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miércoles, 18 de abril de 2012

Cuadri sigue debiendo media docena a Sevilla


Plaza de toros de la Maestranza




















Toros de Hijos de Celestino Cuadri, lustrosos, con cuajo, romana, "muy sevillanos" de cabeza, según la cargante crítica moderna. Aplomados, descastados, poco castigados en el caballo y a menos en el último tercio, salvando el tercero, manso con una punta de casta, ovacionado sorprendentemente en el arrastre. Cuarto y quinto, cinqueños. Antonio Barrera: media estocada delantera tirando la muleta y dos descabellos (silencio tras aviso). Estocada caída y delantera, rueda de peones y cuatro descabellos (silencio). Javier Castaño: pinchazo perdiendo la muleta, estocada entera y tres descabellos (tras aviso, saluda una ovación desde el tercio). Pinchazo en hueso, estocada entera y contraria, perdiendo la muleta (silencio). Alberto Aguilar: estocada casi entera, suelta y caída y tres descabellos (ovación y salida al tercio). Media estocada desprendida y seis descabellos (silencio tras aviso).

Con la montera calada, al más puro estilo esplasista, se recogía Javier Castaño, el maestro charro, o leonés -ahora que es ojito derecho de la afición, le salen pueblos como setas-, camino del burladero, a la muerte del quinto, sabiéndose triunfador, sin orejas ni apoteósis -los silencios maestrantes han mutado a ecos cadavéricos, de lo vacía y muerta que está la plaza; vacía por la crisis, económica y taurina, muerta por el arte que se pué aguantá, alter ego sevillano -agitanao- de la exigencia madrileña -más yihadista-, y que ha acabado convirtiendo la Maestranza en una academia de aficionados que confunden el culo con las témporas, salvo que el trasero sea del género artista, con lo cual a esa nalga, sea familia o no de las témporas, tendrá que tocarle el maestro Tejera el "Suspiros de España" sin rechistar-. Antes había construído dos faenas rebosantes en técnica y valor, cada una con sus virtudes, acopladas en todo momento a las necesidades, problemas y virtudes -pocas- que le iban planteando los badanudos cuadris. Al segundo, que no tenía nada, si acaso un abismo negro de guasa, a base de ir un paso más allá, de cruzarse y citar como se cruzan y citan los toreros, le sacó un yacimiento de derechazos, encajados y  mandados que no muchos son capaces de firmar. Por la izquierda, ni uno. Comerciante, no bajó la gaita ni con tres cuartas de acero en los rubios -los hermanos, quitando tercero, también vivieron en la permanente media altura-. El quinto, además de permitirle un arrimón ojedista, con algún pasaje templado de no más de dos muletazos ligados y no más extensión que un cuarto de tranco, también sirvió para que el valiente Adalid se sacase la espina del mal tercio de banderillas anterior, pisoteando el orden de lidia, las reglas más elementales del toreo, obligando a Galán a bregar con dos moles, para terminar saludando una ovación barata por dos pares de rehíletes caídos, con más exposición que lucimiento. La torería del subalterno nunca debería competir contra la eficiencia de la lidia y el oro del matador.

Sin torería y sin eficiencia, ni para el regusto, ni para la guerra, pasó Antonio Barrera por el barbecho abrileño. Al contrario que Castaño, no vino a apostar, el pasito que tuvo que dar para allá, lo daba para acá y cuando parecía que ya se iban a centrar, toro y torero, siempre salía un golpe de eolo, un molesto gazapeo o un gañafón que descomponía las telas y que componían la excusa perfecta para un torero que no paraba los pies quietos en ningun momento. Con el que abrió el festejo se lo aguantaron, más pacientes que el santo Job. No así con el cuarto, al que le recetó una somanta de pases impropios para lo que es el género, con el que en teoría hay que andar abreviando, de una corrida dura.

El mejor toro le cayó en suerte a Alberto Aguilar, al que el aficionado, que se sabe ya huérfano de Fundi, arde en deseos de aupar en el trono torista -potro de tortura, más bien, dirán algunos-. Aldeano, que empujó con fuerza en el primer trancazo y cantó la gallina con estrépito en el segundo -de aquí que no se entienda la ovación en el arrastre-, embistió con transmisión y codicia a la muleta, muy poderosa, también muy acelerada, del torero madrileño. El inicio, con unos doblones la mar de toreros, auguraba una batalla grande que acabó siendo menos de lo esperado. Por el derecho, único pitón potable del Aldeano, le enjaretó, bien colocado, pecho por delante y sin esconder la patita, varias series de mano muy baja, muleta puesta en el hocico, planchá, para luego fastidiar tan inmaculados prolegómenos con la ausencia absoluta de temple o de intento de. Cuando se la echó a la izquierda, quizás ya tarde, sufrió un desarme que el maestro Tejera premió con un tétrico ¡chimpún! muy de la casa. Con el castaño sexto, porfió y porfió justificando el sueldo y alargándose de más.

