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jueves, 25 de marzo de 2021

Noches eternas para lunas llenas

 

En las noches eternas busco la calma entre somníferos y cuentos. Sin que ninguno de ellos aporte el fin que busco. Muchos adjetivos valdrían en este nefasto año de mierda que todos llevamos. Gobernados por idiotas, ceñidos al plan maestro de la estupidez, buscando un consuelo a la venta, mirando por la ventana la llegada de un nuevo día que nunca llega.

Y el tiempo continua su curso.

En la búsqueda de la vida, he perdido todo cuanto tenía que perder, he seguido adelante por caminos de fango, he dudado de todo, incluso de mí; sobre todo de mí. 

Lucho cada día por volver a trabajar, por el respeto de ganar el pan y de sentirme como un puto ser humano normal. Encontré el amor que no saqué de mis repetidas y nefastas relaciones en la cocina. Pero ahora no tengo fogones, ni tengo abrazos. Maldecí mi desdicha alejándome de todo aquello que me repudiaba, pensando que el rechazo me cobijaba. Malgasté palabras mágicas, quité valor a otras, busqué nuevas en el saco, pero solo quedaba barro y no tenía valor para inventar otras. Cambié de vida tantas veces como de pareja, sin que ni una ni la otra me dieran sosiego.

Y el tiempo me adelantó de nuevo.

Entre palabras y silencios intento comprender todo aquello que no cuento. Buscar el momento, trazar un color al viento, un puto camino sin tormentas, un puerto para el pirata, una baldosa amarilla, un bar mugriento para H.H, un reloj sin tiempo para el conejo, un recuerdo para el Nexus, una lágrima para Gudú, un dedal de Wendy.

En las noches eternas de los días repetidos, busco un te quiero y no un lamento.



sábado, 13 de marzo de 2021

Bichito

Tan pequeña,

tan salvaje,

tan bocazas.


Llegó sin hacer ruido,

insistiendo sin molestar,

moviéndose sin parar.


Sin saberlo y sin notarlo,

de la noche a la mañana,

en uno nos fundimos.


Tan pequeña,

tan viva,

tan tenaz.


Dibujó sonrisas en el cielo,

toldos en el patio,

cepillos en el baño.


Habla que te habla,

fuma que te fuma,

en noches de humo.


Tan pequeña,

tan valiente,

tan audaz.


Perdí su rostro en el parque,

entre encajes y reproches,

entre excusas y gilipolleces.


Cabeza gacha,

paso perdido,

alma marchita.


Tan pequeña,

tan cabezota,

tan ella.



Una pulga entró en mi alma,

me picó y me gustó.

Me rasqué y se fue.

Gracias x ser.

lunes, 8 de marzo de 2021

Silenciando las palabras

 

Si dijera lo que pienso, me quedaría sin amigos.

Si expresara lo que llevo, perdería el trabajo.

Si mostrara lo que siento, perdería la pareja.


Las horas se amontonan, se solapan, se dispersan.

Buscando soluciones a problemas infinitos,

sintiendo la carga, el peso, el hastío.


Regalé tantos abrazos, 

que cuando los necesité,

ya no quedaban existencias.


Si dijera lo que llevo...

mil y una veces maldeciría mi desdicha,

separaría las noches de las luces.


Si escucharan lo que expreso,

si mostraran interés más allá de sus egos,

e hicieran hincapié en todo ello.


Si atendieran u observaran,

antes de dar la espalda,

y enviarlo todo a criar malvas.


Si explotara y reivindicara,

si sangrara o emigrara,

si trazara sueños y soñara.


sábado, 6 de marzo de 2021

Respuestas pasadas

 


No soy un enfermo ,
o un desvalido,
solo soy un hombre sin mujer.


Se quien soy y que hacer,
solo le canto versos al viento,
sin orden ni destino.


Solo sueño que no sueño,
pienso que descanso
cuando no descanso.


Se que algo valgo aun,
y que por duro que sea encontraré mi destino,
pero de recuerdos se llena mi mente,
de sonrisas y pasiones,
y aunque suene feo decirlo
pienso que no todo es aquello que se tuvo,
ni es un loco el que retuvo.


Y aun con mas desdén me explico que no logro borrar tu recuerdo,
y aunque del pasado no se vive
es él mismo el que me reprime.


Aunque meses u años pasen,
si tengo que expresarme para sacar dolor o dudas,
mantengo tranquilo el encuadre puesto que aun las letras me salen.

Mis sentimientos siguen en la coctelera
y entrelazados o mezclados se hallan.
Quisiera no quererte o no recordarte;
pero ondo calaste en mi ser y profunda es tu marca.
Que dichoso es el dios de los mortales,
que permite que las llagas no se marchen,
que los ecos del ayer aun reboten
y que no deja desahogarme.

No he muerto aun por dentro,
aunque a póker juegue con la muerte en la oscuridad de los adentros.
Disculpa mis escritos,
pero no puedo poner en orden los pensamientos,
ni calma en las manos que moldean las palabras.


Solo hallo el espacio para expulsar historias,
pequeños cortos o retales
de lo que una vez fue hermoso
y otra tenebroso.


Aun así no logro dejar de amarte,
ni desearte
y he aquí mi lamento y mi tormento.



                                                                     Enero/2011

domingo, 28 de febrero de 2021

Otsaila

 

Salen por la ventana los últimos alientos, las últimas luces del mes de los Lobos.

Acaba Otsaila, el más corto de los meses, el más intenso, el último del año para muchos.

Se lleva sus noches infinitas, los aires fríos, las mañanas grises, los días cortos.

Termina el mes cojo, el de la búsqueda de las cosas, el de los pensamientos internos, el del blancazo desde Ripollet a Barcelona, para volver a Ripollet, para volver a Barcelona y subir caminando desde el puerto a casa, aun de blancazo.

El de dormir con una amiga y no pegar ojo. Entre sábanas frías y gatos ninjas. El de las lluvias y la magia. El de los paseos por el puerto.

Termina un mes de pérdidas, de abrazos sin darse, lágrimas sin secar, anécdotas en la distancia o copas para apaciguar un adiós para siempre.

Termina un mes sin pulgas ni reproches, de aceptación y creación, de resurgimiento y frescura, de pensares y batacazos.

Termina el último mes de la muerte, el que da el paso a la vida, el que abre el paso de la luz y la poesía.


