Javier de la Peña Ontanaya's Reviews > La Señora Berta Garlan
La Señora Berta Garlan
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** spoiler alert **
Este es un breve capítulo de la vida de una mujer llamada Berta Garlan. Viuda, madre de un niño de 5 años con el que vive en un pueblo austriaco gracias a la ayuda inestimable de la familia de su difunto marido.
Un día descubre en la prensa la noticia de que un violinista antiguo amor suyo de adolescencia ha recibido una importante condecoración en España por parte de la reina. En ese momento lo extraña y escribe anhelando revivir viejos momentos pero consciente de que puede ser una empresa difícil. Sorprendentemente para ella Emil, que así se llama, la recuerda y responde vivamente e invitándola a ir a Viena y reencontrarse después de tantos años.
Berta fantasea con Emil y se encuentra en una situación incómoda, pues tiene que mentir a sus cuñados para buscar una excusa de un viaje a Viena. En el trayecto rememora sus años mozos en Viena, en un bonito pasaje algo ‘proustiano’ y sigue encumbrando a su amado Emil.
Allí se encuentran en un museo y todo es de color de rosa, especialmente para ella. Sin embargo, se hace evidente que el tal Emil oculta algo. Todo debe ser rápido, discreto, mientras ella goza cada instante y abrazo. A mediodía Emil dice a Berta que tiene que irse y que volverán a verse a la tarde, lo que descoloca a Berta, que confiaba en pasar el día con él. Vuelve al hotel y a las siete se ven de nuevo. Emil, en vez de llevarla a su casa, la lleva a una lóbrega habitación (quizá prestada a modo de picadero) lo que sigue confundiendo a Berta. Al día siguiente se despiden momentáneamente, pues Emil tiene un concierto que dar, pero no se verán más ese día, pues cancela el reencuentro con un telegrama y Berta, más confusa aún, vuelve a Viena.
El relato, de apenas 200 páginas, encierra un suspense realmente interesante. El autor nos ofrece un pequeño dibujo psicológico de los personajes y podemos ver cómo Berta cae en la trampa amorosa desde el primer momento. Todo para ella es precioso y sin parangón, mientras que observamos como Emil actúa cariñoso pero interesado, a veces incluso molesto y tratando de no implicarse demasiado, siempre misterioso.
Cuando Berta recibe el telegrama de que Emil no puede verla antes de que ella se marche, vuelve a escribirle para recordarle que no se preocupe, que aún dispone de dos días más (“se habrá olvidado, pobre” llega a pensar Berta) a lo que Emil vuelve a escribir diciendo que aún así no puede verla, lo lamenta y espera verla pronto. Ella sigue mintiéndose, nos miente a los lectores recordando lo cálido que fue cuando todos sabemos que está usándola. Esta parte fue patética pero muy original.
Ya en la aldea vuelve y se siente pecadora ante los ojos de su hijo y de sus cuñados y sobrinos. Pero, de igual manera, se siente superior a los demás aldeanos paletos a los que ridiculiza interiormente y ella se sitúa en un plano superior al contar con un amante en la gran Viena, su amor de juventud y exitoso Emil. En una última carta, Emil dice a Berta que su idea de irse a vivir a Viena es alocada y que lo mejor es verse una noche cada cuatro o seis semanas, pues su vida de viajes no da para más. Aquí Berta comprende que el Emil que ella idealizaba es simplemente inexistente y que solo es un aventurero sin ningún interés por ella salvo el sexual.
Hay otros personajes realmente peculiares en esta pequeña obra. El señor y la señora Rupius es un matrimonio que vive engañado. Él está paralítico y ella lo cuida pero a la vez quiere vivir la vida, lo que la convierte en la única confidente de Berta. El marido sospecha que ella lo va a abandonar tras años de cuidados, pero su mujer muere en extrañas circunstancias por una infección en un dedo tras un viaje a Viena y en el que creo que Emil podría tener algo que ver con ella.
Una novela que di por casualidad en la biblioteca, un autor desconocido totalmente Arthur Schnitzler pero que ofrece una novela corta sencillamente preciosa. Podemos encontrar elementos ‘proustianos’ en Berta, que la corroe la duda, la sospecha y los infinitos pensamientos en su amor Emil. Después pasa al desengaño y a la traición con un amargor evidente. Y no solo eso, sino la angustia de vivir una vida de provincias que no desea y que la mata poco a poco en un ambiente asfixiante. Una verdadera joya que he disfrutado como hacía mucho no lo hacía.
