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lunes, 23 de agosto de 2010

EL PANTANO DE LOS CUERVOS

Manuel Caño ¿era un cineasta experimental? ¿Era un visionario? ¿Un artista incomprendido? ¿Un surrealista adelantado a su tiempo? ¿O simplemente un negado, un autentico paquete que llegó a hacer cine sin tener una sola gota de talento?
a juzgar por la mayoría de sus películas, yo diría que lo ultimo.
La película se encuentra en ese fino hilo que separa (y diferencia) el cine artístico de la chapuza.
Y es que me da la sensación, que aunque no hay nada coherente en el argumento de EL PANTANO DE LOS CUERVOS, en la cabeza de Caño, seguro que si que lo había, pero era incapaz de plasmarlo en imágenes.
La cosa va de un científico, que experimenta con personas y que tras experimentar con ellas, las arroja a un pantano, por el que vuelan unos cuervos (sacados de algún documental de National Geographic) mientras un Fernando Sancho hace de grasiento policía que trata de darle caza.
Un tostón de los que ya no se hacen… ¿desgraciada o afortunadamente? No lo se exactamente.
No pasa nada en la película. Vamos viendo imágenes desagradables, fetos en formol, miembros amputados, mientras lo intercala con actuaciones de grupos ye-yés de la época y escenas de amor surrealistas. Toda ella muy rara.
Y cuando (aunque nos aburrimos) estamos a punto de tomarnos la película en serio, aparece Fernando Sancho, recién salido de algún Spaguetti Western, metiéndose entre pecho y espalda un plato de huevos fritos con chorizo, mientras uno de sus ayudantes le arroja a la misma mesa en la que está comiendo, una mano amputada encontrada en el camino que hay entre el laboratorio y el pantano. Sancho, lejos de inmutarse, suelta cuatro blasfemias y da ligeros toques a la podrida mano, con el tenedor con el que está comiendo. Una escena de antología. Eso si, tras esto, ya no te puedes tomar en serio esta película, a pesar de sus prometedor y extraño comienzo.
Por lo demás, tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano (pero esfuerzo, esfuerzo…) mientras la veía para no dormirme, porque manda huevos, que puto coñazo. Ahora, ¿Por curiosidad? Véanla. ¡Ah! Y es una co-producción hispano-Ecuatoriana. Que co-producción mas rara…
De Manuel Caño, también hemos reseñado por aquí, este tostón, del que tampoco dije cosas mejores.

