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11.2.16

Buchoneando gazapos 1

Es extraordinario el libro Historia de la literatura hispanoamericana, de Jean Franco (Barcelona, Ariel, 1975, traducción de Carlos Pujol). Un prodigio de síntesis y de profundidad.
Ahora que lo estoy repasando, encuentro dos cosas que en su momento había marcado. Una es un goof (como se dice en el cine) muy gracioso. El otro es discutible, pero didáctico.


1. Sobre el escritor Mariano Melgar (1791-1815), ex sacerdote, dice que *"ahorcó los hábitos" (p. 53). Increíble distracción del traductor y del corrector (aclaro: supongo que dejaron "ahorcó" por "colgó", to hang).


2. Ahora veamos la siguiente frase:

"Llevada a cabo sin encontrar grandes dificultades en la región del Plata, en Venezuela y en la región andina, la independencia sólo se produjo como resultado de una larga y durísima contienda".

Sin conocimiento previo de la historia que está contando, hay una ambiguedad. ¿Dónde fue fácil y dónde difícil la independencia? ¿Seguro que queda claro?
Probemos sacando la segunda coma:

"Llevada a cabo sin encontrar grandes dificultades en la región del Plata, en Venezuela y en la región andina la independencia sólo se produjo como resultado de una larga y durísima contienda".

Esto no deja dudas: sólo fue fácil en el Plata.
La discusión siempre queda abierta.




18.9.13

Traducir Brasil

Suele pensarse la traducción entre culturas como un acto de aproximación entre espacios o tiempos distantes. Pero ¿qué ocurre con las culturas próximas, aquellas que corren el riesgo de parecer idénticas por cercanía geográfica, tradiciones y experiencias compartidas, relaciones comerciales mutuas?

Traducir Brasil
Edición, traducción y docencia en Argentina

Martes 24 de septiembre, 19 hs.
Sala de Profesores, 2° Piso, Puan 480

Participantes
BELLOC, Bárbara
(Graduada de FFyL, traductora, poetisa, editora)

Cristian DE NÁPOLI
(Graduado de FFyL, traductor, poeta, crítico)

Lucía TENNINA
(Graduada de FFyL, traductora,
Jefa de Trabajos Prácticos de Literatura Brasileña y Portuguesa)

Coordina: Gonzalo AGUILAR

(Prof. Asociado de Literatura Brasileña y Portuguesa)


1.3.12

Apuntes sobre una traducción

Edilandia - Tierra de editores: Apuntes sobre una traducción:

La traducción al castellano de The Gun Seller , la novela de espionaje del multifacético Hugh Laurie, protagonista de la serie Dr. House ...

20.1.11

Nuevo blog

VISIBLES

Espacio abierto a los traductores y personas afines para que cuenten sus experiencias, buenas o malas.

http://1visibles1.blogspot.com/

BIENVENIDOS A BORDO

Este blog pretende ser un lugar donde los traductores puedan contar los agravios a que se ven sometidos, o las alegrías si es que las tienen, en su quehacer profesional. Su título proclama lo que debería ser y no es el traductor en la actualidad. Está puesto con la esperanza de que algún día llegue a serlo.No se admiten descalificaciones personales ni groserías. Este blog no es un programa de telebasura. Esperamos vuestras aportaciones.

http://1visibles1.blogspot.com/2011/01/bienvenidos-bordo.html

16.9.10

La... de Hegel

En un sitio extraordinario sobre filosofía, llamado Lechuza, hay un artículo también extraordinario sobre la lechuza, o lo que sea, de Hegel, con sus variantes y traducciones en varios idiomas.

Versiones sobre el mochuelo de Hegel
En Berlín, el 25 de junio de 1820, firmaba Jorge Guillermo Federico Hegel (1770-1831), idealista alemán, el Prefacio a unos Fundamentos de la filosofía del derecho. En el penúltimo párrafo de ese prefacio compara la filosofía con la lechuza de Minerva, que sólo al anochecer emprende su vuelo. En las décadas siguientes el mochuelo de Atenea, recuperado así del olvido, se ha enfrentado con viejos topos y ha sido confundido con búhos. Aunque con más frecuencia simplemente se ha devaluado la imagen hegeliana, que fuera de contexto sirve tanto para un roto como para un descosido. El lector podrá comprobarlo si se entretiene un poco en su biblioteca o navega un rato por internet. Ofrecemos aquí unos pocos ejemplos de la disparidad de versiones de la famosa frase de Hegel.

