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viernes, 24 de octubre de 2025

adorar

Mi corazón a mil por hora. Luego se calma, cansado y aturdido, es por las dudas o las repeticiones o las infinitas palabras, las dichas y las no dichas, amontonadas, útiles e inútiles, tengo ganas de entornar los ojos y esperar que se venzan y se cierren. Casi lo hacen en el tren donde veo niños con comida que no es comida, el resto a su móvil, adorándolo, también vale para que se pinten los labios o se arreglen el pelo, agachan la cabeza como bueyes que van al matadero, a otros les vale para chillar o para roncar. Los carteles me confunden, la nueva y cambiante edad, los cervatillos a su bola. Y recuerdo que casi lloré por el camino al recordar y al escuchar una canción que habla de una instantánea Polaroid, y luego todo se para, hasta el tren, afortunadamente no mi corazón.

viernes, 26 de septiembre de 2025

huellas

No limpiaron las huellas de la fiesta que ya pasó, ahí quedan en el asfalto, no sé si esperando a la lluvia o a los servicios públicos. Mientras tanto todo parece hoy un poco más oscuro, o será que mis ojos no se abrieron aún del todo. El pan tiene picos, los mayores ya están de buena mañana en una terraza, departiendo, poca gente por las calles, lo habitual en los pueblos que camino. Y mientras, intento serenar el corazón porque el alma parece desbocada, llena de palabras, palabras y más palabras, a lo lejos alguien, de cerca no es quien podría ser, lo que es alejarse y acercarse para cambiar la realidad, sopla el viento, adivina de donde viene y hacia donde va, por un momento pareciera que las ramas se mueven a cámara lenta, ¿o seré yo?. Eso que vuela podría ser una cigüeña de las que traen niños y habitan en lo alto. Las personas corren o van en bici, pero lo que mas hacen es pasear con la mirada baja, enfrascada en la pantalla. Espero el momento dulce, el de la noche, para dormir; tras una ventana abierta suena Fly me to the Moon, quien pudiera. 

niebla

Un poco de niebla en la subida, me llega a causar inquietud, pasajera. Ya arriba un mucho de niebla en el valle que me impide ver el otro lado, el sol, mínimo, circular y perfecto, es tan blanco hoy que parece de juguete y muy lejano, juega a ocultarse. Hago tiempo para esperar la foto que no llega, cuestión de minutos. No había nadie y ahora vienen todos, antes solo estaban mis pisadas, parado dejé de oír hasta a los pájaros, fue un momento o una ilusión. Pisé las mismas piedras que he pisado tantas veces, escalones para subir arriba, lo más cerca del cielo que estaré hoy, subí deprisa, como alma que lleva el diablo, bajé más tranquilo, lo que son las prisas, no sé para qué. En el coche música, en Navacerrada también, ecos de las fiestas patronales, vallas de encierros, el pueblo pierde su encanto por un par de días. 

lunes, 8 de septiembre de 2025

verde

Caminante solitario con calor excesivo. Poniendo las calles cada amanecer, en la oscuridad ella saluda con entusiasmo, creo que para atajar el miedo. En la ventana el anciano abrió la ventana para asomarse al nuevo día, para dejarlo entrar en la habitación de su residencia. Y yo abriendo todas y esperando. Pasa una piel tersa, suave y desnuda, a un lado alguien pide con gesto de perdón o de plegaria. Mas calor. Si veo un gato este día me acordaré de michin, que bajaba y subía en la cesta. Ya nadie hace eso desde una ventana, todo es de otra forma. Antes no había asfalto ni casas, puro campo, verde y árboles, y las ramas se caían y yo siempre llevaba alguna a casa. Me pregunto si las apilaba o si construía un fuerte de madera para proteger a unos de otros. Tantas noches han pasado desde entonces, cuántas se torcieron y luego se enderezaron. Hago reír haciendo el mono o el mico, lo seguiré haciendo, llovió, cuatro gotas de Agosto. La lágrima no me sale a pesar de la congoja,es sólo por escuchar sin saber qué decir. Voy a dejar unas líneas en blanco para pensar.

jueves, 7 de agosto de 2025

empieza

Todas las semanas empiezan por algún día, y a alguna hora, puede que en ese momento se escuchen chicharras, cotorras o urracas, hasta ruidos de cortadoras de césped o arbustos, o hasta maletas arrastrándose atadas a la mano de alguien, o hasta personas que salieron de fiesta y ahora arreglan sus diferencias en voz alta o simplemente ríen, o conducen autos con los sentidos enturbiados. Podría ser que fuera el ulular del viento o todo lo que este mueve en cuerdas de tendedero, ventanas no cerradas o cables que se abandonaron en las paredes. Nadie subirá por ellos. Al igual que las semanas, empiezan los pensamientos a despertar cuando aún con los ojos cerrados salgo del estado del sueño, y se arremolinan sin guardar su turno creando espirales imposibles de desalojar, vorágine es una buena palabra. Antes de eso intenté recordar ese sueño donde unos se iban, otros venían, me afané sin éxito.

