Mostrando entradas con la etiqueta entrevistas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta entrevistas. Mostrar todas las entradas

sábado, 24 de marzo de 2012

Sobre el momento ganadero (Leopoldo de la Maza)

Antonio Flores

















Cuelgo por aquí una jugosa entrevista, repasando los problemas del sector, a Leopoldo de la Maza en el programa sevillano, de Giralda TV, "Capote de Paseo". Desde este cuaderno siempre lo decimos, hay que estar con ciertos ganaderos -que no ganaduros- a muerte. De aquí a unos años, no muchos al ritmo que vamos, cuando sea económicamente una utopía criar un toro bravo y el ganadero-artista que sobreviva haya de echar mano a sangres que tengan reserva de casta para llenar el depósito que ellos mismos han vaciado, ahí estarán las casas de toda la vida -si no nos las hemos cargado antes-, a las que tanto se atiza ahora porque la moda nos lleva por otros derroteros. Cuando llegue ese día a muchos les tocará pedir perdón, si es que su orgullo no ha crecido tanto como para permitírselo.


domingo, 4 de marzo de 2012

Qué bonito es el miedo




















Pero para alcanzar esos momentos sublimes, está el tributo del miedo. Romero emplaza a esa perturbación negra y misteriosa en el platillo de la conversación: "Qué bonito es el miedo. El miedo es de las cosas más bonitas que existen en la vida. No hay palabras para describirlo. Cuando el toro no lo permitía jamás lo he intentado... He tirado por la calle del medio siempre. No me he traicionado a mí mismo. Me dijo una vez Emilio Romero, que en paz descanse, que yo era el torero que más irritaba a los públicos de España y le dije: '¿No es mejor eso que cansarlos?".

Y Paula responde: "Pese a la fama de medroso, yo he tenido más valor que El Espartero. Con mis condiciones físicas nadie se pondría delante de un toro". Curro añade: "El mensaje del torero es que cuando está toreando no le dé miedo al público que está sentado. Que esté gozando de ese torero y no que esté acongojado. Que te digan ole y se caiga un espectador encima de otro y no sepa por qué. Ese es el mensaje de un torero. Olvidar el dramatismo que sucede en el ruedo". Y Rafael continúa: "A veces sale ese toro, que es como encontrar una aguja en el pajar, y es cuando hay que hacer el toreo. Porque el toreo es cabeza. En fracciones de segundo, el capote o la muleta -torea con las manos-. Hay que tenerlo pensado. Eso no quiere decir que te equivoques. Luego están los reflejos, las improvisaciones, la espontaneidad... Pero tienes que estar puesto. Eso sí. Eso se da en muy raras ocasiones". 


"Olor a Romero y sonido de Paula"
Entrevista de Luis Nieto al par de genios
26 Febrero, Diario de Sevilla
Leer completa AQUÍ



jueves, 12 de enero de 2012

The modern face of bullfighting





























"Confeso amante de los animales, José María decidió dejar sus estudios de Veterinaria para volcarse en la carrera que lo ha visto nacer y crecer. Desmitificar leyendas y hacer cercana una realidad que está en constante desarrollo. Para él la fiesta y la modernidad no están reñidas y eleva el toreo a la categoría de arte, donde el toro es su compañero, no su rival, y la plaza el estudio en el que cada tarde se recrean obras de arte capaces de emocionar"


********


"En una etapa convulsa para los tradicionalismos, la modernización del toreo llega a manos de un torero respetuoso ante la diversidad, elegante en sus pases y decisivo en la estocada. Mirada felina y porte propio de los galanes del cine clásico, adaptado y conectado al mundo por las redes sociales. José María Manzanares promete un futuro exitoso, amable, cercano y lleno de tardes de gloria que harán florecer los sentimientos en torno al ruedo."