Sigue acá.

1.3.10

Escritores y traductores españoles crean una comisión para defender sus intereses en los contratos de edición digital

(Recibido de ACE Traductores)

La Asociación Colegial de Escritores de España (ACE) y de Traductores (ACEtt) han constituido una Comisión de Estudios de Nuevas Tecnologías en relación con el Libro para informar a sus asociados de sus derechos a la hora de negociar, por sí mismos o a través de sus agentes, las condiciones de venta de los derechos digitales de sus obras.
Los escritores y los traductores buscarán alianzas con otras entidades de autores y de agentes literarios para lograr dos objetivos: analizar el futuro modelo de negocio editorial y pactar con los editores (y, en su caso, con las grandes plataformas de servidores digitales) acuerdos que respeten los Derechos de Autor en Internet.
Los trabajos de la Comisión y los acuerdos a que se lleguen con terceros (incluido un Contrato-tipo digital y el derecho a la auditoría informática de las empresas editoriales por parte de las asociaciones de autores) se podrán seguir a través de las webs www.acescritores.com y www.acett.org

19.11.09

Gran sertón, grandes traducciones

En el blog Club de Traductores Literarios de Buenos Aires, se reproduce parte de un artículo de Antonio Moura en el que se comparan (brillantemente) la traducción "clásica" de Gran sertón: veredas, la de Ángel Crespo (que tanto he elogiado en otro lado), y la reciente, de Florencia Garramuño y Gonzalo Aguilar. Como no he leído esta última más que parcialmente (y tampoco conozco totalmente el original brasileño), me abstengo de opinar; no, de disfrutar el equilibrado argumento de Maura.

4.10.09

AIPTI

Nueva asociación profesional fomentará el ejercicio ético de la traducción y la interpretación La AIPTI, con sede en la Argentina, abordará temas de interés para los profesionales de la traducción y la interpretación a escala mundial
BUENOS AIRES, Argentina, 30 de septiembre de 2009 – La Asociación Internacional de Profesionales de la Traducción y la Interpretación (AIPTI) abrió sus puertas en el día de la fecha. Dada su presencia internacional, elobjetivo de la AIPTI es promover activamente el ejercicio ético de la traducción y la interpretación a nivel global. Los profesionales de la traducción y la interpretación enfrentan hoy diversos retos, entre ellos el crowdsourcing, la sobrevaloración del precio en detrimento de la calidad, la llegada al mercado de traductores e intérpretes advenedizos, las limitaciones al debate sobre tarifas justas y la aparición de agencias que aprovechan la globalización en perjuicio de losprofesionales independientes. Por estos motivos, es necesario contar con un sólido espacio que permita a quienes se inician en el ejercicio profesional encontrar orientación de profesionales que privilegian los intereses de los traductores e intérpretes, entre otras cuestiones. La subcontratación o tercerización es otra práctica que tiene graves efectossobre estas profesiones. “Como el fabricante de zapatillas que va en busca de mano de obra barata, algunas agencias extranjeras salieron a buscar intelecto de obra barato”, afirma Aurora M. Humarán, presidenta de la Asociación. “Las prácticas de estos bolseros de la traducción chocan con mi negocio, con el suyo, con el de cientos de traductores que abogamos hace años por una mejor situación profesional”, agrega Humarán. La estrategia de la AIPTI para abordar estos temas contempla tareas de difusión, talleres, conferencias, cursos, un foro de mentoría en su página web y otros espacios de discusión sobre los temas antes mencionados. Los miembros obtendrán visibilidad internacional a través de un perfil profesional en el sitio web de la asociación y de su inclusión en el directorio de miembros; tendrán acceso a una importante red de profesionalesdel sector y la posibilidad de formar equipos de trabajo con colegas confiables que comparten valores y convicciones, y que apoyan la práctica ética de la profesión. El sitio web contará también con un foro exclusivo para miembros y acceso a una enorme base de datos de recursos actualizados: glosarios, material de referencia, redes de intercambio profesional y portales de traducción, etc. Entre los fundadores y directivos de la AIPTI, encontramos profesionales de Estados Unidos, Alemania, Francia, Grecia, Argentina, Polonia, Portugal, Rumania, Latvia, Luxemburgo, Egipto, Turquía, México, Chile, Colombia y Venezuela.

