Ruth Orkin
Era fácil separar, de lo demás, lo importante. La vida eran todas las cosas, pero donde estaba el amor, estaba el tiempo de lo necesario.
Santiago Craig
Castillos
Ruth Orkin
Aquella noche se quedaron en el sofá, con la luz encendida, y Ginia ya no trató de ocultarse. Habían acercado la estufa a la cama, pero lo mismo hacía frío; apenas Guido tenía tiempo de mirarla cuando Ginia debía volver a cubrirse. Pero lo más hermoso de todo fue pensar, abrazada a él, que eso era realmente el amor. Guido se puso de pie, desnudo, para servir un poco de vino y regresó brincando de frío. Dejaron los vasos sobre la estufilla, para calentarlos; Guido volvió sabiendo a vino, pero Ginia prefería el olor tibio de la piel.
Cesare Pavese
El hermoso verano