Mostrando entradas con la etiqueta relatos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta relatos. Mostrar todas las entradas

sábado, 30 de enero de 2021

Los cuenta cuentos

 

Hace muchos años, conocí a un par de tipos muy peculiares. Hablaban muy alto, en todos sitios. Parecía que siempre estaban de fiesta, conocían o decían conocer a mucha gente, bailaban por casi cualquier cosa...pero sobre todo, parecían felices.

El rasta ( llamémoslo así ), acababa de romper con su chica después de un año complicado. Digamos que aquello le impulsó... al borde del suicidio. 

Tras pasar tres días encerrado en una habitación llorando como una magdalena, se fumó un porro. Y ya sabemos que después de un porrito, las tripas hablan. Por lo que se fue a comer al restaurante más grasiento que pudo encontrar, cruzo la mirada con una chica y olvidó el nombre de la malvada y puta* de su ex.  

(*Realmente pensé en poner Bruja o Víbora, pero lo creí ofensivo)

Por su parte, el calvo ( así será nombrado ), acababa de pasar prácticamente por lo mismo que el "pringao" de su amigo. Con la diferencia de que el Calvo se quedaba sin casa.

Así, que el entendimiento fue inmediato.

Una puta mañana cualquiera: ( por cierto, suena el teléfono )

- Hey - Dice el Calvo 

- Hey - Contesta el Rasta

( el hey, está bien. Sin exclamación. Lo que se le conoce como el saludo no efusivo )

- Qué dices...? - Pregunta el tarado que ha llamado

- Pué mira...aquí - Contesta el filósofo rastafari

- Pues vale...me subo o qué? - Asiente/pregunta//va pá arriba el Calvo

- Venga! aquí te veo - Responde una neurona fumada del Rasta

Y así, un día como otro cualquiera. Digamos frío, con niebla o mucha niebla y puede que lluvia... Un puto día normal en aquel lugar normal, llegó el Calvo a casa del Rasta. Vale!

Al menos es lo que me contaron.

Yo los conocí una día bailando encima de una maceta redonda. Eran dos gilipollas que me hicieron gracia. Bailando y cantando una estupidez mientras no paraban de reír.

Después de unas cervezas pude conocerles mejor. Cuando salían de fiesta, solían no conocer a nadie, pero al rato, se hacían con todo el local. Todo el mundo quería estar al lado de esos chiflados. Y cuando digo todo el mundo, me refiero a todo el mundo.

Siempre estaban rodeados de artistas, músicos...y mujeres. Muchas mujeres.

Que cómo lo hacían? La verdad? No tengo ni puta idea! Pero se metían en los camerinos de los conciertos, les invitaban a chupitos y las camareras les daban sus números de teléfono. Jamás vi a ninguno de ellos apuntándolos. Les daba igual. Eso, o iban tan fumados que ni siquiera lo recordaban.

El rasta era el típico de pantalones anchos, paz y amor, bla bla bla. El típico guapito gilipollas que se me merece una buena hostia. Dicho de otro modo: el cabrón que se va a follar a tu novia.

El calvo era más afable. Con su cara angelical, su mirada difusa y su buen temple. Lo que yo llamo un futuro psicópata en potencia. 

El calvo tenía gafas, no veía una mierda!. Una vez le pedí que dejara de mirarme y contestó que estaba mirando a otro sitio. Otras veces te hablaba muy pausado y terminaba diciéndote que podría quemarte vivo.


Pero juntos, tenían el don de animar todos los sitios.

Una tarde cogieron un coche de juguete que estaba en la basura, miraron a su alrededor y se dirigieron a una calle, muy estrecha, que hacía pendiente. La calle era de piedras, se lanzaron alrededor de tres veces cada uno. Y no se mataron.

Una mañana, después de una fiesta, se metieron en el campo de al lado, a recoger balas de paintball...mientras los que jugaban a la "guerra" no cabían en su asombro al verlos agazapados y riéndose sacando balas y gritando bien fuerte el color de cada una.

Otro día, en una cafetería. Una cuchara se cayó al suelo. Los dos se miraron y comenzaron a cantar una canción que era algo así como, cito textualmente:

El baile de la cuchara,

el baile de la cuchara,

el baile de la cuchara.

Y así hasta que se cansaban.

Estuvieron poco con esa gilipollez? No, eso perduró. Cambiaban la palabra "cuchara" por cualquier otra.