Los profesionales interesados en asociarse a la AIPTI pueden hacerlo en línea en http://www.aipti.org.
Para obtener más información, comuníquese con:
MARÍA KARRÁ Comisión de Relaciones Exteriores, AIPTI maria.karra@aipti.org
MARÍA CORINALDESI Secretaria general, AIPTI maria.corinaldesi@aipti.org http://www.aipti.org

7.6.07

CAPACITACION PARA PEQUEÑOS Y MEDIANOS EDITORES

Seminarios gratuitos sobre Traducción, Derechos de autor y Diseño

La Subsecretaría de Industrias Culturales del Ministerio de Producción porteño, a través de su programa Opción Libros, organiza un ciclo de capacitación para pequeñas y medianas editoriales. El mismo se desarrollará durante los meses de junio, julio y agosto en el Centro Cultural de la Cooperación. La participación es gratuita pero con inscripción previa vía mail a opcionlibros@buenosaires.gov.ar o al 5371-4954.

Cronograma de encuentros:

1- Seminario sobre Derechos de Autor
Panelistas: Gabriela Adamo y Matías Serra Bradford.
Fecha: miércoles 27 de Junio a las 19 hs. Sala; Raúl González Tuñón, 1º piso.· Los derechos de autor en el mundo editorial internacional· Negociación · Contratos· Aspectos contables y financieros· Subsidios y ayudas para la compra de derechos· Un cierre profesional: el follow up.

2- Seminario sobre Traducción.
Panelistas: Ariel Dilon y Guillermo Piro.
Fecha: Lunes 16 de Julio, 18.30hs. Sala: Sala Jacobo Laks, 1º piso.· El pasaje de lengua en la industria del libro, o el desafío de una colaboración sobre bases nobles entre traductores y editores: de la traducción como insumo editorial a la traducción como acto creador colectivo (autor-traductor-editor).

3- Seminario sobre Diseño
Panelistas: invitados por el Centro Metropolitano de Diseño
Fechas: lunes 6 de agosto: Diseño de tapas; lunes 13 de agosto: Diseño de interiores de libros; miércoles 22 de agosto: lustraciones y fotografía, 19 hs.
Sala: Jacobo Laks, 1º piso.· El libro y el diseño.· Materialidad y Formatos.· Diagramación.· La Imagen.

La Subsecretaria de Industrias Culturales, Stella Puente, señaló que la industria editorial es un sector en crecimiento que, entre otras necesidades, demanda información y capacitación para mejorar su competitividad. Por esta razón generamos acciones que puedan apoyar el desarrollo de las pymes editoriales. Sumadas a estas actividades de formación también tenemos otras políticas de apoyo tales como el otorgamiento de subsidios, el programa Opción Libros, la participación en Ferias nacionales e internacionales y la organización de rondas de negocios, entre otras.

(gacetilla sin corrección)

29.11.06

Si tuviera una beca (o, al menos, una casa), me gustaría escribir una “historia material(ista) de la literatura argentina”. Empresa descomedida, más que ambiciosa; fácilmente rechazable por todos, antiguos, modernos y posmodernos. Algo más (aunque la incluya) que una historia de la edición en Argentina, de lo que ya hay algunos intentos. Una correlación estrictamente mecanicista, casi unidireccional, entre la edición y la literatura. La precisa (?) función del editor (de la “mediación editorial” en general) como instancia permanentemente denegada. Por ejemplo: un paralelismo estricto entre traducción y tipo de cambio. O los honorarios de los traductores, los correctores, etc. A mi lado, Lukacs permanecería como el idealista que siempre quiso no ser... Ya sé: habría que ser Bourdieu para eso; pero así cualquiera.

