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miércoles, 24 de junio de 2015

Lo que he visto hoy

Por x motivos que ya relataré, hoy he estado prácticamente todo el día solo en casa. Desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la noche. Y sí, sé que podría haber dedicado el día a algo productivo, como escribir, o útil, como ordenar la casa, hacer estanterías, construir un bote para cuando crezcan las aguas e Igualada tenga por fin paseo marítimo, ensayar mi número musical con la peluca nueva o deshacerme de una vez del cadáver del tercer baúl. Pero no. Instalado delante de la tele me he pasado el día viendo una película tras otras intercaladas con lectura. El total, cinco películas.


Correcta y modesta adaptación del Soy leyenda del gran Richard Matheson. Aprobado raspado, pero con el gran Vicent Price demostrando una variedad enorme de emociones. Es uno de esos actores, como Robert Mitchum o Rod Steiger, que si sale en una película, esta vale la pena. Además, es interesante comprobar la presencia seminal de los zombis de Romero.


Adoro esta película y adoro el cine de Tourneur.
Menos es más, sugerencia, sugestión y cómo aprovechar escasos medios.
Con esta película inauguro un ciclo que quiero dedicar al director, uno de mis favoritos.


La vi cuando era pequeño gracias al enamoramiento de mi madre por Sidney Poititer. Muy buen thriller y Rod Steiger demostrando poderío, presencia y matices. Algo late entre estos dos policías.


La mejor adaptación de La isla del doctor Moreau. A H.G. Wells no le gustó mucho, pero eso creo que fue porque no llegó a ver la de los setenta ni la delirante versión de los noventa con Marlon Brando. Buen tono, impactante final, ambiente lujurioso preCode, un Charles Laugthton pletórico y Lugosi jugando con voz y manos. Y todo en setenta y pocos minutos. Tengo que investigar más en el cine de los treinta.


Comedia negra sobre un tipo que mata que no es mal tipo y que discute con sus mascotas. Me ha gustado el tono colorido y de comedia de situación que enmascara una realidad terrible. Ryan Reynolds sin ser un actor que me guste en especial, cumple muy bien. Como bien están el resto del reparto amén de lo guapísimas que están tanto Gemma Arterton como Anna Kendrick. Dirige Marjane Satrapi, autora del cómic Persépolis. Buen pulso y mucho humor.

Vamos, contento con lo visto.
Y pensando en abrir un blog sobre las películas que veo...

sábado, 10 de enero de 2015

Cosas que he hecho en este día de hoy que todavía no se ha acabado

Pues lo primero de todo, despertarme e ir a hacer un pipí, pero esto a pocos les importa.
Sentarme a leer mientras me tomo el primer café con leche y sobrepasar las 1000 páginas de Guerra y paz. Ahora ya todo es cuesta abajo y espero que los personajes empiecen a ser algo felices. Por mi parte, estoy siendo muy feliz mientras está durando su lectura. Me hace sentir dichoso y pequeñito ante la obra de Tolstoi. Es demasiado grande y hermosa y me cuesta asimilarla toda.

He jugado un par de partidas al Zombie Kidz, un juego de mesa que les han traído con unos días de retraso los Reyes a los nenes.


Un juego muy sencillo y resultón para hacer partidas rápidas y cooperativas. Para niños pequeños es ideal porque se entiende al poco de empezar a jugar y, según la suerte con el dado, la partida es sencilla o se complica en la estrategia. Tanto a Niña Zombie como a Niño Lobo les ha gustado y es uno de esos juegos a los que iremos volviendo de tanto en tanto. Eso sí, para evitar la monotonía tendremos que ir creando nuestras propias reglas.

He visto un par de pelis. A. y los nenes se han ido al monte de excursión y me han dejado en casa con gatos, manta y café.  ¿Qué he visto? Un clásico del cine español como Historias de la radio y una película que aun no había visto de uno de mis directores favoritos, Días de gloría del enorme Jacques Tourneaur.

Una película que no es más que un puro ejercicio de propaganda bélica (se rodó en el 44) donde los rusos son majísimos y unos héroes a los que admirar (los nazis provocaron extraños compañeros de cama). El guión es justito, por no decir malo de narices, las interpretaciones bastante acartonadas (Gregory Peck estaba tiernecito en su papel debut en el cine y la actriz protagonista, la bella Tamara Toumanova confunde en una escena seducir con abrir muchos los ojos y las aletas de la nariz), el presupuesto me imagino que era irrisorio, algunos momentos son ridículos, la evolución de los personajes es bastante tonta y los momentos románticos, mal pegados e increíbles, provocan bastante vergüenza ajena.

