Interesantísimo artículo
¿Que tiene que ver el parto con el inicio de la lactancia?
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14.12.11
8.10.11
¿Qué nos pasa?
Hay, en éstos días, en nuestro país, un proyecto de ley en del ejercicio profesional de la obstetricia que prohibiría la asistencia de las parteras en forma independiente, de los partos hogareños o en casas de parto.
Me parece tan loco. No es novedad, que en este país, todo se vea al revés.
¿No se puede pretender vivir natural e intimamente, el acontecimiento más entrañable, sano y natural de la vida humana?
Quiero poder parir en mi casa,
Dos de mis tres hijos nacieron en casa.
Tener un hijo es un acontecimiento único, sagrado, milagroso.
Una fiesta de amor e intimidad de esa familia.
¿Para qué ir a un lugar de enfermedad si estamos sanos?
¿Para qué ir a un lugar de control y seguridad si somos responsables y estamos confiados?
¿Por qué separarnos de nuestro bebé, si lo que más esperamos es tenerlo en brazos?
¿Para qué irnos de casa, si es el lugar más lindo del mundo, porque reina el amor?
Las parteras tienen la idoneidad profesional para acompañar y asistir a madres sanas. ¿Qué le pasa a los legisladores? ¿Qué nos pasa con la vida, con el amor, con la familia?
Me parece tan loco. No es novedad, que en este país, todo se vea al revés.
¿No se puede pretender vivir natural e intimamente, el acontecimiento más entrañable, sano y natural de la vida humana?
Quiero poder parir en mi casa,
Dos de mis tres hijos nacieron en casa.
Tener un hijo es un acontecimiento único, sagrado, milagroso.
Una fiesta de amor e intimidad de esa familia.
¿Para qué ir a un lugar de enfermedad si estamos sanos?
¿Para qué ir a un lugar de control y seguridad si somos responsables y estamos confiados?
¿Por qué separarnos de nuestro bebé, si lo que más esperamos es tenerlo en brazos?
¿Para qué irnos de casa, si es el lugar más lindo del mundo, porque reina el amor?
Las parteras tienen la idoneidad profesional para acompañar y asistir a madres sanas. ¿Qué le pasa a los legisladores? ¿Qué nos pasa con la vida, con el amor, con la familia?
4.9.10
La doula
Texto escrito por Andrea Boada - Doula
"Fueron los griegos que le adjudicaron el nombre de Doula a esta compañía, a esta mujer al servicio de otra mujer, para ayudarle en este arduo proceso de parir y criar. Se decía que la mujer que cumplía ese rol se instalaba en la casa de la nueva familia y ayudaba en todo lo necesario (tareas domésticas, otros hijos inclusive) para que la reciente madre pudiera avocarse al cuidado del recién nacido. Además ayudaba con la lactancia o con las complicaciones que pudieran surgir en la primera fase de la crianza.
Hay muchas versiones sobre la función específica de La Doula, pero todas coincidieron en que se trataba de brindar a la mujer embarazada, a la pareja y al futuro bebé un entorno agradable, cariño, amor, contención y respeto.
Las doulas son mujeres, en su mayoría madres, pero no necesariamente, que acompañan a otras mujeres durante el camino a la maternidad. Su labor fundamental es dar soporte, tanto físico como emocional, durante el trabajo de parto, el parto y el puerperio.
La Doula estimula a que la futura mamá sea la verdadera protagonista del parto.
Su valor no está tanto en la instrucción sino en su forma de ser. No sustituye ni a la partera ni al médico, no toma decisiones que no le corresponden.
Su presencia siempre es tranquilizadora.
Conocedora del proceso fisiológico del parto, y según las necesidades de la madre, le da un masaje, acompaña en las respiraciones, acuna, limpia el sudor, prepara una infusión de hierbas, da consejos al padre de cómo acompañar; ofrece hidratación, comida, una caminata; sugiere un baño de inmersión caliente, una ducha, etc. Puede recomendar diferentes posiciones o movimientos que facilitan el descenso del bebé y potencian la eficacia de las contracciones.
También funciona como “escenográfa” del acontecimiento: reduce la intensidad de la luz, pone música suave, prende un sahumerio, etc (son ejemplos) y crea una atmósfera, relajante en la que la mujer pueda sentirse a gusto y en intimidad para darse permiso de la apertura -a todo nivel- que implica parir.
Además, las mujeres que cuentan con esta compañía, están más capacitadas para criar y ocuparse de su recién nacido. Las mujeres se sienten más activas, más participativas, más protagonistas de su parto, y esto eleva su autoestima y su capacidad de maternar y amamantar con más confianza.
Todas las especies tenemos un período sensible para que nazca el maternaje de manera instintiva, se llama “preocupación maternal primaria”, que sólo es posible cuando hay un “ambiente facilitador”. La Doula provee este “ambiente facilitador”.
Para resumir: la misión de la doula es dar acompañamiento emocional (no médico) a las mujeres y favorecer el respeto hacia la fisiología del embarazo, el parto, el nacimiento, como de la crianza en general. También tiene como función ser el contrapeso de la visión patológica e intervencionista de los tres procesos antes mencionados.
La doula debe contribuir y optimizar las condiciones para que un parto sea los más corto y menos estresante posible para la díada. Ellas son: un ambiente de intimidad, donde la madre se sienta segura pero no observada; el respeto por sus tiempos; calor; luz tenue; silencio; y dejar actuar al cerebro primitivo repleto de instintos y desinhibiciones. Dejando a esta madre convertirse en una mamífera plena y con todo el poder de la naturaleza en sus manos. Lejos, bien lejos de su neocortex, y en viaje a dentro de sí misma.
Claro que ésto es un poco difícil de lograr en un ambiente hospitalario, pero por eso, lo más pequeño que la doula pueda hacer y brindar en esos territorios extranjeros, será mucho para la madre. (Un contacto precoz con ella podría ser fundamental para que su experiencia pueda ser otra).
Como dice M. Odent: “es importante cuidar y proteger el estado emocional de las mujeres embarazadas, puesto que ellas están gestando las generaciones futuras, y de su bienestar y equilibrio emocional, depende la salud física y emocional de esas criaturas por nacer.”
Por eso decimos que es hora de hacer eco de la importancia de las doulas, como una ayuda inestimable en los procesos inherentes a la maternidad, sobre los que se sustentarán nuestras sociedades futuras".
"Fueron los griegos que le adjudicaron el nombre de Doula a esta compañía, a esta mujer al servicio de otra mujer, para ayudarle en este arduo proceso de parir y criar. Se decía que la mujer que cumplía ese rol se instalaba en la casa de la nueva familia y ayudaba en todo lo necesario (tareas domésticas, otros hijos inclusive) para que la reciente madre pudiera avocarse al cuidado del recién nacido. Además ayudaba con la lactancia o con las complicaciones que pudieran surgir en la primera fase de la crianza.