Y termino con un Bienvenida, 

que allá donde estés,

tengan tabaco mentolado.




martes, 23 de febrero de 2021

Perdiendo peso

                                                                     

Te quería.

Te quería por lo que eres,

por lo que no se esconde;

por lo que escondes.


Te quería.

Te quería cerca,

sin importar el momento,

sin importar los días o las horas.


Te quería.

Te quería como un ser extraordinario,

como un igual,

como una parte de su ser.


Te quería.

Te quería...te quería,

como si fuese una palabra fácil.

Te quería como el valor justo de la palabra.


Te quería.

Te quería y sufrió al verte marchar.

Porque te quería,

te necesitaba.


Te quería.

Te quería y limpió sus lágrimas.

Te quería por todo y por más.

Te quería sin resquicios.


Te quería.

Te quería cuando le necesitaste,

cuando te necesitó,

cuando fue mutuo.



Te quería; 

sin rencores.

lunes, 15 de febrero de 2021

Pasaje Nocturno



Pasajes nocturnos,

creados por un alma atormentada,

con canciones repetidas,

preguntándole a la nada.


Paraísos envueltos,

pájaros de palabras,

soledad al miedo,

la libertad del codicioso.


Palabras de piedras,

decisiones de decepciones,

la ilusión robada,

la pérdida ya imperdible.


El silencio como banda sonora,

Sonic Youth por bandera,

monos de Dolce&Gababana.

estupidez consumada.


Las curvas de la Cola del Caballo,

la luz de primavera,

desesperanzas dulces,

con pastel de incertidumbre.


La pieza de algo que nunca tiras y que no tienes,

las llaves de aquello que no se abre,

la esperanza en aquello,

de el anhelo arrepentido.


Los sin sentido con sentido,

sonreír a la muerte,

bailar como palabra en desuso,

cosas que solo son cosas.


Verdades tapiadas,

para grandes ventanales,

parajes artificiales,

montañas editoriales.


En un libro de Auster,

tu sonrisa sin filtros,

un pozo habitable,

el psicotrópico amigable.



El pez sin río,

un fraude de Sitcom,

una huella borrada,

una vacuna en África.



sábado, 6 de febrero de 2021

Te quiero, pero


No hay peros en un te quiero,

ni condiciones.


Un te quiero, pero

no es un te quiero.


Un te quiero, pero

es un no te quiero.


No hay libretas de faltas,

no hay puertas cerradas.


Te quiero, pero no llegas...

te quiero, pero no lo que eres.


Un te quiero, pero

no es un te quiero bueno.


Me quiero,

sin peros.




 

lunes, 1 de febrero de 2021

Lo sé

 




Lo sé, es lo que hay.

Lo sé, no es como pensamos.

Lo sé, te he decepcionado.


Lo sé, solo el paso del tiempo dirá si tenías o no razón.

Lo sé, parece fácil decirlo, pero sabes que no es así.

Lo sé, no soy como creías.


Lo sé, suena a un mal chiste.

Lo sé, abrazo por las noches todos nuestros momentos.

Lo sé, es tarde y hay que volver a levantarse.


Lo sé, no todo son sueños.

Lo sé, nada vuelve.

Lo sé, aunque suene a excusa.



sábado, 30 de enero de 2021

Los cuenta cuentos

 

Hace muchos años, conocí a un par de tipos muy peculiares. Hablaban muy alto, en todos sitios. Parecía que siempre estaban de fiesta, conocían o decían conocer a mucha gente, bailaban por casi cualquier cosa...pero sobre todo, parecían felices.

El rasta ( llamémoslo así ), acababa de romper con su chica después de un año complicado. Digamos que aquello le impulsó... al borde del suicidio. 

Tras pasar tres días encerrado en una habitación llorando como una magdalena, se fumó un porro. Y ya sabemos que después de un porrito, las tripas hablan. Por lo que se fue a comer al restaurante más grasiento que pudo encontrar, cruzo la mirada con una chica y olvidó el nombre de la malvada y puta* de su ex.  

(*Realmente pensé en poner Bruja o Víbora, pero lo creí ofensivo)

Por su parte, el calvo ( así será nombrado ), acababa de pasar prácticamente por lo mismo que el "pringao" de su amigo. Con la diferencia de que el Calvo se quedaba sin casa.

Así, que el entendimiento fue inmediato.

Una puta mañana cualquiera: ( por cierto, suena el teléfono )

- Hey - Dice el Calvo 

- Hey - Contesta el Rasta

( el hey, está bien. Sin exclamación. Lo que se le conoce como el saludo no efusivo )

- Qué dices...? - Pregunta el tarado que ha llamado

- Pué mira...aquí - Contesta el filósofo rastafari

- Pues vale...me subo o qué? - Asiente/pregunta//va pá arriba el Calvo

- Venga! aquí te veo - Responde una neurona fumada del Rasta

Y así, un día como otro cualquiera. Digamos frío, con niebla o mucha niebla y puede que lluvia... Un puto día normal en aquel lugar normal, llegó el Calvo a casa del Rasta. Vale!

Al menos es lo que me contaron.

Yo los conocí una día bailando encima de una maceta redonda. Eran dos gilipollas que me hicieron gracia. Bailando y cantando una estupidez mientras no paraban de reír.

Después de unas cervezas pude conocerles mejor. Cuando salían de fiesta, solían no conocer a nadie, pero al rato, se hacían con todo el local. Todo el mundo quería estar al lado de esos chiflados. Y cuando digo todo el mundo, me refiero a todo el mundo.

Siempre estaban rodeados de artistas, músicos...y mujeres. Muchas mujeres.

Que cómo lo hacían? La verdad? No tengo ni puta idea! Pero se metían en los camerinos de los conciertos, les invitaban a chupitos y las camareras les daban sus números de teléfono. Jamás vi a ninguno de ellos apuntándolos. Les daba igual. Eso, o iban tan fumados que ni siquiera lo recordaban.

El rasta era el típico de pantalones anchos, paz y amor, bla bla bla. El típico guapito gilipollas que se me merece una buena hostia. Dicho de otro modo: el cabrón que se va a follar a tu novia.

El calvo era más afable. Con su cara angelical, su mirada difusa y su buen temple. Lo que yo llamo un futuro psicópata en potencia. 