21.11.06

Nuevo blog, de Diego Bentivegna.
Debuta con traducción propia (y excelente) de poema de Hoelderlin, nada menos.
Vamos, todavía.

8.10.06

- Patricia Willson, La constelación del sur. Traductores y traducciones en la literatura argentina del siglo XX, Buenos Aires, Siglo XXI, 2004.

Una tesis de investigación con las ventajas (el rigor) y las desventajas (una tendencia a la repetición) de tal género. (Y espero que Patricia Willson no se enoje con esta crítica inevitablemente –por venir de mí y por ser blogueril- superficial, como le pasó a Claudia Gilman con mi comentario de Entre la pluma y el fusil.)
Dice Willson: “esta investigación tuvo como primer supuesto la pertinencia de analizar la literatura traducida desde una perspectiva crítica situada en el marco de la cultura receptora” (p. 15). Con este punto de vista, analiza especialmente a Victoria Ocampo, Borges y Pepe Bianco; y luego, las traducciones publicadas por la editorial Sur y sus continuadoras.
En general, los análisis que hace la autora recorren el ancho y arduo camino (también típico de las tesis) que va desde la obviedad a la brillantez. Lo primero, como deuda a la claridad y a la fundamentación argumentativa y bibliográfica. (El tesista debe demostrar que ha leído todos los clásicos de su tema y que está actualizado con lo último que ha salido al respecto; ilusión de completud que haría las delicias de cualquier aficionado lacaniano, que yo no soy.) Lo segundo, que llamé “brillantez”, es lo que vale la pena profundizar (sin negar de ninguna manera).
No estoy siendo claro. En realidad, esto no es tanto un comentario del libro de P. Willson (que realmente disfruté), sino un pensar en voz alta sobre un tema que estoy trabajando yo, la mediación editorial: su función, sus verdaderos alcances, y el hecho de que sea tantas veces obturada en ciertos análisis que la exigen a gritos.
Es cierto que Willson menciona varias veces las “estrategias editoriales”; pero las define como “los modos de construcción de lo foráneo por parte del aparato editorial” (p. 28). Y no sé si esto basta. Otra vez: “... antes de reprochar la selección de algunos textos y la omisión de otros, el crítico puede reflexionar sobre los criterios editoriales subyacentes. Esa reflexión ha de ser situada...” (pp. 28-29), afirmación que promete, pero luego deriva hacia consideraciones sobre la “institución literaria” (de cuño derrideano, quizás), que no me satisfacen en absoluto, por cierta cualidad, digamos, “idealista”, que no puedo dejar de mencionar (“hay todo un aparato más o menos formal que acompaña y sostiene la importación”: p. 247. Sí, pero ¿sólo formal? O bien, ¿qué significa exactamente formal?)
Más allá de las obligadas referencias al auge de la industria editorial entre guerras o al precio del papel después de la primera, me parece que urgirían consideraciones aún más “materialistas”. Por ejemplo: habida cuenta del estado actual de las cosas, ¿por qué no hacer una historia de las traducciones en la Argentina a partir del tipo de cambio? (Es una exageración deliberada, espero que se entienda así.)
Digo: la función del editor como mediador entre la “literatura” y el mercado. O, directamente, por qué no, como representante del mercado.
Y, más aún, el editor como el que da (por ahora no se me ocurre otro verbo) la forma definitiva, material (o gran parte de ella, o sólo una parte, pero...) al texto, y cuya existencia ineludible podría llegar a inhibir análisis definitivos respectos del por qué tal cosa o la otra en cuanto a la “intención” del autor, o de la obra.
Un ejemplo: el tema de la función y el sentido de las notas al pie de “Borges” en su famosa traducción de Las palmeras salvajes (pp. 173 y 174). La interpretación de la autora es, sí, brillante; pero ¿cómo está tan segura de que el “autor” de las notas sea Borges? (Willson cita, precisamente a F. Aparicio, para quien, en su traducción de Orlando, Borges obra como “editor”, y no sólo como traductor del texto; p. 152. Pero es sabido que siempre hay un editor.)
Este mismo problema lo revolotée en mi artículo sobre la célebre cuestión de las comillas en Roberto Arlt (para las palabras en lunfardo), diversamente interpretadas por Viñas y Larra. (En el libro de Willson aparece también este tema de los valores diferenciales de las comillas y las bastardillas -p. 178-, y se da por supuesto que es Borges quien toma esas decisiones tipográfico-semióticas.)
En mi nota puse: “Todos los que trabajamos en la tarea de edición sabemos que la explicación de Larra (que Arlt no era el responsable de las comillas) tiene todas las chances de ser acertada. Más cuando también se sabe, por otro lado, que Arlt no tenía tiempo ni, probablemente, ganas de repasar las pruebas de sus textos y reafirmar (o no) sus intenciones tipográficas. Pero esta explicación es meramente empírica (y a la vez, a estas alturas, incomprobable). Lo que Viñas afirmaba era otra cosa e implicaba una cierta teoría de la literatura para la cual ciertos datos supuestamente empíricos (las ‘intenciones del autor’, la mediación de editores o correctores) son, en un cierto nivel, irrelevantes. Para decirlo algo pedantemente (y con comillas), para Viñas, ‘Arlt’ no es (sólo) un nombre propio, sino la designación metalingüística, casi convencional, de una escritura: un proceso de producción en que el individuo ‘autor’ es sólo una parte.”
Pero esto último no deja de padecer bastante del idealismo que le “reprocho” a Willson. (La ironía del comentario era atribuir a Viñas, un crítico “realista” y “materialista”, cierto matiz posestructuralista, o “neorretórico”, como diría él, que seguramente no le gustaría nada.)
Un último comentario sobre el interesante libro de Patricia Willson. En la página 275 dice que “la traducción es intensamente democratizante”. Me parece que este uso del concepto de democracia (meramente cuantitativo) es demasiado flojo (¿“líquido”, se dice ahora?); y deudor de Beatriz Sarlo, como he comentado en otro lado. (Lo mismo pasa con el análisis de las colecciones “populares” que hace en el primer capítulo del libro; éstas son tratadas con cierta condescendencia, por su función “heterónoma”, didáctica, etc.; ¿no ve la contradicción?)
Pero todo esto es para seguir analizando. Quizás pronto pueda hacer algún comentario del libro de Cecilia Alvstadt La traducción como mediación editorial, que me llegó hace poco de la Universidad de Gotemburgo (la autora estuvo acá en 1998, investigando las traducciones de literatura infantil, y me entrevistó como editor; sus conclusiones son muy interesantes).