lunes, 17 de enero de 2022

MALA UVA

“Mala uva” sería un ejemplo de ese cine español  de presupuesto medio-bajo que se estiló durante la década de 00 y que pobló las carteleras de nuestras salas comerciales en  periodos no superiores a una semana. Si llegaban a una segunda semana de exhibición, era compartiendo pantalla con otra película que, con mucha más vida, ya estaba dando sus últimos coletazos. En definitiva, no acudía a verlas ni el Tato. Pero se facturaron unas cuantas de esta categoría. Categoría que, quizás, han tenido que pasar de 18 a 20 años para que, retrospectivamente, seamos conscientes de que existía (lo del presupuesto medio-bajo) y que, cuajadas de ayudas de diferentes entidades gubernamentales o no, si consultamos los datos de estas películas en la base del Ministerio de Cultura, nos escandalizaremos al ver que, ni tan siquiera, llegaban a cubrir sus presupuestos. Es más, la mayoría de las veces no se llegaba a recaudar ni la mitad de lo que habían costado  —y eso que obviamos en estas recaudaciones los pases fantasma que se programaban con el fin de llegar al mínimo de recaudación necesario para recibir más subvenciones, que ese sería otro tema—.
Al margen de estos tejemanejes, las películas, películas son, y en ningún caso estas pueden quedar exentas (o sí) de interés.
Así, llegamos a esta “Mala uva” del año 2004 cuya repercusión en su momento fue visto y no visto, así como a día de hoy es una película casi invisible.
Se trata de una suerte de comedia negra en la que un ex asesino a sueldo retirado se ve en una situación económica complicada; invirtió en viñedos que se han visto destrozados por culpa de un gusano que arrasa con las cosechas. Por otro lado, y en esta tesitura, es extorsionado por antiguos clientes que le requieren para un último trabajo: Tiene que vigilar a cierto individuo y, si se le ordenarse, matarlo. Si se niega, harán llegar a la policía un dossier con sus actividades pasadas como asesino a sueldo. No le queda más remedio entonces, que completar el trabajo. Durante su vigilancia, nuestro protagonista vivirá toda serie de estrafalarias situaciones, que van desde lidiar con vecinos de lo más desquiciados a enamorarse de una policía que, de alguna manera, le complicará el desempeño de su último trabajo.
Dirigida por Javier Domingo, que tras un par de cortos debutaba para la gran pantalla, y con un libreto escrito por él mismo al que el protagonista, el propio Sancho Gracia, le pega unos últimos retoques, “Mala uva” es una película muy extraña, primero porque es confusa e imperfecta, y segundo porque es lineal en su desarrollo. Y nunca pasa nada. Así que básicamente nos encontramos ante una película en la que Sancho Gracia se encuentra con gente, charla con ellos del tiempo y, eventualmente, apunta con un rifle a un individuo del edificio contiguo al que Sancho Gracia se encuentra. El desenlace, de lo más tonto, se resuelve con un gag estúpido, y aquí paz y después gloria.
Sin embargo, no puedo decir que sea una mala película, porque, ante la extrañeza de la historia que se nos cuenta y la serenidad con la que se ejecuta, uno la ve entera sin mayores estridencias.
Otro punto curioso es la elección de los actores. El casting de “Mala uva” está compuesto por actores veteranos (Sancho Gracia, Terele Pavez, Asunción Balaguer o Agata Lys) con otros más jóvenes (Aina Clotet, Carles Gilabert o Fernando Aguilar) con una característica en común en esta película: Quizás por la falta de experiencia del director Javier Domingo con los actores, estos en algunas escenas nos ofrecen interpretaciones estupendas (en el caso de Sancho Gracia, alguna antológica, como cuando maldice asomado a la ventana…) que se van combinando con otras bochornosas en las que, más que interpretar, los actores parece que estén leyendo (incluido aquí también Sancho Gracia). Pero esa irregularidad interpretativa contribuye al aire de extrañeza que desprende toda la película, así que, al menos como rareza, esto acaba beneficiándola. Caso aparte sería la aparición estelar de Gurruchaga, en su línea y siempre eficaz, o ese actor pelirrojo tan bueno y tan desaprovechado como es Enrique Martínez que, actoralmente, se prodiga como lo mejor de la película.  
Por lo demás, todo esto que les cuento, no acaba siendo en absoluto relevante como para que esta cinta trascienda como título de culto, raro, misterioso o desperado, sino como una del montón —con cierta gracia—, aséptica, discreta, de las muchas que se rodaron en aquellos años y que ya irán desfilando por aquí de vez en cuando. El interés de estas radica en que no se acuerda de ellas ni Dios. Pero yo, sí.

viernes, 6 de enero de 2012

LA NUEVA CENICIENTA

Volvemos nuevamente al cine musical español, esta vez con un famoso film protagonizado por Marisol, o lo que es lo mismo, Pepa Flores que siendo ya tayudita renegó de su pasado como estrella infantil y adolescente, y condenó el mundo del espectaculo en géneral. Esto no fue un obstaculo, para que en los ultimos años su hija María Esteve haga el ridiculo en toda producción que osa contratarla. Aquí en LA NUEVA CENICIENTA sus padres son los protagonistas.
Se trata de, una practica muy habitual en el cine musical español de los años 60 protagonizado por niñas guapas, el adaptar un cuento popular a la epoca contemporanea, para así colar todo tipo de canciones y bailes.
En esta ocasión Marisol regenta junto a su padre un hostal en el que habitan unos artistas de circo en paro y que apenas tienen para comer. Para apaliar esta situación, la niña hurta, estafa… pero un buen día, Antonio el bailarín llega a la ciudad, junto con el cantante Norteamericano Bob Conrad con el fin de organizar un gran espectáculo para la televisión. Estos, descubren a Marisol bailando flamenco en frente de un cartel de Antonio el bailarín en la calle, y al ir a captarla para el show, esta se asusta y sale corriendo de allí, dejándose un zapato en el suelo. El resto se lo pueden imaginar, pero teniendo en cuenta que Antonio el bailarín (por otro lado futuro esposo de Marisol) cumplirá sus sueños artísticos, mientras que Bob Conrad, los amatorios, a pesar de que el tipo roza ya la cuarentena, Marisol si tiene 17, es raspando.
Bueno, poco que decir acerca del producto. Un chimpancé Llamado Miguel pone la nota cómica a la película y en general, funcional entretenimiento todo el metraje, que para eso está concebida la película.
Sin embargo, no deja de parecerme curioso la participación americana en algunas de las películas de Marisol. Por un lado, uno de los galanes de la película, es Bob Conrad, actor y cantante Swing Norteamericano, que como en USA no se comía un torrado, se vino a hacer las Españas, donde hizo de pareja de Marisol en un par de ocasiones pero donde tampoco se comió una tostada. No obstante, da gusto verle cantando en español. ¡Que acentazo!
Por otro lado, el director es George Sherman, que aunque procendente de la factoría Disney, tan fructífera en los años 60, no deja de ser un director de tercera, que aunque se hace con el estilo “película de Marisol” sin ningún tipo de problema, tampoco nos deja los mejores títulos de la filmografía de la actriz y cantante… como iremos viendo (jejejeje!!).
Sin duda, el dinero de producción de las películas de Marisol, no era poco, por eso se traían Americanos, sin ningún tipo de problemas, mientras explotaban y daban cuatro pesetas a la megafamosa niña prodigio. Fascinante.
Fernando Sancho y Fernando Rey, completan un reparto muy “Marisoliano”.
Me gustan estas películas.