Todo empieza, los cielos, oscuros hace unos minutos, se abren inabarcables, la noche todo lo confinaba, el día todo lo expande. Estoy en la calle, habré pisado decenas de hormigas, a otras las esquivo, no hacen ruido, imagino un mundo de silencio bajo tierra, tan pesado el no ruido como la carga que arrastra una de ellas, una enorme y ligera pluma que me pregunto para qué servirá allá en su casa. Amanece, que no es poco, sin más, como ayer y como los días que vendrán.

sábado, 5 de julio de 2025

nunca

Si nunca oyó esos ruidos matinales, inesperados, novedosos, o si nunca oyó a las aves del cielo anunciando un nuevo día es que estaba dormido o muerto para la vida, lo mismo que si nunca vio al río llevar agua, inmisericorde, la que llena el embalse. Igual que si nunca pisó los charcos y los anegados campos, igual que si nunca aplastó las hierbas altas sin saber que habría debajo del siguiente paso.

jueves, 26 de junio de 2025

neurona

La señora me pregunta si está bien sentada ahí. Y me habla, y yo le pregunto, y no puedo saber si la respuesta es cierta o producto de las neuronas que se apagaron, entonces, cuando estoy a punto de pedir ayuda, reconoce a su hijo a lo lejos, con un bebé, menos mal saber que no está sola.
Después de unos días la vuelvo a ver, cruzamos la mirada y ella me mira muy fijamente, puede ser una señal de reconocimiento, o puede ser cualquier cosa, hasta curiosidad.

lunes, 2 de junio de 2025

distancia

Aparco a cubierto, las zonas, verdes o azules, están llenas, es lunes, es Madrid. Dejo libros en una biblioteca popular del Retiro, o construcción de ladrillo de tres baldas donde algunos tratados de pediatría y tomos de antaño no encuentran dueño. Ahí lleva desde la década de los veinte del siglo pasado. Enfrente una señora está sentada con un carro de la compra. Mientras espero a que abra la Feria del libro doy la vuelta al lago, alguien rema, el sol está tapado y se agradece. Muchas señoras mayores y algún señor aislado hacen gimnasia a la sombra del arbolado. Tres monitores dan consignas, hay música. Me sorprende la distancia que guardan entre ellas, cuestión de  pudor o timidez, algunas se alejan más, me cuesta ver a dos personas que guarden solo ese mínimo que denota que van juntas o se conocen del día anterior. Y yo pensando que muchos prejuicios desaparecen con la edad.
Luego veo y compro, a tiro fijo, caseta aquí, caseta allá, y oigo conversaciones, el que dice que la IA le otorgó a su relato o libro una calificación de infinito sobre diez y quiere que alguien humano lo lea, una IA un poco cabrona, o el que sueña con tener una pared llena de libros, yo la tengo y no se lo digo. Escucho a Loquillo, entrevistado por RNE, suena Nino Bravo y Libre, banda sonora de su vida y de muchas vidas. Su tupé no es el de antes, el mío tampoco. Hay niños que atienden a una representación, detrás del biombo el actor se cambia de atuendo, y un Quijote que parece una marioneta gigante espera su turno apoyado en un baúl, no habla. Unos turistas americanos me preguntan, yo respondo, su viaje de siete días les lleva a Madrid, Sevilla y Barcelona, mucho en poco tiempo.  Luego vuelvo a ver los anaqueles y veo que la señora con tirita en la nariz saca libros de su carro de la compra y los coloca, y vuelve a sentarse. Me la imagino disfrutando al ver a los futuros lectores rebuscar entre los ejemplares. Al menos distingo que uno de los míos no desapareció, al menos distingo que aquellos voluminosos tomos volaron, y mirando al carro pienso que no tiene fondo y que es de allí de donde suben los libros y los sueños.