La corrida triguereña, medida bajo el prisma del hierro comercial, se puede salvar de la quema: bien visto, se pudieron cortar tres orejas fácil y "dejó estar" -quede claro el entrecomillado-. También sacó el lado negativo, la cara B de las toradas menores: no se picó en el caballo -a pesar de las ansías de los picas por destacar-, los segundos puyazos no existieron y la emoción terminaron poniéndola más los toreros con su buen hacer. Pero como Cuadri es Cuadri, y su historia no merece comparaciones odiosas, ni es necesario ni cabal que los toristas se estén restregando el lomo unos contra otros, una y otra vez, cuando un festejo se da mal, hay que apuntar en la memoria del aficionado, que suele ser buena, que en el debe de Comeuñas se le sigue apuntando media docena a Sevilla.


martes, 17 de abril de 2012

Mediador es el hombre



Gilberto


















En sexto lugar, si dios quiere, Alberto Aguilar lidiará a Mediador, un castaño de Cuadri. Pelo que hasta hace pocos años era rara avis en los ruedos -si no me equivoco antes de Ribete sólo se habían lidiado cinco durante la vida de la ganadería-, y que ya es una pequeña realidad, hay varias vacas castañas madreando y Aviador dejó descendencia. El salto atrás que pegan los genes hacia lo de Urcola, además de servir al ganadero para refrescar sangre, está dando grandes toros, duros de patas, fieros y poderosos. Hasta el punto de que para muchos aficionados, los castaños de Cuadri ya son toros de culto.

lunes, 19 de marzo de 2012

El Desafío. Parte Segunda.



















Fotos de la UTAAC. Primavero, colocado en la tercera, cuarta y quinta vara. En la muleta  Castaño también intentó, en la medida de lo posible, lucirlo.


domingo, 18 de marzo de 2012

¿A qué hay miedo?




















Las fotos, que se las he birlado a Ignacio Tena e Iván Colomer, muestran el estado de los tendidos en el primer desafío entre Cuadri y Victorino. Tres cuartos de entrada largos, la mejor entrada de la Magdalena hasta ahora, a pesar de que por tierra castelloneras han pasado figuras de la talla de Ponce, Cid, el Fandi o Castella, y toreros con tirón entre el aficionado como Diego Urdiales e Iván Fandiño. Un dato a tener muy en cuenta.

Ahora leo en la crónica del festejo publicada en la gacetilla online de Mundotoro un "no faltó el espectáculo en el primer desafío ganadero de la feria de la Magdalena, aunque sí gente ya que hubo una escasa media entrada..." (sic...), mientras en Burladero, que se va de Málaga para meterse en Malagón, sostienen que la entrada fue de "medio aforo", en una crítica en la que el autor, que tiene que ser familia del que inventó la expresión "más raro que un perro verde", escribe al tun tun sobre cuadris acochinaos -¿habrá visto la criatura un Cuadri en su vida?-, manejables, sin calidad y sin romper de verdad (otra vez sic.)

Cualquiera que lea esto, y sepa la verdad, se podría preguntar por qué tanta mentira, a qué hay miedo para enterrar la realidad cuando las editoriales y críticas de estos sitios que viven de la publicidad y la limosna de los taurinos, normalmente van por lado opuesto, por elevar la realidad hacía un mundo alucinógeno de orejas voladoras, toros rosas que bailan claqué y artistas que cada tarde pintan sobre el lienzo del albero el Guernica de Picasso. 

A ver si va a ser que esto del torismo, bien organizado, anunciado con tiempo, con toreros que interesen y en buenas fechas, va a ser rentable para empresas, aficionados, Ganaderos y Toreros (los dos últimos, con mayúsculas). 


El Desafío. Parte Primera.