21.8.06

Reflexiones sobre la traducción

¿Los problemas que aquejan al traductor? Dejo de lado los personales (desconocimiento de la lengua de la cual traduce, torpeza en el manejo de la propia, ignorancia de las realidades extratextuales a las que alude el texto). Los otros problemas son la falta de reconocimiento como creador de que es objeto el traductor. Y que se muestra en la parquedad con que se lo remunera. [...] Yo he padecido en épocas de cesantías o renuncias a mi profesión de docente, esas premuras. De ellas quedan algunas pruebas en mis traducciones: por ejemplo, a un personaje de Julien Green le hago ponerse en el bolsillo del saco un “portafolios” (portefeuille: billetera). Esos casos no son casos de infidelidad. Las editoriales serias los prevén, y suele haber correctores que los detectan y salvan.
(Enrique Pezzoni en revista Sur, número 338-339, enero-diciembre de 1976)

¿Qué recomendaciones se pueden hacer a los traductores de prosa? Desde luego que no deben ser literales. Hubo una polémica famosa en Inglaterra entre Arnold y Newman sobre la traducción literal. Arnold decía que la traducción literal no es fiel al original porque cambia los énfasis. En español, por ejemplo, no se dice “buena noche” sino “buenas noches”, en plural. Si se tradujera al francés como “bonnes nuits” o al inglés como “good nights”, se estaría cometiendo un error, porque se estaría creando un énfasis que no existe en el original. Si al traducir una novela se le hiciese decir a un personaje que dice “good morning” o “gutten morgen” su traducción literal que es “buena mañana”, se lo estaría haciendo hablar de un modo anómalo. Decir en inglés “good days” por “buenos días” también sería infiel.
(Borges, ibídem, p. 119)