Hay muchas versiones sobre la función específica de La Doula, pero todas coincidieron en que se trataba de brindar a la mujer embarazada, a la pareja y al futuro bebé un entorno agradable, cariño, amor, contención y respeto.
Las doulas son mujeres, en su mayoría madres, pero no necesariamente, que acompañan a otras mujeres durante el camino a la maternidad. Su labor fundamental es dar soporte, tanto físico como emocional, durante el trabajo de parto, el parto y el puerperio.
La Doula estimula a que la futura mamá sea la verdadera protagonista del parto.
Su valor no está tanto en la instrucción sino en su forma de ser. No sustituye ni a la partera ni al médico, no toma decisiones que no le corresponden.
Su presencia siempre es tranquilizadora.
Conocedora del proceso fisiológico del parto, y según las necesidades de la madre, le da un masaje, acompaña en las respiraciones, acuna, limpia el sudor, prepara una infusión de hierbas, da consejos al padre de cómo acompañar; ofrece hidratación, comida, una caminata; sugiere un baño de inmersión caliente, una ducha, etc. Puede recomendar diferentes posiciones o movimientos que facilitan el descenso del bebé y potencian la eficacia de las contracciones.
También funciona como “escenográfa” del acontecimiento: reduce la intensidad de la luz, pone música suave, prende un sahumerio, etc (son ejemplos) y crea una atmósfera, relajante en la que la mujer pueda sentirse a gusto y en intimidad para darse permiso de la apertura -a todo nivel- que implica parir.
Además, las mujeres que cuentan con esta compañía, están más capacitadas para criar y ocuparse de su recién nacido. Las mujeres se sienten más activas, más participativas, más protagonistas de su parto, y esto eleva su autoestima y su capacidad de maternar y amamantar con más confianza.
Todas las especies tenemos un período sensible para que nazca el maternaje de manera instintiva, se llama “preocupación maternal primaria”, que sólo es posible cuando hay un “ambiente facilitador”. La Doula provee este “ambiente facilitador”.
Para resumir: la misión de la doula es dar acompañamiento emocional (no médico) a las mujeres y favorecer el respeto hacia la fisiología del embarazo, el parto, el nacimiento, como de la crianza en general. También tiene como función ser el contrapeso de la visión patológica e intervencionista de los tres procesos antes mencionados.
La doula debe contribuir y optimizar las condiciones para que un parto sea los más corto y menos estresante posible para la díada. Ellas son: un ambiente de intimidad, donde la madre se sienta segura pero no observada; el respeto por sus tiempos; calor; luz tenue; silencio; y dejar actuar al cerebro primitivo repleto de instintos y desinhibiciones. Dejando a esta madre convertirse en una mamífera plena y con todo el poder de la naturaleza en sus manos. Lejos, bien lejos de su neocortex, y en viaje a dentro de sí misma.
Claro que ésto es un poco difícil de lograr en un ambiente hospitalario, pero por eso, lo más pequeño que la doula pueda hacer y brindar en esos territorios extranjeros, será mucho para la madre. (Un contacto precoz con ella podría ser fundamental para que su experiencia pueda ser otra).
Como dice M. Odent: “es importante cuidar y proteger el estado emocional de las mujeres embarazadas, puesto que ellas están gestando las generaciones futuras, y de su bienestar y equilibrio emocional, depende la salud física y emocional de esas criaturas por nacer.”
Por eso decimos que es hora de hacer eco de la importancia de las doulas, como una ayuda inestimable en los procesos inherentes a la maternidad, sobre los que se sustentarán nuestras sociedades futuras".
17.5.10
27.4.10
Partos inducidos
Les recomiendo este extenso pero interesantísimo artículo con información médica acerca de las inducciones del parto y sus consecuencias.
Ultimamente estoy "recomendadora", pero no pude dejar de hacerlo con esta nota, que ya enlazó Vivi y que realmente no tiene desperdicio.
Ultimamente estoy "recomendadora", pero no pude dejar de hacerlo con esta nota, que ya enlazó Vivi y que realmente no tiene desperdicio.
22.2.10
Qué es un parto natural?
Un artículo encontrado aqui.
Con información clara y completa.
"La expresión "parto natural" en muchos ámbitos se interpreta como una nostálgica vuelta al pasado: parir sin epidural, sin oxitocina, parir sin esto y sin lo otro. Allí donde la tasa de cesáreas es alta (España y Sudamérica, por ejemplo), hay quien utiliza ese término para referirse a un parto vaginal. Pero parto natural no es simplemente un parto “sin”, sino aquel que se produce gracias a la maravilla de la fisiología, y en el que los procedimientos obstétricos se aplican únicamente en caso de necesidad. Es lo opuesto al parto medicalizado, atendido por la obstetricia convencional, en el cual la tecnología sustituye la fisiología de la mujer, desvirtuando la experiencia del nacimiento, y generando riesgos innecesarios para la madre y el bebé. En el primer caso la técnica está al servicio de la naturaleza, en el segundo, la naturaleza es doblegada por la técnica. Las tasas de cesáreas en los países y hospitales que respetan los procesos naturales no suelen superar el 10%. Cuando la asistencia es de corte intervencionista, la tasa de cesáreas siempre es superior.
No es posible asistir dignamente a una mujer parturienta sin comprender la verdadera naturaleza del parto: es un acontecimiento involuntario, tanto como el sueño o el orgasmo, aunque mucho más complejo. Todos sabemos lo que ocurre cuando uno trata de controlar o dirigir mentalmente estos procesos: simplemente no ocurren. La sola pretensión de controlar un proceso involuntario lo inhibe, y eso es lo que sucede con el parto hospitalario. Ese es el motivo por el cual cuando la mujer llegar al hospital, la dilatación a menudo se estanca. Cuando el parto se inhibe, se prepara el terreno para todo tipo de procedimientos que sustituyen la función de una naturaleza que en estas condiciones, obviamente, no puede funcionar: estimulación con oxitocina, episiotomía, anestesia, fórceps, cesáreas innecesarias … se sustituye un proceso natural sofisticado y sabio por un conjunto de técnicas encaminadas a resolver los problemas a menudo creados por ella misma. Y también para someter un proceso con un ritmo propio al ritmo acelerado que establece el hospital.
Dice Michel Odent que de las muchas preguntas que se hacen los estudiantes de obstetricia hay una que continúa ausente de los planes de estudios.
Esa pregunta es ¿Cuáles son las condiciones idóneas para un parto fluido?