Fernando Juárez. Mundotoro


















Dejo por aquí el vídeo de la labor de Uceda, Pinar y Aguilar con Toros en Castellón. Hay que agradecer a Aplausos, portal que le ha ganado la tostada a la competencia, que se haya esmerado en grabarlo, pues es el único medio al que le ha parecido buena idea grabar las seis lidias completas. A uno le choca bastante que los demás no hayan tenido a bien que en el resumen de una corrida concurso no haya un solo segundo disponible para el tercio de varas. Lo denunciamos muchas veces, la última en Olivenza, que bueno está, es Olivenza, feria que vale para lo que vale, pero en esta ocasión la cosa deja mucho que desear. Ojalá se rectifique y en días posteriores podamos gozar, los que no estamos allí, del toreo en toda su dimensión. Por lo demás, esperaremos a que concluya este "desafío" -¿acaso cada tarde de toros no debería de ser un desafío?- para contar, si el "chivato" que tengo en Castellón vuelve vivo, lo que ha dado de sí este fin de semana torista, que para el aficionado es lo más parecido que hay a la Semana Santa. Comprobaremos si de ésta el torismo vuelve cruxificado o resucitado.

Mientras tanto, recomiendo, como siempre, la página de la Unión Taurina de Abonados y Aficionados de Castellón (UTAAC)





jueves, 19 de enero de 2012

Un desafío que les pilla a mano

















Enrique Patón acaba de hacer oficial un triple pata a pata torista en la Magdalena de Castellón durante los días 17, 18 y 19 de Marzo. Los de las patas negras concursarán representando los hierros de Comeuñas, las Tiesas y Zahariche. Bienvenida sea la fórmula de dar cabida en una feria a diversos encastes, así como a dar importancia y relieve a los varilargueros durante tres tardes, que serán casi la mitad del ciclo. Pero queda la duda, que el año pasado se agravó, de si esto de partir cada corrida en dos, para darle dinamisno y un supuesto interés al asunto,  no parte también, de una tajada, el concierto del festejo, que tiene su propio ritmo, no digamos ya de una concurso que durará setenta y dos horas. 

Estos enfrentamientos ganaderos, a los que Simón Casas les dió por bautizar, todo sea por el marketing, como "desafío" -me imagino la cara de los Miura, con su siglo y medio como guardianes de una leyenda, cuando el gabacho, tan productor él, les explicó lo que era un reto ganadero-, se llevaran a cabo, salvo que le dé por estirarse a la autonómica, sin televisión. Tenemos así, nueve plazas libres, para que oposite el jédiez, que aquí no tendrá que salvarguardar su deteriorada imagen; tampoco sentirá necesidad de huir del elefantasiático bicho de primera, sin hechuras bonitas de caber en la muleta y embestir con recorrido; ni mucho menos tendrán que soportar sobre sus monteras la espada de Damocles del tendido siete madrileño, o la jaquecosa algarabía de Pamplona. 

Ahí tienen estos señores que viven para hacer el bien a la Fiesta a Castellón, del diecisiete al Día del Padre: todo ventajas para dejar contento al aficionado, apuntarse un triunfo a ley y hacer justicia con hierros que se resignan a no ser comparsas del arte. Ahí reside el verdadero desafío, en devolver la grandeza al toreo, aunque sea por tres días. Ahora no hay excusas, jédiez


miércoles, 18 de enero de 2012

Mejor todavía




Acevedo (6T6): ¿Y si por ejemplo en Castellón te la mata el Juli?

Fernando Cuadri: Si la mata por hacer un gesto, encantado, pero si no la mata, mejor todavía.



Lo cuentan más y mejor, Arse&Azpi (a los que les he "robado" la foto) en Por las rutas del toro 



jueves, 10 de noviembre de 2011

martes, 18 de octubre de 2011

Torería a cuatro patas










La instantánea, tomada por el notable aficionado Antonio Mechó, y publicada por los de Torear, muestra la primera vara del gran tercio protagonizado por Tito Sandoval y Remendón, con la venia de Javier Castaño. Eso es torería. Y delante de un Toro.



BONUS TRACK TAURINO



















Veo, en el Rincón de Ordoñez, una foto tomada al Niño de los Moruchos, en la que se ve como "le toman las notas". Éste, ese día, el día de Remendón y de Maquinista, fue el que no paró de escribir en su crónica -su, o de su subalterna, quién sabe- eso del "toro de la bravura otorgada de antemano".

Que cada cual vaya sacando sus propias conclusiones sobre el crítico de la buena pluma otorgada de antemano. Yo creo que va estando claro...

domingo, 16 de octubre de 2011

Cuadri: la esencia. Castaño: la torería.