Extractos y fotografía sacados de un reportaje publicado en



Nota: Aprovechen, que esto se muere.



lunes, 18 de julio de 2011

Domingos de Julyo




Mediado Julio. Domingo por la tarde. Uno de los mejores del año. En las playas, montoneras de individuos se curten bajo la fuerza del lorenzo y la severidad de la sal. Cada trocito de costa parece una caja de arenques. En las carreteras, millones de familias, en enfilada procesión kilométrica de hormigas jornaleras, pasan decenas de horas muertas embutidas en potentes vehículos que circulan a paso de burra. Y los "locos", que somos unos cuantos, nos quedamos como dueños de nuestras vidas, en una ciudad fantasma que nos parece más viva que nunca. Con la felicidad de saber que la parienta y los críos, con sus quejíos y gorgoreos varios, se encuentran reventándole los tímpanos a cualquier fulano que tenga la desgracia de ser socorrista en aguas españolas. En la siesta tenemos sueños húmedos, en los que a la suegra, después de un atracón de fabes con chorizo, le dá por bañarse a las tres de la tarde con sus cuarenta y cinco grados a la sombra, y en los que el cuerpo humano y su aparato digestivo, que es sabio, hace que lo que tiene que hacer con la pobre... En fin.., que estábamos tan agustito, que hubiera dicho el maestro Ortega Cano...

... hasta que a mi amigo Pepe Pastor, le da por convertirse en parienta -con poco pelo, eso sí- críos y suegra a la vez, y denuncia en su blog una entrevista, dulzona y sin firmar -¿o era un monólogo propagandístico?-, a Julián López Escobar, el Juli, ese pobre torero. Y te hace mal cuerpo. No tiene desperdicio. Otro bodrio que sirve para engordar el credo julyanista de los hunos, mientras que para los hotros, es otra provocación más, un alegato a favor de la bronca y el desprecio cada vez que se vista de luces este elemento. Empieza así, por lo pronto y por derecho, sin untarle al aficionado lo suyo con vaselina, metiéndose en el berengenal de Joselito el Gallo, que es Dios omnipresente en esto. Que es su referente "en la organización de las plazas de toros, las cuadrillas, apoderados y veedores", dice. ¡Acabáramos! Referente para los mangoneos, porque de torear no habla. Ni del tamaño de la muleta; tampoco del poder de los toros de entonces; ni de los años que se pegó el de Gelves con su amigo y rival Juan Belmonte, la otra figura de la época, sin hacerle ascos a ganaderías, carteles ni ferias -con ese halo de jefe del tinglado no ha sabido tirar de ninguna de las figuras del G-10, para Pamplona, por ejemplo-; también se la habrá pasado hablar de la virulencia taurina de públicos, presidecias y críticos del principio de siglo, que tan poco tiene que ver con el lameculismo con el que se rinden a su paso ahora.

De toros también comenta algo, que ya qué es torero, qué menos que dedicar un párrafo al toro de los veintisiete de que consta la interviú -esto es literal-. Deja claro que sabe lo suyo de encastes, de los que sólo se acuerda de dos: el de siempre, el de los perrillos bodegueros, que "es la sangre predominante, y por algo será", y el de Santa Coloma del que gusta "su ritmo en la embestida", y cuya existencia queda condenada a la abolición desde estos instantes.


Hay más, pero no tengo tanta afisión como para copiarlo entero. El pasquín julianista se puede leer completo aquí, en Taurología. Y cuidado con las intoxicaciones veraniegas, sobre todo con la julianilosis, que va camino de ser pandemia.

sábado, 23 de abril de 2011

Un galés en los toros


  



Este galés de setenta años fue Ministro de Asuntos Exteriores británico para Europa y América Latina, con Margaret Thatcher y John Major. Al dejar la política, ha presidido la Fundación Euramérica. Como importante ejecutivo, reparte ahora su tiempo entre Londres y Madrid. Casado con una española, Catalina Garrigues, pasa sus vacaciones en su casa de Candeleda (Ávila). Aficionado desde chico a los toros, ha publicado artículos —alguno, en ABC— en defensa de la Fiesta. Charlo de esto con él, en su despacho madrileño.