Pero la dirección de Tourneaur hace que una pequeña película propagandística sea una pequeña joya repleta de detalles y hallazgos. Y eso que el espectador tiene la impresión de que Tourneaur no se la tomó muy en serio. Pero momentos como la representación teatral de Nina, la aparición del nazi en la guarida o la ejecución de unos de los secundarios, que argumentalmente es tonta como ella sola y da origen a uno de esos momentos de vergüenza, pero esta resuelta con elegancia formal. ¿Recomendable? No diría tanto a no ser que seas muy fan del director.




Y estoy sin teléfono móvil. De una mal caída se ha roto la pantalla. No se enciende. Ha muerte y yo tan tranquilo. Ahora estoy en ese punto en el que pienso si me arriesgo a cambiar de compañía y me dejo querer por ofertas. De momento estoy tranquilo y dichoso. Descansado. Leer sin oír ningún pitido, sin consultar, sin depender sin quererlo de un aparato con botones. Vamos, unas verdaderas vacaciones.

domingo, 2 de marzo de 2014

Mujeres malas en blanco y negro y alguna en color 1

Desde hace tiempo llevo pensando iniciar una sección de periodicidad peregrina a las que ya os tengo acostumbrados donde hable de mis malas cinematográficas favoritas. Me ronda, me ronda, me ronda, pero hasta hoy no me he decidido. ¿Y por qué? ¿Acaso Jorge ha superado su ya famosa pereza, se ha despegado de la novela de turno y ha decidido hacer algo útil con este blog? No, ni por asomo. El motivo es la gran bronca que me metió mi buen, pero pesado y cada día más cansino amigo Jordi. Vino a casa a cenar y tras saludar a A. y a los nenes, se encaró conmigo y a gritos me dijo algo así como "¡Actualiza ya de una puta vez la mierda de blog que tienes que me aburro un huevo en el gimnasio, joder, tarado de los cojones! He traído helado".

No cené bien esa noche ni dormí bien. ¿Cómo podía ser tan mala persona? ¿Cómo? Estaba obligando a la ameba social que es Jordi a aburrirse en el gimnasio y ser presa fácil de conversaciones sobre fútbol, coches o a tener que contestar preguntas del tipo "¿me queda bien este músculo aquí?". No podía hacer que hablara con desconocidos o, dios no lo quiera, hacer nuevos amigos. Me di cuenta de que Jordi en parte dependía de mí para seguir siendo el tío ese raro del gimnasio que no habla con nadie ni se acaricia lúbrico la panza delante del espejo. ¿Y cómo entretenerlo? No es muy complicado. Viejas que se caen, bomberos parisinos, películas de monstruos, listas interminables de sinónimos de "puta"... Y mujeres. Mujeres en blanco y negro. Mujeres malas en blanco y negro. Y alguna en color.

¿Y por dónde empiezo? Bueno. Por una película que vi por primera vez hace poco y que se ha encumbrado en el olimpo de mis tropecientas películas favoritas. Y por la mala que aparece, domina, subyuga, manipula, miente y enamora en cada paso, cada mirada y cada "no puede evitarlo".
Jane Greer en Retorno al pasado.

Película de 1947 dirigida por uno de mis directores favoritos, el francés Jacques Tourneur. La película es uno de esos maravillosos ejercicios de cine negro de los años cuarenta. Como decía Robert Mitchum, pareja protagonista de Jane Greer, una de esas películas iluminadas por cerillas (Doctor Insermini, gracias por el apunte). La historia del tipo que intentó dejar su pasado atrás, pero la casualidad y unos bonitos ojos hace que tenga que enfrentarse a todo aquello que abandonó atrás. ¿Y qué fue este problema? Pues una muchacha llamada Kathy.


Para mí, una de las peores (o sea mejores) mujeres de esas que llaman fatales que dio el cine clásico. Mala, manipuladora y mentirosa. En toda la película no dice nada que sea verdad ni hace nada que sea honesto. Eso sí, aletea las pestañas como nadie y se mueve con esa elegancia que solo puede traer problemas. Y, claro, cualquier tipo que ande a su alrededor no solo encuentra problemas, sino que se revuelca con ellas. Nadie como ella para empuñar con frialdad y elegancia un revólver. 


Y para presentarse como una pobre víctima de las circunstancias. Y desde su primera aparición sabemos que es mala. Pero da igual. Porque, seamos sinceros, entre ella y la sosita de la novia del pueblo de Robert Mitchum, ¿con quién nos quedaríamos?