Javier Arroyo. Aplausos


El toreo, en esencia, antes de que el lobby cultural lo secuestrara de sus raíces ancestrales, es eso que el aficionado ha podido sentir en sus entrañas durante el rato, que se nos hizo cortísimo, que duró la sagrada comunión del toro y el hombre con la muerte. El rito, que ha podido sobrevivir a reyes crueles, papas tiranos, dictadores déspotas y sociedades maniqueas, lo ha hecho gracias a hierros como el triguereño, cuyos toros, unos mejores, otros peores, han vuelto a poner en suma los valores que nunca debieron perderse. El miedo; la emoción; la dificultad de hacerse con la voluntad de una bestia; la importancia de todo lo que se haga delante del garlopo; el cuidado en los más mínimos de los detalles; el orden y la hombría, virtudes espartanas que hace tiempo sucumbieron al travestismo de la tauromaquia en esas cosas escochambrosas del arte y que nadie puede aún explicar de qué demonios va sin caer en la cursileria o el flamenquismo español, que diría Eugenio Noel.

La corrida mandada por Don Fernando Cuadri a uno de sus fueros, aún sin toros de vacas, que aquí nadie se da coba con corridas del siglo semanales y falsas antologías que luego tornan en cantes gordos, fue de nota. Impecables en cuanto a trapío, se da por hecho que a Comeuñas se va el premio al encierro mejor presentado. Bien comidos, lustrosos, duros de pitones, de pelos limpios y brillantes, con culata, pechos y romana, con sus marcas del herradero bien tatuadas y definidas, y las pezuñas como tienen que tener estos bichos las pezuñas, y no esos que se ven por ahí, que las tienen como los chanchos, que dicen en suramérica. Vamos, que si uno se tropezara por la calle con uno de estos galanes los reconocería de inmediato, "vaya, ya tenemos aquí otro año a la familia Cuadri Vides."

En cuanto al comportamiento, si hay justicia, que aquí no lo hay, también suyo sería el premio a mejor toro y corrida más completa, que no está mal para ser uno de esos hierros repudiados por las figuras y escupidos y pisoteados bajo la lápida del torismo. Exceptuando quinto y sexto, que acusaron más nobleza de la cuenta, el resto sacaron disparidad de comportamientos, todos de juego interesante, encastados, listos, nobles, pero de esa nobleza viva que nunca debió abandonar el toro de lidia, algo justos de fuerzas y a menos, todos, en el tercio de muerte -para las equivocadas exigencias en cantidad de pases que se requieren hoy-. Pero al cuarto hay que echarle de comer aparte.

Remendón, que venía de reata con fuste, de la familia de los zapateros, conocida ya por los aficionados como antiguamente era sabida de carrerilla la lista de los reyes godos, pues en Comeuñas se cuida todo, hasta los nombres, cada uno de ellos es portador de una historia, un presente y un futuro, y ahí que no se verá al bueno del mayoral hacerle el rabisaco en la derecha y el despuntado en la izquierda a una vaca de nombre Pantomima, como hemos visto que salen en casas de otros ganaderos que van dando lecciones por ahí, mientras pierden los papeles en los callejones de esas plazas de Dios. Todo suma. Y todo resta.

El galafate, guapo y hondo como el solo, tuvo la suerte de tropezarse con un torero cabal, Javier Castaño, que no dudó en satisfacer las exigencias del respetable y hacer lo que no ha hecho todo el G-10 en una sola de las tardes de esta temporada: poner eso en suerte. Hasta tres veces lo hizo, siempre atento al protocolo de la lidia, dejándolo bien largo, mandando en jinete y caballo. Y tres veces que Tito Sandoval, que es gente en esto, lo citó de largo con maestría, toreando sobre el penco, incluso gustándose. Con buen criterio, midió mucho el castigo, y protagonizó un tercio de varas vibrante por lo emotivo y casi clandestino del momento. De seguido, David Adalid, otro que es gente aquí, con los rehiletes dió una lección de torería y  hombría, colocándole en el canto de una perra gorda, citando y retando en largo, dos pares de aúpa a uno de Cuadri, que ahí es ná. Y la plaza en pié, los abonados, los que han sufrido a los benjumeas, los juampedros y los veraguas, pellizcándose para despertar del sueño, llorando de alegría, por ver al fin el toreo en plenitud. Sin la censura de las figuras ni los atropellos de las modas. Ya con la pañosa, y con la montera calada hasta las cejas, se empeñó Castaño, otra vez, en volver a darle distancias al morito, dejarlo que venga al galope para traerselo toreado, como mandan los cánones, haciendo el toreo de adelante hacía atrás y de arriba a abajo. Unas veces salió aquello mejor, y otras peor. Pero nunca dió un paso atrás, con mucha firmeza no dejó que  el bicho se le subiera a las barbas, que es parte importante en el argumento de las corridas. El fallo a espadas, clamoroso e imperdonable, le hizo perder dos orejas y posiblemente, la vuelta póstuma para Remendón, que al final fue arrastrado entre una gran ovación.