Un traductor alemán tradujo un cuento criollo mío que en algún lugar decía “llegaba un oscuro”. Él, sin darse cuenta que se trataba del pelaje de un caballo, tradujo “llegaba el crepúsculo”. Claro, tradujo por el diccionario. Pero es el diccionario mismo el que induce a error. De acuerdo a los diccionarios, los idiomas son repertorios de sinónimos, pero no lo son. Los diccionarios bilingües, por otra parte, hacen creer que cada palabra de un idioma puede ser reemplazada por otra de otro idioma. El error consiste en que no se tiene en cuenta que cada idioma es un modo de sentir el universo o de percibir el universo”
(ibídem, p. 120.)

La fuerza de un novelista no radica solamente en su imaginación, sino también en su facultad de exactitud semántica. En este sentido, Proust no es menos exigente que Descartes. Los ingleses y los norteamericanos conocen su gran novela bajo el título Remembrance of Things Past, Recuerdo de las cosas pasadas, alusión al trigésimo soneto de Shakespeare. Imposible elegir título más lindo y hueco. Porque el título de Proust es la definición precisa de una situación humana y las palabras “busca”, “tiempo”, “perdido” son irremplazables. [...] Muchas veces me enfurecí con las traducciones traicioneras sin dar a entender más claramente que los responsables no son necesariamente los traductores. Hace poco leí: “A veces, los escritores extranjeros reprochan a sus traductores franceses que edulcoran la expresión —y por ende también el contenido— de sus obras. Esos escritores deben saber que las edulcoraciones no son necesariamente obra de los traductores: a veces son impuestas por las editoriales.” Fue Pierre Blanchaud quien escribió estas palabras en un notable artículo publicado en el último número de la revista L’Atelier du roman.
Cuenta también allí la historia tan increíble como común de su traducción de Kleist. El editor, que exigía un texto elegante, “bien escrito”, fácilmente legible, impuso modificaciones que el traductor, fiel al estilo extraño, áspero de su autor, se negó a aceptar. Hubo juicios, enredos, humillaciones (para el traductor, naturalmente, porque en la pareja traductor-editor el débil es él) y, al final, una nueva edición de Kleist (hecha por otro) que es tan legible como lamentable, lo que Blanchaud demuestra con ejemplos en la mano. Y resume así la situación que, doy fe, es cada vez más frecuente en todas partes del mundo: “Cuando [el traductor] entrega el manuscrito le dicen que las ‘torpezas’ halladas en su texto exigen una intervención minuciosa del revisor (elegido por el editor)... Lo que tienen en común todas esas revisiones es que hacen decir cualquier cosa a los autores traducidos... Si sus frases son largas, se recortan; y se alargan si son cortas. Se adornan inútilmente las cópulas pero se eliminan las repeticiones significativas... ¿Cuáles son las razones de esta censura, de esta reescritura salvaje?... La sumisión total a cierto estilo con gancho, a una escritura de supermercado, que es [para el editor] la única capaz de vender el libro.”
(Milan Kundera, en “El arte de la fidelidad”, trad. de Cristina Sardoy, en Clarín Cultura y Nación, Buenos Aires, 13 de julio de 1995)

Todo traductor profesional sabe que los errores de una u otra especie son inevitables en una obra extensa a causa de la “fatiga verbal” que se produce al promediar la tarea, si no es por otra razón.
(Elsa Gress, “El arte de traducir”, en Sur, op. cit., p. 29.)

Uno de los gajes al que me siento especialmente expuesta, en mi ejercicio simultáneo de la literatura, la crítica y la traducción, es el extraordinario interés y el fanatismo que suscitan los detalles lingüísticos e idiomáticos, hecho que induce a los lectores a escribir interminables cartas a las casas editoras e inclusive cartas amenazadoras dirigidas a escritores y traductores.
(ibídem, p. 33)

Una dificultad que se plantea al traductor es la fragmentación de la lengua española. Traducir al francés significa incontestablemente traducir a la lengua que se habla en Francia. Traducir al inglés es más problemático porque, como dirían los franceses, hay versiones al anglais y versiones al americain. Pero nada es tan difícil como la traducción al castellano, lengua que tiene múltiples centros de irradiación tanto en España misma cuanto en América latina, cada uno de ellos con sus peculiaridades expresivas propias. El acuerdo tácito entre los traductores consiste en utilizar una suerte de lingua communis, cuyos rasgos más notorios son el empleo del tuteo (aun en aquellos lugares donde prevalece el voseo) y de un vocabulario neutral.
(Jaime Rest, “Reflexiones de un traductor”, en Sur, op. cit., p. 196)

(Los ejemplos están entresacados del capítulo "La corrección de traducciones", de mi libro Cómo corregir sin ofender.)