—¿Cuándo y cómo nació su afición?
—Viví en Madrid desde los siete años hasta los treinta. Desde niño sentí curiosidad por ese mundo. Con nueve años, me iba yo solito a la Plaza. Iba vestido entonces de colegial inglés, con chaqueta y gorrita.

—¿Por qué esa vestimenta?
—Por instinto, sentía que ir a la Plaza no es lo mismo que ir al fútbol o a divertirse: hay que tomarlo muy en serio.

—¿Siguió yendo luego a las Plazas?
—Mientras viví en España, desde luego.

—¿Qué diestros de entonces recuerda haber admirado?
—Todos los grandes: Ordóñez, Luis Miguel, Pepe Luis y Manolo Vázquez, Paco Camino, Gregorio Sánchez...

—Son pocos, en Inglaterra, los que entienden esta Fiesta.
—Todo comienza por el lenguaje: la Tauromaquia no es un deporte ni una lucha («fight»), aunque la llamen «bullfight». Si fuera así, tendría que ser justa. La incomprensión es total. Desde niños, nos habitúan a enternecernos con el conejito Peter o el toro Ferdinand.

—Usted ha denunciado que esta condena de la Fiesta nace de un absurdo antropomorfismo.
—Ésa es la raíz. Quede claro que yo estoy totalmente en contra del maltrato a los animales y a las plantas; de hecho, pertenezco a una sociedad protectora de las aves. Pero ha de quedar clarísimo que un animal NO es un ser humano. Si le hago algo malo, incurro en maltrato. Pero si lo hago con un niño, ya es un crimen. No advertir esto conduce a excesos ridículos, que aparecen todos los días en los periódicos ingleses.

—Cuénteme alguno.
—Una señora, en Miami, ha dejado en herencia varios millones de libras a su chihuahua, Conchita, que posee ya un collar de diamantes de Cartier y a la que llevan a su spa favorito.

—Algunos políticos ingleses opinan algo parecido.
—Polemicé una vez con un diputado cuando dijo que, si tuviera que elegir, salvaría antes la vida de su gatito que la de un niño desconocido en el Sudán...

—Insiste, con razón, en que todo esto nace también de la actitud sajona de ocultar la realidad y hasta la palabra muerte, de maquillarla, como en «Los seres queridos», de Evelyn Waugh.
—Dos miembros de Monty Python crearon un célebre sketch, «El loro muerto». Para no utilizar esa palabra, recurrían a toda clase de rodeos: «Se ha caído de la rama», «se ha incorporado al coro celestial», «es un ex loro»... Algo ridículo, para evitar la palabra «muerte».

—Ha sido corresponsal taurino («Taurine correspondent») en «The Spectator» y le gustaba entregar esa tarjeta de visita. ¿De qué escribía allí?
—De cómo va la temporada; de la fascinación de las corridas...

—¿Cuál es el sentido de esa Fiesta?
—Nos da una lección fundamental: todos caminamos hacia la muerte y debemos afrontarla con dignidad, como los toreros. Los animales también mueren pero la grandeza de los seres humanos es que lo sabemos.

—¿Forma parte de nuestra cultura?
—¡Sin duda! Es una de las grandes manifestaciones de la cultura hispánica. Además, creo que refleja, y a veces anticipa, las corrientes culturales del mundo. Belmonte significa una revolución estética semejante a la que hacen, a la vez, Picasso, Joyce o Kandinsky.

—¿Cree que los aficionados a la Fiesta la defienden adecuadamente?
—Me parece que deberían estar más orgullosos de ella, no parecer a la defensiva... Y lo mismo diría de la lengua española, de la visión del mundo hispánico.

—¿Qué opina de la prohibición en Cataluña?
—Es un montaje político, movido en gran parte por separatistas, para negar la españolidad.

—¿Ha leído usted libros de toros?
—¡Por supuesto! Mi mujer era sobrina de Antonio Díaz-Cañabate: lo he leído a él, a Gregorio Corrochano, a García Lorca, a Bergamín, a Alberti... Hemingway, en cambio, nunca entendió la Fiesta: la veía como una demostración de machismo.

