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Mostrando entradas con la etiqueta Instante. Mostrar todas las entradas
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martes, 1 de marzo de 2011

Necesito un poema cada día

Necesito un poema cada día
que me llene de paz el sentimiento,
sentir que existe un verso en el aliento
para hacerme caminar cada mañana
a través de la vida.

Necesito la lluvia en la mirada
en el encuentro del lector con el poeta,
llenarme con su voz
-en las manos la palabra herida,
dispuesto el corazón
a fundirse en el mensaje-.

Necesito el compromiso del que escribe.
Su verso limpio y puro
en la avidez de mis ojos,
más allá del lirismo anacoreta,
tal como nace del corazón la voz en grito
-aún sangrando
en el regazo tendido de la libreta-.

Necesito encontrar la voz al viento
que declame conmigo la injusticia
en los versos anónimos de esos poetas
que buscan más allá de la mirada.
El sueño en la paz de la alborada
con la palabra de amor a ras del suelo
que nunca pide nada.

Necesito un poema cada día
que me llene de paz el sufrimiento.

domingo, 30 de enero de 2011

Lo circunstancial es aquí y ahora

Siempre he pensado que no existe otro instante más que el preciso momento que habito entre la expiración y la siguiente aspiración. Así de simple es la existencia y así sencillo debería ser entender el momento que nos ocupa.

Nos pasamos la vida viviendo en los recuerdos del pasado o planificando lo que ha de ser el futuro, sin ser conscientes de que es el ahora, el momento preciso, lo circunstancial del instante lo que nos hace plenos e intensos en cada segundo.

Este momento puntual en el que intento transmitir mis sentimientos con la sinceridad de quien escribe de sí mismo su percepción más particular de la existencia:

Lo circunstancial es aquí y ahora


Lo circunstancial
es aquí
y ahora,
el instante preciso
en el que te miro
y tú me miras;
el instante
en el que sin decirnos nada
nos lo decimos todo,
y las bocas abundan las manos
para abarcarnos enteros;

el paso previo
a tenerme
y a tenerte,
a tenernos los dos
en un único espacio
irrepetible
y juntos.

Lo circunstancial
es aquí
y ahora,
el instante preciso
que compartimos siempre.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Vivir plenamente

Me ha ocurrido siempre y me vuelve a ocurrir una vez más. Cuando un año termina y uno nuevo está a punto de comenzar me debato interiormente en un estadio de contradicciones que me agota por completo.
¿Acaso he vivido como pretendía vivir o me he visto arrastrado por el vértigo y la inercia diaria hacia donde no tenía la intención de dirigirme?
Estoy convencido de que en más de una ocasión, en las bifurcaciones que el camino nos ofrece constantemente, he escogido la senda en lugar de la vereda.
Pero puedo constatar, así mismo, que la mayoría de las veces he vivido la vida con la intensidad que el instante nos ofrece.
Vivir plenamente está en la esencia del entedimiento de la vida. Y para ello, acaso necesitamos mucho menos de lo que consideramos.
Dejarnos llevar por el instante. Atrapar lo que el día nos ofrece. Sentirnos plenos en contacto con la naturaleza... ¿Acaso necesitamos más?...
Avanzo a través de un nuevo día
abrazando con fuerza la mañana.
El corazón henchido.La mirada pura y cristalina
para contemplar la luz en la ventana
y lontananza allende.
El olfato en el relente
y en la hierba mojada.
Respiro.
Huelo.
Contemplo y miro.
¿Qué más deseo?
Acaso la pasión y nuestro encuentro.
Eso lo tengo.

Me llenas el espacio en el que habito.
Me colmas en el amor cada momento.

domingo, 19 de diciembre de 2010

He de vivir la luz del nuevo día

Un año más la Navidad hace presencia en nuestras vidas en estas fechas del calendario frías y lluviosas.
Haber llegado hasta aquí atravesando este año 2010 no ha sido sencillo. Pero lo más importante es que hemos procurado llegar todos juntos.
Cada cual tenemos nuestra propia percepción de los días y de la vida.
Con este poema os invito a reflexionar sobre lo que verdaderamente merece la pena cuando de lo único de lo que disponemos es del instante que se encuentra ante nosotros:

He de vivir la luz del nuevo día


He de vivir la luz
del nuevo día
con la plenitud del pensamiento.

Saber que no existe otro tiempo
más que el tiempo
que atrapo en el instante
del verso que me ocupa.

El momento es crucial.

El día,
lo único que tengo.

La huella en el camino
la dirección hacia la que pretendo dirigirme.

Y nada más.

Nosotros mismos cada segundo
con el cielo al descubierto,
sabiendo que el amor es el anhelo
para comprender la existencia.

No existe nada más que el instante.
Comprenderlo es vital
para saber vivir cada momento.

Mi aliento en la voz del sentimiento
y la esperanza siempre hacia delante.


Luis Díaz-Cacho Campillo

Feliz Navidad y
comprometido y solidario 2011

miércoles, 17 de noviembre de 2010

vida y muerte

Nacemos sabiendo que algún día habremos de morir y sin embargo no somos capaces de aceptar esta paradoja. No obstante la muerte es una parte intrínseca de la vida y nos acompaña a cada instante.
El sentido de permanencia condiciona nuestro comportamiento cada día y nos aleja de la percepción que deberíamos de tener de que lo único que poseemos es el instante que nos ocupa.
La vida transcurre a nuestro alrededor a velocidad de vértigo y pareciera que todo lo que tiene que ocurrir le ocurrirá siempre a los demás y jamás a nosotros mismos o los nuestros.
Pero de vez en cuando la muerte nos acecha en el resquicio albiazul de la mañana para sorprendernos cuando menos la aguardamos.
Y es entonces, en ese preciso instante, cuando se nos arrebata lo más preciado que tenemos, cuando de repente volvemos a entender la futilidad que la vida nos ofrece cada mañana con el corazón ajado donde la distancia no tiene retorno.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Quiero reflexionar contigo.


El instante es lo único que poseemos. El momento puntual que nos ocupa. La circunstancia existencial que delimita el tic-tac del reloj.

¿Acaso disponemos de algo más? Ni más ni menos que de un concepto brevísimo de tiempo que nos condiciona el paso junto al suelo, la huella en el camino.

Nos urge cada día entender la intensidad de ese momento único e irrepetible en las ansias de vida.