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Tu lujuria es incontrolable, ciega.
Y me descontrola, me hipnotiza,
hace orbitar un extraño
fuego en mi interior
que me precipita a tocarte
de mil maneras codiciadas.
Me desquicio cuando te toco;
es como un trance de heroína
o de dioses desalmados.
Si, tú, tus senos, tus mordiscos,
tus gemidos, tu vulva,
toda tú-piel me alucinan
y elevan mis índices de mortalidad.
Tu lujuria es tan incontenible,
tan enfermiza,
tanto que,
a veces te siento
viuda negra
deglutiendo mi cuerpo.
Ahhhh… los orgasmos…
nuestros orgasmos…!
Son como pesadilla animal,
como un sueño psicópata,
como el despertar
de un coma severo…
en una levitación de instintos…!
Ahhh…y mientras
caemos, subimos
y vamos deslizándonos
por los precipicios de la pasión,
Tú restableces
tu mirada poseída
y yo salvo mi corazón.
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