martes, 27 de mayo de 2025

colores

Ando solo y veo colores, como el morado precioso de esas minúsculas florecillas que crean mantos de formas caprichosas y que en muchos casos eligieron zona de paso, o el amarillo de otras, que a veces abruman a las blancas o se dejan ver aisladas entre las praderas inmaculadas. Algunos rojos sueltos también, al borde de caminos ocres, de distintos tonos, según la tierra haya sido roturada o no, o según las sombras se muevan bajo las copas de los árboles que aspiran a la frondosidad. Todo lo demás es verde y más verde, todo lo que el sol ilumina casi de más en esta tarde de primavera salvaje es verde, el de las infinitas tonalidades, con espigas gigantes y especies desconocidas entre las que me abro un camino que ya se ha cerrado, podrían taparme si allí me quedara cual estatua porque crecerían buscando el cielo que nunca alcanzarán, no saberlo no les impide soñar.

lunes, 17 de marzo de 2025

desnudos

Muchas personas esperando en la consulta del médico. Yo me voy, siempre lo he pensado, hoy lo hago, cansado de las esperas infinitas. Otras personas, a escasos metros del hospital, desafían frio y llovizna porque saben que en un rato les darán de comer, el pan suyo de cada día; enfrente de la caridad, unos adolescentes, en su descanso de lo que sea que estudien, se mofan del descanso que piden los futbolistas del equipo llorón. Luego veré que en el estadio de ese equipo más gente espera su turno para visitar el estadio, ni siquiera para ver un partido, dinero para las arcas. Avanzando sin echar la vista atrás me sorprende un pobre chaval que se juega el tipo llevando un paraguas en la mano izquierda a la vez que pedalea en una bici municipal por calles llenas de obras, baches y coches, dan ganas de quitarle ambas cosas. Y ya pensando si estamos todos locos, finalmente, veo a un señor que camina tan despacio que no llegará nunca, también con paraguas además de con bastón, y al acercarme y sobrepasarle veo que sus zapatos albergan unos pies cansados y desnudos.   

viernes, 14 de marzo de 2025

gotas

Hay una mano que toma agua y la lleva consigo hasta que la deja caer. Toma agua de la lluvia que cae inmisericorde, aquí una gota, allá otra. Sigue así hasta que por aquel lado se abre todo para mostrar un cielo azul, el que ilumina por momentos la pradera verde y mullida, la que busco y siento, y puede ser arriesgado pensar que la vida seguirá aquí dentro de cien años con otros cantos que anunciarán la mañana desde ramas que brotaron nuevas, pero dicen los que anticipan el futuro que la luna de sangre que no vi se repetirá algún día.


miércoles, 5 de marzo de 2025

cañones

Veo cañones del Colorado o de cualquier otro rio, son miniaturas de la realidad, formados en los caminos que recorro, soy tan grande que puedo saltar de una orilla a la otra y volver con el mismo gesto, desde arriba imagino, que no veo, canoas, lanchas o barcazas navegando, también pieles rojas apostados para la caza o para la emboscada, o simplemente bajando al lecho para recoger agua o instalar el campamento. 

domingo, 2 de marzo de 2025

ramos

En mi paseo vi a una pareja romper en plena calle, un lo siento y direcciones opuestas, vi flores, solas o en ramos, vi manos anudadas. Fue el día del amor. Al pasar ese día siguen los corazones latiendo, algunos más allá de los límites, bajo el sol de siempre, otros despacio, embelesados, como ante una pradera verde o ante un atardecer que siempre llega. 
También vi a alguien que también paseaba, pero por la mediana, rodeada de coches, de aquí para allá, sin decidirse a ir a una acera u a la otra. Por ver vi hasta a una persona indecisa en sus pasos, demasiado pronto para haber bebido y demasiado tarde para haberlo evitado.

miércoles, 1 de enero de 2025

amaneceres

Empieza todo o no empieza nada, yo lo hago aún de noche, caminando, ellas de trajes largos o cortos, ellos de etiqueta, cansados, todos se van a sus casas, pienso, o a terminar la fiesta entre las sábanas. Busco sonidos que no encuentro, algún salón con voces, algunas luces sueltas, perros y dueños, algún desalmado al volante, luces en el hospital, los enfermos que hayan abierto los ojos han visto el nuevo año, quizás algún bebé acabe de llegar y alguien esté yéndose. Los testigos de Jehová madrugan, elegantes, llaman al timbre y entran para hacer lo que sea que hacen. Será que les tiene cuenta, a mí me tiene cuenta marchar a oscuras y rodeado de amaneceres.