Intimidad, seguridad y apoyo emocional. Lo mejor que podemos hacer para favorecer un proceso involuntario es conocer y crear las condiciones idóneas para que se produzca solo. Puede resultar paradójico que la única forma de “humanizar” el parto sea recapitulando el hecho de que somos una especie “mamífera”. El parto es un acontecimiento instintivo, llevado a cabo por nuestro cerebro mamífero, y en el que la participación de nuestra mente racional tiene un efecto contraproducente. Lo más que se puede hacer es rendirse a la experiencia y permitir que ocurra, para lo cual el ambiente en que transcurre y la calidad humana y actitudes de los asistentes es esencial. Ese cerebro mamífero primitivo es también nuestro cerebro emocional (sistema límbico). Es una constante en todas las especies mamíferas que la parturienta necesita una atmósfera de intimidad y recogimiento, de seguridad física y emocional, que le permita entrar en el estado de consciencia especial propio del parto. Cuando este estado de intimidad se impide, cuando una hembra mamífera se siente amenazada, o incluso indiscretamente observada, el parto se interrumpe: las hormonas del estrés inhiben las hormonas del parto. Esto pone de relevancia la enorme importancia del estado emocional de la madre y cómo influye en él el soporte emocional y el trato que recibe, así como las condiciones y el ambiente en que transcurre el parto. La forma en que se trata a la mujer de parto puede condicionar totalmente su progreso. Por ello, las primeras recomendaciones de la OMS no se refieren a los aspectos técnicos, sino emocionales y psicológicos: Debe fomentarse una atención obstétrica crítica con la atención tecnológica al parto y respetuosa con los aspectos emocionales, psicológicos y sociales del parto.
Ambiente y entorno apropiado. El parto es dirigido por el cerebro mamífero (emocional), pero inhibido por el neocórtex (racional). Decía Michel Odent que es suficiente preguntar a una mujer su número de la seguridad social para que el parto se interrumpa. Debe pues evitarse todo lo que active el pensamiento racional en la mujer de parto: hablarle sin necesidad, darle órdenes o interrumpirle en su “viaje interior”. También interfieren las luces, los ruidos, el frío, la prohibición de comer, la incomodidad de tener que mantener una postura determinada o estar en un lugar poco apropiado, como es el paritorio. Las condiciones necesarias para un parto fluido no difieren mucho de las condiciones idóneas para dormirse: intimidad, penumbra, silencio… todo lo que permita a la mujer ensimismarse. Dice Sheila Kitzinger que “el lugar ideal para dar a luz es el mismo que para hacer el amor”.
Libertad de expresión. La represión de la expresión de dolor durante el parto tiene la consecuencia de reprimir la evolución del parto mismo. Beatrijs Smoulders, comadrona holandesa, afirma en su libro “Parto Seguro” (Editorial Médici), “Hace años, de una parturienta se esperaba que fuera fuerte y no dijera ni pío al dar a luz. En estos casos, el personal sanitario del hospital podía afirmar: “¡Qué bien lo hace la señora!”. Mientras que la comadrona de hoy en día más bien pensaría: “¡Suelte un berrido de una vez, señora, y así como mínimo pasará algo”. Sumergirse y aceptar el dolor es condición necesaria para la producción de endorfinas, “opiáceos” internos que amortiguan y modifican la percepción del dolor.
Libertad de movimientos y postura para el expulsivo. La posición tumbada para dilatar (enganchada al gotero y al monitor) y el potro obstétrico para el expulsivo pasarán a la historia como uno de los mayores y persistentes errores de la obstetricia.Numerosos estudios demuestran que la posición vertical favorece el parto y la horizontal lo entorpece. En horizontal, el canal del parto se alarga y estrecha y el coxis se dirige hacia lo alto, convirtiéndose en una vía de paso más angosta para el bebé, y además cuesta arriba. En posición vertical la vagina se amplía y acorta, pero además la presión de la cabeza del bebé sobre el cuello del útero ejerce un efecto hormonal que estimula la producción interna de oxitocina, y por tanto la dilatación. La posición vertical acorta y amplía el canal del parto, permite que las articulaciones de la cadera se abran más para dar paso al bebé, facilita sus movimientos de rotación y permite que la fuerza de la gravedad le ayude en su descenso. Episiotomía y fórceps son procedimientos técnicos que sustituyen la fisiología de la mujer y la gravedad con evidentes y penosos efectos secundarios para la madre y el bebé. La mujer debe tener la libertad de dilatar y parir en la postura que más le convenga: en cuclillas, sentada en el taburete obstétrico, a cuatro patas, de lado, colgada de alguien, de pié… El instinto indica en todo momento cual es la postura idónea mediante un lenguaje infalible: la más cómoda es también la más fisiológica.
Asistencia profesional respetuosa. Siendo la fisiología del parto tan sensible al entorno, el papel del profesional asistente es estar disponible en un discreto segundo plano, sin interferir, confiando en los recursos de la mujer para dar a luz, y aplicar los procedimientos obstétricos únicamente si hacen falta. El protagonismo del parto corresponde a la mujer.
Procedimientos naturales de abordar el dolor. La producción de endorfinas se favorece cuidando al máximo las condiciones en que transcurre el parto y evitando todo lo que pueda producir estrés. Actualmente la tendencia es a recurrir a formas inocuas y agradables de amortiguar el dolor: cambiar de postura, baño de agua caliente, masaje en la zona lumbar, masaje de pies, sentarse en pelota de goma …
Intimidad y tiempo para recibir y acoger al bebé. El momento del nacimiento es un momento especial, mágico, en el que el estado hormonal propio del parto natural crea las condiciones para que produzca el vínculo madre-hijo, un vínculo que tiene consecuencias duraderas sobre esa relación, sobre la confianza de la mujer en su capacidad para amar y criar a su hijo, sobre el desarrollo emocional del bebé. El vínculo que el bebé crea con su madre es el troquel, la base de su capacidad para crear vínculos posteriores. Por ello el nacimiento medicalizado tiene consecuencias no sólo físicas, sino psicológicas y sociales. Madres y bebés deben estar juntos tras el nacimiento, y en todo momento, y no se justifica que un recién nacido sano sea apartado de su madre. Incluso los prematuros progresan mejor con el “método canguro” que con la incubadora, o al menos con un sistema mixto. La OMS recomienda iniciar la lactancia antes de abandonar la sala de partos.
Cordón umbilical: El respeto por la fisiología del parto implica reconocer la función del cordón umbilical, que continúa latiendo y suministrando sangre oxigenada al bebé durante varios minutos tras el nacimiento. La naturaleza no hace nada que no sea necesario, y esos minutos son el tiempo que el recién nacido necesita para comenzar a utilizar sus pulmones sin angustia ni riesgo de privación de oxígeno. El recién nacido tiene el derecho de disponer de esos minutos y de esa sangre, y con mayor motivo si ha tenido sufrimiento fetal, ya que al iniciar la respiración la sangre acude a los pulmones en detrimento del cerebro. Pinzar el cordón inmediatamente tras el nacimiento es una práctica que, a la luz de la evidencia científica, debería haber sido abandonada.Contrariamente a lo que se piensa, parto natural no es volver al pasado, sino recuperar la capacidad y la confianza en la propia naturaleza y rendirse ante ella. Tampoco es renunciar a la tecnología, sino adjudicarle el lugar que le corresponde: las complicaciones, los casos de riesgo. Y es que las prácticas de rutina en el paritorio no son buenas ni malas, son oportunas o inoportunas. Y cuando se imponen de forma sistemática e indiscriminada a mujeres que no las necesitan son inoportunas. La evidencia científica demuestra que el parto natural no sólo es más digno para la mujer, es también el más seguro. Por ese motivo, la Organización Mundial de la Salud recomienda una calidad de atención basada en el protagonismo de la mujer y en su fisiología, y el mínimo grado de medicalización posible.
