar la actuación de Charles Laughton: cada vez que sale en una secuencia da la impresión que el resto de actores desaparecen de pantalla.



Los Invasores de Marte (Invaders from Mars de William Cameron Menzies, 1953). Jimmy Hunt, Helena Carter. (Castilla-La Mancha TV 2, sábado 12 a las 23:45)

William Cameron Menzies se acerca con mucha habilidad al público con una historia de ciencia-ficción. Lo consigue con los más pequeños cuando el personaje interpretado por Jimmy Hunt se queda dormido mirando a las estrellas –como muchos de los espectadores infantiles-, soñando con viajes espaciales y con seres de otro mundo. Sólo que esta vez sus sueños se convierten en pesadillas y lo que es peor, se hacen realidad: los alienígenas se apoderan de las mentes y los cuerpos de los humanos, entre ellos los de su propia familia.

También logra la atención de los adultos al incorporar la cinta al grupo de filmes que querían alertar sobre la invasión comunista al comienzo de la Guerra Fría. De hecho la trama es muy próxima a la de La Invasión de los Ladrones de Cuerpos (Invasión of the Body Snatchers de Don Siegel, 1956) y a otras del mismo corte, donde los invasores procedentes del espacio exterior quieren apoderarse de la Tierra consiguiendo primero transformar la mente de sus habitantes, como si fueran elementos subversivos cuyo proselitismo es irresistible. De esta forma, largometrajes convencionales se convertían en películas de culto, siempre que su factura tuviera un mínimo de calidad, como es el caso de Invaders from Mars.



La dilatada experiencia de Cameron Menzies en el apartado técnico tuvo mucho que ver en el tratamiento visual de la cinta. El realizador era, realmente, un excelente director artístico que había pasado por todas las etapas del diseño de producción, y que había conseguido grandes logros visuales acompañando a Sam Wood en varias producciones o interviniendo en filmes tan importantes como Lo Que El Viento se Llevó. Además ya tenía en su haber alguna cinta notable, también fantástica, como La Vida Futura (Things To Come, 1936).

A los amantes del género Los Invasores de Marte les resultará imprescindible, al resto, como poco, curiosa y desde luego muy bien realizada. Recomiendo especialmente la primera media hora de metraje; en ella, el niño parece encontrarse sólo ante un enemigo cuyo poder crece por momentos. Yo de ustedes vigilaría el cielo por si alguna de las estrellas comienza a moverse…

jueves, 3 de septiembre de 2009

SILENCIO SE... GRABA (Semana del 4 al 10 de septiembre de 2009)

Comenzamos el nuevo año “escolar” como no podía ser de otra forma: con cine, y del bueno. En esta ocasión las cadenas generalistas, nacionales o autonómicas nos ofrecen una vuelta al “cole” cargada de excelentes películas. Así, Woody Allen, Nicholas Ray o Raoul Walsh tiene más de un filme en la siguiente tabla de recomendaciones. También destacan allí la presencia de comedias de Minnelli, Jay Roach, Harold Ramis o John Landis; todo sea para hacernos pasar el trago del regreso al trabajo y a la rutina. Saludos a todos y silencio se… graba.

Pinchar en la tabla para verla mejor (las películas en rojo no son necesariamente las mejores, son las que se comentan más abajo)

Comentarios de algunas de las cintas recomendadas:

Trabajos de Amor Perdidos (Love’s Labour’s Lost de Kenneth Branagh, 1999). Kenneth Branagh, Alicia Silverstone. (La 7 de Castilla y León, viernes 4 a las 21:45)

Musical original, sobre una obra de Shakespeare, a cargo del más dramaturgo de los cineastas contemporáneos: Kenneth Branagh. El director adapta -de nuevo- al genial autor británico para homenajear a un género que se nota que le atrae… leer más



El Hombre Del Sur (The Southerner de Jean Renoir, 1945). Zachary Scott, Betty Field. (Popular TV, domingo 6 a las 00:30)

Es habitual leer, en los diversos ensayos sobre cine, como se menosprecia el periodo norteamericano de ese enorme cineasta que fue Jean Renoir. Generalmente sus obras en el exilio estadounidense son consideradas como de transición entre sus dos etapas francesas. Como nos resistimos a dejar de lado cualquier filme de Renoir, vamos a intentar reivindicar esa importante fase de su carrera comentando lo que para nosotros es una de sus mejores películas: The Southerner.

La cinta narra las penurias de una familia sureña en la América de la Segunda Guerra Mundial. Basada en la novela de George Sessions Perry, el guión fue escrito por Jean Renoir en colaboración con Hugo Butler, Nunnally Johnson y el ilustre William Faulkner (los aficionados a la obra del premio nobel en seguida percibirán la sombra del escritor en diversas secuencias del largometraje). Gracias a que el proyecto fue realizado fuera del sistema de producción hollywoodense, el director pudo rodar un drama muy americano de forma personal, con actores poco conocidos, forzado en parte por el escaso presupuesto (a Zachary Scott sólo se le había visto una vez y en su registro característico de “malo”), y repleto de secuencias de humor muy del gusto del realizador francés, como las de la boda o la pelea en el bar, que recuerdan a, por ejemplo, La Regla del Juego (La Regle du Jeu, 1939).

Y es que El Hombre del Sur -como si tratáramos de analizar una obra pictórica de su padre- es un Renoir auténtico. El realismo y la poesía de sus obras más aclamadas se encuentran presente en todo momento. Ya lo podemos apreciar en el arranque, en las labores de recogida del algodón: mientras las imágenes nos presentan a los personajes suena un lamento procedente de las voces de color (excelente la música de Werner Janssen nominada al oscar igual que la dirección de Renoir). También la llegada de la familia a la “tierra prometida” es otro momento intenso y dramático. La visión de una casa semidestruida en un campo abandonado es estremecedora. Pero allí está Renoir: para relajar la tensión destaca en la secuencia al personaje interpretado por una excelente Blanche Yurka - la abuela- que sentada en la hamaca, en la parte trasera de la camioneta, no para de refunfuñar. Es el toque de humor que ya no abandonará la trama en ningún momento.