lunes, 20 de noviembre de 2023

AMOR A TODO GAS

Primera película para lucimiento musical de Peret que, a su vez, es un remake de un viejo título de los años 50, “Amor sobre ruedas”, dirigido por Ramón Torrado. Para esta versión moderna protagonizado por el rey de la rumba, los productores José Antonio Cascales y Benito Perojo, contaron de nuevo con los servicios de Torrado a la dirección.
Se trata de un vodevil  típico de nuestro cine clásico, con Peret soltando a diestro y siniestro los éxitos más rutilantes de su emergente carrera en 1969, y subiendo y bajando escaleras, entrando y saliendo por puertas, mientras se desenmaraña la trama de enredo que, por supuesto, acabará bien.
Peret es un taxista de Madrid con un especial talento para la rumba. Un día entra en su taxi a una cantante de éxito que ha regresado a España tras una gira triunfal por Latinoamérica. Como esta quiere pasar inadvertida, finge ser la peluquera del hotel al que Peret la ha de llevar. Pero durante el trayecto se genera un feeling entre ambos, liándose la madeja cuando se enamoran, y ella tiene que hacer triquiñuelas para que Peret no descubra que se trata de la afamada cantante. A la par que todo este enredo, no se perderá ocasión para que nuestro protagonista se cante, guitarra en mano y acompañado de sus palmeros, alguna que otra cancioncilla.
A Peret se le presentó la oportunidad y no la dejó escapar, si bien puso todas las pegas del mundo porque no podía aprenderse el guión debido a un problema que sufría de convergencia visual y le impedía enfocar correctamente sus textos. Al respecto, hay quien dice que es que no sabía leer del todo bien. Como fuere, se adaptó el rodaje de tal manera que el cantante pudiera improvisar.
No está mal, una españolada de las de toda la vida, a estas alturas con un tono absolutamente demodé (con ese muestrario de patillazas que lucen los varones, los colores saturados de la fotografía, o esa chupa de cuero arcaica que, en algunos momentos, viste Peret en pantalla), entretenida y agradable, con el aliciente de contar en su reparto con el artista musical de moda entonces y un reparto de actores clásicos que, siempre, da gusto ver.
Así, como partenaire femenina tenemos a Nieves Navarro, y en papeles secundarios (agárrense) contamos con Fernando Sancho, Florinda Chico, José Sazatornil “Saza”, María Isbert, Xan Das Bolas, José María Tasso, Rafaela Aparicio y, entre otros, a un joven e irreconocible Pepe Sancho, que acometía uno de sus primeros roles casi en calidad de figurante.
Como era habitual en nuestro cine, y como buen vehículo para lucimiento del cantante, “Amor a todo gas” fue un éxito sin precedentes que llegó a congregar a casi dos millones de espectadores, siendo una película que, posteriormente, alcanzó altísimos índices de audiencia en televisión y generó una de las canciones más populares de Peret, concretamente la que da título, es decir, “Amor a todo gas”.
El equipo técnico cuenta asimismo con la presencia de José Ulloa, quien empezaba como asistente o, lo que es lo mismo, trayendo cafés al set.
En cuanto al director, Ramón Torrado, está considerado uno de los más grandes artesanos de nuestro cine quien, especializado en lo folclórico y popular. Puso su cámara al servicio de Manolo Escobar en unas cuantas ocasiones, así como dirigió los vehículos para René Muñoz “Fray Escoba” y “Cristo Negro”, amen de un puñado de clásicos de los años 40 y 50 hoy intocables.