—Usted ama otros aspectos de la cultura española: la pintura, el flamenco...
—¡Sin duda! Me encantan Manolo Caracol y Juan Valderrama: sobre él escribió Antonio Burgos un libro fantástico.

—¿Sigue la actualidad taurina?
—Sí, dentro de lo que mi tiempo y mis viajes me permiten. 

—¿Qué toreros actuales destacaría?
—Me gustan mucho El Juli y José Tomás: siendo figuras «triple A» de la celebridad, lo llevan de un modo muy distinto a como lo hacen los Beckham o Angelina Jolie...

—Por su afición a los toros, le habrán llamado alguna vez salvaje.
—¡Muchas veces! Pero ser «salvaje» al lado de Picasso, García Lorca u Ortega y Gasset no está mal...

—Usted defiende mucho la cultura de la hispanidad.
—¡No es bueno un mundo en que todos hablen inglés, un mundo homogeneizado por el peso aplastante de la cultura norteamericana! Los toros y la cultura hispánica tienen mucho que enseñar al mundo.

—¿También a los ingleses?
—En mi país deberíamos legalizar la Fiesta y hacer obligatoria la asistencia a ella de los miembros de las sociedades protectoras de animales...

—No le molesta provocar. ¿Cuál fue la última corrida a la que asistió?
—En Madrid, con ingleses. Nos invitó mi buena amiga Esperanza Aguirre.

—¿Le apetece venir conmigo a alguna corrida de San Isidro?
—Si puedo, estaré encantado.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Juan Pedro, en el ABC




Dejo caer por aquí alguno de los retales que soltó el emperador del toreo en la entrevista realizada por Antonio Astorga a Juan Pedro Domecq en el ABC de ayer.




-Los toros, mi pasión. Después los caballos y los cerdos. Me gustan mucho los animales, y en la finca, que linda con la sierra de Huelva, empecé a aplicar a los cerdos los criterios de selección que había aprendido de las demás cosas, haciendo un cerdo artesanal, en pequeñas cantidades, de 2500 a 3000, todos nacidos en mi casa, salvajes, ibéricos y de bellota: el `vega sicilia´del jamón.



Tengo grandes defensores y grandes detractores. Pero me satisface que mis defensores sean los ganaderos, que me respetan y me consultan, y los toreros, que valoran el trabajo y la influencia que he tenido en la evolución del toro. Porque yo he toreado más que muchos toreros, 2.000 becerras, entre los 12 y los 60 años. Torear es dominar a un animal más fuerte que tú solo con los vuelos de un capote y una muleta.



La (bravura) la definió mi padre, y es la capacidad de lucha del toro hasta la muerte, por tanto, no algo que se mida solo en un tercio de la lidia, en el caballo, sino de principio a fin. El toro más bravo es el que va a más. Mi padre, que era un tipo genial, lo entiende así y transforma los tentaderos y la forma de seleccionar. Su éxito lo demuestra el hecho de que el 60% de la cabaña brava del mundo proviene de la suya.



-Mi padre dio el encaste a Juan Pedro Domecq y yo he ayudado a afianzarlo, sobre todo a descubrir técnicas para la selección y manejo del toro. En mi libro aporto la investigación genética, bases de datos y programas informáticos. Cuando se pidió un toro más grande, que comía más, tuvo enfermedades nutritivas que se arreglaron con una alimentación que mezcla forraje y pienso, y hallé el modo ad libitum, cuanto y cuando quieran comer, salvo el domingo, donde apuran los comederos para limpiarlos. Ahí ya pensaba en lo de entrenarlos, porque se exigen faenas más largas y necesitan mejor forma. Así empecé con el tauródromo, de 1,5 km., donde corren tres veces por semana para su mejor recuperación en la lidia.


