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155 pages, Paperback
First published October 4, 2006
Verano de 2005, Filadelfia, estoy frente a Camille Paglia, realizando una entrevista para un documental. Asiento con la cabeza entusiasmada escuchándola: «En los años sesenta, en los campus universitarios, se encerraba a las chicas en los dormitorios a las seis de la tarde, mientras que los chicos podían hacer lo que querían. Nosotras preguntamos: “¿por qué esta diferencia de trato?”. Nos explicaron: “porque el mundo es peligroso; corréis el riesgo de ser violadas”. Respondimos: “entonces dadnos el derecho de correr el riesgo de ser violadas”».
—¿Cómo defines el trabajo sexual?
—Eso mismo me pregunto: ¿qué es trabajo sexual? ¿Penetración de boca, vagina y ano? ¿Eso es trabajo sexual? Una mujer que realiza un trabajo sexual no es una mujer sino una boca, una vagina y un ano. A eso nos reduce ese trabajo, no somos personas, no tenemos un cuerpo las putas porque un cuerpo es un todo. [...]
Doy talleres a jueces y policías y les digo: “definamos juntos qué es el trabajo sexual y qué produce una puta”. Llamemos a las cosas por su nombre, le choque a quien le choque. En Argentina las que defienden el trabajo sexual dicen que hay que inscribirse como monotributista (autónoma). ¿Contribuir todavía más al Estado por ser explotada sexualmente? Y cuando se factura, ¿por qué concepto? ¿Cuáles son los servicios sexuales? ¿Te digo cuáles son los servicios sexuales en Argentina que se deberían facturar? Hablo con ejemplos del lenguaje fiolo, un lenguaje que tapa, maquilla y distorsiona la realidad. [...]. Ahora, te pregunto, ¿eso puede ser considerado un trabajo? Lo que me hicieron a mí, tan frecuente, un bautismo: ¿eso se puede considerar un derecho? Todo el mundo que defiende el trabajo sexual no describe a qué se le llama trabajo sexual.
Je trouve ça formidable qu'il y ait aussi des femmes qui aiment séduire, qui sachent séduire, d'autres se faire épouser, des qui sentent le sexe et d'autres le gâteau du goûter des enfants qui sortent de l'école. Formidable qu'il y en ait de très douces, d'autres épanouies dans leur féminité, qu'il y en ait de jeunes, très belles, d'autres coquettes et rayonnantes. Franchement, je suis bien contente pour toutes celles à qui les choses telles qu'elles sont conviennent. C'est dit sans le moindre ironie. Il se trouve simplement que je ne fais part de celles-là. Bien sûr que je n'écrirais pas ce que j'écris si j'étais belle, belle à changer l'attitude de tous les hommes que je croise.
I think it's great that there are also women who like being seductive, who know how to be seductive, and others who happily marry themselves off; some who give off an air of sex appeal and others who give off an air of kids' packed lunches. It's awesome that some are very sweet and others who glow with femininity; that some are young and gorgeous, others coquettish and radiant. I'm genuinely happy for all those women who find that the way things are suits them. I say that completely unironically. It just happens that I'm not one of them. Of course I wouldn't write what I write if I were beautiful – beautiful enough to change the attitude of all the men I came across.
Difficile de ne pas penser que ce que les femmes respectables ne disent pas, quand elles se préoccupent du sort des putes, c'est qu'au fond elles en craignent la concurrence. Si la prostituée exerce son commerce dans des conditions décentes, les mêmes que l'esthéticienne ou la psychiatre, si son activité est débarrassée de toutes les pressions légales qu'elle connaît actuellement, la position de femme mariée devient brusquement moins attrayante. Car si le contrat prostitutionnel se banalise, le contrat marital apparaît plus clairement comme ce qu'il est : un marché où la femme s'engage à effectuer un certain nombre de corvées assurant le confort de l'homme à des tarifs défiant toute concurrence. Notamment les tâches sexuelles.
It's hard not to feel that what respectable women aren't saying, when they're concerning themselves with what happens to whores, is that ultimately they fear the competition. If the prostitute practised her trade in decent conditions, like a beautician or a psychiatrist – if her activities were released from all the legal pressures they're currently under – then the position of the married woman would become suddenly less attractive. Because if the prostitute's contract becomes normalised, the marital contract can be seen more clearly for what it is: a transaction where women commit to carrying out a number of duties guaranteeing a man's comfort at unbeatable rates. Notably sexual tasks.
Comme le travail domestique, l'education des enfants, le service sexuel féminin doit être bénévole. L'argent, c'est l'indépendance.
Like housework, or raising children, female sexual services must be unpaid. Money would mean independence.
Il ne s'agit pas d'opposer les petits avantages des femmes aux petits acquis des hommes, mais bien de tout foutre en l'air.
It's not about setting the few advantages of women against the few gains of men, but rather about knocking the whole fucking thing down.
Por primera vez, alguien valoraba la capacidad de recuperarse de una violación, en lugar de explayarse en la serie de traumas. Desvalorización de la violación, de su alcance, de su resonancia. Eso no anulaba nada de lo que había pasado aquella noche
El único punto en común que he podido encontrar entre todas las chicas con las que me he cruzado es, evidentemente, la falta de dinero.
Hoy escuchamos a hombres que se lamentan de que la emancipación femenina les desviriliza. Echan de menos un estado anterior, en el que su fuerza estaba enraizada en la opresión femenina. Olvidan que esta ventaja política que se les había concedido tenía un coste: el cuerpo de las mujeres pertenecía al de los hombres; en contrapartida, el cuerpo de los hombres pertenecía a la producción, en tiempos de paz, y al Estado, en tiempos de guerra.