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lunes, 12 de noviembre de 2012

PALMARÉS DEL FESTIVAL DE CINE DE SEVILLA 2012


Hasta aquí hemos llegado y esto es lo que ha dado de sí un festival de cine pasado por agua, pero con películas interesantes, algunas muy a tener en cuenta, y con unos premios que sin más preámbulos vamos a detallar:


GIRALDILLO DE ORO 
Película: EAT SLEEP DIE (2012, Suecia)
Dirigida por: Gabriela Pichler


GIRALDILLO DE PLATA
Película: BOY EATING THE BIRD’S FOOD (2012, Grecia)
Dirigida por: Ektoras Lygizos


PREMIO ESPECIAL DEL JURADO
Película: REALITY (2012, Italia/Francia)
Dirigida por: Matteo Garrone


premio al Mejor GUIÓN
Película: PARADISE FAITH (2012, Austria/Francia/Alemania)
Escrita por: Ulrich Seidl y Veronika Franz


premio a la Mejor Actriz
Película: EAT SLEEP DIE (2012, Suecia)
Actriz: Nermina Lukac


premio al Mejor ActOR
Película: BOY EATING THE BIRD’S FOOD (2012, Grecia)
Actor: Yannis Papadopoulos


premio a la Mejor dirección DE FOTOGRAFÍA
Película: SISTER (2012, Francia/Suiza)
Directora de Fotografía: Agnès Godard

GIRALDILLO SECCIÓN EURODOC A LA MEJOR PELÍCULA DE NO FICCIÓN
Película: LEVIATHAN (2012, Reino Unido/EEUU/Francia)
Dirigida por: Lucien Castaing-Taylor y Verena Paravel
EX – AEQUO
Película: MAPA (2012, España)
Dirigida por: León Siminiani


PREMIO DEL JURADO CAMPUS
Película: ARRAIANOS (2012, España)
Dirigida por: Eloy Enciso


premio eurimages a la mejor coproducción europea
Película: SISTER (2012, Francia/Suiza)
Dirigida por: Ursula Meier
EX – AEQUO
Película: PARADISE FAITH (2012, Austria/Francia/Alemania)
Dirigida por: Ulrich Seidl


GIRALDILLO JUNIOR
Película: EL CORAZÓN DEL ROBLE (2012, España)
Dirigida por: Ricardo Ramón y Ángel Izquierdo

:
gran premio del público
Película: AMOUR (2012, Alemania/Francia/Austria)
Dirigida por: Michael Haneke


premio ASECAN
Película: THE HUNT (2012, Dinamarca)
Dirigida por: Thomas Vinterberg


PREMIO CIUDAD DE SEVILLA
MARÍA DE MEDEIROS


Del fallo del jurado (¿por qué se llamará “fallo”? ¿Nunca aciertan?) poco podemos comentar dado nuestro ojo clínico —en este caso de cristal— a la hora de elegir las películas que teníamos que visionar. No se puede estar a todo y, finalmente, no hemos visto la mayoría de las cintas premiadas. Por tanto, sólo decir lo justo que me parece el gran premio del jurado otorgado a Reality, la buena película de Matteo Garrone;  que esperábamos más para The Hunt y para César debe morir, y que no nos sorprende el premio del público a Amour, la última de Haneke. Este último filme nos lo hemos saltado a propósito porque será de las películas que seguramente pasen por las salas comerciales; cosa que no sucederá con muchas de las que finalmente hemos optado por ver.

Por último, destacar las palabras del jurado que justifican el Giraldillo de Oro a la cinta Eat Sleep Die de la directora Gabriela Pichler: Una nueva realizadora emerge con una voz cinematográfica impactante y madura para hablar de temas universales de un modo verdaderamente personal y auténtico.

Por nuestra parte, nada más que añadir de un festival que ha recorrido las calles del centro histórico de Sevilla, con opiniones dispares sobre la organización (no a nosotros, pero a algunos les ha parecido mal tanta dispersión en las salas, preferían la concentración de años anteriores) y con un resultado global cinematográfico bastante aceptable.

Con un saludo a todos los lectores, nos despedimos hasta el año que viene.





martes, 6 de noviembre de 2012

CÉSAR DEBE MORIR (Cesare deve morire de Paolo y Vittorio Taviani, 2012)


Cuando casi llevamos recorrido la mitad del camino por el festival de Cine Europeo de Sevilla, regresamos a la selección EFA para ver otra película italiana. Los veteranos hermanos Taviani nos traen al certamen un regalo en forma de cinta, una joya de las que pocas veces se ven en las salas.
























En su nuevo largometraje, los Taviani llevan a la pantalla el “Julio César” de Shakespeare de una forma tan original como contundente. Para ello, eligen la prisión de máxima seguridad de Rebibbia, en Roma, y cuentan con algunos de los delincuentes más peligrosos de la cárcel para dar vida a César, Casio, Bruto, Marco Antonio, Lucio, etcétera. Son reclusos con condenas que van desde la cadena perpetua a los más de veinte años, con cargos de homicidio, pertenencia a la mafia y otros delitos graves.

César debe morir es una adaptación teatral, pero también un documental. Estructurado en un largo flash-back, el filme arranca con la ovación del público una vez terminada la representación. A partir de aquí, los Taviani regresan al comienzo de la aventura, seis meses antes, para narrar los ensayos de la obra en un expresivo blanco y negro, tan sobrio como los espacios donde van a rodar: las celdas, los pasillos y los patios de la cárcel.

Si bien la versión de los realizadores es muy personal, se mantiene fiel a la obra de Shakespeare, mucho más que, por ejemplo, el Julio César de Mankiewicz, contaminado por el sistema de producción de los estudios para perderse en batallas en su segunda parte. La versión de los Taviani, lejos de “airear” la obra, la encierran aún más, la encarcelan literalmente entre las paredes de la prisión. Esa es su fuerza.


Los directores, por tanto, huyen de sus habituales escenas de planos generales contemplativos (Fiorile, La Noche de San Lorenzo, etc.) para configurar una película de alto ritmo que se centra exclusivamente en los ensayos de los actores-reclusos, con alguna interferencia provocada por las cuentas que cada uno de ellos tiene con la justicia, o entre sí, y contagiándose de ese entorno claustrofóbico que inunda el ambiente.  

Son especialmente meritorias las secuencias en las que participan todos los reclusos: la muerte de César a manos de sus amigos senadores es seguida de un clamor general de libertad con los presos corriendo por los pasillos de los módulos; y el discurso de Marco Antonio parece que vaya a provocar una rebelión en la prisión.

Los Taviani se permiten, de vez en cuando, hacer un alto en su particular recorrido por la obra de Shakespeare para registrar en celuloide el alma de las personas que viven en Rebibbia privadas de libertad. Así, alcanzan uno de los momentos culminantes de la película cuando vuelven a usar el mismo recurso que utilizaron en el arranque de Padre Patrón (Padre Padrone, 1977). Allí, consiguieron filmar los temores de los niños de un colegio de primaria. Aquí, se pasean por las celdas, y luego por el exterior de la institución penitenciaria, para rodar el sonido del silencio: con ese escenario de fondo se oyen los pensamientos de los presos, un clamor ensordecedor se esconde tras la aparente tranquilidad y el mutismo de la noche.

Son escenas como ésta, o como las secuencias donde ruedan las pruebas del casting, las que nos inclinan a opinar que César debe morir es lo mejor que hemos visto hasta ahora en el festival de Sevilla.




Ver Ficha de César debe morir.



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