Marcos y Sara van por la 4ª
entrega, ya parece un culebrón sin ningún final. El desencuentro de la playa
sucedió sin más, sin culpables. Ahora, se disponen, con mucho tiento, a
enfrentarse al cuarto encuentro, cargado, ¡cómo no! de dudas y sin proponérselo, de
absurdas supersticiones.
Otra vez subida en su
Mini, ahuyentando los fantasmas, camino de su cita. Ha salido
temprano para no encontrar retenciones, todo despejado, pero al incorporarse
a la última salida de la V-30, un cartel
en el pórtico anuncia retención. ¡No
puede ser verdad, otra vez no!
Una activa linterna
fosforescente le hace guiños para que se arrime al arcén, Sara obedece con la
sensación de un nudo en la garganta y la conversión repentina a creyente en
fábulas, fantasmas y otras santerías. ¡Alguien nos ha echado una maldición, no
puede ser!
El Guardia Civil que la ha
parado, se dirige a ella con un despliegue de aparatitos metidos en
bolsitas de plástico. Saca uno desconocido, no es la típica boquilla de control
de alcoholemia. Le pide con total corrección que se pase el dispositivo por la
lengua y le informa que es un nuevo control de consumo de sustancias ilegales.
Sara, es muy aprensiva y eso de meterse en la boca algo que no sea
comida, lo lleva mal, hasta una simple piruleta le provoca náuseas. Ahora, se tiene que
pasear por la lengua un artilugio parecido a un “chupa chups” Está preocupada, intenta metérselo abriendo
bien la boca y le da la primera arcada, aquel garrido agente de la benemérita,
ante el impulso de Sara se retira de un salto, pues ve venir algo incontrolado. Vuelve a
insistirle, ahora desde una distancia mayor. Sara se tapa la nariz para no notar
el sabor a plástico encerado, pero
no ha contado con el sentido del tacto,
su otro sentido más sensible. Es una sensación áspera y untuosa a la vez, 2ª
arcada. El Guardia Civil, demasiado joven y con poca experiencia está empezando
a sentir empatía con Sara y comienza a notarse el estomago un poco revuelto,
pero insiste, -¡sólo tiene que pasarse la lengüeta unos segundos!-. Ella le
responde que no es intencionado, desde pequeña rechazó hasta el chupete, es
algo visceral, pero…vuelve a intentarlo y… va la 3ª arcada que casi logra su
propósito.
Sara se repone y se aproxima al
agente para pedirle otro sistema de control, pero el agente en cuestión, está
inclinado dos metros por delante, vaciando su estómago. No sabe que
decirle y se vuelve al coche. El guardia, una vez aliviado, se dirige a ella y con cara de vegetal
caducado, le retira el artilugio y poco más que la echa de aquella cuneta
bautizada. Sara recupera la compostura y se dispone a emprender el camino hacia
su destino, ¿estará Marcos esperándola?.... ¡esta vez sí…!
Sara y Marcos, por fin, se han
encontrado. Sorprendentemente ……todo está bajo control…
Así es, todo bajo control, y eligiendo destino estas cortas vacaciones. Suponemos que después de la entrada tan persuasiva que Sombra nos dejo ayer, nadie se atreverá a pisar de más el acelerador.
Felices breves vacaciones, queridos Calados y Lectores.....y mucho cuidado si cogéis el coche.
Las Gemelas del Sur