Iván García y Paulita merecen todo el respeto del mundo, además de ser valientes para matar esta clase de corridas con lo verdes que están, han mostrado ser grandes aficionados, mostrando los toros, aun en su propio perjuicio. Gratitud eterna y peros ni uno para ellos. 

Al acabar, los revistosos se quejaban -nunca se quejan, pero antier y ayer, sí, tocaba- de que la corrida ha sido mala porque no se han paseado orejas. Mentira. Sí que se han paseado, como cada tarde en la que le llega el buen toreo al aficionado. No había nada más que verle salir de la Misericordia con el pañolico y la sonrisa de pánfilo, engatusado por lo que acababa de ver, Paseo María Agustín pa' bajo, haciendo palmas por bulerías con las orejas porque, por fín, había visto la tauromaquia en todo su apogeo.

viernes, 3 de junio de 2011

Aviador


















Entorno los ojos y todavía siento en el cogote, tibio y agrio como leche descompuesta, el bufido de Aviador, ese titán colorao, fruto de la tierra pródiga de Comeuñas y de la ciencia serena de los Cuadri, embestir con la misma fiereza de siete ganaderías de las "güenas" juntas. El hombre al que le tocó sobrevivir a la cólera del Toro sin cuento y a la penitencia de la casta, fue Alberto Aguilar, el matador de toros con cara aniñada y cojones asaltillados . Pídele a Dios que no te toque un toro bravo, dicen que dijo Belmonte. Aunque bravo, lo que se dice bravo, este no era, pero encastado, como pocos veremos este año. Se llevó tres puyazos duros y secos, los tomó con la misma cabalidad que sus dueños, sin una protesta, arreando serenamente, sin pegar un mal derrote, sin los descastados sonidos del mugido y el estribo, romaneando y como una bomba nuclear, desintegrando por los aires al acorazado de picar. No hubo cuarta vara porque cantó la gallina, aunque por su poder podría haber tomado un par de ellas más. A esas horas ya se sabía que el redondel tenía un sólo dueño, y que el triunfo del lidiador no era cuestión de número de despojos ni de puertas grandes, sino de no verle las orejas al Doctor García Padrós e irte al hotel por tu propio pié. Mal que bien, Aguilar lo consiguió, magullado y herido en el orgullo, pero triunfador. Porque la verdad de la Fiesta volvía a sus raíces, al riesgo vital, y no a ese contubernio vanguardista que consiste  en alternar naturales con derechazos sin ningún porqué. Mis respetos para Aguilar, que salió de forma honrosa de la cita con el Toro.

Y que podrá contarle algún día a sus nietos, de viva voz, la historia de este Aviador.



















Las fotos están sacadas del blog Entre Musas y Arrebatos, ahí pueden ver otra galería de la tarde de los Cuadri.

jueves, 2 de junio de 2011

Fandiño y Cuadri



Por fin, ¡por fin una corrida a tono con Madrid!. Y tenía que ser Cuadri quien viniera a poner órden y a devolver la seriedad a la primera plaza del mundo después del atropello de veterinarios y autoridad que han permitido el desmán de traer a sta primera plaza del mundo una letanía de moruchadas de infame presentación.

Y junto a Cuadri un torero de los píes a la cabeza llamado Iván Fandiño quien ha dado una lección del toreo eterno, sin trampa no cartón, sin mentirosas posturitas ni ventajas a la hora de ligarlos muletazos. Fandiño y Cuadri han dado una tarde final de San Isidro que, de alguna manera, nos quita ese amargo sabor del último tramo de esta feria. Se juntaron la casta, a veces indomable y desbordante, de los toros y el valor, la torería y el temple personal de un torero vasco que pide a gritos un sitio entre los elegidos.
Viendo ayer como tragaba Fandiño en las arrancadas de su primer toro, hasta que consigue meterlo en el engaño por el pitón izquierdo, en unos naturales cuajados, profundos y ligados, le vuelve a uno la imagen del toreo que entendemos, el que aprendimos a ver de los maestros de otro tiempo. Una faena maciza, de torero. Casi nada. Y ante el gran quinto toro, de nombre Podador, se fajó con el capote y tuvo las gallardía de dejar ver el toro de largo, con todo lo que ello conlleva de desventaja para el torero, que cede el protagonismo a su enemigo. Una faena con altibajos pero m uy sincera, muy nde verdad y que remató de un espadazo trasero pero arriba. una oreja de ley. La tercera de Fandiño este año en Madrid.