9.12.05

Translation Notes es un excelente blog de Julio Juncal sobre traducción.
Más precisamente: "Translation resources, news, ideas, and tools relating to translation from English and French into Spanish or vice versa."

8.7.05

Incursiones en Faulkner

de Juan Carlos Onetti

Hace tiempo y allá lejos pude mantenerme vivo durante un año haciendo traducciones. Durante 12 meses tuve techo y alimento. Pero nada más. Debo considerar también la felicidad de no tener que cumplir un horario, salvo los que yo mismo me marcaba y muy raras veces cumplía.
Poco quedaba de esa felicidad cuando se acercaba la fecha en que me había comprometido a hacer la traducción. Entonces, como hacen muchos estudiantes en el día anterior al terror del examen, se imponía un día con su noche y la ayuda de la bencedrina.
A un amigo le encargaron la traducción de cuentos de Faulkner. Le pedí que me dejara traducir "Todos los pilotos muertos", para mi placer y sin cobrar nada. Como este cuento es mi favorito de entre todos los que escribió Faulkner, encaré mi tarea con mucho respeto. Traté de conseguir traducciones anteriores y me encontré con una en castellano bonaerense, muy mala. También había otra en francés con errores insoportables y que alteraban la psicología del personaje. Poco tiempo después, me dediqué a rastrear algunas de las infamias que se habían hecho al traducir obras del genial norteamericano.
Comienzo con Lena, muchacha tan fácil de querer. Ningún esfuerzo es necesario para verla caminar kilómetros de caminos polvorientos desde el profundo sur hasta el profundo sur. Lleva, indomable, el peso de un feto de varios meses y debe encontrar al padre de su hijo. Calcula dar a luz en el mes de agosto y recuerda, con restos de dulzura, por qué.
Así, Guillermo de Torre en la editorial Losada se encontró con que una traducción literal del título, Luz en agosto, resultaría confusa para los lectores. Se inclinó entonces por Luz de agosto, aunque la luz de este mes en Buenos Aires, donde estaba la editorial, es gris y tristona. Agosto se soporta porque antecede a septiembre y su primavera.
De todos modos, luz de cualquiera de los doce meses se puede titular algún libro inédito de poemas.
Prosiguiendo con mis recuerdos, me encuentro ahora con un libro llamado, en su primera traducción al castellano, Intruso en el polvo. Hay, a propósito, una divertida anécdota. Cuando Faulkner fue descubierto en Europa, sus compatriotas sospecharon, sin mayor entusiasmo, que en su país existía un gran escritor. Faulkner empezó a divertirse cambiando los títulos de sus libros, y así Intruder in the dust también se llamó Flags in the dust y, ya más seguro de la aceptación de su talento, alteró también el título de algún cuento.
La novela The stealers (Los ladrones) se llamó The reavers. Pero a Faulkner le gustaba más deletrearlo en escocés arcaico: The reivers. Decía: "Esto suena más fanfarronesco que reavers, que es la palabra americana que significa lo mismo, pero resulta más suave, demasiado parecido a weavers, urdidores de cuentos”.
Luego de la publicación de The reivers solía decir: "Generalmente, mis lectores se quedan perplejos con el contenido de mis libros. Esta vez solamente se quedarán perplejos con el título”.
Cuando alguien le preguntó por qué hacía eso, dijo que estaba harto de que muchos de sus compatriotas dijeran que no habían entendido algunas de sus novelas y que estaba más que harto de aconsejar que las leyeran otra vez. Ahora, por lo menos, se preguntarían qué querría decir ese título.
Intruder in the dust fue traducido en Buenos Aires como Intruso en el polvo. Con gran expectativa, compré el libro convencido de que asistiría ala caída de algún intruso derrotado y mordiendo el polvo.
Pero nada de eso había en el libro, ya que el traductor había interpretado la palabra dust de acuerdo con la primera acepción que ofrecía el Appleton o diccionario equivalente. No tuvo paciencia para encontrar una línea más abajo que dust también quería decir pelea, riña, polvareda. Señalo que como novela es bastante floja y que está llena de maldita buena intención. Pero lo que quiso decir Faulkner en el título y en el texto fue que el norte no debía intervenir en el problema blanco-negro del sur del país. Prometió, sin mayor esperanza, que algún día o año situado en el infinito, los blancos y los negros sureños darían fin a sus diferencias y todo terminaría en un fraternal abrazo, final feliz.
Leí dos versiones en idioma castellano de The reivers. Una se llamaba Los ladrones, otra Los rateros. En una de ellas volví a encontrarme con el prostíbulo de Miss Reba. Ahora ya no estaba allí Popeye, a quien le había hecho el verdugo un peinado casi instantáneo. Recuerdo que en cambio había un negro alto y robusto que, según creo, tenía el vientre cruzado por una gruesa cadena de reloj. Además, era el manager de un adolescente que ostentaba el récord de hacer el amor muchas veces en un solo encuentro. El negro aceptaba desafíos con los pupilos de otro manager. Se hacían apuestas por dinero, hasta que un triste día, por ambición del negro y por vanidad de su pupilo, éste fracasó de forma lamentable.
En otra versión no recuerdo haber encontrado ni manager negro y tal vez ni siquiera a Miss Reba y su hospitalaria casa.
Desconozco si esta amputación en una de las dos versiones es culpa del traductor o de instancias superiores. Confío en que algún día me lo explicarán.
Y para terminar por ahora, recuerdo que en la traducción firmada por Borges de Palmeras salvajes, en la parte llamada El viejo, se dice al final que el penado alto, luego de escuchar las peripecias que el Mississippi le impuso a su compañero de prisión, resumió su opinión en una sola palabra: mujeres.
Muchas veces, cuando me cuentan alguno de esos pequeños disturbios aldeanos provocados por una dulce señora o señorita, me he limitado a comentar la anécdota o chisme repitiendo: "Mujeres, dijo el penado alto”.
Pero hoy, al documentarme muy severamente para escribir este artículo, descubro que la totalidad del comentario del penado alto fue:
–Women shit.
Con perdón de Borges.