viernes, 4 de marzo de 2011

LA ENDEMONIADA

De todas las copias y plagios surgidos a raíz de EL EXORCISTA, me quedo sin lugar a dudas, con la aportación de Amando de Ossorio, primero por ser un director conocedor del género. Eso ya hace que de entrada, la película me caiga simpática, y segundo, porque aunque se aprovecha del filón, y directamente copia elementos reconocibles en EL EXORCISTA (Gapos verdes, girar partes del cuerpo que normalmente no pueden hacerlo o arrastrarse de manera desagradable, amen de estar la niña protagonista, interpretada por Marian Salgado, que es la dobladora española de la Regan de la película de Friedkin), si que cuenta con una entidad propia (no mucha), en el sentido de que, al menos, no es Satanás quien se mete dentro del cuerpo de la muchacha, si no una gitana mas mala que un dolor. Y la osadía de incluir una historia de desamor entre el cura protagonista (en su juventud) y una jovencita de buena familia, que acaba en el propáculo, ya dotan a la película de mas calidad, al menos argumental, que la más popular EXORCISMO.
Tras ser detenida, una vieja gitana que se dedica a hacer ritos Satánicos y a sacrificar bebés, se suicida, tras ser amenazada por el comisario, que le dice que le va a administrar un medicamento que le hará decir toda la verdad acerca del caso en el que está implicada.
Tras morir, y dejar a la policía en ascuas, el espíritu de la gitana, saldrá de su cuerpo, para, literalmente, irse andando hasta el cuerpo de una niña e instalarse allí. Un joven cura, el padre de la niña, un teólogo y la policía, le darán sal al mejunje, mientras la niña protagoniza episodios terroríficos y desagradables.
Pues si, la verdad es que es una película altamente entretenida, quizás menos sanguinaria de lo que nos hubiera gustado, pero con los suficientes elementos, risibles o no, como para pasar un rato bueno, que ya es mucho.
Curioso maquillaje, que logra poner el mismo rostro, aterrador por un lado, e involuntariamente descacharrante por otro, en una Kali Hansa adulta, que en una Marian Salgado menor. No hay diferencia… las dos actrices tienen la misma cara, supongo que, también, porque buscaron actrices muy parecidas, que una vez maquilladas parecieran la misma persona.
En el cast, tenemos al inevitable Fernando Sancho (LA LEY DEL KARATE EN EL OESTE, EL PANTANO DE LOS CUERVOS, Y AL TERCER AÑO RESUCITÓ), que parece que en todas las películas de terror en las que aparece, hace el mismo papel, el de policía malcarado y “malaleche”, tenemos a Maria Kosty (LA REBELIÓN DE LAS MUERTAS y la ya mentada EXORCISMO) y a Julia Saly (La pocha), al igual que Kosty, habitual de Paul Naschy, también en EXORCISMO, o en cosas como OPERACION MANTIS, EL ULTIMO KAMIKAZE, EL RETORNO DEL HOMBRE LOBO o MADRID AL DESNUDO. Siempre al lado de Paul Naschy, como si fueran un matrimonio.
En definitiva, correcta película, bien rodada, bien de ritmo, quizás más graciosa que terrorífica, pero en suma, muy, muy disfrutable.