El calvo tenía gafas, no veía una mierda!. Una vez le pedí que dejara de mirarme y contestó que estaba mirando a otro sitio. Otras veces te hablaba muy pausado y terminaba diciéndote que podría quemarte vivo.


Pero juntos, tenían el don de animar todos los sitios.

Una tarde cogieron un coche de juguete que estaba en la basura, miraron a su alrededor y se dirigieron a una calle, muy estrecha, que hacía pendiente. La calle era de piedras, se lanzaron alrededor de tres veces cada uno. Y no se mataron.

Una mañana, después de una fiesta, se metieron en el campo de al lado, a recoger balas de paintball...mientras los que jugaban a la "guerra" no cabían en su asombro al verlos agazapados y riéndose sacando balas y gritando bien fuerte el color de cada una.

Otro día, en una cafetería. Una cuchara se cayó al suelo. Los dos se miraron y comenzaron a cantar una canción que era algo así como, cito textualmente:

El baile de la cuchara,

el baile de la cuchara,

el baile de la cuchara.

Y así hasta que se cansaban.

Estuvieron poco con esa gilipollez? No, eso perduró. Cambiaban la palabra "cuchara" por cualquier otra.


Era habitual encontrártelos por la mañana, comprando el pan en pijama, con las zapatillas de pies de dinosaurio y la sonrisa de oreja a oreja. Siempre me preguntaba si se acaban de despertar o si dormían alguna vez.

En una de sus noches, el calvo pilló cacho. 

- Hey tío, con quién estás ligando? - Le pregunto

En esto, que el rasta salía del baño.

- He visto un monstruo! - Dice riéndose

- Que dices, tío? - Responde/pregunta el calvo

- Era como una mezcla entre el pingüino y Margaret Thatcher, joder tío!!! que fea! - Responde el rasta

Al ver al rasta hablar de aquella manera, nos reímos y pedimos unos tragos.

- Hey calvo! - Dice una voz femenina a nuestro lado

Al verla, el calvo nos la presenta.

- Esta es ( no tiene importancia ) - Dice el calvo

Al verla, el rasta se pone colorado, sus ojos comienzan a lagrimar y se atraganta con el trago. La chica vuelve con sus amigas y se cita con el calvo para más tarde. Pero mientras se daba la vuelta, una carcajada del rasta la siguió un estruendo en forma de adjetivo.

- La fea!!!!! es la fea!!!! - Gritó el rasta

La noche siguió entre alcohol y risas, lo que provocó que tres tíos alcoholizados y con una mente privilegiada para el cachondeo, pasáramos la noche jugando a:

"Escapa de la fea"

Se trataba de huir, de una manera muy absurda y poco disimulada de aquel ogro.

Meses después, una noche, la fea en un encuentro random con el calvo le preguntó:

- Porqué me llaman, la fea? - Pregunta eso

El calvo, la miró dulcemente, le dio un beso entre la frente mal construida y las enormes gafas de culo de vaso y le dio aquellas dos palmaditas en el hombro; mitad paternales, mitad duele mirarte. Y no dijo nada.

Otra noche en una fiesta coincidieron tres amantes de el rasta. Mientras esquivaba a una, se le presentaba la siguiente y al rato la siguiente de esta. El tío, ni corto ni perezoso, lo llevaba con una pasmosa y muy asquerosa normalidad ( Maldito hippie de mierda. Ahí se muera, mucho ). 

Tenían un imán para todo. Y eso también incluía a los mega freaks.

Una noche, un chico que llevaba una camiseta de un equipo de fútbol y que parecía que tenía epilepsia por su manera de bailar, se unió a nosotros. Le llamaron Cassano.

Pasamos toda la noche animándolo a bailar en el podio y acercarse a las chicas con esos movimientos pélvicos tan escalofriantes. Esperando que alguien llamara a la policía y se lo llevaran.

Esa noche nos fuimos todos a la casa punk. Por la mañana, al despertar a Cassano:

- Calvo!!! esto...el tío este no se levanta. - Dice el rasta

- Que dices? pues dale un hostia! - Responde el calvo

El rasta volvió a intentar despertarlo:

- Oye...tío...va tío...que tenemos que largarnos - Le dice el rasta

Al ver que no se levantaba, el rasta levantó su cabeza, descubriendo un gran manto de Ectoplasma! Si, qué pasa? era Ectoplasma, como el de los putos cazafantasmas.

- Joder tío!! - Grita el rasta

- Que pasa? - Pregunta el calvo

- Cuando veas tu almohada... - Le contesto

Entonces, Cassano despertó.

- Hey tíos...!! dónde estoy? jejjejeje - Dice Cassano

Nosotros, aun en shock por el Ectoplasma y Cassano explicándonos que se tomaba una medicación muy fuerte para no tener que matar a la humanidad.

Salimos todos hacia el mismo sitio, así que subimos juntos al tren. Allí, en el tren, Cassano intentó sentarse con nosotros, a lo que rápida y educadamente le dijimos:

- Pero tú estás chalao? anda y tira pa ahí con tus babas Ectoplasmósicas! - Le indicó "dulcemente" el calvo

Cassano, lejos de venirse abajo, se sentó en los asientos de al lado, se puso cómodo y estuvo durante 45 min, soltando babas justo al lado de una pobre mujer asustada.

Luego lo dejamos por ahí.

Una tarde me invitaron a su casa. Era como una especie de bar punk o habitación adolescente, con muchas fotografías, un acuario que separaba la cocina del salón con dos tortugas mancas en su interior, una televisión enorme y el escritorio al lado.

El rasta podía estar en el escritorio y hablar contigo, fumarse un porro o soltar un chiste y de pronto te miraba y decía:

- Joder tío! que bueno...tío!!! - Y se ponía a escribir


El calvo, te hablaba de la música que estaba sonado, mientras miraba una película sin sonido, contestaba al rasta y se rascaba los huevos tranquilamente.


Hasta aquí bien, no?

Lo curioso, es que esos tíos estaban hablando de tres cosas a la vez, mientras veían una película sin sonido y se enteraban de ella; incluso era uno de los temas de conversación. El rasta mientras, escribía una puta novela y cuando querías darte cuenta, el calvo ya te había puesto una mantita y te hablaba sobre filosofía!