(EFE, 4/1991)

18.1.05

Volviendo a un tema anterior: el nombre de las ciudades y su traducción.
Hojeo una edición algo bizarra de las Memorias de Goethe que me acabo de comprar, sólo por vicio: Buenos Aires, Dipylon, 1948, sin mención de traductor. Tiene como subtítulo "Poesía y realidad", en vez del clásico "Poesía y verdad", pero esto no es nada. En un momento se habla de la "paz de Aix-la-Chapelle". Se trata, evidentemente, de la paz de Aquisgrán, de 1748 (curiosamente, a dos siglos de la fecha de edición). O bien, en alemán, de la "Frieden von Aachen". Por lo cual podríamos deducir que la traducción, no acreditada, se hizo del francés y no del idioma original.

17.6.04

Edizión

Reflexiones conservadoras sobre la decadencia de la edición (parte I).
¿Ya no quedan traductores/editores/correctores?
Quizás, así como van desapareciendo los lectores.
Hace poco, en un libro de traducción reciente (que no voy a mencionar, por pacto de silencio corporativo), entre los muchos "consistente" (en lugar de "coherente"; falso amigo por el inglés consistent) y "eventualmente" (en lugar de "finalmente"; ídem por eventually), se deslizó un gracioso "la Invencible Armada".
Recién acabo de ver en otro libro (editado en España) una insólita versión del título del clásico pacifista de Erich Maria Remarque Im Westen nichts Neues: "Nada nuevo en Occidente" (!!!). Ni el traductor ni el editor (seguramente tampoco los lectores) parecen haber oído hablar alguna vez de Sin novedad en el frente.