Por supuesto que la durísima corrida de Cuadri no era digerible para toreros que no acumulen técnica y experiencia. el caso de alberto Aguilar lo confirma. el muchacho anduvo a la deriva su primero y quiso `pero no pudo sacar nada en limpio del sexto que desarrolló mucho sentido. En el caso de El Fundi, un legionario del toreo curtido en mil batallas frente a las corridas más duras, hay que comprender con respeto a una trayectoria ejemplar, que se llega a un momento en la vida dond ya no responden a la vez el ánimo y las fuerzas memntales y físicas. Salió paso como pudo ante una mole que salió en primer lugar y no se decidió a tragar las embestidas por el pitón izquerdo del cuarto. La gente guardó sendos y respetuosos silencios

viernes, 15 de octubre de 2010

El toro es Cuadri


Burladero.com





Tres Cuadris para soñar el toreo, el toreo que todos soñamos, han saltado al ruedo maño, para darle por primera vez en la Feria, la categoría que se merece, la de cartel de Primera. Corrida variada de comportamientos, difícil en banderillas -Fandi ¿dónde estás?-, correosa para la lidia, interesante para el aficionado y muy desagradecida para los toreros. O sea, que ésta es una ganadería que no debe de ser culta, ni Don Fernando Cuadri artista. 


Rafaelillo, por debajo del primero, noble pero no bobo, con muchas teclas que tocar, exigiendo torero con conocimientos y hombre con ínfulas. De lo segundo sí encontró, como siempre, de lo primero, sólo a ratos. No encontró, o sí, pero no pudo dársela, la media distancia, obligatoria con este toro, que cuando venía de lejos venía con prontitud, hondura y, en ocasiones, por el pitón izquierdo, hocicando. Un cheque al blanco para el portador, a cobrar desde principios de la siguiente temporada. Pero Rafaelillo, al que tanto admiramos, no estuvo a la altura con la pañosa, ni con el estoque, que llegó a usar de manera casi testimonial, pues lo despenó como un vulgar carnicero, con el descabello, cuando lo cabal hubiera sido entrar otra vez y mandarlo a tomar taurina sepultura por arriba, como se merecía Berreón

Con el cuarto, complicado e incierto en la muleta, descastado con su punta de guasa, demostró el oficio que se le supone, imponiéndose por los dos pitones, cruzándose para rebañar  muletazos de uno en uno, ganándole la partida al burí, que terminó echándose en el prólogo final de la faena. Muy digno.


Javier Castaño se ha tenido que llevar la sorpresa de su vida al `cuajar´-verbo taurino que nunca entenderé- a un Cuadri noble y al límite de fuerzas, como si de cualquier toro comercial se tratase, sin obviar la percha del galafate, serio como Fraga Iribarne, pero sin pitón derecho, que se partió rematando en un burladero. Pulseó, templó, y se empalagó de torear `a gusto´, con cadencia y ritmo, pero con pico y pala -a la pala del pitón, se entiende-. Pues de esto, varias tandas, y de lo otro, de lo barato y popular, otro rato delante de la cara del toro, y digo rato porque no sé cómo medir ni contar los trapazos ni los péndulos en tandas. Eso se los dejo a los de Cultura. Manchó el final de la faena dejándose llegar a la taleguilla el medio pitón escaso y ensangrentado del súbdito de Comeuñas. Pinchó y perdió oreja segura. Éste sería un buen toro para otra ganadería, pero para los que vamos a la plaza con Clavelino o Aragonés en la cabeza nos deja un poco fríos. Se parte un pitón con facilidad, flojo de remos, noble tirando a bobo, diez minutos de faena. Algo no cuadri, o algo no cuadra.


El sexto, un caín, que mató a Abel, y que quiso, por sus intenciones hacer lo mismo con Castaño y la cuadrilla, que las pasó canutas en el tercio de banderillas. El salmantino se puso, lo intentó, enseñó el peligro del toro y lo mató como pudo. Decoroso. Por poner un pero, debió machetearlo, poderle por bajo, ganarle la partida claramente, y no dejar la cosa en un `esperate ahí quieto que voy a por la espada y ahora acabamos´.



Digno con el segundo, aseado con la muleta, si bien siempre fuera de cacho, López Chaves nos recordó al buen torero que fué en tiempos no tan lejanos. Nos recordó en todo, hasta en lo de la espada. 