Así que les pregunté:

- De qué cojones trabajáis? Cómo os ganáis la vida? - Piensas que son secretas o Aliens


El calvo me contesto que ellos creaban vida. Cuentos de vida.


Eran cuenta cuentos. Pero en su caso, antes de escribirlos, los vivían.





Para Miguel Cano. Mi psicópata preferido. 

Y para su padre, que estará leyendo esto allá donde esté. 

miércoles, 27 de enero de 2021

Montañas rusas

 



Lo peor de tener depresión, es tenerla.

2020 iba a ser mi año, lo sentía así, lo veía.

Lo comenzaba con el enésimo y último desplante de mi (ex) pareja, con las ganas y la seguridad de dar un paso más como cocinero y quitándome lastre de cosas o personas que no aportaban absolutamente nada en mi vida.

En febrero, la ciudad se preparaba para el Mobile World Congress, una de las ferias tecnológicas más grandes del mundo. En esa semana, la ciudad y sus Restaurantes se llenaban hasta la bandera.

Pocos días antes, diferentes marcas y patrocinadores anunciaban su renuncia a acudir por miedo a un virus que estaba causando estragos en la vecina Italia. Se llamaba Covid_19 y aunque aun no lo sabía, se iba a convertir en mi mayor enemigo.

Una mañana, al llegar al trabajo iba leyendo las noticias y en cuestión de treinta minutos, 120 empresas anunciaban su renuncia al MWC. En treinta minutos! La consecuencia: Se anula el evento.

Barcelona cayó presa del pánico. Con pérdidas de más de 500 millones de Euros y 15.000 empleos!

"No pasa nada, nos sobrepondremos a esto" Pensé.

Unos días después, la empresa para la que trabajaba me despedía.

"No pasa nada, se me quedaba pequeña" Pensé.

Comencé a buscar trabajo, o mejor dicho, comenzaron a llegar ofertas:

- Alemania, Austria, Italia, Portugal, Argentina, Estados Unidos...

Me tomé unos días para valorar las propuestas, hasta que mi archienemigo volvió a aparecer y primero Italia, después España y así el resto de Europa, cerró!

Pasamos a la ley marcial o confinamiento domiciliario.

Las ciudades se quedaron desiertas y todo cerró.

"No pasa nada, la situación se controlará en breve" Pensé.

El confinamiento lo pasé haciendo fotografías de un presente apocalíptico y un vacío hermoso.

Mis cuentas cuadraban, había conseguido tener un colchón de ahorros por si acaso. Pero entonces, Hacienda me dio un palo con mi declaración y una compañera del piso ( a mi nombre ) decidió dejar la habitación sin comunicármelo. 

Consecuencia: Adiós colchón.

"No pasa nada, esto no durará mucho" Pensé.

Los días pasaban entre salidas fotográficas, películas, literatura y amigos.

No habían ofertas. De ningún lugar! Aunque después de muchas entrevistas, conseguimos compañera de piso nueva.

Llegó Junio y la "llamada" desescalada. Las cosas comenzaron a abrir y las ofertas de trabajo, poco a poco volvían a aparecer, aunque no como pensaba. En mi sector ( la hostelería ), rozaban la esclavitud.

Así que cuando recibí la llamada de una amiga, para trabajar en el campo en Lleida, no lo dudé.

"No pasa nada, estaré entretenido y cuando vuelva en Septiembre, todo habrá acabado" Pensé.

En Lleida, trabajábamos de sol a sol por 6.04 Euros la hora. Y digo de sol a sol, por que si llovía, ni trabajabas y por supuesto ni cobrabas.

"No pasa nada, al menos respiro aire puro" Pensé.

Un fin de semana pude bajar a casa y desconectar del campo. Hicimos unas copas, una cenita y varios de mis amigos decidieron que la amistad que les brindaba debía sujetarse a unas condiciones dictatoriales o me retirarían la palabra.

"No pasa nada, no puede ir en serio" Pensé.

De vuelta a Lleida, el nivel de digamos explotación y maltrato llegó a tal punto, que una semana antes de concluir, dimití.

"No pasa nada, al menos he podido disfrutar de la naturaleza" Pensé.

Y así llegamos a Septiembre, conocí a alguien especial, se avecinaba mi cumpleaños...y el de mi padre.

Comenzamos a barajar la posibilidad de bajar a Benidorm...pero entonces, cerraron las Comunidades Autónomas.

En otro orden de las cosas, no me mandaron los papeles de Lleida, con la consecuencia directa de no poder renovar mi prestación de desempleo.

"No pasa nada, algo saldrá" Pensé.

Y entonces, la hostelería volvió a cerrar.

Me mantuve entretenido cocinando...y me volqué de lleno con la pastelería. Poco tiempo después, volví a la cocina en Sitges, de la mano de un buen amigo.

Gran cocina, buena carta, buen lugar. Era una gran oportunidad para seguir soñando.

Pero entonces, la hostelería cerró de nuevo.

"No pasa nada, en breve volverá a abrir" Pensé.

La falta de dinero y de recursos eran desde hacía semanas una realidad.

Opté por volver a la cocina tradicional ( en casa ). Ya sabéis:

- Potajes, cremas...se aprovecha todo absolutamente.

Aunque claro, tuve que cortar cualquier gasto innecesario. Lo que conllevó a salir solo para lo necesario y limitar las compras.

"No pasa nada, puedo con esto..." Pensé.

La hostelería volvió. Aunque no como yo creía. Con unos horarios paupérrimos y unas ofertas denunciables, al mismo tiempo que terriblemente colapsadas.

Aunque salió la opción de hacerme cargo de un local cerca de mi casa. Después de horas trabajando con un amigo, preparando carta y vinos. La propuesta cayó.

"No pasa nada, al menos me han pagado lo que quedaba de prestación" Pensé.

Llegó la navidad y con ella una de las tetas del capitalismo. Se dio rienda suelta a las grandes superficies causantes de la pobreza y la explotación para poder abrir de par en par sus puertas, no así a la hostelería. Así que probé a pasar las fiestas con mi familia.

Pero las Comunidades Autónomas decidieron cerrar sus fronteras.

"No pasa nada, las celebraremos en casa con los amigos, seguro que después de fiestas vuelve la calma" Pensé.

Entre tanto, otro amigo vino a vivir al piso, parecía que tenía pareja y que la cosa se calmaba.

Pero el gobierno alargó las medidas hasta después de la navidad.

