Me supongo a la pobre Elfriede en el juicio, sentada allá abajo, hirviendo de rabia, rumiando contra los todopoderosos del estrado, mentando a los ancMe supongo a la pobre Elfriede en el juicio, sentada allá abajo, hirviendo de rabia, rumiando contra los todopoderosos del estrado, mentando a los ancestros de los abogados, vomitando improperios imaginarios, descargando su vena sádica hasta la paranoia. Porque de eso se trata todo esto, de una intrincadísima paranoia....more
Aunque en el fondo me ha parecido tan irónico y suculento como siempre, no deja de tratarse del desarrollo de un tema menor. Desde luego no me ha supuAunque en el fondo me ha parecido tan irónico y suculento como siempre, no deja de tratarse del desarrollo de un tema menor. Desde luego no me ha supuesto un shock como la Crítica de la razón cínica. Lo mejor, el capítulo sobre la deriva política del agrisamiento en la historia de Europa, con sus "zonas grises" geopolíticas. (Que el autor diga, cuando escribió esto en 2022, que las democracias europeas se encaminan hacia un horizonte verde-gris "si no interrumpe la tendencia un renacimiento anarquista o si no se levanta una fuerte brisa liberal", me ha parecido ingenuo, con la que está cayendo, pero muy esperanzador)....more
Durante la 1ª Guerra Mundial, Thomas Mann dejó a un lado su novela en curso "La montaña mágica" para escribir este volumen, abatido e irritable como nDurante la 1ª Guerra Mundial, Thomas Mann dejó a un lado su novela en curso "La montaña mágica" para escribir este volumen, abatido e irritable como no lo estaría ni siquiera en su posterior exilio. En estas Consideraciones no se refiere solamente a la decadencia, a la guerra como proceso de regeneración vital, a la vida sobredeterminada por la política de las instituciones, sino que también aprovecha para poner de manifiesto la distancia ideológica que lo separa de su odiado hermano Heinrich –aquel que había afeado los impulsos homoeróticos de juventud de Thomas– más afrancesado, defensor de la democracia, la civilización y el progreso.
En los sucesivos capítulos, mientras millones de soldados mueren en las trincheras, se esfuerza por defender una Alemania de las ciudades contra la Entente Cordiale de Francia e Inglaterra, con esa innata condición protestataria que paradójicamente odia la revolución: su Alemania es un país de individualistas románticos con formación intelectual fundamentada en Schopenhauer, Nietzsche y Wagner, de burgueses ascetas nacionalistas, para los que el trabajo es el símbolo ético de la vida y que tienen un sentimiento patriótico por el idioma; pero sobre todo, dice, es un país portador de la Cultura con C mayúscula: el carácter alemán es cultura, alma, libertad, arte, y no civilización, sociedad, derecho al voto y literatura. Será en los capítulos finales, en los que Mann termina por concretar una teoría estética aplicable a su propia obra, en la que no hay más belleza que la crítica de la realidad y la moral y en la que el uso de la ironía es la verdera "política interna" a la que todo artista debe agarrarse.
Desde nuestra sensibilidad de hoy, todo el relato puede verse como un delirio de orgullo y de fanatismo irritado, como una refinadísima pataleta, pero hay que comprender que Mann habla desde la ironía – el radical es un nihilista, el ironista es conservador –, y que lo hace desde la perspectiva de un "hombre inútil", el tipo de hombre que no sirve románticamente para nada: No, lo admito, no soy un caballero de la época; tampoco soy un "líder", ni lo quiero ser. En lo intelectualmente esencial soy un hijo del siglo XIX: el romanticismo, el nacionalismo, el civismo, la música, el pesimismo, el humor son los elementos atmosféricos de mi ser....more
Kirsty Bell, de profesión crítica de arte, intenta psicogeografiar una vasta ciudad como Berlín —bueno, más bien solo una parte, alrededor de donde elKirsty Bell, de profesión crítica de arte, intenta psicogeografiar una vasta ciudad como Berlín —bueno, más bien solo una parte, alrededor de donde ella vive actualmente— con ayuda de una bicicleta, mapas impresos y lecturas de historia cultural. De vez en cuando convoca su historia personal de un matrimonio fallido haciendo paralelismos entre su trauma personal y el trauma colectivo de esta pantanosa ciudad. Todo traído por los pelos. Si a eso le añadimos una pelín de feminismo, cuatro citas de Walter Benjamin y una pizca de misticismo New Age, lista la receta.
