Gracias.

Lo recuerdo tan vívidamente,  cada que siento el clima, ese aire frió de la mañana entrando por mi nariz, mientras el insoportable sol quema mis hombros, rememoro lo que vestíamos todos, desde los pequeños participantes de mi historia romántica hasta lo espectadores de permanencia voluntaria. Guarde celosamente una foto del color de las hojas que con reflejo otoñal, a punto de ser ruborizadas por la primavera me aguardaban una tímida sorpresa.

En una simple tarde de Marzo inicie una aventura peculiar, la primera en la que mis huellas no estarían solas, donde compartes maletas, tristezas, esperanzas, pronósticos, alegrías, pensamientos.

Valoro a cada segundo el amor de la relación que extrañamente evoluciono en lo que tenemos ahora, si somos asquerosamente sarcásticos, patéticos deprimidos eternos que entre su miseria diaria, sonríen por saber que no están solos.

Cada uno tiene unos demonios inmensamente grandes por los cuales tenemos un delicado ego con afán de intentar hacerlo solos, porque no queremos que nadie sepa nuestros temores.

Hoy a varios años de que nuestras pisadas se encaminaran de forma paralela, te agradezco el dejarme pasar a tu mundo de problemas y que me ayudaras con los míos, el que escuches todo lo que digo, gracias por ser tú.