Consecuencias: Se me acababa el dinero, la esperanza, la ilusión...

Comencé a quedarme en la cama, a dejar de hablar, salía poco de casa...respondía de manera abrupta a mis amigos.

"No pasa nada, me voy a cagar en su puta madre..." Pensé.

Así llegué al 8 de Enero. Ese día tenía dos propuestas:

- El aniversario de una amiga

- Y el aniversario de mi pareja

No fui ni a una, ni a la otra. Me recluí en casa, sin saber quien cojones era o que me estaba pasando.

Consecuencia: Perder la cabeza.

Pocos días después desperté y me vi en el lodo.

"No pasa nada, de esta se sale hablándolo y reconociéndolo" Pensé.

Lo valoré como una victoria. Reconociendo mi caída en picado en depresión, podría salir de ella. Así que lo hablé con un par de amigos y con mi pareja. 

Consecuencia: Nadie se lo tomó en serio, mi pareja se alejó y yo me quedé hablando con la pared.

"No pasa nada...no pasa nada? Me cago en d..s!, si que pasa! esto va a cambiar" Afirmé.

He cambiado mis hábitos. No hay esperanza, pero aun así salgo del pozo. 

Aprovecho las horas de luz. La fotografía y la cocina me motivan y alimentan. Y las palabras me ayudan a explicar y comprender lo que ha sido un año lleno de obstáculos y superaciones.

"No pasa nada, es mejor esto que morirse" Dijo una niña.



sábado, 23 de enero de 2021

Caminando bajo el sol

 




Las cosas han ido tan mal que al final no pude soportarlas,

dejé de ver lo bueno,

dejé de sonreír y de hacer reír.


Pasé tanto tiempo caminando bajo el sol,

que olvidé mirar atrás,

y me hallé solo.


Las cosas duraron tanto que olvidé navegar.


Desperté entre sudores y escalofríos;

vi mi reflejo en el espejo y me asusté.


Busqué ayuda,

pero ya era tarde.

Miré atrás,

y estaba allí.


Pasé tanto tiempo caminando bajo el sol,

que olvidé mi esencia en la estación.


He perdido tanto tiempo,

que él mismo me despertó.


Y ahora respiro aliviado,

pensando que no todo estuvo mal.



lunes, 18 de enero de 2021

En bucle

 

9.00h Levanta de la cama!

Abre la ventana y saluda al nuevo día.

Visita el baño y prepárate un café. 

Sal al patio, siéntate y tómate tranquilo el desayuno, mientras disfrutas de la última obra de la zona. Ya sea en tu edificio, el de al lado, o cuatro más al norte. No hará falta que remuevas el café, las vibraciones de la obra lo moverán por ti.

Vístete, lávate los dientes y con la excusa de sacar la basura, estira un poco las piernas y paséate por el barrio en busca de los últimos locales en alquiler o venta. Si tienes suerte, podrás entretenerte con el último desahucio.

De vuelta a casa, enciende el ordenador y prepárate para rellenar infinitas veces tu Currículum Vitae en infinidad de páginas de búsqueda de trabajo.

" Se necesita esclavo que trabaje mucho y cobre poco" 1500 personas se han inscrito.

"Empresa joven y con personalidad busca Sherpa" 890 personas se han inscrito.

"Empresa en expansión necesita urgente personas que no cobren" Se ha excedido el número de solicitudes.


Después de la depresión, cárgate de valor y escucha las fabulosas noticias del mundo.

- Todo es mentira, menos lo que publicamos nosotros - 

- En deportes: 22 millonarios con menos capacidad de análisis que una oruga, no son felices con sus sueldos - 

- El fascismo son los nuevos Hippies - 

- Tienes frío? Piense en la factura y ya verá como se calienta! - 


A todo esto, ya es medio día.

Visualiza la comida como si fueras Terminator y encuentra la manera de cocinar algo que te nutra, te sacie y llegue para más días.

Fúmate un cigarro y piensa fuerte, muy fuerte, que es un porro y que puedes abstraerte un poco de este circo.


Sal de casa y dirígete a una reunión, donde un niñato de mierda, te mira con una cara como si fueras el niño del pijama de rayas y te habla de un producto para el que ya tiene gente, pero son tan buenas personas, que esperan que bajes los costes, de tal manera que acabes perdiendo unos 0,50 céntimos por producto y solo digas "si Bwana".

Vuelve a casa andando. Entre el movimiento y la reunión, no hay Dios que note el frío.

Después rodéate de gente que está igual o peor que tu, pero que al verte "tranquilo", se creen con derecho para poder mearse en tu casa y darte putas lecciones de contraportada de libros de autoayuda.

Y por supuesto no digas nada, ya que se sentirán ofendidos y les importa una puta mierda.


Pregúntate a ti mismo si te hace falta cenar. 

Ya se sabe, lo que no comas hoy, te lo comerás mañana. Así que decide que tres días de la semana te darás ese capricho e incluso comprarás una cerveza que sabe a agua del Guadalquivir.

Ponte una serie, una peli, una serie/peli, ponte lo que sea joder!

Desconecta el cerebro e intenta rebajar tus pulsaciones.

Y para acabar, vete a la cama, donde el cerebro volverá a ir a mil por hora. Lo que te reportará unas 4h de intrépidas vueltas en la cama.


Si joder! 

Pulga

 

Tu eras mi chispa,

mi alegría,

mi motivo para sortear los obstáculos.


No importaba nada,

ni nuestras diferencias,

ni nuestra edad.


Tu eras lo que quería,

sin haberlo pedido,

sin haberlo creído.


Una pulga saltando por mi cama,

una yonki de mi olor,

una brisa de aire fresco.


Tu eras lo mejor que tuvo un nefasto año,

la pausa entre mis batallas,

el abrazo de las noches.


Una muñeca parlante,

una vendedora de órganos,

una superviviente.


Me enfrasqué en caer,

me asfixié con mis temores,

desperté tarde y perdí. 

jueves, 14 de enero de 2021

Recuperando terreno

 

Caí,

caí bajo,

muy bajo.

Quizá llevaba semanas,

o meses,

aunque no lo vi.

Cuando desperté,

aún estaba cayendo,

sin brazos donde apoyarme.

Perdí esperanza,

perdí brillo,

perdí alegría.