El quinto merece un punto y aparte, un toro de público -léase con el asco y desprecio con que lo pronuncian los taurinos-. Como si el público no tuviera derecho, aunque sea de vez en cuando, a ver algo que le guste y no tener que compartirlo con los toreros. Arreó en varas, que no quiere decir que fuera bravo, se le pegó, en banderillas -para variar- se hizo el dueño y en la muleta regaló casta, genio a raudales, embestidas portentosas, pero desclasadas, como dirían algunos. Ahí había mucho que torear, muchas cosas que poco tienen que ver con el arte que nos han vendido estos días, y sí con la ciencia para dominar a una bestia, con los conocimientos que otorga el traje de luces y con la capacidad de un hombre con la piel curtida a cornadas. Como pasa en muchos de estos escasos casos, Domingo López Chaves perdió la batalla ante un enemigo con un manantial de casta. Mis respetos. Nunca podré pitar a alguién que pierde con las de la ley contra un Toro íntegro. Pero amigo, un matador de toros no puede usar los aceros diecisiete veces para despachar al rival, que la integridad no es sólo exigible a los negros, si no a los matadores también.



lunes, 24 de mayo de 2010

Gloria a un ganadero

Frijonero, ovacionado en el arrastre, primer triunfador de la feria. Iván de Andrés.




Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. San Isidro. Décimo octava de feria. Lleno. Toros de Cuadri para López Chaves, Salvador Cortés y David Mora.




La Fiesta se defiende, en Valdepeñas, Morón, Mataró o la Conchinchilla con algo tan apabullante como lógico: criando toros. Y eso es lo que hace Don Fernando Cuadri, al que no le hacen falta artificios de jaranero para honrar su oficio y colocar el toreo en el sitio que se merece. Seis cuadris serios, hondos, con cuajo, tela de guapos han salido para dar prestigio a Las Ventas, y a un hierro de leyenda. A Frijonero o Ribete, ambos ovacionados en el arrastre mientras las lágrimas regaban los ojos del ganadero, no le han hecho falta saltar al ruedo con barretinas en la testa, como tampoco se hubieran dejado humillar por un vividor sentado en una silla del Ikea para justificar nada. Con su trapío y su casta, ellos solitos se han encargado de presentar el mejor alegato posible en favor de La Fiesta. La lástima es que se han encontrado con unos señores -es un decir- que no estaban por la labor de defender nada, ni siquiera el futuro de su bolsillo. El encierro traído de Comeuñas ha colmado practicamente todo lo que puede pedir un aficionado: presentación; diferente condición de salida, unos con brío, rematando en tablas y otros manseando, poniendo en dificultades al torero, no saliendo vencidos; en el caballo han cumplido, sin más; en banderillas se han dejado más de costumbre y más de lo que pueda parecer -había bastantes hoy vestidos de mediocre y plata- y en el último tercio han ido a más, con eso que llaman `fondo del bueno´y que no es otra cosa que la nobleza de un toro bravo, que no bobo. Por poner un pero, las fuerzas siguen andando justas.


Un último apunte sobre el ganado: hemos visto embestir con codicia y nobleza a pavos de más de seiscientos kilos, con pitones que medran y levantan las tablas y con más remate que toda la isidrada junta. Ahora es cuando uno se acuerda de los de la UCTL, más conocidos como `los de la yerba´o cuando me vienen a la mente todos esos que enfundan toros como si fueran viejos sofás de sky. O los que llaman un toro bien hecho a una lagartija ibérica. Pura patraña.




Poco decidido, como desde hace ya algunas temporadas, está López Chaves, que ve como él solito se va cerrando puertas. ¡Con la de saliva que tuvo que tragar para abrirse unas pocas! Con el peor lote de la tarde, que siendo el peor tuvo mucho que torear, ha estado poco decidido, nunca terminó de verlo claro y terminó siendo desnudado, y denunciado, por la casta. Que es una especie de policia aduanera, con olfato perruno para detectar a los malos toreros. Por eso esta clase de ganaderías las torea -es otro decir- el pobre y el necesitado. Las figuras gustan de pasar la aduana por un agujero de la verja, donde no vigila esta policía y no existe el riesgo y la emoción. Ese socavón por el que se van de rositas las figuritas de porcelana más adelante pasará a conocerse como `fosa de los Domecq´en honor a la familia que se adueñó de la tauromaquia y que con ella la enterró.