(El articulo es de Isabel Fernández del Castillo Autora de "La Revolución del Nacimiento".)
Con información clara y completa.
"La expresión "parto natural" en muchos ámbitos se interpreta como una nostálgica vuelta al pasado: parir sin epidural, sin oxitocina, parir sin esto y sin lo otro. Allí donde la tasa de cesáreas es alta (España y Sudamérica, por ejemplo), hay quien utiliza ese término para referirse a un parto vaginal. Pero parto natural no es simplemente un parto “sin”, sino aquel que se produce gracias a la maravilla de la fisiología, y en el que los procedimientos obstétricos se aplican únicamente en caso de necesidad. Es lo opuesto al parto medicalizado, atendido por la obstetricia convencional, en el cual la tecnología sustituye la fisiología de la mujer, desvirtuando la experiencia del nacimiento, y generando riesgos innecesarios para la madre y el bebé. En el primer caso la técnica está al servicio de la naturaleza, en el segundo, la naturaleza es doblegada por la técnica. Las tasas de cesáreas en los países y hospitales que respetan los procesos naturales no suelen superar el 10%. Cuando la asistencia es de corte intervencionista, la tasa de cesáreas siempre es superior.
No es posible asistir dignamente a una mujer parturienta sin comprender la verdadera naturaleza del parto: es un acontecimiento involuntario, tanto como el sueño o el orgasmo, aunque mucho más complejo. Todos sabemos lo que ocurre cuando uno trata de controlar o dirigir mentalmente estos procesos: simplemente no ocurren. La sola pretensión de controlar un proceso involuntario lo inhibe, y eso es lo que sucede con el parto hospitalario. Ese es el motivo por el cual cuando la mujer llegar al hospital, la dilatación a menudo se estanca. Cuando el parto se inhibe, se prepara el terreno para todo tipo de procedimientos que sustituyen la función de una naturaleza que en estas condiciones, obviamente, no puede funcionar: estimulación con oxitocina, episiotomía, anestesia, fórceps, cesáreas innecesarias … se sustituye un proceso natural sofisticado y sabio por un conjunto de técnicas encaminadas a resolver los problemas a menudo creados por ella misma. Y también para someter un proceso con un ritmo propio al ritmo acelerado que establece el hospital.
Dice Michel Odent que de las muchas preguntas que se hacen los estudiantes de obstetricia hay una que continúa ausente de los planes de estudios.
Esa pregunta es ¿Cuáles son las condiciones idóneas para un parto fluido?
Intimidad, seguridad y apoyo emocional. Lo mejor que podemos hacer para favorecer un proceso involuntario es conocer y crear las condiciones idóneas para que se produzca solo. Puede resultar paradójico que la única forma de “humanizar” el parto sea recapitulando el hecho de que somos una especie “mamífera”. El parto es un acontecimiento instintivo, llevado a cabo por nuestro cerebro mamífero, y en el que la participación de nuestra mente racional tiene un efecto contraproducente. Lo más que se puede hacer es rendirse a la experiencia y permitir que ocurra, para lo cual el ambiente en que transcurre y la calidad humana y actitudes de los asistentes es esencial. Ese cerebro mamífero primitivo es también nuestro cerebro emocional (sistema límbico). Es una constante en todas las especies mamíferas que la parturienta necesita una atmósfera de intimidad y recogimiento, de seguridad física y emocional, que le permita entrar en el estado de consciencia especial propio del parto. Cuando este estado de intimidad se impide, cuando una hembra mamífera se siente amenazada, o incluso indiscretamente observada, el parto se interrumpe: las hormonas del estrés inhiben las hormonas del parto. Esto pone de relevancia la enorme importancia del estado emocional de la madre y cómo influye en él el soporte emocional y el trato que recibe, así como las condiciones y el ambiente en que transcurre el parto. La forma en que se trata a la mujer de parto puede condicionar totalmente su progreso. Por ello, las primeras recomendaciones de la OMS no se refieren a los aspectos técnicos, sino emocionales y psicológicos: Debe fomentarse una atención obstétrica crítica con la atención tecnológica al parto y respetuosa con los aspectos emocionales, psicológicos y sociales del parto.
Ambiente y entorno apropiado. El parto es dirigido por el cerebro mamífero (emocional), pero inhibido por el neocórtex (racional). Decía Michel Odent que es suficiente preguntar a una mujer su número de la seguridad social para que el parto se interrumpa. Debe pues evitarse todo lo que active el pensamiento racional en la mujer de parto: hablarle sin necesidad, darle órdenes o interrumpirle en su “viaje interior”. También interfieren las luces, los ruidos, el frío, la prohibición de comer, la incomodidad de tener que mantener una postura determinada o estar en un lugar poco apropiado, como es el paritorio. Las condiciones necesarias para un parto fluido no difieren mucho de las condiciones idóneas para dormirse: intimidad, penumbra, silencio… todo lo que permita a la mujer ensimismarse. Dice Sheila Kitzinger que “el lugar ideal para dar a luz es el mismo que para hacer el amor”.
Libertad de expresión. La represión de la expresión de dolor durante el parto tiene la consecuencia de reprimir la evolución del parto mismo. Beatrijs Smoulders, comadrona holandesa, afirma en su libro “Parto Seguro” (Editorial Médici), “Hace años, de una parturienta se esperaba que fuera fuerte y no dijera ni pío al dar a luz. En estos casos, el personal sanitario del hospital podía afirmar: “¡Qué bien lo hace la señora!”. Mientras que la comadrona de hoy en día más bien pensaría: “¡Suelte un berrido de una vez, señora, y así como mínimo pasará algo”. Sumergirse y aceptar el dolor es condición necesaria para la producción de endorfinas, “opiáceos” internos que amortiguan y modifican la percepción del dolor.
