Me entero que hoy hace 67 años se estrenó "Retorno al pasado" de Jacques Touernaur, uno de mis noir preferidos (lo que casi es decir una de películas favoritas).
Sale Robert Mitchum, que por sí solo ya hace buena cualquier película, es elegante, perversa, pesimista y tiene ese precioso blanco y negro que solo tiene la serie B (como decía Mitchum, ese que parece iluminado por cerillas). Pero por encima de todo sale Jane Greer componiendo una de las mejores malas de la historia del cine. Bellísima, perversa, mentirosa, manipuladora, fría... adorable.
Y sí, ya sé que de esta película ya he hablado en el blog, pero hablaré de ella lo que sea necesario. Es imposible acabarla.
Mostrando entradas con la etiqueta Jane Greer. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Jane Greer. Mostrar todas las entradas
jueves, 13 de noviembre de 2014
domingo, 2 de marzo de 2014
Mujeres malas en blanco y negro y alguna en color 1
Desde hace tiempo llevo pensando iniciar una sección de periodicidad peregrina a las que ya os tengo acostumbrados donde hable de mis malas cinematográficas favoritas. Me ronda, me ronda, me ronda, pero hasta hoy no me he decidido. ¿Y por qué? ¿Acaso Jorge ha superado su ya famosa pereza, se ha despegado de la novela de turno y ha decidido hacer algo útil con este blog? No, ni por asomo. El motivo es la gran bronca que me metió mi buen, pero pesado y cada día más cansino amigo Jordi. Vino a casa a cenar y tras saludar a A. y a los nenes, se encaró conmigo y a gritos me dijo algo así como "¡Actualiza ya de una puta vez la mierda de blog que tienes que me aburro un huevo en el gimnasio, joder, tarado de los cojones! He traído helado".
No cené bien esa noche ni dormí bien. ¿Cómo podía ser tan mala persona? ¿Cómo? Estaba obligando a la ameba social que es Jordi a aburrirse en el gimnasio y ser presa fácil de conversaciones sobre fútbol, coches o a tener que contestar preguntas del tipo "¿me queda bien este músculo aquí?". No podía hacer que hablara con desconocidos o, dios no lo quiera, hacer nuevos amigos. Me di cuenta de que Jordi en parte dependía de mí para seguir siendo el tío ese raro del gimnasio que no habla con nadie ni se acaricia lúbrico la panza delante del espejo. ¿Y cómo entretenerlo? No es muy complicado. Viejas que se caen, bomberos parisinos, películas de monstruos, listas interminables de sinónimos de "puta"... Y mujeres. Mujeres en blanco y negro. Mujeres malas en blanco y negro. Y alguna en color.
¿Y por dónde empiezo? Bueno. Por una película que vi por primera vez hace poco y que se ha encumbrado en el olimpo de mis tropecientas películas favoritas. Y por la mala que aparece, domina, subyuga, manipula, miente y enamora en cada paso, cada mirada y cada "no puede evitarlo".
Y para presentarse como una pobre víctima de las circunstancias. Y desde su primera aparición sabemos que es mala. Pero da igual. Porque, seamos sinceros, entre ella y la sosita de la novia del pueblo de Robert Mitchum, ¿con quién nos quedaríamos?
No cené bien esa noche ni dormí bien. ¿Cómo podía ser tan mala persona? ¿Cómo? Estaba obligando a la ameba social que es Jordi a aburrirse en el gimnasio y ser presa fácil de conversaciones sobre fútbol, coches o a tener que contestar preguntas del tipo "¿me queda bien este músculo aquí?". No podía hacer que hablara con desconocidos o, dios no lo quiera, hacer nuevos amigos. Me di cuenta de que Jordi en parte dependía de mí para seguir siendo el tío ese raro del gimnasio que no habla con nadie ni se acaricia lúbrico la panza delante del espejo. ¿Y cómo entretenerlo? No es muy complicado. Viejas que se caen, bomberos parisinos, películas de monstruos, listas interminables de sinónimos de "puta"... Y mujeres. Mujeres en blanco y negro. Mujeres malas en blanco y negro. Y alguna en color.
¿Y por dónde empiezo? Bueno. Por una película que vi por primera vez hace poco y que se ha encumbrado en el olimpo de mis tropecientas películas favoritas. Y por la mala que aparece, domina, subyuga, manipula, miente y enamora en cada paso, cada mirada y cada "no puede evitarlo".
Jane Greer en Retorno al pasado.
Película de 1947 dirigida por uno de mis directores favoritos, el francés Jacques Tourneur. La película es uno de esos maravillosos ejercicios de cine negro de los años cuarenta. Como decía Robert Mitchum, pareja protagonista de Jane Greer, una de esas películas iluminadas por cerillas (Doctor Insermini, gracias por el apunte). La historia del tipo que intentó dejar su pasado atrás, pero la casualidad y unos bonitos ojos hace que tenga que enfrentarse a todo aquello que abandonó atrás. ¿Y qué fue este problema? Pues una muchacha llamada Kathy.
Para mí, una de las peores (o sea mejores) mujeres de esas que llaman fatales que dio el cine clásico. Mala, manipuladora y mentirosa. En toda la película no dice nada que sea verdad ni hace nada que sea honesto. Eso sí, aletea las pestañas como nadie y se mueve con esa elegancia que solo puede traer problemas. Y, claro, cualquier tipo que ande a su alrededor no solo encuentra problemas, sino que se revuelca con ellas. Nadie como ella para empuñar con frialdad y elegancia un revólver.
Etiquetas:
Cine negro,
Jacques Tourneur,
Jane Greer,
Malas de cine,
Robert Mitchum
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)