-Los toros en toda época han tenido problemas que luego se han solventado. Cuando yo empecé, en el 75, se caían, y se arregló. En el estudio genético que hice con la Complutense vimos que la fiereza, que también es casta y ese algo en la embestida que da la sensación de vigor o riesgo, era un carácter contrario a la toreabilidad (nobleza y temple); por eso el toro se fue haciendo más suave, pero eso también tenía arreglo.


-Se tarda años (en buscar la fiereza), porque el toro que se lidia en la plaza es el resultado de la decisión que un ganadero tomó cinco años atrás. Las cosas no se logran en un momento y tampoco puedes tirar todas las otras cualidades por una sola: hay que añadírsela. Creo que lo he conseguido y va a ir saliendo de más en más.







domingo, 31 de enero de 2010

``De chico quería ser torero´´ (M. Vargas Llosa)




Entrevista de Andrés Amorós a Mario Vargas LLosa, hoy domingo en ABC.


De chico quería ser torero.


El toro bravo existe porque existen las corridas de toros y no al revés; sino existieran las corridas desaparecería la especie. Además ningún animal en toda la Historia, ha sido tratado con tanto cuidado, delicadeza y hasta fervor como el toro bravo.


La opinión pública mayoritaria (en Hispanoamérica) está muy a favor (de los toros), quizás más que en España.


La Tauromaquia es algo que engancha con fibras muy sensibles, nos revela cosas sobre nosotros mismos: es un arte contaminado todo él por la belleza. Algunos de los recuerdos más ricos y hermosos de mi vida están unidos a los toros. No sólo a las corridas: a todo el ritual antes y después del espectáculo.





martes, 8 de diciembre de 2009

Esplá, sin pelos en la lengua

Foto: El País.com

A continuación dejo el vídeo de la comentada entrevista de Esplá en Tendido Cero. He visto que por ahí algunos se han hecho las ropas jirones, tirándole al Maestro a herir como lo hizo aquella bestia de Ceret. De todo lo han llamado. Particularmente, en casi todo estoy de acuerdo. Es más, algunas de las afirmaciones tienen mucha tela que cortar. ¿Está la plenitud física del toro ( que no en trapío ) entre los tres y cuatro años? ¿Por qué en las novilladas se ven utreros que exigen lidia y sapiencia y en las corridas de toros se ven cinqueños que parecen jubilatas del Inserso? Admiro al Maestro, pero cuando se acusa sacar punta a los pitones hay que dar nombres, no se puede meter a todos los ganaderos en el mismo saco. Aunque la mayoría lo estén.

Algunas de las perlas de Esplá:

El toro de antes lo llamabas una vez y te embestía diez veces seguidas, el de ahora lo llamas diez veces y te embiste una.

El toro de entonces no te permitía salirte de sus terrenos. El ``dale sitio´´ de antes era para que el torero volviera a recuperar el terreno que el toro le iba ganando. Ahora, el ``dale sitio´´ es para darle al toro el placer de recuperarse, de tomar aire.

El toro ha perdido su animalidad. El toro de antes era más natural, más animal, necesitaba conocer sus querencias y ello te exigía tener siempre en la cabeza qué terrenos pisar, dónde hacer las suertes, dónde buscar el toro, dónde encontrar al toro...

Es preocupante que en un espectáculo donde reina la emoción cuantifique la carne.

Sacarles punta a los cuernos de los toros se ha convertido en la acción más aplaudida de este nuevo concepto del toreo.

Se dice que les pinchan (a los toros) No es normal ver en encastes, que jamás lo han hecho, unos problemas con la vista que dices: ``esto no es normal, esto no es una tara genética´´.

El encaste Domecq está todo justificado porque es lo que está satisfaciendo el mercado.

Casi todos los toros a los que ponen fundas llevan las caras altas. Es un toro al que han manejado por arriba y lo han enseñado a defenderse por arriba.

Ahora la plenitud del toro está entre los tres y cuatro años. Esto se puede ver en las novilladas, donde se mueven más, insisten en las arrancadas y se defienden menos que a partir de los cuatro años.