Libertad de movimientos y postura para el expulsivo. La posición tumbada para dilatar (enganchada al gotero y al monitor) y el potro obstétrico para el expulsivo pasarán a la historia como uno de los mayores y persistentes errores de la obstetricia.Numerosos estudios demuestran que la posición vertical favorece el parto y la horizontal lo entorpece. En horizontal, el canal del parto se alarga y estrecha y el coxis se dirige hacia lo alto, convirtiéndose en una vía de paso más angosta para el bebé, y además cuesta arriba. En posición vertical la vagina se amplía y acorta, pero además la presión de la cabeza del bebé sobre el cuello del útero ejerce un efecto hormonal que estimula la producción interna de oxitocina, y por tanto la dilatación. La posición vertical acorta y amplía el canal del parto, permite que las articulaciones de la cadera se abran más para dar paso al bebé, facilita sus movimientos de rotación y permite que la fuerza de la gravedad le ayude en su descenso. Episiotomía y fórceps son procedimientos técnicos que sustituyen la fisiología de la mujer y la gravedad con evidentes y penosos efectos secundarios para la madre y el bebé. La mujer debe tener la libertad de dilatar y parir en la postura que más le convenga: en cuclillas, sentada en el taburete obstétrico, a cuatro patas, de lado, colgada de alguien, de pié… El instinto indica en todo momento cual es la postura idónea mediante un lenguaje infalible: la más cómoda es también la más fisiológica.
Asistencia profesional respetuosa. Siendo la fisiología del parto tan sensible al entorno, el papel del profesional asistente es estar disponible en un discreto segundo plano, sin interferir, confiando en los recursos de la mujer para dar a luz, y aplicar los procedimientos obstétricos únicamente si hacen falta. El protagonismo del parto corresponde a la mujer.
Procedimientos naturales de abordar el dolor. La producción de endorfinas se favorece cuidando al máximo las condiciones en que transcurre el parto y evitando todo lo que pueda producir estrés. Actualmente la tendencia es a recurrir a formas inocuas y agradables de amortiguar el dolor: cambiar de postura, baño de agua caliente, masaje en la zona lumbar, masaje de pies, sentarse en pelota de goma …
Intimidad y tiempo para recibir y acoger al bebé. El momento del nacimiento es un momento especial, mágico, en el que el estado hormonal propio del parto natural crea las condiciones para que produzca el vínculo madre-hijo, un vínculo que tiene consecuencias duraderas sobre esa relación, sobre la confianza de la mujer en su capacidad para amar y criar a su hijo, sobre el desarrollo emocional del bebé. El vínculo que el bebé crea con su madre es el troquel, la base de su capacidad para crear vínculos posteriores. Por ello el nacimiento medicalizado tiene consecuencias no sólo físicas, sino psicológicas y sociales. Madres y bebés deben estar juntos tras el nacimiento, y en todo momento, y no se justifica que un recién nacido sano sea apartado de su madre. Incluso los prematuros progresan mejor con el “método canguro” que con la incubadora, o al menos con un sistema mixto. La OMS recomienda iniciar la lactancia antes de abandonar la sala de partos.
Cordón umbilical: El respeto por la fisiología del parto implica reconocer la función del cordón umbilical, que continúa latiendo y suministrando sangre oxigenada al bebé durante varios minutos tras el nacimiento. La naturaleza no hace nada que no sea necesario, y esos minutos son el tiempo que el recién nacido necesita para comenzar a utilizar sus pulmones sin angustia ni riesgo de privación de oxígeno. El recién nacido tiene el derecho de disponer de esos minutos y de esa sangre, y con mayor motivo si ha tenido sufrimiento fetal, ya que al iniciar la respiración la sangre acude a los pulmones en detrimento del cerebro. Pinzar el cordón inmediatamente tras el nacimiento es una práctica que, a la luz de la evidencia científica, debería haber sido abandonada.Contrariamente a lo que se piensa, parto natural no es volver al pasado, sino recuperar la capacidad y la confianza en la propia naturaleza y rendirse ante ella. Tampoco es renunciar a la tecnología, sino adjudicarle el lugar que le corresponde: las complicaciones, los casos de riesgo. Y es que las prácticas de rutina en el paritorio no son buenas ni malas, son oportunas o inoportunas. Y cuando se imponen de forma sistemática e indiscriminada a mujeres que no las necesitan son inoportunas. La evidencia científica demuestra que el parto natural no sólo es más digno para la mujer, es también el más seguro. Por ese motivo, la Organización Mundial de la Salud recomienda una calidad de atención basada en el protagonismo de la mujer y en su fisiología, y el mínimo grado de medicalización posible.
(El articulo es de Isabel Fernández del Castillo Autora de "La Revolución del Nacimiento".)
22.1.10
Un nuevo nacimiento
Dentro de pocos días nacerá la hijita de M. y S.
A quienes estoy acompañando desde los primeros meses de embarazo y acompañaré en el parto también.
Estas palabras son para esta mamá... que está a punto de parir...
La vida fluye...
fluyó estos nueve meses.
Podés confiar en ese fluir,
No querés violencia, no querés apuro.
Ni vos ni ella.
Querés calma, querés nido.
Querés lento, querés tuyo.
Ella te sigue.
Ella te enseña otro ritmo.
El de la espera,
el del disfrute.
Ella te muestra otro tiempo.
El del encuentro,
el de la vida.
Sabia nenita, de sabia mamá
que quiere llegar
cuando todo esté listo.
Cuando el canal está abierto
como el pecho
como los brazos
como el corazón.
A quienes estoy acompañando desde los primeros meses de embarazo y acompañaré en el parto también.
Estas palabras son para esta mamá... que está a punto de parir...
La vida fluye...
fluyó estos nueve meses.
Podés confiar en ese fluir,
No querés violencia, no querés apuro.
Ni vos ni ella.
Querés calma, querés nido.
Querés lento, querés tuyo.
Ella te sigue.
Ella te enseña otro ritmo.
El de la espera,
el del disfrute.
Ella te muestra otro tiempo.
El del encuentro,
el de la vida.
Sabia nenita, de sabia mamá
que quiere llegar
cuando todo esté listo.
Cuando el canal está abierto
como el pecho
como los brazos
como el corazón.
26.7.09
El rol del la doula en el parto
El rol de la doula es solo ofrecer apoyo emocional, estar presente en todas las necesidades de esa mujer para permitirle ser la protagonista en ese momento crucial de su vida de manera que esta sea una experiencia positiva (Valdés V & Morlans X, 2005)Si bien la literatura muestra toda una gama en la variedad de Doulas, la capacitación de estas se centra en la aceptación incondicional de la mujer, el cuidado con el lenguaje, siempre usando palabras positivas, pudiendo usar técnicas de relajación.
La doula también aprende técnicas para el manejo del dolor como masajes, presopuntura, movimientos que ayudan a la movilización del feto por el canal del parto y manejo del ambiente (nivel de luz, aromas, música). En situaciones con presencia de muchos familiares, es la Doula quien privadamente consulta a la madre si necesita regular las visitas, la que muestra al padre u otros acompañantes cómo ayudar y respetar a la madre (Klaus MH, Kennel JH, Klaus, PH.2002).
La Doula se compromete a permanecer con la madre hasta finalizado el parto, independiente del tiempo que dure. Esta certeza le ofrece a la mujer la confianza para vivir el proceso del parto más relajadamente, para poder entrar en un estado de trance hipnótico a través del ritmo y el ritual, situación que favorece la acción de las hormonas del parto.