Y seguí cayendo,

y cayendo,

hasta que toqué el suelo.

Y allí abajo,

me vi solo,

me vi oscuro.

En absoluta oscuridad,

recuperé un mechero

y pude ver una puerta.

Apagué las dudas de mi desidia,

abrí la puerta

y tras de sí encontré tres puertas más.

La primera se llamaba confianza,

al entrar hallé a seguridad,

recuperé esencia.

La segunda se llamaba amistad,

al entrar hallé a espíritu,

recuperé pureza.

La tercera se llamaba sinceridad,

al entrar estaba un espejo que solo a mí reflejaba,

recuperé valentía.

Al salir,

respiré,

recuperando a paciencia.

Siempre que se cae se pierden cosas,

se olvidan sensaciones,

se nubla la mente.

Pero es justo al final,

cuando se sale de aquel pozo,

cuando puedes dar tu brazo.

viernes, 4 de diciembre de 2020

Sacando

 

Me sacaron de las brasas,

cuando ya no creía en nada

y el aliento de la vida se perdía.


Me sacaron las sonrisas,

bajo un sol de justicia

y la espalda marchita.


Me sacaron de la soledad,

despertando en compañía,

dando la bienvenida a un nuevo día.


Me sacaron de los problemas,

cosiendo sueños en las noches,

abrazando con fuerza en las tempestades.


Me sacaron de mi burbuja,

dibujando nuevos paisajes,

compartiendo pensares.


Me sacaron de la apatía,

devolviéndome las letras,

traspasando mi alma.


Me sacaron a besos,

me estrujaron a abrazos,

desperté de nuevo.

martes, 1 de diciembre de 2020

El payaso sin suerte

  



Se apagaron las luces

después del espectáculo.


La gente aplaudió con júbilo 

y salió con orden de la sala.


Los técnicos recogieron el equipo,

los actores brindaron contentos,

los productores contaron billetes.

Y el payaso?


El payaso se sentó en el escenario

secando sus lágrimas

sin buscar consuelo

 ni porqués.

Viendo que cada noche cambiaba el guion

y que al final

el show que llevaba su nombre

 siempre acababa igual.


Para esa noche

preparó un número con una pulga

que encontró semanas atrás en su cama.

Pequeña

asustada

nerviosa

aunque a la vez viva

alegre

eléctrica.


Entre migas de pan y canciones se hicieron amigos

jugaron 

rieron

y soñaron.


Esa noche el payaso salió confiado al público

pero al abrir la diminuta caja de la pulga

ante su sorpresa

se halló que estaba vacía.


El público rompió a reír

viendo a el payaso

arrodillado ante la caja

llorando desconsolado.


Fue una historia corta

pero una más triste

en la vida del payaso

que ya todo lo ve de paso.




miércoles, 9 de septiembre de 2020

Paradas

 


No era una buena época para morir.

Aquella noche, después de una hermosa velada con amigos, donde pudo degustar de buen vino, buena charla, unos juegos al billar y buen humo; decidió caminar hasta el final de la Vía Layetana mientras determinaba que medio de trasporte le llevaría a su hogar. 

Llevaba semanas con dolor de espalda debido a diferentes quehaceres acaecidos las últimas semanas. Pero justo aquella mañana, le habían hecho Acupuntura!. Se sentía tan bien, que decidió continuar caminando hasta el Paseo Colón, atravesando la Plaza Antonio López hasta llegar justo en medio del Paseo Colón, donde se encuentra una parada de autobuses.

Se tocó la espalda, estiró un poco y caminó hasta la parada. Esa noche había llovido. Las calles reflejaban las cornisas de los edificios, los arcoíris de colores de la ciudad, mezclados con el ruido y la velocidad de los coches, pasando por cada lado del paseo.

Un autobús pasó a su lado. Era el suyo. Al percatarse de su presencia, sabía que si corría, llegaría. No tenía duda de ello. Pero también pensaba, que el correr no alarga la vida y que sencillamente, aquel autobús no era el suyo; dado que si lo hubiese o hubiera sido, habría llegado exactamente a su debido momento, y no al revés. Dícese de otro modo, en el momento justo o incluso unos segundos después de su llegada a la parada. 

Al percatarse de la tardanza del siguiente autobús y comprobando lo bien que respondía su maltrecha espalda, la agradable temperatura y el silencio apaciguante de una ciudad dormida. Continuó caminando por el centro del paseo.

El verano moría. Un verano atípico de un año insulso, en un mundo preso por el terror a la muerte.

Apenas se vislumbran coches, la tenue luz de las farolas dibujaban su sombra al caminar por el centro del paseo, mientras se lía un cigarrillo entre pensamientos que aparecen por su mente, como rayos en una tormenta. Pero no por peligroso, todo lo contrario; por extremo pero magnífico, rápido pero sutil, conciso pero a la vez fugaz, elocuente pero directo.

Un pensamiento quedó en su cabeza, le atravesó el cerebro y dejó de caminar.

Aturdido, pensó en el vino como causante de aquella certeza que había apuntado con tanta destreza a su cabeza, o quizá fuera el humo inhalado durante la velada. El caso es que por primera vez en su vida sentía que la vida le había cazado y aquello le hizo recapacitar. Armó de nuevo un cigarrillo al tiempo que un autobús paraba a su lado, justo cuando debía, a su debido tiempo/lugar/momento y continuó caminando encendiendo el cigarrillo.

Paso tras paso continuaba pensando. Nunca, jamás creyó que aquello le sucediera. Nadie le explicó jamás como afrontar semejantes crucigramas. Y que decir si cabe, que él tampoco se imaginó que llegara a este día. Perdón, esta noche fresca y apacible en la ciudad durmiente.

Decidió, al paso de la Plaza de Medinaceli poner en una balanza los pros y los contras de semejante enigma. Dejando en un lado el corazón y en el otro la razón para que estos a su vez analizaran cada caso. 

"A qué edad se deja de ser un crío?" o dicho de otro modo: "Soy un adulto?". Qué significaba todo esto? Debía cambiar su comportamiento? Acaso la madurez llegaba así, de pronto? Las incógnitas poblaban su cabeza al paso por la estatua de Colón. Se colocó en el centro de la rambla, dejando Colón a su espalda y contempló el vacío de la rambla Barcelonesa cuando apenas era media noche. El pensando en el paso del tiempo, en un mundo que lucha por congelarlo. Poético.

