Siete cuentos góticos de Isak Dinesen
La idea del matrimonio ha sido siempre para mí la presencia en mi vida de una persona con la que yo pueda hablar mañana de las cosas que acontecieron ayer.
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Siete cuentos góticos de Isak Dinesen
La idea del matrimonio ha sido siempre para mí la presencia en mi vida de una persona con la que yo pueda hablar mañana de las cosas que acontecieron ayer.
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Memorias de África de Isak Dinesen
Cuando los dioses quieren castigarnos atienden nuestras plegarias.
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El festín de Babette de Isak Dinesen
“el general Loewenhielm, alto, ancho y rubicundo, con su uniforme flamante y el pecho cubierto de condecoraciones, se contoneaba y resplandecía como un ave ornamental, un faisan dorado o un pavo real, en esta apacible asamblea de grajos y cuervos negros."
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Memorias de África de Isak Dinesen
Ahora ya no me quedaba nada, yo misma era la más ligera de todas las cosas. El destino podía encargarse de mí
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Memorias de África de Isak Dinesen
No era un revoltijo congénito de átomos heterogéneos, sino un revoltijo heterogéneo de átomos congénitos, como ocurre con la hoja de roble, la bellota y el objeto hecho de roble.
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El festín de Babette de Isak Dinesen
Hace sesenta y cinco años, vivían dos damas en una de las casas amarillas. En aquel entonces las señoras llevaban polisón, y estas dos hermanas podían haberlo llevado con tanta gracia como cualquier otra, ya que eran altas y esbeltas. Pero jamás poseyeron ningún artículo de moda; toda la vida vistieron solemnemente de gris o de negro.
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El festín de Babette de Isak Dinesen
Es, se daban cuenta, en el momento en que el hombre no solo olvida por completo, sino que renuncia firmemente a toda idea de alimento y comida, cuando come y bebe con el adecuado estado de ánimo.
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Sombras en la hierba de Isak Dinesen
Nuestra civilización se les presentaba a trozos, como piezas incoherentes de un mecanismo que jamás había visto actuar y cuyo funcionamiento eran incapaces de imaginarse. Para ellos no habíamos hecho sino transformar el rito en rutina. Lo que más habían llegado a temer en nosotros era el aburrimiento; por eso al ser llevados a un hospital sentían, por supuesto, que se les internaba allí para que se murieran de aburrimiento.
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Cuentos reunidos Isak Dinesen de Isak Dinesen
Recta es la línea del deber, cueva la de la belleza. Sigue la recta: verás entonces cómo la curva te sigue de cerca.
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Memorias de África de Isak Dinesen
Yo guardé silencio porque pensé que la bondad de las mujeres es todavía más efímera que su belleza
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De donde son orígenes los kaajapukugis?