Oh
adorada existencia difumíname ahora que no siento nada... para que nadie llore
por mí.
En
este mismo momento en el que no sufro por nada y una sonrisa se dibuja en mi
rostro, desaparéceme.
Mientras
percibo el fluir del aire, el sol me entibia la piel y la sensación nocturna
aun cobija mi ser, deja que me funda entre la tierra y gusanos.
Hoy
que el tormento de preguntarme sobre mi actualidad sobrepaso las montañas de
almohadones de mi habitación.
Deja a
mi barco encallar en cualquier manantial de ideas, para deshacerme entre las infinitas
partículas del universo.