Con media sonrisa irónica, cruzó por la avenida Drassanes, hasta la calle del portal de Santa Madrona. Qué se supone que debía hacer? Había llegado hasta este momento sin pensarlo. No tenía ni una sola cosa que denotara el más mínimo atisbo de lo que supone la madurez propiamente dicha. Ni hipotecas, ni coche, ni plan de pensiones. Ni tan solo tenía trabajo. Y qué decir del resto? Ni mujer, ni novia. Ni hijos o mascotas. 

Parado en la esquina con la calle de Mina, miró con nostalgia lo que no hace muchos años era un lugar de encuentro y sosiego. Una antigua posada, desde hace tiempo cerrada. Era acaso un aviso del paso del tiempo? o un simple escalón en la evolución?  teniendo en cuenta por ello, en el sentido de evolución, la necesidad de avanzar. El no atascarse jamás en una parada. El saber que después habrá otra, y así sucesivamente. Dicho de otra manera, la necesidad incesante de nuevos estímulos. 

Sin darse mucha cuenta, la avenida Paralelo se abría a sus pies, cruzándola hasta llegar al parque de las tres chimeneas. Con la mente dando vueltas entre preguntas y respuestas inconexas. Era necesario madurar de una manera tan arcaica? Era aquella la manera en la que debía madurar? y si ya había madurado? y si aquella manera, la estipulada, no era otra cosa que esperar sentado a la muerte? Esperarla sentado?

Caminando por el pasaje de la Canadenca, con sus grafitis, su olor a orina, su esencia industrial. Levanta la cabeza, pone sus manos en los lumbares y respira con cierto sosiego. Si nunca había buscado aquello que llaman "prestablecido", por qué de repente sentía como una punzada en su cabeza, que aquello que no buscaba, le había encontrado a él?

A lo largo de la calle Vila i Vilà, antaño llena de gente risueña, ebria, excitada y ahora vacía, apagada y silenciosa. Continuaba con el paseo hacia su hogar entre una mar de preguntas. Acaso llega un día en el cual te doblegas y aceptas o deberías aceptar aquello que jamás has querido para ti? No, no se imaginaba postrado en una silla, con una copa del mejor Whiskey esperando a la muerte. 

Mujeriego le llamaban algunos. Mujeriego? Era acaso algo malo? Acaso alguna de aquellas personas que tanto criticaban, se paró jamás a pensar lo duro que resultaba recomponer el corazón y la razón después de cada aventura? Debería el ser humano parar y aferrarse a algo que no le convence, por el mero hecho de borrarlo de una lista que ni siquiera existe? O seguir indagando hasta hallar aquello que le sacie? 

Sin más dilación se hallaba en la esquina de la calle Nou de la Rambla con Blesa y sus luces amarillentas aun pensando en la madurez y sus consecuencias. Es posible, que en aquel paseo desde Vía Layetana pasara de persona "rasa" a "señor"? Quién determinaba que así era?

Escuchando sus pisadas en una desierta Calle Blai, con la espalda algo cansada, la colilla del último cigarrillo aun entre sus dedos y observando el reflejo de las luces en los pequeños charcos de la calle a su paso por la biblioteca, volvió a sonreír.

Qué significaba madurar? Objetivos que no son propios de uno mismo? Dejar de mirar en un charco como los colores se difuminan en acuarelas? Negar la inocencia o la pureza? Es lo simple menos importante que lo que la sociedad nos vende como obvio? 

Barcelona duerme temprano. Paralelo con su calle era un desierto. Al llegar a su portal, sacó las llaves y pensó: "Señor? no gracias"

jueves, 3 de septiembre de 2020

Pause


Hace calor en la ciudad Condal,

dejé atrás el calor seco de Lleida,

para abrazar los últimos días de la humedad de Barcelona.

Me reincorporo a la sociedad del miedo,

de las mascarillas,

del consumo.

Escucho aventuras de unos y otros,

comparto risas y anécdotas de Lleida,

siento mi cuerpo pedir que pare.

Fotogramas del amanecer,

objetivos vacíos e insulsos como placebos,

días incesantes a ritmo infernal.

Lluvias que erizan mi piel,

desvaríos  por el vallés,

días largos para mentes cansadas.

De nuevo en la vorágine,

en el mundo sin pausa,

en la humedad de Barcelona.



jueves, 13 de agosto de 2020

Campamento de verano


El Covid me ha robado un año que prometía.

El día 1 de Enero despertaba ( no realmente ) soltero, en el trabajo era respetado, los amigos me daban amor y cariño, planificaba las vacaciones y futuros viajes. 

En resumen: todo iba de puta madre.

Y llegó el Covid y todo se jodió.

  • Me quedé sin trabajo y sin opciones de encontrar otro
  • Pasé la cuarentena prácticamente solo
  • Las vacaciones futuras se fueran por el retrete
  • Volví a picar con mi ex y a sentirme estafado
  • Los colegas no querían que hablara
  • Odio las putas vídeo llamadas
  • Notaba como moría lentamente
Todo cambió cuando recibí la llamada de una amiga, proponiéndome trabajar el campo en Lleida. Nada más abrirse el ( puto ) confinamiento en Barcelona, nos reunimos ( Ella llegaba desde Sevilla ) y comenzamos la aventura.

La maleta: 

  • Cinco mudas
  • Cinco camisetas destrozadas
  • Una toalla ( para todo )
  • Unas Bermudas
  • Pantalón Largo
  • Pantalón corto hecho mierda
  • Pantalón corto de mierda para trabajar
  • Las Crocs
  • Las DC
  • Zapatillas hechas mierda para trabajar
  • Gorra de Euskadi que dejó Facu en casa
  • Cepillo de dientes y demás mierdas de higiene
  • La Nikon y la Canon, con sus cargadores y mierdas
  • Batería externa
  • Portátil
  • Tres Libros ( uno de cocina )
  • Yerba

Comienzos:


El viaje fue un paseo por Catalunya. Después de tres horas en un tren sin bar, con la puta mascarilla puesta y helándome por el aire acondicionado,  se jodió y tuvimos que esperar a un autobús cochambroso que nos llevó finálmente a Lleida.
La casa donde nos hospedamos es una casa de Pagés en Artesa de Lleida. El primer piso es la residencia del dueño de la finca y su familia y el piso superior el nuestro, que íbamos a poder disfrutar durante dos semanas de manera exclusiva.
Nuestra habitación consta de una litera y una cama individual. Es la primera vez que duermo de manera continuada en una litera. Y en la parte de arriba.