jueves, 15 de diciembre de 2011

HIJOS DE PAPÁ

Una muestra más de cine post- franquista, de la mano, como no, de Rafael Gil (Y AL TERCER AÑO, RESUCITÓ) adaptando nuevamente una obra del también fachoso Vizcaíno Casas, que hasta se reserva un cameo en la película.
La acción se traslada hasta 1946, en una época en la que los adolescentes, ávidos de sensaciones fuertes (como los de los ochenta y como los de ahora) se conformaban con una copita de licor en el bar, y ya como cosa muy extrema, con ligarse a alguna vedette de la revista de turno. La mano dura de sus padres, buenos españoles devotos de Dios, les hacía actuar según su mandato. Con un emotivo discurso en la plaza de Oriente, con Franco ensalzando los valores de una España que se las promete feliz, hacemos un salto en el tiempo hasta los años 80, época en la que se rodó la cinta, para ver lo hippies y lo mal educados que son ahora los jóvenes, que no respetan ni la patria, ni las costumbres, ni la religión.
Obviamente, el mensaje de esta película es totalmente fascista. Pero además de forma abierta y hasta orgullosa (como pasa en todas las pelis perpetradas por el tarden Casas/Gil), pero claro, aquí salgo de manera ultra tolerante a favor de esto. No hay nada más fascista que el no disfrutar de una película solo porque la han hecho los fachas, y claro, estos cuentan las cosas desde su punto de vista. Respetable o no, eso es otra cosa.
Así que en definitiva, y dejando a un lado las ideologías, al final HIJOS DE PAPÁ, resulta un melodrama costumbrista rodado a la antigua (el cine español de hoy, subvencionado y hecho por, y para la gente de izquierdas, es mas fascista que este abiertamente franquista) altamente divertido, en ocasiones por lo exagerado de lo que nos muestra (una manifestación de falange en la parte ambientada en los cuarenta, en la que el protagonista, veinteañero, ondea la bandera de España mientras le dice a su compañero: “Esta es la España que queremos para nuestros hijos”, a lo que este le responde: “Y si nuestros hijos no son capaces de comprenderlo, ya se lo explicaremos”) y en ocasiones, simplemente porque la película está entretenida y bien.
En el reparto, como no, grandes de la talla de José Bódalo, Agustín González, Ricardo Palacios o Fernando Sancho y una jovencita, bellísima y pizpireta Ana Obregón, que se lleva la palma del delirio: Da vida a una jovencita actual inmersa en la movida Madrileña, pero que el día 20 de noviembre se viste con su uniforme de falange española, va a las manifestaciones franquistas y le dice a su padre, el cual se emociona al ver la ideología de de su hija: “una puede ser muy “In” y tener sus propias ideas”. Telita. Parece una parodia.

lunes, 10 de octubre de 2016

DON QUIJOTE CABALGA DE NUEVO

La adaptación cinematográfica, absolutamente “Sui Generis”, de las correrías de Don Quijote y Sancho en “Don Quijote Cabalga de nuevo”, tuvo que arrastrar el lastre de ser una adaptación del Quijote a la vez que ser una película de Cantinflas. Es por ello que a plumillas y eruditos no sentó bien esta película. De hecho, la simple presencia de Cantinflas en el elenco sentó como un tiro, porque, no es que Cantinflas hiciera de actor e interpretara a Sancho, es que se trataba de una película para su lucimiento en la que adaptaba ese rol, como en, por ejemplo, “El patrullero 777” adoptaba el rol de aquél policía: Sin dejar de ser Cantinflas. Y eso que, por la naturaleza propia de la película, Cantinflas está fuera de plano mucho más tiempo del que él desearía –a pesar de figurar primero en los títulos de crédito- en pro de ceder escenas en las que lucirse el verdadero actor de la película, Fernando Fernán Gómez que da vida a Don Quijote.
Y aunque la crítica fue dispersa en cuanto a la película, y  aunque funcionó bastante bien en la taquilla española, en el resto del mundo, y en particular en México, la película fue un fracaso sonado. De hecho, cuando se hacen retrospectivas sobre la carrera de Cantinflas, se suele obviar este film.
Sin embargo, es condenadamente entretenida y sale airosa tanto como adaptación del Quijote, como película independiente de Cantinflas, sabiendo el director, Roberto Gavaldón,  separar la paja del grano en todo momento, y combinar ambos conceptos a la perfección sin que nada chirríe. Es más, yo que no soy en absoluto devoto de Cantinflas –más bien me repele- he disfrutado de la película en general, y de su presencia en particular.
Es más, las licencias que se toma el film –que Cervantes aparezca en escena como espectador de lo que acontece, tomando notas para lo que será su próxima novela o que pase por alto los pasajes más populares para centrarse  en las dos tramas principales en las que se centra (el juicio del Quijote y el nombramiento como gobernador de Sancho)- se antojan lo mejor de la película, así como las interpretaciones, todas soberbias, y todo lo referente al diseño de producción, ambientación y fotografía. Una factura técnica impecable. Y, como ya he dicho antes, condenadamente entretenida, vaya, que es buena de cojones, muy a pesar de las mierdas que durante años se han dicho de ella por ahí. También hay un sector de la crítica, no obstante, que la tildó de mejor adaptación del Quijote de cuantas se han hecho. Para compensar.
En defínitiva, que me ha gustado mucho y considero que debería figurar como un clásico a tener en cuenta,  y no como la cinta olvidada que, tristemente, es en lo que se ha convertido.
El reparto es tan extenso, que les invito a consultar las diferentes fichas que sobre la película, co-producción entre España y México, existen en la red, y así me ahorran a mí un enorme listado.