Un día descubre en la prensa la noticia de que un violinista antiguo amor suyo de adolescencia ha recibido una importante condecoración en España por parte de la reina. En ese momento lo extraña y escribe anhelando revivir viejos momentos pero consciente de que puede ser una empresa difícil. Sorprendentemente para ella Emil, que así se llama, la recuerda y responde vivamente e invitándola a ir a Viena y reencontrarse después de tantos años.
Berta fantasea con Emil y se encuentra en una situación incómoda, pues tiene que mentir a sus cuñados para buscar una excusa de un viaje a Viena. En el trayecto rememora sus años mozos en Viena, en un bonito pasaje algo ‘proustiano’ y sigue encumbrando a su amado Emil.
Allí se encuentran en un museo y todo es de color de rosa, especialmente para ella. Sin embargo, se hace evidente que el tal Emil oculta algo. Todo debe ser rápido, discreto, mientras ella goza cada instante y abrazo. A mediodía Emil dice a Berta que tiene que irse y que volverán a verse a la tarde, lo que descoloca a Berta, que confiaba en pasar el día con él. Vuelve al hotel y a las siete se ven de nuevo. Emil, en vez de llevarla a su casa, la lleva a una lóbrega habitación (quizá prestada a modo de picadero) lo que sigue confundiendo a Berta. Al día siguiente se despiden momentáneamente, pues Emil tiene un concierto que dar, pero no se verán más ese día, pues cancela el reencuentro con un telegrama y Berta, más confusa aún, vuelve a Viena.
El relato, de apenas 200 páginas, encierra un suspense realmente interesante. El autor nos ofrece un pequeño dibujo psicológico de los personajes y podemos ver cómo Berta cae en la trampa amorosa desde el primer momento. Todo para ella es precioso y sin parangón, mientras que observamos como Emil actúa cariñoso pero interesado, a veces incluso molesto y tratando de no implicarse demasiado, siempre misterioso.
Cuando Berta recibe el telegrama de que Emil no puede verla antes de que ella se marche, vuelve a escribirle para recordarle que no se preocupe, que aún dispone de dos días más (“se habrá olvidado, pobre” llega a pensar Berta) a lo que Emil vuelve a escribir diciendo que aún así no puede verla, lo lamenta y espera verla pronto. Ella sigue mintiéndose, nos miente a los lectores recordando lo cálido que fue cuando todos sabemos que está usándola. Esta parte fue patética pero muy original.
Ya en la aldea vuelve y se siente pecadora ante los ojos de su hijo y de sus cuñados y sobrinos. Pero, de igual manera, se siente superior a los demás aldeanos paletos a los que ridiculiza interiormente y ella se sitúa en un plano superior al contar con un amante en la gran Viena, su amor de juventud y exitoso Emil. En una última carta, Emil dice a Berta que su idea de irse a vivir a Viena es alocada y que lo mejor es verse una noche cada cuatro o seis semanas, pues su vida de viajes no da para más. Aquí Berta comprende que el Emil que ella idealizaba es simplemente inexistente y que solo es un aventurero sin ningún interés por ella salvo el sexual.
Hay otros personajes realmente peculiares en esta pequeña obra. El señor y la señora Rupius es un matrimonio que vive engañado. Él está paralítico y ella lo cuida pero a la vez quiere vivir la vida, lo que la convierte en la única confidente de Berta. El marido sospecha que ella lo va a abandonar tras años de cuidados, pero su mujer muere en extrañas circunstancias por una infección en un dedo tras un viaje a Viena y en el que creo que Emil podría tener algo que ver con ella.
Una novela que di por casualidad en la biblioteca, un autor desconocido totalmente Arthur Schnitzler pero que ofrece una novela corta sencillamente preciosa. Podemos encontrar elementos ‘proustianos’ en Berta, que la corroe la duda, la sospecha y los infinitos pensamientos en su amor Emil. Después pasa al desengaño y a la traición con un amargor evidente. Y no solo eso, sino la angustia de vivir una vida de provincias que no desea y que la mata poco a poco en un ambiente asfixiante. Una verdadera joya que he disfrutado como hacía mucho no lo hacía.
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La Señora Berta Garlan.
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December 11, 2023
–
Started Reading
December 11, 2023
– Shelved
December 17, 2023
–
Finished Reading