Definitivamente no soporto los libros que resultan ser un entretejido de entradas de Wikipedia y unas cuantas referencias online. Aquí la literatura está ausente, no hay más aporte, no hay razonamiento, no hay juicio. Por no hablar de los gazapos de traducción, siempre confundiendo el "modernismo" con lo "moderno" y/o lo "contemporáneo". Le concedo una estrella porque al menos la edición se acompaña de unos cuantos viejos mapas de Berlín, pero abandono a un tercio de que se acabe....more
Nunca se lee el mismo libro dos veces. Hace veintitantos años lo hubiera puntuado bajo, pero hoy le doy cinco estrellas. Ahora sé que requiere haber vNunca se lee el mismo libro dos veces. Hace veintitantos años lo hubiera puntuado bajo, pero hoy le doy cinco estrellas. Ahora sé que requiere haber vivido, un lectura lenta y un tiempo de digestión prolongado.
Claudio Magris escribe en un café triestino sobre la experiencia del viaje que realizó con unos amigos a lo largo del río desde la Selva Negra al Mar Negro. Este es un río de vital importancia en la cultura mitteleuropea, y aunque nace de un simple canalón que vierte su agua de un grifo que gotea, si se cerrara ese grifo, ¿Viena, Bratislava y Budapest quedarían secas? Cualquier hallazgo en sus orillas de una placa, museo o castillo desata un sinfín de disertaciones cultas y multidisciplinares, y es que leyendo a Magris es inevitable que una confunda cultura con erudición. Lo tachan de erudito, cuando en realidad demuestra ser un gran hombre culto, puesto que este texto no supone solo un almacén de autores leídos, sino una forma de razonar muy peculiar, profunda y mansa como las aguas del Danubio. En todo momento está tratando de demostrar si este río, envuelto en un halo simbólico antialemán, es un emisario de las aguas germánicas, de la 'Kulturnation', en Oriente.
No voy a negar que aunque el contenido sea fecundo, el estilo es árido y de gran sobriedad. Pero lo que me realmente me fascina es la imprevisibilidad de cada capítulo. Tomando como excusa una ciudad local, puede versar sobre la ciencia universal de la guerra, el inexorable paso del tiempo, los campos de exterminio, los turcos o el comunismo. Absténganse los que esperen un cuaderno de bitácora del turista o una guía Lonely Planet. No se trata de lugares o personajes, ni de medialunas, ni del Café Central, Francisco José o Musil, sino del trazado del auténtico espíritu, del Genius Loci, de la cultura danubiana....more
Primera parte de la trilogía "Los sonámbulos", escrita en los años treinta del siglo XX, que refleja la decadencia centroeuropea finisecular.
El hecho Primera parte de la trilogía "Los sonámbulos", escrita en los años treinta del siglo XX, que refleja la decadencia centroeuropea finisecular.
El hecho de que el escritor Hermann Broch quisiese ser matemático y filósofo y acabase viviendo de la industria textil de su familia, seguramente ha influido en la idea del personaje de Joachim von Pasenow, exhortado a abandonar su carrera militar y a trasladarse al hogar familiar para dedicarse a la hacienda campestre.
Berlín, 1888. Pasenow es la encarnación del hombre atribulado y desorientado que vaga sin referencias fijas presa de un sistema de valores caduco. En su mundo los hombres morirían por honor o por el rey, pero en la realidad los civiles desean ser comerciantes sin conciencia y las mujeres incluso "trabajar". Cómo conservar a Dios en tiempos de máquinas y trenes. Cómo lidiar con el rechazo y fascinación hacia Bertrand, antiguo compañero de regimiento, convertido ahora en industrial mundano. Cómo no odiar a los padres que determinan la vida de uno. Cómo huir del matrimonio de conveniencia y sucumbir a la pasión por la bohemia disoluta Ruzena.
En fin, la disonancia entre lo que piensa y lo que realmente le ocurre y el constante refugio tras el uniforme como metáfora del orden, hacen de este personaje un ser digno de conmiseración....more