lunes, 15 de octubre de 2012

LAS JUERGAS DEL SEÑORITO

Los hermanos Balcázar, son conocidos por producir películas eróticas y sórdidas de baja estofa, y por ser los dueños de los estudios Balcázar, donde se rodaron infinidad de películas allá en la Barcelona de los 60, 70 y 80. De hecho en estos tiempos reivindicativos, son conocidos por ser los productores de esa maravillosa trufa que lleva por título “Los Violadores”.
Pero claro, como hombres de cine, cada uno tenía sus inquietudes, y el que nos ocupa, Alfonso Balcázar, además de lucrarse a base de producir morbo, también dirigía, sobretodo Spagetti Westerns tan en boga en el cine popular de aquellos años. Y por supuesto, la comedia era un género rentable.
En 1969, el revienta taquillas Ramón Fernández, rodó una película títulada “El Señorito”, que funcionó a la perfección en taquilla, en la que un galán tenía que lidiar con un montón de bellas señoritas. Un par de años después, teniendo en cuenta los Balcázar el tirón de Arturo Fernández, y más concretamente de esta película, decidieron contratar al galán y confeccionar una película para que este se luciera, y para asegurarse el éxito de esta, decidieron hacerla pasar por una secuela bastarda, titulando a la película “Las juergas del señorito”, con la particularidad de que esta no tiene absolutamente nada que ver con la de Ramón Fernández. De hecho, ni siquiera aparece en la película el mentado “señorito”, ya que estamos ante una película de sketchs, en los que efectivamente Arturo Fernández se luce, ni siquiera sale de plano en ningún momento, pero que, interpretando a un personaje distinto en cada sketch, resulta una estafa para aquellos que decidieron ir al cine a ver las correrías de “El señorito”. Por otro lado, las prometedoras “Juergas” a las que se hacen alusión en el título, no hacen acto de presencia en toda la película. En definitiva, un timo de los gordos, que sería la máxima de los Balcázar en el cine que les hizo populares.
En cuanto a la película, pues eso, doce sckechts de duración variable y vodevilescos, en los que Arturo Fernández hace su rol de galán en unos, de perdedor en otros, y que funciona, supongo que en medida de lo bien o mal que nos llevemos con el. A mi me gusta mucho, pero la película solo me resulta divertida en algunos momentos. En la mayoría flojea por todas partes y los skechts son de puro tonto, incluso infantiles a pesar del tono picante de la mayoría. Eso si, y en contra de lo que se promete, ni una sola teta aparece en pantalla.
Junto a Arturo Fernández, aparecen en la película en varios papeles Teresa Gimpera, Rafaél Alonso, Fernando Sancho (que interpreta a un detective en un skecht con un ligero y casual parecido a mi corto “Mi mujer me pone los cuernos... o no”) o Monica Randall.
Para la ocasión, y como en otras muchas ocasiones, Alfonso Balcázar firma la película con seúdonimo, esta vez como I. Bagran.

lunes, 10 de febrero de 2014

MEMORIA (LAS BESTIAS NO SE MIRAN AL ESPEJO)