El rol de la Doula es el de confiar en la naturaleza de la mujer y del parto. Su papel es solo estar ahí, acompañar a la mujer en lo que ocurra, confiando en el equipo de salud, no tomando decisiones, sino solo siendo testigo del evento del parto".
Por Verónica Valdés, Médico Universidad Católica de Chile y Doula voluntaria del programa “Hearts & Hands”, Universidad de California, San Diego. (Gracias, Vivi)
19.5.09
Videos
En estos enlaces encontrarán varios videos sobre parto, primeras horas del bebé y lactancia.
http://www.quenoosseparen.info/descargas/
http://www.elpartoesnuestro.es/index.php?option=com_content&task=view&id=233&Itemid=101
http://www.quenoosseparen.info/descargas/
http://www.elpartoesnuestro.es/index.php?option=com_content&task=view&id=233&Itemid=101
27.4.09
Semana Mundial
Semana Mundial por un Parto Respetado 2009 - 11 al 17 de mayo:
El lema de este año:
"Por la Urgente disminución de las Cesáreas Innecesarias"
Spot de la campaña
El lema de este año:
"Por la Urgente disminución de las Cesáreas Innecesarias"
Spot de la campaña
19.4.09
¿Qué es una doula?
"Es una mujer que ya ha tenido hijos y se pone al servicio de otra mujer que va a parir, acompañándola durante el embarazo, el trabajo de parto, el parto y puerperio.
Se enfoca en el aspecto emocional, el bienestar y las necesidades de esa mujer.
El acompañamiento de una doula no se limita a una forma determinada de parto sino a acompañar en el parto que quiera y necesite esa mujer, inclusive en una cesárea para que esta experiencia sea recordada y vivida de la mejor manera, tanto para ella como para su bebé.
UNA DOULA Construye un vinculo con la embarazada y su pareja/acompañante, a lo largo de la gestación y después de nacido el bebé continua el acompañamiento. Esta con la mujer (y su acompañante) desde que comienza el trabajo de parto (aun en el domicilio).
Brinda distintas medidas de confort de acuerdo a las necesidades de cada mujer.
Conoce y respeta los deseos de la mujer respecto de su parto y la ayuda para que se cumplan.
Con su aporte amoroso resguarda la memoria de la mujer sobre la experiencia de su parto. Una de las cualidades más importante de la Doula es la paciencia.
La compañía es respetuosa, sin invadir, perturbar e imponer.
Una doula no se ocupa de los aspectos clínicos ni está facultada para evaluar el progreso del parto ni detectar patologías".
Tomado del sitio de "Doulas de Rosario"
9.2.09
Dos entrevistas
http://www.clarin.com/diario/2009/02/08/um/m-01853978.htm
http://www.serpadres.es/embarazo/mas-que-humanizar-el-parto-hay-que-mamiferizarlo.html
http://www.serpadres.es/embarazo/mas-que-humanizar-el-parto-hay-que-mamiferizarlo.html
8.10.08
Un maravillosa propuesta
De acá para allá en la web encontré este blog, que contiene una convocatoria entrañable y maravillosa: reunir relatos de experiencias de partos naturales, con el proyecto de publicarlos en un único libro.
www.compartielparto.blogspot.com
Una hermoso proyecto...para difundir !!
www.compartielparto.blogspot.com
Una hermoso proyecto...para difundir !!
30.9.08
17.9.08
Sublime nacimiento
(Enrique Blay)
Gracias por el enlace, Turca.
Cada vez que me siento al borde de nuestra cama, lugar donde nació mi bebita, siento un profundo agradecimiento por todas las personas que con su conocimiento, su apoyo, su lucidez y su calidez hicieron posible, casi sin saberlo, que nos animáramos a atravesar la experiencia maravillosa de parir en casa. Cuando pienso en el futuro, cuando mi hijita crezca y podemos contarle el entrañable relato de su salida al mundo, más feliz aún me pongo. Y cuando mi imaginación vuela y la pienso a ella, cuando sea madre, mi corazón galopa de amor y vértigo. Del lindo, del que hace que la vida sea una preciosa aventura, llena de providencia y regalos.
11.3.08
Por que nació en casa
Tengo que decir que la decisión de que nuestra segunda hijita naciera en casa fue tomada instantes antes que se produjera el acontecimiento.
Para una pareja de racionales previsores-no innovadores- como mi marido y yo ha sido un paso trascendente y maravilloso. De crecimiento, de plenitud, de riesgo, de confianza.
Habíamos decidido que naciera en un hospital, pero nuestro deseo cantaba otra cosa.
Aqui detallo razones para escuchar nuestro deseo, que finalmente, gracias a la invaluable disponibilidad del doctor, pudo tener lugar:
-Nuestro deseo de que el nacimiento de un hijo sea una cuestión familiar. (Y no sanitaria)
-Nuestro deseo de intimidad.
-Nuestro deseo de que estuviera asistiendo alguien de nuestra entera confianza. Idóneo y cercano a la vez.
-Nuestro deseo de no separarnos de ella en los intensos momentos que siguen a la salida al mundo.
-Nuestra convicción de que la llegada de una nueva vida, es un suceso natural, para el que sólo se requiere estar disponible y en calma. Como contemplando, dejando que pase.
-Nuestra convicción de que un nacimiento es un hecho sagrado, festivo, milagroso. Para el que la intimidad de la noche y el hogar son un ámbito privilegiado.
...Sigo luego...Creo que hay más.
Gracias a todos por sus felicitaciones y por su compañía!
Para una pareja de racionales previsores-no innovadores- como mi marido y yo ha sido un paso trascendente y maravilloso. De crecimiento, de plenitud, de riesgo, de confianza.
Habíamos decidido que naciera en un hospital, pero nuestro deseo cantaba otra cosa.
Aqui detallo razones para escuchar nuestro deseo, que finalmente, gracias a la invaluable disponibilidad del doctor, pudo tener lugar:
-Nuestro deseo de que el nacimiento de un hijo sea una cuestión familiar. (Y no sanitaria)
-Nuestro deseo de intimidad.
-Nuestro deseo de que estuviera asistiendo alguien de nuestra entera confianza. Idóneo y cercano a la vez.
-Nuestro deseo de no separarnos de ella en los intensos momentos que siguen a la salida al mundo.
-Nuestra convicción de que la llegada de una nueva vida, es un suceso natural, para el que sólo se requiere estar disponible y en calma. Como contemplando, dejando que pase.
-Nuestra convicción de que un nacimiento es un hecho sagrado, festivo, milagroso. Para el que la intimidad de la noche y el hogar son un ámbito privilegiado.
...Sigo luego...Creo que hay más.
Gracias a todos por sus felicitaciones y por su compañía!
14.2.08
Las hormonas en el parto
Comparto unos enlaces muy jugosos que brindan información sobre el papel de las hormonas durante el parto, entre otras cosas.