sábado, 14 de septiembre de 2024

veredas

Esta ciudad se me queda pequeña, necesito campos, sendas, caminos que no acaben en el mar, que se pierdan en el horizonte, ya perdido su color. Veredas para andar sólo como alma que lleva el diablo, el maligno que se apoderó de mí y hace que la cadencia de mis pasos aumente, tanto que a una orden de mi voluntad el andar se podría transformar en carrera, en trote o en sprint que deje atrás las farolas, los bancos y los transeúntes. Y parar cuando no pueda más, cuando el corazón se me salga por la boca, cuando el resuello falte, cuando el jadeo sea constante, cuando el diablo haya huido de mí, asustado. 

sábado, 17 de agosto de 2024

ídolo

No les entiendo en sus conversaciones móviles aunque hablen en mi idioma, menos en el otro, pareciera que ella quisiera despertar a los que puede que duerman todavía, ella corre con cascos, para, grita, volverá a correr, todos ajenos en esta mañana a los maratonianos de Paris que ya corren, tan temprano, suben y bajan rodeados de miles de aficionados que necesitan aplaudir y enarbolar banderas. Necesitamos ídolos que corran o salten para identificarnos con los colores o ya sin colores para volver a los sueños que todos tuvimos de llegar más alto y ser más rápidos o más fuertes o, lo que es lo mismo, para ser niños de nuevo.

domingo, 11 de agosto de 2024

serenidad

La serenidad en ese rostro, también todo el futuro. Ya salían los soles por el horizonte cuando apareció. La vi venir y pensé en la naturaleza ignorada, hasta en la conocida. Ella era una de las pocos habitantes de las calles, y es que son días de éxodo, de calles vacías y aplanadas en las que encamino mis pasos, camino los metros hacia algún lado desde que quedó abierto el nuevo día, lleno de sinónimos, indefinible e indefinido en su ulterior desarrollo.

domingo, 4 de agosto de 2024

secretos

Secretos y confesiones al amanecer, llevando su tambaleo encima ella dice que estuvo con un hombre siete años, lo dice para que aquel a quien no quiere dejar marchar sepa la verdad. No sabré si la sinceridad habrá acabado con su nueva relación. En un banco ella parece encogerse, al lado él, hay un diálogo de murmullos, alguien me da los buenos días, no le veo la cara, es noche no tan cerrada. Luego hay voces altas, otra persona dice que le va a llamar Amy Winehouse y de aquella manera, adjetivándolos, menta a su madre, padrastro, perra y espera que le reciba su cama, todo ello por teléfono o mensaje, grita; y alguien más taconea después de la pasión y alcanza el uber mientras otra chica no esconde su cuerpo pegado a la ropa a la vez que pasan taxis y el sol clarea la mañana sin verse todavía, y el frescor está ausente.

lunes, 25 de diciembre de 2023

mañana

El agua que cristaliza, todo lo hace, un hielo en lunas y en hojas caídas, las calles vacías, un silencio con oscuridad, si los coches callaran sólo se oirían mis pisadas o esa conversación con el que lleva las porras, o la que llevo conmigo mismo sin hablar. Pisadas que alguien puede oír en sueños o entre embates de amor en mañana de Navidad, como pueden oír a los que vuelven, agarrados por la cintura o por el hombro, susurrando o recordando o adivinando futuros, se eleva el tono en las conversaciones de aquellos a los que confundió el alcohol, que la calle se les mueve aunque no tiemble la tierra, Dios nos libre, yo sé que voy y vuelvo como el cielo rojo que no es fuego, que es sol amaneciendo como si hubiera dormido y es que ahora recuerdo que el sol llega siempre por el este.

miércoles, 9 de agosto de 2023

calima

Caras difusas que pueden ser las de cualquiera, será la calima que empaña la nitidez. Creo que también tiene que ver con la pandemia, la que alejó aún más el pasado, tan eternamente lejano, y que no aclaró todavía el futuro. Creo que también será culpa del calor, de la calle tórrida, dónde la pasión se esconde a cubierto, con ventanas abiertas, sin miedo a ser escuchados. Todo esto pasa en el mes de vacaciones de toda la vida, de cuando el uno de agosto lo era todo, y lo repito para que nadie se olvide. También pasa que nos conocemos sin mascarilla y vemos gestos desconocidos, nunca entrevistos. Y unas fiestas allá, tan lejanas como esa estrella perdida de la que aún vemos su luz cuando quizás ya no esté.