Los mas viejos del lugar, se acordarán sin duda de “La familia Telerín” y su “Vamos a la cama” canción esta con la que los niños españoles de los años sesenta se acostaban tras finalizar la programación infantil. A los de mi generación nos acostó “Casimiro” pero al igual que en la memoria colectiva actual permanece, para generaciones venideras, este peludo monstruito, a ustedes, por cojones, les tiene que sonar la familia y la canción de la que les hablo.
Como buen producto de consumo, “La familia Telerín” tuvo su película para las grandes salas, la famosa “El Mago de los sueños”, considerada una obra maestra de la animación española. El director y artífice de todo esto, se llamaba Francisco Macián. Este se dedicaba ha crear spots publicitarios desde sus estudios, los “Estudios Macián”, y dicen que “la del negrito del cola-cao” es obra suya. También era dibujante de cómics.
El tema es que el gachó, inventó un nuevo sistema de animación – algo parecido a la rotoscopia, pero mucho antes de que esta se hiciera famosa- que combinaba la imagen real con la animación, convirtiendo a los humanos en dibujos animados. A esta nueva técnica, Macián lo llamó “M-Tecnofantasy”. O sea, que Macián inventó la animación por rotoscopia, pero como estamos en España dio igual, y luego lo inventó otro que fue el que se forró.
Ya utilizó esta técnica en la película “Dame un poco deAmooooor”, dónde su novedosa técnica de animación quedó eclipsada por la presencia de “Los Bravos”.
Así que años después, rodaría su primera película de imagen real, en la que se quitaría la espinita, incluyendo mucho de su “M-Tecnofantasy” en el metraje de la película. Esta película, es la que nos ocupa, “Las bestias no se miran al espejo”, más conocida, en sus ediciones videográficas como “Memoria”.
Se trata de una de las películas más ignotas y extrañas del cine español, que fue rescatada a una calidad deplorable, eso si (pero menos es nada), por la gente del blog  ¡No hija no! que está haciendo una labor encomiable encontrando y compartiendo estas piezas únicas del cine español. “Memoria” estaba buscadísima, y hasta que ellos la pusieron en circulación, inencontrable.
La película es una clara pieza de corte experimental, que coquetea con la ciencia ficción y que, aparte de aplicar en  más que contadas ocasiones el “M-Tecnofantasy”, bebe mucho del “2001: Una odisea en el espacio” de Kubrick, y, sobretodo, el “THX 1138” de George Lucas. Y si esta película hubiera estado rodada por un gran estudio, a día de hoy tendría el prestigio de estas, pero, otra vez más, estamos en España, por lo que esta propuesta, interesantísima de todas, todas, se torna cutre por momentos. Ahora, mola que te cagas.
Con la excusa de usar una iluminación como nadie había osado a usar en el cine español en los años setenta, de filmar imágenes oníricas y, sobretodo, con el afán de juguetear con la técnica de animación de la que es papá el director,  la película se desarrolla en el futuro – es decir, el año 2000- y cuenta la historia de un  científico, que cree que puede hacer transfusiones de memoria en aquellos cerebros dañados por las distintas enfermedades cerebrales. Pero decide abortar con el asunto, cuando se da cuenta de que los científicos no son más que marionetas de los que mandan, meros robots, y no quiere contribuir con su descubrimiento a esta causa.
Una sucesión de escenas, montajes, animaciones y “M-Tecnofantasys”,  adornan el ligero hilo argumental que posee la película, y la convierten en un collage de imágenes sin sentido la mayoría de la veces, documentales otras tantas, y siempre fascinantes, a las que hay que añadir ese tufillo a huevos fritos con chorizo que poseen todas las películas españolas de aquella época (1974).
Por otro lado, la película es una adelantada a su tiempo, a nivel técnico y visual es realmente revolucionaria, y en definitiva, una película a  descubrir… aunque, como ya he dicho antes, no se despoje de su toquecito cutre.
Macián, murió poco después de rodar su película, así que no rodó nada más, y yo me pregunto: ¿Cómo sería el cine español a día de hoy si Francisco Macián hubiera tenido más repercusión? Y la respuesta, posiblemente, sea que nunca hubiera tenido repercusión.
Como el científico capaz de hacer trasfusiones de memoria, tenemos al todo terreno Fernando Sancho, que para más inri, está incluso convincente. Junto a él, William Layton y Pat Johnson.
Una autentica rareza, que dejará muy satisfecho a los más curiosos.