Los encuentran aqui:
Artículo: "La naturaleza del parir y nacer"
Artículo: "Fisiología del parto"
Los encuentran aqui:
Artículo: "La naturaleza del parir y nacer"
Artículo: "Fisiología del parto"
3.1.08
Más sobre parto y dolor
Comparto fragmento extraído del libro: "Con el consentimiento del cuerpo" de Marie Bertherat, Therese Bertherat y Paule Brung
Cap. " Octavo Mes"
"23 de mayo
Agnés volvió a llamarme anoche; ¡ella, que me escribía sólo una vez al año! El hecho de saberse en el mismo estado que yo nos acerca.
"¿No tienes miedo de sufrir?", me preguntó.
"¿Y tú?"
"¡Claro, sí! ¿Tú no tienes?"
No, yo no tengo miedo. No es hacerme la valiente decir que no tengo miedo de algo que está en mí. Cualquiera que sea la forma, por el momento totalmente misteriosa, que vaya a adoptar mi dolor, éste me pertenecerá, ya me pertenece. El dolor del alumbramiento no será un dolor padecido. No tendrá nada que ver con el dolor del cuerpo herido, del cuerpo mortificado. Este último, estoy segura, corroe, envilece, disminuye. Merece ser anestesiado. No el del alumbramiento. No para mí. He oído a muchas mujeres hablar de ios dolores del parto como de un sufrimiento padecido. Para ellas la sensación dolorosa de las contracciones es intolerable, es una maldición transmitida de madre a hija, un pasaje obligado que, a la hora en que la farmacopea permite prescindir de él, resulta inaceptable. Acallar este dolor les parece vital. Las comprendo. Las comprendo más aún por cuanto casi siempre se preparan para parir en ámbitos fríos e impersonales donde todo el mundo les habla solamente de penurias por atravesar o, por el contrario, de anestésicos ^milagrosos que las aliviarán.
Y sin embargo, ¿no es un engaño? ¿No hay otra cosa tras el discurso antidolorista de las mujeres? El miedo a lo desconocido, a emoción, el miedo a ser madre, el miedo a ser responsable de otro ser. ¿Podrá una anestesia aliviar éstos miedos?
No hace mucho, una partera increíble me confió lo que le había enseñado su experiencia sobre el dolor del alumbramiento. Yo no había escuchado nunca un razonamiento igual y sin embargo, intuitivamente, lo siento profundamente exacto. Según ella, "lo que duele no es la contracción. Es el dolor que una lleva en sí, oculto. Lo que la contracción revela es el propio sufrimiento. Al empezar el trabajo, veo a menudo mujeres en lucha consigo mismas. Pelean contra la contracción. Sólo cuando logran contactar el sufrimiento que está en ellas, ceden y el dolor se atenúa. Hay que llegar a reconocer que el sufrimiento forma parte de uno mismo, que está en uno mismo, para que todo se aplaque".
Dejar que el dolor se exprese puede ser entonces profundamente necesario pues permite a la madre ayanzar en el conocimiento de sí misma, es decir, también de su propio nacimiento. Nacer una misma al dar la vida".
Cap. " Octavo Mes"
"23 de mayo
Agnés volvió a llamarme anoche; ¡ella, que me escribía sólo una vez al año! El hecho de saberse en el mismo estado que yo nos acerca.
"¿No tienes miedo de sufrir?", me preguntó.
"¿Y tú?"
"¡Claro, sí! ¿Tú no tienes?"
No, yo no tengo miedo. No es hacerme la valiente decir que no tengo miedo de algo que está en mí. Cualquiera que sea la forma, por el momento totalmente misteriosa, que vaya a adoptar mi dolor, éste me pertenecerá, ya me pertenece. El dolor del alumbramiento no será un dolor padecido. No tendrá nada que ver con el dolor del cuerpo herido, del cuerpo mortificado. Este último, estoy segura, corroe, envilece, disminuye. Merece ser anestesiado. No el del alumbramiento. No para mí. He oído a muchas mujeres hablar de ios dolores del parto como de un sufrimiento padecido. Para ellas la sensación dolorosa de las contracciones es intolerable, es una maldición transmitida de madre a hija, un pasaje obligado que, a la hora en que la farmacopea permite prescindir de él, resulta inaceptable. Acallar este dolor les parece vital. Las comprendo. Las comprendo más aún por cuanto casi siempre se preparan para parir en ámbitos fríos e impersonales donde todo el mundo les habla solamente de penurias por atravesar o, por el contrario, de anestésicos ^milagrosos que las aliviarán.
Y sin embargo, ¿no es un engaño? ¿No hay otra cosa tras el discurso antidolorista de las mujeres? El miedo a lo desconocido, a emoción, el miedo a ser madre, el miedo a ser responsable de otro ser. ¿Podrá una anestesia aliviar éstos miedos?
No hace mucho, una partera increíble me confió lo que le había enseñado su experiencia sobre el dolor del alumbramiento. Yo no había escuchado nunca un razonamiento igual y sin embargo, intuitivamente, lo siento profundamente exacto. Según ella, "lo que duele no es la contracción. Es el dolor que una lleva en sí, oculto. Lo que la contracción revela es el propio sufrimiento. Al empezar el trabajo, veo a menudo mujeres en lucha consigo mismas. Pelean contra la contracción. Sólo cuando logran contactar el sufrimiento que está en ellas, ceden y el dolor se atenúa. Hay que llegar a reconocer que el sufrimiento forma parte de uno mismo, que está en uno mismo, para que todo se aplaque".
Dejar que el dolor se exprese puede ser entonces profundamente necesario pues permite a la madre ayanzar en el conocimiento de sí misma, es decir, también de su propio nacimiento. Nacer una misma al dar la vida".
19.12.07
Parto y dolor
Les copio un texto que me pasaron en Ñukeyen, que está extraído del libro: "Parir en libertad" escrito por Raquel Schallman. Tal vez les resulte largo, pero está muy jugoso.
"Uno de los grandes temas del parto es el DOLOR. Las embarazadas llegan con temor sin saber cuál es la dimensión del mismo. Y esto tiene que ver con dos grandes malentendidos: la información de que es posible parir sin dolor, y a la inversa, que es imposible de tolerar. Ninguna de las dos cosas es cierta.
Puede haber partos con sensaciones muy leves, pero el dolor nunca esta ausente. Los partos son CON DOLOR, pero este es muy especial: intermitente, no permanente. Coincide con cada contracción, pero cuando ésta pasa, desaparece y esto es lo que lo hace tolerable. Además, cada una dura menos de un minuto. Saberlo aumenta mucho las posibilidades de tolerarlo. Por otra parte conlleva goce.
La sensación que la mujer percibe es la de cómo su cuerpo se abre para dejar pasar al bebé: la molestia, la alegría y el goce van juntos. ES ALGO INDESCRIPTIBLE. La mujer al dar a luz, se encuentra por primera vez con un tipo de dolor, tal vez el único que existe, que es fisiológico, que forma parte de lo natural, que no es un síntoma de que algo esta dañado en el organismo, y que además puede vivirse placenteramente. Es una experiencia impensada hasta que no la atraviesan.
