Revolviendo en los archivos de la Comisaría, cayó una foto al suelo, no tardé en recordar
este caso, me llevé el expediente a mi mesa se me ocurrió escanearla, devolví
todo a su sitio, ya en la mesa, de vuelta,
abrí la bolsa con la comida china.
No tenía las ideas muy claras, fueron surgiendo.
La miraba embelesado, mientras comía sin paladear, teniéndola
ya en la pantalla jugueteé con mi
nuevo programa WZ Photo Editor, según
aplicaba los efectos mi mente se invadía de recuerdos, emociones e impresiones, que ya
me acompañarán.
Me gustó el resultado, y aquella mujer se merecía un
homenaje, decidí imprimirla y la guardé en mi cartera para llevarla al apartamento.
La coloqué en el corcho que estaba en el lateral izquierdo
donde tenía mi rincón de lectura, de calma, de silencio, de reflexión,
análisis, también donde escuchaba la radio. La prefería mucho más que la
televisión, me parecía mas cierta y cercana, mientras oía, podía cerrar los
ojos o mirar al vacío, apuntar en mis largas listas todo tipo de cosas y al
lado, una generosa papelera que me hacía sentir bien cuando tiraba lo que
desechaba y , así, casi conseguía que no hubiera tenido ni un instante en mi vida.
Ya
cómodo, me senté a gozar de mí tiempo, busque la emisora de costumbre para oír música, me sumergi en la memoria y la historia cobro vida.
Una
Señora de ochenta y siete años utilizó ese arma a las 23:17 horas de un domingo y volví a preguntarme: ¿momento
de lucidez?, o ¿trastorno mental?.
Pensé en
la victima, corregí ¿la victima?..
Un ser, contratado para cuidar de ella
por doscientos euros más habitación y comida, teniendo descanso desde las 10:00 horas hasta las 19:00 horas en las que acudía a un Centro de
Ancianos, más el tiempo del domingo, día, que por supuesto, uno de cada
hijo alternaba y sacrificaba, llevándola a las 23:00 de nuevo a
su hogar.
Sí,
había diagnósticos de deterioro cognitivo, depresión, ansiedad y una posible
etiqueta de demencia sin determinar. Sordera y mala deambulación, sí, repito los había pero nada sobre agresividad, trastorno de conducta, por tanto ningún riesgo ni para ella, ni su entorno. En sus
informes se veía un empeoramiento generalizado, delgadez, aislamiento,
pasividad y en su rostro ninguna expresión que denotara algún sentimiento.
Quedaron
reflejadas llamadas a los hijos que no devolvían, reuniones a las que no asistían, y ese lunes que no acudió al Centro de Ancianos y desde allí dieron la alarma, hasta llegar los bomberos y más tarde nosotros.
Aquél ser,
vino desde su tierra con un plan preconcebido y no le resulto difícil de
realizar, sólo tenía que encontrar al ser abandonado y vulnerable.
Como
logró manipularla, vejarla, y
convertirla en una “asesina”, murió con ella.
Averigüe, que la victima, organizó -la Gran Casa - como pensión y alquilaba a
diferentes personas y no más de 3 noches, averigüe que entraban y salían muchos
hombres. Averigüe que era conocido el tema en el barrio y a todos daba lástima, pero la única
que movió un dedo en su favor, fue ella misma, apretando el gatillo de aquella pistola casi tan vieja como ella, de aquel general que fue su
marido.
Nunca olvidaré ese rostro imperturbable, de una Señora.
Piano Sad (esto te hará llorar)
.
Autora
tRamos