Como decimos, The Southerner tiene la firma de Renoir, y es un claro precedente de una de sus obras maestras: El Río (The River, 1951). La película sigue una estructura dramática lineal, dividida en cuatro partes (las estaciones que nos anuncia un calendario) y transcurre a lo largo del primer año en la vida de la familia Tucker como propietarios de un terreno; siempre a orillas de un río que va ser decisivo en varias fases de la trama y que se presenta como clara metáfora de la propia existencia.

Por otro lado, la cinta se sitúa muy cercana a los filmes que surgieron como respuesta a la depresión y al New Deal de Roosevelt, pero con unos años de retraso. Así, el guión puede parecer próximo al de King Vidor en El Pan Nuestro de Cada día (Our Daily Bread, 1934), sin embargo mientras Vidor presenta una sociedad comunitaria –casi soviética- como solución frente a la crisis, Renoir, paradójicamente (pensemos en sus simpatías por el Frente Popular Francés en su primera etapa) apoya la iniciativa privada, quizás influido por el espíritu emprendedor de su nación de acogida.



De todas las virtudes cinematográficas de Renoir –que son muchas-, en The Southerner, apreciamos la utilización, escasa, pero brillante, de su síntesis narrativa con la cámara. A destacar los planos secuencias y los travellings circulares, como el de la inundación o el del baile -éste último mi preferido-; y otra vez nos tenemos que remitir a La Regla del Juego.

Sólo nos queda decir que si no han disfrutado todavía de El Hombre del Sur, no demoren mucho más su visión y estén atentos a un par de planos, uno casi al principio, otro al final, donde Renoir realiza el mejor homenaje que he visto en el cine al hogar. Y lo hace utilizando literalmente las dos acepciones de la palabra, y certificando su adhesión incondicional a la pintura y a la poesía.



Operación Crossbow (Operation Crossbow de Michael Anderson, 1965). George Peepard, Sophia Loren. (Veo TV, domingo 6 a las 22:00)

Peculiar superproducción del oportunista Carlo Ponti (de nuevo un productor casado con una estrella, en este caso Sophia Loren) que, seguramente, quiso explotar el filón descubierto por Los Cañones de Navarone (The Guns of Navarone de J.Lee Thompson, 1961)… leer más




Match Point (Woody Allen, 2005). Jonathan Rhys Meyers, Scarlett Johansson. (TV3, miércoles 9 a las 22:00)

A Match Point la calificaría de película circular. Entiendo por circular aquella que ata los cabos que quedan sueltos en el arranque; aquella que dispone de un guión que se realimenta, que transcurre con un largo flashback apenas imperceptible, pero que responde a las preguntas que el director formula al espectador: ¿el azar es la principal ley del Universo? Es decir ¿todo lo que ocurre no obedece a ninguna norma? ¿Nada está preestablecido? Una escena al comienzo y otra en el último cuarto nos da la respuesta. Mi memoria cinéfila siempre alerta, siempre crítica, pues se empeña en quitar méritos a secuencias memorables, volvió a jugarme una mala pasada. Ese plano, el del último cuarto (el que haya visto el filme sabrá a que me refiero) es primo hermano de aquel sobresaliente de De Palma en Carlito's Way. Y no digo más para no desvelar nada.

El que acuda a ver el largometraje con el equipaje típico de seguidor de Allen, es decir, con la comedia; con las opiniones sobre la iglesia, la muerte y los intelectuales; con el psicoanálisis y la neurosis; aquel que acuda con todo esto, que lo deje en su casa. Woody Allen sorprende con un filme distinto, un drama con una estética curiosa: la acción se desarrolla en Londres, en la época actual, pero el "tono" del largometraje es, digamos victoriano o, como mucho, de los años 20. Es una estética propia de un James Ivory, de hecho su Habitación con vistas está muy presente en algunas escenas.

Si bien es cierto que, buceando en el metraje, podemos encontrar rasgos allenianos muy característicos: así un personaje no atina a montar una escopeta de caza en un momento crucial, o se encuentra con alguien inesperado cuando está persiguiendo a otra persona. También algunos comentarios en off nos recuerdan que estamos viendo una película del creador de Manhattan; y tampoco falta el guiño cinéfilo (lo que disfruté viendo resaltada nuestra querida Diarios de motocicleta). Y, por último, la cinta contiene algunos puntos en común con su obra maestra Delitos y Faltas.

Woody Allen acierta con el casting. Los actores dan vida a unos personajes que no pueden ser más ingleses. Desde el niño-rico-pedante hasta el policía británico con cara de pájaro, todos están perfectos. Y además son el contrapunto ideal para el primer gran giro de la película (hay varios), y me refiero a la aparición de Scarlett Johanson. Una americana en Londres. Una llamarada de fuego entre la lluvia. Un volcán en continua erupción. Un motivo para el posterior desarrollo de la cinta.

El único “pero”, por poner alguno, es el actor protagonista. Aquí de nuevo la culpa de que me parezca poco adecuado es mi atormentada cinefilia. Y es que algo de la trama me recuerda a Un lugar en el sol (A Place in the Sun, 1951). Allí el protagonista era un excelente Monty Clift, muy conveniente para la trama y muy bien dirigido por el "gigante" George Stevens.

En resumen, grande, muy grande esta película, de uno de los más grandes genios que ha dado el cine.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...