A David Mora se le ha ido el toro de la Feria con sus dos orejas conforme llegó de la finca: con rabisaco en la derecha y despuntada la izquierda. No se puede venir a Madrid, a torear la gloriosa corrida de Cuadri, con la que si estás como tiene que estar un torero, te pone en órbita para los restos, a dar series de cinco-seis muletazos y dos de pecho. O a ponerte al hilo del pitón. Ya no es de ser mal torero, sino mal aficionado. Cualquiera sabe, y si no está en los libros, que no se puede abusar con tandas tan largas a este tipo de toros que se acaban pronto, o que se exige estar cruzado continuamente para que el toro embista. O a intentar, aunque no pudo, dar pases cambiados por la espalda, banderazos por las nubes, a una clase de toros que por arriba todo lo protestan. Son obviedades que pasan por alto la gran mayoría de los toreros, poco dados a estudiar encastes, mucho menos a conocerlos en profundidad. Con ese Frijonero se hartó de dar pases rectos, sin mando ni limpieza. En un par de series logró aproximarse al record Guiness del Fandi dando ocho muletazos seguidos, muestra de que no había dominio. No había nada. Llevando, o trayendo, al toro embebido en la pañosa hasta detrás de la cadera es imposible, literal y fisicamente, dar tanto muletazo. De ahí que antiguamente, cuando había maestros, tenían que rematar después del tercer o cuarto muletazo con el `obligado de pecho´. Obligados porque ya tenían el toro debajo.




Cada vez que me toca sufrir a Salvador Cortés pienso lo mismo: en esa familia se han equivocado de torero, el bueno es Luis Mariscal, el hermano. Da grima, y lástima, ver como un tio de casi dos metros, en toda la flor de la vida, empieza a descruzarse, a perder pasito a pasito hasta que sólo se ve toro en el plano. Éste no se ha cruzado porque no entienda el encaste, es que no se cruza nunca. Estoy por contarles que los semáforos los rodea, no vaya a ser que por cruzarlos le arrolle el tranvía. Se llevó el otro toro de la corrida, el coloraíto, ovacionado al saltar al ruedo, apuesto y lustroso, y al abandonarlo arrastrado por el tiro de mulillas, mientras al sevillano le pitaban los oídos.



martes, 2 de febrero de 2010

Hablaron dos Señores



D. TOMÁS PRIETO DE LA CAL


Demando y tengo una única manera de ver la Fiesta Nacional, ver la tauromaquia y los toreros. Eso va en función de un animal único, como el toro bravo. Como ganadería única es la mía de Veragua. Reclamo ese romanticismo; esa tauromaquia; esa Fiesta Nacional; esos toreros; esas figuras que querían los toros fuertes, bravos de verdad, para las primeras plazas. Esa es la clave para la defensa de la Fiesta Nacional.



El indulto es muy bonito, muy romántico, pero en nuestra casa para la selección no nos cuenta tanto. Habría que poner unos baremos en los indultos. Es muy bonito, es el perdón de la vida de un toro, es maravilloso y yo soy favorable, pero con baremos conforme se utilizan en el campo. En una plaza de primera qué menos que vaya cuatro veces, en una plaza de segunda y de tercera tres, porque ¿con menos de tres varas cómo medimos la bravura?



Por mucha evolución que haya en el toro hay un punto que no se debe de sobrepasar. Y ese punto se ha sobrepasado por todos lados, en cuánto a falta de casta, falta de raza, en cuánto a criar un animal que no se parece en absoluto a un toro bravo.



Hoy día existe el toro bravo y otro animal que tiene las mismas características zootécnicas: cuatro patas, rabo, dos cuernos y que además tiene peligro de dar cornadas. Su selección ha ido al revés, no ha ido buscando la casta, la bravura o la fiereza. Ése animal en vez de dar respeto y miedo lo que da es lástima.




Manipular no es lo mismo que afeitar; ni tocar; ni afeitar, pero sigue siendo manipular. Es un daño a la morfología y a la moral del toro, por tanto, estamos totalmente en contra de que haya una evolución que, en teoría, tiene una sola razón, que es la económica.








D. FERNANDO CUADRI


La base de La Fiesta es el toro con interés y para que haya interés debe de haber casta. Que derive después en bravura o mansedumbre.., pero la casta da interés y es lo que debemos buscar los ganaderos .


La nobleza tiene que sustentarse sobre un fondo de casta. Por sí sola no existe. Un toro que simplemente es noble, es noble porque no es capaz de hacer otra cosa.


No es que no le demos importancia al tema económico. Es fundamental, pero no prioritario. La ganadería es la única empresa en la que la economía es una consecuencia, no un fin. Tu tienes que buscar un fin, que es que te salga el toro, y cuando te sale, tiene una consecuencia: que te lo pagan.




Desde este modesto blog, primero, presentarles todos los respetos y admiración a dos ganaderos con mayúsculas, defensores del toro bravo y de la autenticidad de la Fiesta. En segundo lugar, felicitar al equipo de El Albero de la Cope por su magnífico programa. Y es que da gusto ver como en un programa de radio el principal protagonista es el toro bravo y no los mendigos y limpiachaquetas que suelen postrarse ante el Fenicio en la cadena de la competencia.


Por si alguien aún no lo he escuchado, dejo el reproductor del programa debajo.










Fotos: Toros para todos