El dolor del parto no es un aviso de que hay algo en el cuerpo que no anda bien, sino de que el cuello del útero se esta abriendo para que nazca el bebe. Creo que el sentido es permitirle a la mujer hacer el proceso fenomenal de desestructuración que significa el parto. Ella se tiene que abrir para darle paso a otro ser, y tiene que experimentar sensaciones muy intensas para darse semejante permiso.
Como el dolor del parto no es constante, se sumerge treinta segundos en la contracción y después pasan cinco, tres o dos minutos en los que no lo tiene. Este oleaje en el que se zambulle de a poco, y con tiempos de descanso, es lo que le permite hacer el camino.
Creo que la sensación de romperse, dejar salir a otro, y rearmarse, invade todo el ser de la mujer. Por eso después vienen los famosos cuarenta días de puerperio. No son solo el útero y los demás órganos los que tienen que volver a su lugar, es también ella la que tiene que volver a estructurarse.
El parto es una bisagra en su vida, y un punto fundamental de esa inflexión es atravesar el dolor. Cuando sentimos el dolor a nivel físico solemos quedarnos quietos, retraernos. Lo mismo ocurre a nivel emocional, nos "metemos para adentro" y dejamos de prestar atención a cualquier cosa del afuera. Perdemos hasta la noción del frio o el calor.
Genera un estado alterado de conciencia. Cuando una gestante pare, se desprende de una parte del propio cuerpo. Aun cuando intelectualmente sepa que el niño es otra persona, separada de ella, él esta adentro, forma parte de su mamá hasta que nace. Entonces, ¿como hace una parturienta para dejarlo ir, para desprenderse de una parte de si misma? Tiene que soltar el control, y la única manera de lograrlo es "entrando en otro mundo". Esa posibilidad se la da el dolor, el estar "como en otro planeta", ausente de pensamientos. Esto facilita que el cerebro troncal se despliegue libremente, que fluya sin contradicciones. A una parturienta sumergida en esa intensísima sensación no se le puede pedir que piense, para eso estamos los otros. Ella tiene que poder fluir en sus vaivenes.
Puede ocurrir que sea tan intenso, y la mamá esté tan asustada, que se transforme en sufrimiento. Es decir: dolor al que se suma angustia, miedo y maltrato. Quizá en vez de salir se queda en una sensación de padecimiento constante, porque no hace a tiempo a emerger cuando ya llega la próxima.
Las situaciones placenteras hacen que el cuerpo genere endorfinas que disminuyen el dolor. Y no hay nada tan sencillo como darle placer a otro. Una mano que acaricia, un cuerpo que contiene, un baño de agua tibia, música suave, una sonrisa, una vuelta por el parque, tomar helado, son algunos de los muchos "analgésicos" naturales que pueden usarse para disminuir su nivel de ansiedad y dolor".
"Uno de los grandes temas del parto es el DOLOR. Las embarazadas llegan con temor sin saber cuál es la dimensión del mismo. Y esto tiene que ver con dos grandes malentendidos: la información de que es posible parir sin dolor, y a la inversa, que es imposible de tolerar. Ninguna de las dos cosas es cierta.
Puede haber partos con sensaciones muy leves, pero el dolor nunca esta ausente. Los partos son CON DOLOR, pero este es muy especial: intermitente, no permanente. Coincide con cada contracción, pero cuando ésta pasa, desaparece y esto es lo que lo hace tolerable. Además, cada una dura menos de un minuto. Saberlo aumenta mucho las posibilidades de tolerarlo. Por otra parte conlleva goce.
La sensación que la mujer percibe es la de cómo su cuerpo se abre para dejar pasar al bebé: la molestia, la alegría y el goce van juntos. ES ALGO INDESCRIPTIBLE. La mujer al dar a luz, se encuentra por primera vez con un tipo de dolor, tal vez el único que existe, que es fisiológico, que forma parte de lo natural, que no es un síntoma de que algo esta dañado en el organismo, y que además puede vivirse placenteramente. Es una experiencia impensada hasta que no la atraviesan.
El dolor del parto no es un aviso de que hay algo en el cuerpo que no anda bien, sino de que el cuello del útero se esta abriendo para que nazca el bebe. Creo que el sentido es permitirle a la mujer hacer el proceso fenomenal de desestructuración que significa el parto. Ella se tiene que abrir para darle paso a otro ser, y tiene que experimentar sensaciones muy intensas para darse semejante permiso.
Como el dolor del parto no es constante, se sumerge treinta segundos en la contracción y después pasan cinco, tres o dos minutos en los que no lo tiene. Este oleaje en el que se zambulle de a poco, y con tiempos de descanso, es lo que le permite hacer el camino.
Creo que la sensación de romperse, dejar salir a otro, y rearmarse, invade todo el ser de la mujer. Por eso después vienen los famosos cuarenta días de puerperio. No son solo el útero y los demás órganos los que tienen que volver a su lugar, es también ella la que tiene que volver a estructurarse.
El parto es una bisagra en su vida, y un punto fundamental de esa inflexión es atravesar el dolor. Cuando sentimos el dolor a nivel físico solemos quedarnos quietos, retraernos. Lo mismo ocurre a nivel emocional, nos "metemos para adentro" y dejamos de prestar atención a cualquier cosa del afuera. Perdemos hasta la noción del frio o el calor.
Genera un estado alterado de conciencia. Cuando una gestante pare, se desprende de una parte del propio cuerpo. Aun cuando intelectualmente sepa que el niño es otra persona, separada de ella, él esta adentro, forma parte de su mamá hasta que nace. Entonces, ¿como hace una parturienta para dejarlo ir, para desprenderse de una parte de si misma? Tiene que soltar el control, y la única manera de lograrlo es "entrando en otro mundo". Esa posibilidad se la da el dolor, el estar "como en otro planeta", ausente de pensamientos. Esto facilita que el cerebro troncal se despliegue libremente, que fluya sin contradicciones. A una parturienta sumergida en esa intensísima sensación no se le puede pedir que piense, para eso estamos los otros. Ella tiene que poder fluir en sus vaivenes.
Puede ocurrir que sea tan intenso, y la mamá esté tan asustada, que se transforme en sufrimiento. Es decir: dolor al que se suma angustia, miedo y maltrato. Quizá en vez de salir se queda en una sensación de padecimiento constante, porque no hace a tiempo a emerger cuando ya llega la próxima.
Las situaciones placenteras hacen que el cuerpo genere endorfinas que disminuyen el dolor. Y no hay nada tan sencillo como darle placer a otro. Una mano que acaricia, un cuerpo que contiene, un baño de agua tibia, música suave, una sonrisa, una vuelta por el parque, tomar helado, son algunos de los muchos "analgésicos" naturales que pueden usarse para disminuir su nivel de ansiedad y dolor".
11.11.07
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