Llegados
a este punto del camino, todos y todas, sabemos lo importante que son los
pensamientos, palabras y acciones positivas en nuestras vidas y en las vidas de
los que nos rodean.
Por
nuestra experiencia conocemos bien esos días en los que todo parece ir en
nuestra contra. Mañanas en las que te hubieras quedado en la cama sin dudarlo. Tu
mente en esos casos alardea de su poder y perseverancia: “No puedes hacer nada. Hoy no es tu día”. Y parece que te arrastras
por las calles sin tener muy claro hacia donde te llevaran esas palabras.
Sin
embargo, y te animo a que hagas la prueba, esos momentos en los que te sientes
sin fuerzas pueden mitigarse con la sola voluntad de hacerlo.
Aunque
te cueste al principio, aunque creas que no serás capaz… hazlo. Ponte música,
canta con ella y baila con todo tu cuerpo. Aprende de los niños y niñas que te
rodean. Son pura energía, incluso cuando están malos.
Reaccionar
a los momentos más bajos te hará sentir más motivada para seguir hacia delante.
Porque
además, ya lo has sentido en tu mente y en tu cuerpo. Ya has notado esas horas,
minutos o segundos mágicos en los que has podido levantarte y seguir andando a
pesar de la heridas. Eres un luchador
lleno de marcas, que te recuerdan cómo has llegado hasta aquí.
Por
eso, antes de seguir abajo, antes de venirte abajo, habla contigo. Anímate a
seguir a esa parte de ti que sabe flotar en los momentos más oscuros.
Muchas cosas buenas de hoy,
dependen de ti.
Haz
aquello que sabes que te hará bien.
Comienza
a caminar como si nunca lo hubieras hecho.
Y
no dejes de repetirte: ¡Yo puedo!
Porque
puedes.
Claro
que puedes.
Todos
Podemos.