miércoles, 14 de enero de 2015

OTELO, COMANDO NEGRO

La carrera como actor y director de Max H. Boulois, es fascinante. Quizás él ni fuese consciente de ello, pero creó un sub-género dentro de un sub-género, así, tenemos con Boulois el “Euroblaxploitation” o mejor todavía, ya que la mayoría de su filmografía la  desarrolló con capital español, el “Spanisblaxploitation”, ahí es nada, señores míos.
Y aunque estas películas son muy difíciles de encontrar, al menos, hizo poquitas y de vez en cuando va cayendo alguna en mis manos.
En esta ocasión y en un alarde de cultura y de sentido del espectáculo, Max  H. Boulois se atreve a llevar al terreno de la acción bélica  nada menos que a William Shakespeare y su dramón “Otelo”, bajo producción española y francesa, de la mano de la mítica productora de zetosidades “Eurociné” por parte gabacha, la misma que financió algunas de esas locuras a Jess Franco.
Una adaptación muy libre, eso si, pero al final respetuosa con la obra original. E incluso acertada… al fin de al cabo, el Otelo original era una historia de celos y guerra… aquí los celos dan un poco lo mismo. Y  rodada con el presupuesto recaudado de un premio de una máquina tragaperras. Esto es, una miseria. Eso si, con protagonismo de un alcoholizado y salido de madre Tony Curtis.
Otelo es un mercenario negro que acude a luchar a un país Africano, dónde una epidemia de origen desconocido, a provocado una guerra civil. Este mercenario se enamora de la doctora que se encarga de la salud de estos guerrilleros que, además, se llama Desdémona. Su padre, senador de Boston, se opone a esta relación. También tenemos al Coronel Iago, que odia a Otelo por una cuestión meramente racista.
Mientras Boulois procura contarnos la historia de Otelo en un contexto belicoso y contemporaneo –y tercermundista- vemos escenas de guerra de lo más sosas y por lo tanto hilarantesy otras escenas en las que Tony Curtis se emborracha y no sabemos si es que es un gran actor, o es que está borracho de verdad.
La película es mala a más no poder, pero es de aquellas que no te aburren y da gusto verlas. Es una locura.
Lo mejor de ella es, como supondrán, Tony Curtis sabiendo en el fregado que se ha metido, cobrando cuatro pesetas que por otro lado le vienen muy bien y  haciendo su papel a desgana, sin compromiso. Impagable la conocida escena en la que en la habitación de un hotelucho, le muestra su racismo a Nadiuska: -“Como odio a los negros, con esos labios enormes, y esa piel. Y ese olor tan fuerte” – “Los negros no huelen, eso es un mito” – “¡¡Todos los negratas apestan!!” es la conversación que tienen.  O - “Mira, son la bella y la bestia. Ella la bella, y el mono la bestia” es una de las perlas que suelta Curtis, con esos coloretes y esa nariz que destella. No deja de ser gracioso que el guionista sea el propio Boulois, con lo que queda claro, lo que él cree que los blancos pensamos de los negros. No le juzguemos, al fin de al cabo, no iba mal encaminado.
Por otro lado, las escenas de acción son de lo más gratuito que se pueden ver en una pantalla y de lo más sosas, y a rasgos generales lo que más llama la atención de la película, es el aspecto pobre que destila toda ella. No se gastaron un duro y eso se nota en cada uno de sus fotogramas. Por otro lado, es curioso ver que Max H. Boulois, en algunas escenas, que tampoco tienen demasiado que ver con lo que nos cuenta la película, va vestido con el mismo chándal y gorra que usa en “Cazar al negro”… con lo que, a poco que pensemos, nos hace llegar a la conclusión de que,  escenas que no utilizó en aquella, le vinieron muy bien para rellenar en esta. Absolutamente fascinante.
En definitiva, que el empeño y energía de Boulois, tanto delante como detrás de la cámara (o al menos, eso es lo que trasmite) hacen que este señor negro me caiga muy bien, y que disfrute mucho de sus películas. Lastima que cueste tanto encontrarlas y que encima sean pocas.
Junto a Boulois, tenemos en pantalla a  media plana mayor de “Exploitation” hispano. Además de la ya mentada Nadiuska el reparto lo completan Ramiro Oliveros (“Elpantano de los cuervos”, “El Ser” la de Sebastián D' arbó, no  la de Bill Osco...), Fernando Sancho, Andrés Resino, Tom Hernández o Aldo Sambrell.
Una delicatessen, el tipo de “Serie Z” que me gusta a mí.
Congregó en taquillas españolas poco más de 250.000 espectadores. Como le gustaría hoy pillarlos a más de uno…