Pues aquí estoy, parece que hoy tengo algo de tiempo. Mi jefe se ha ido de vacaciones y a mí me quedan dos semanas. La primera tanda de mi equipo a empezado a emigrar y además ha refrescado en Madrid, así que la mitad del agobio de las últimas semanas ha llegado a su fin.
La otra mitad del agobio os la cuento ahora. Es que han sido unos días (semanas) de locos.
Después de mi negativo paulatino fui a la clínica, me contaron el proceso del ciclo de congelados y decidí esperar a septiembre. Como siempre y porque F siempre ha sido, es y será una persona muy especial en mi vida y porque el chico estaba cumpliendo con su promesa de reconquistarme, pues le conté sobre mi decisión. Raudo y veloz, demostrando una vez más que la reconquista iba en serio, me invitó a cenar y bueno, resumiendo, nos declaramos amor eterno, decidimos arrejuntarnos, tener familia numerosa e incluso dejó caer que si así yo lo deseaba nos casábamos. Antes de que nadie se emocione, no, no habrá boda, jeje, pero sí todo lo demás.
Al día siguiente ya estábamos sondeando el idealista, a los tres días visitando pisos, a la semana anunciándolo a nuestros padres (próximo capítulo: cómo mis padres se emocionan por todo en vez de pensar que estoy como una p. regadera), y apenas un mes después estamos a punto de firmar un contrato de alquiler para el uno de septiembre. Nota mental: publicar un post dedicado a cómo decidirse entre dos pisos estupendos y cómo perdimos el piso del siglo.
En agosto nos iremos de vacaciones celebratorias de tanto compromiso y proyecto común.
En cuanto a la procreación pues ya estamos en ello. La declaración de amor eterno llegó justo en la semana “verde” así que nos tiramos de lleno a la piscina, pero – como era de esperar – no cuajó la cosa. Ahora estamos en el segundo intento. Una de las cosas que aclaramos en la larga noche de decisiones importantes fue que haríamos 6 intentos, como cualquier pareja normal de nuestra edad, y que si no funcionaba intentábamos FIV, esta vez juntos, y si no funcionaba usaríamos tarde o temprano mis embriones congelados. Él está totalmente de acuerdo. (si es que es un amor)
En fin, pues con esas estamos. Un giro radical a mi vida – con lo poco que me gustan las sorpresas. Hoy en principio se decide cuál de los dos pisos finalistas nos quedamos…
He vuelto y como veréis con muchas novedades y con varias entradas futuras que publicar.
Chiquitín, el tío F será tu papa, ya estamos juntos, contentos y ahora sólo nos faltas tú.
¡¡Feliz Lunes!! ¡¡queda menos para las vacaciones!!