Toma de contacto:

Al día siguiente de llegar, comenzamos a trabajar. Nuestro primer encargo era limpiar los árboles de la Pera.
Consiste en dejar en el árbol la fruta que se encuentra en perfecto estado, descartando las imperfecciones, las maduras y las plagas.
Los primeros días fueron difíciles. Las órdenes me resultaban confusas y mi cuerpo llevaba cien putos días ( no es del todo cierto ) sin apenas movimiento.
Llegué con 80kg, no es mucho, ya que hago 180cm, pero para mi...si que lo es.
En parte, trabajar aquí, me recuerda a la cocina. Ya que nunca paras, pasas de estar agachado a estar de pié o estirado y te asas de calor. Es por ello, que actualmente estoy en 72kg de nuevo.

Convivencia: 

Al principio, Érika ( mi colega ) y yo, compartíamos todo. Veíamos alguna peli ( tenemos una t.v conectada a internet ) e íbamos a medias en las compras.
Decidimos comenzar a trabajar a las 7h de la mañana y levantarnos a las 5.45h para estar más despejados.
Dos semanas después llegaron la Cuñada y el marido del jefe, con una chica y todo tuvo que reinventarse.
La chica la pusieron en la cama individual de nuestra habitación. La pobre, entre que no habla ni Castellano, ni Catalán, ni Inglés, ni Esperanto...más nuestras pintas, se pasaba el día encerrada en la habitación. Pero claro, el calor que hace en esta zona, más que siempre tenía la puerta cerrada, provocaba que al entrar en la habitación, mi cuerpo sufriera más que debajo del sol. A todo esto tengo que añadir sus Flatulencias, o lo que es lo mismo; se pasaba el día tirándose pedos en la puta habitación, mi puta habitación, con la puerta cerrada! Ahí sus muertos!
Como dije anteriormente, los hábitos tuvieron que reinventarse.
La cocina funciona por turnos, el baño también y la t.v pasó a ser un satélite que trajeron desde su país de origen. Al principio, no fue fácil. Las cosas cambiaban de sitio cada día, la nevera fue invadida casi al completo por ellos y los roces fueron constantes. Llegando a la conclusión, que nos valía más la pena, mudar nuestro salón, a la entrada principal de la casa, donde ganábamos Wifi y cerca de cuatro grados menos de temperatura ( es donde estoy escribiendo ).

En busca del tercer miembro del equipo: 

Para completar el equipo, iba a venir Adri, una colega de Pamplona, con la que estaba todo resuelto. Pero a los pocos días de llegar, Lleida se convirtió en el centro de mi amigo Covid ( Puto ) y cundió el pánico! Las noticias lo pintaban como que todos íbamos a morir, que los jornaleros eran como las ratas en la peste e incluso, colocaron al ejército en la frontera entre nuestra comarca y el "pueblo libre".
Volvíamos a estar confinados, aunque esta vez y en nuestro caso, podíamos salir a trabajar. 
Como estaba cantado, Adri nos dijo que no vendría, por lo tanto, comenzamos la búsqueda de aquella persona que completara nuestro equipo.
Mucha miseria, poco trabajo...y pocas ganas.
Llamadas de colegas en plan:
  • Es poco dinero
  • Cansa
  • Muchas horas
  • Hace calor
  • Y un sin fin de mierdas

Venís al campo joder!!! qué coño esperas!?
Después de unos días, por fin encontramos a alguien y Majo ( que así se llama la colega ), se unió a nosotros.
Limpiamos y ordenamos la habitación contigua a la nuestra ( por supuesto lo hicimos nosotros ) y mandamos a la pedorra chica allí.
Por fin éramos seis.
Al trabajar con una máquina, que pasa entre las vías para recoger la fruta, antes de la llegada de Majo, en la parte de la izquierda estaban los recién llegados y en la derecha solo nosotros dos, lo que provocaba que corriéramos el doble...dado que poco o nada ayudaba el otro grupo al nuestro.
Pocos días después de la llegada de majo, lo que llamaré el equipo dos, se estaba levantando a las 6.20h, dándonos cerca de 45 min de calma, con el café y las noticias.
Pues todo ello se fue a la mierda, cuando comenzaron a levantarse a las 6.00h!
Aunque mirándolo de otro modo, es comprensible.
Escuchar a Majo y Erika sonarse la nariz o carraspeando la garganta en una casa que se escucha todo, no hace para que vuelvas a recuperar el sueño.
Ahora nos despertamos a las 5.30h.


El campo

A los mosquitos de por aquí les encanta mi sangre. Imagino que es lo más cerca que tienen de poder colocarse.
Llegué a contar más de treinta y cinco picadas en mi pierna derecha! La cual perdí de vista durante una semana su tobillo.
Al ir en la máquina, paso el día el movimiento. Te plantas debajo del árbol, pasas a la mitad y subes corriendo a la máquina para pillar las de arriba.
El sistema de trabajo es muy fácil:
  • Si tienes trabajo, te jodes! El otro equipo no piensa ayudarte
  • Si ellos van jodidos, te vuelves a joder! Aprietas el culo y vas a dar una mano
  • Y todo esto con un calor del mismísimo Mordor  
De ahí que esté en 72kg...



Ámbito personal

En las siete semanas que llevo aquí, creo que he discutido con todos los que me rodean, llegando a tomar la decisión de que lo más conveniente, era ir por libre.
Hice mi espacio minúsculo en la nevera, hablo lo justo, trabajo igual y soy educado. Una cosa es ir por libre y la otra ser un gilipollas!
El Covid, ha provocado tal confusión y movidas, que lo mejor es ante todo respetar y mantenerse al margen dentro del conjunto.
Y me va mucho mejor ahora, que no aireo mis paranoias.


Punto final

Aun me quedan dos semanas en estas colonias.
  • Un pueblo pequeño
  • Un calor a lo Mordor
  • Una experiencia con dos de mis mejores amigas
  • Una nueva aventura fuera
  • Unos Jefes encantadores
  • Y mil historias por escribir

THIS IS ARTESA FUCKING COVID!