Era habitual encontrártelos por la mañana, comprando el pan en pijama, con las zapatillas de pies de dinosaurio y la sonrisa de oreja a oreja. Siempre me preguntaba si se acaban de despertar o si dormían alguna vez.

En una de sus noches, el calvo pilló cacho. 

- Hey tío, con quién estás ligando? - Le pregunto

En esto, que el rasta salía del baño.

- He visto un monstruo! - Dice riéndose

- Que dices, tío? - Responde/pregunta el calvo

- Era como una mezcla entre el pingüino y Margaret Thatcher, joder tío!!! que fea! - Responde el rasta

Al ver al rasta hablar de aquella manera, nos reímos y pedimos unos tragos.

- Hey calvo! - Dice una voz femenina a nuestro lado

Al verla, el calvo nos la presenta.

- Esta es ( no tiene importancia ) - Dice el calvo

Al verla, el rasta se pone colorado, sus ojos comienzan a lagrimar y se atraganta con el trago. La chica vuelve con sus amigas y se cita con el calvo para más tarde. Pero mientras se daba la vuelta, una carcajada del rasta la siguió un estruendo en forma de adjetivo.

- La fea!!!!! es la fea!!!! - Gritó el rasta

La noche siguió entre alcohol y risas, lo que provocó que tres tíos alcoholizados y con una mente privilegiada para el cachondeo, pasáramos la noche jugando a:

"Escapa de la fea"

Se trataba de huir, de una manera muy absurda y poco disimulada de aquel ogro.

Meses después, una noche, la fea en un encuentro random con el calvo le preguntó:

- Porqué me llaman, la fea? - Pregunta eso

El calvo, la miró dulcemente, le dio un beso entre la frente mal construida y las enormes gafas de culo de vaso y le dio aquellas dos palmaditas en el hombro; mitad paternales, mitad duele mirarte. Y no dijo nada.

Otra noche en una fiesta coincidieron tres amantes de el rasta. Mientras esquivaba a una, se le presentaba la siguiente y al rato la siguiente de esta. El tío, ni corto ni perezoso, lo llevaba con una pasmosa y muy asquerosa normalidad ( Maldito hippie de mierda. Ahí se muera, mucho ). 

Tenían un imán para todo. Y eso también incluía a los mega freaks.

Una noche, un chico que llevaba una camiseta de un equipo de fútbol y que parecía que tenía epilepsia por su manera de bailar, se unió a nosotros. Le llamaron Cassano.

Pasamos toda la noche animándolo a bailar en el podio y acercarse a las chicas con esos movimientos pélvicos tan escalofriantes. Esperando que alguien llamara a la policía y se lo llevaran.

Esa noche nos fuimos todos a la casa punk. Por la mañana, al despertar a Cassano:

- Calvo!!! esto...el tío este no se levanta. - Dice el rasta

- Que dices? pues dale un hostia! - Responde el calvo

El rasta volvió a intentar despertarlo:

- Oye...tío...va tío...que tenemos que largarnos - Le dice el rasta

Al ver que no se levantaba, el rasta levantó su cabeza, descubriendo un gran manto de Ectoplasma! Si, qué pasa? era Ectoplasma, como el de los putos cazafantasmas.

- Joder tío!! - Grita el rasta

- Que pasa? - Pregunta el calvo

- Cuando veas tu almohada... - Le contesto

Entonces, Cassano despertó.

- Hey tíos...!! dónde estoy? jejjejeje - Dice Cassano

Nosotros, aun en shock por el Ectoplasma y Cassano explicándonos que se tomaba una medicación muy fuerte para no tener que matar a la humanidad.

Salimos todos hacia el mismo sitio, así que subimos juntos al tren. Allí, en el tren, Cassano intentó sentarse con nosotros, a lo que rápida y educadamente le dijimos:

- Pero tú estás chalao? anda y tira pa ahí con tus babas Ectoplasmósicas! - Le indicó "dulcemente" el calvo

Cassano, lejos de venirse abajo, se sentó en los asientos de al lado, se puso cómodo y estuvo durante 45 min, soltando babas justo al lado de una pobre mujer asustada.

Luego lo dejamos por ahí.

Una tarde me invitaron a su casa. Era como una especie de bar punk o habitación adolescente, con muchas fotografías, un acuario que separaba la cocina del salón con dos tortugas mancas en su interior, una televisión enorme y el escritorio al lado.

El rasta podía estar en el escritorio y hablar contigo, fumarse un porro o soltar un chiste y de pronto te miraba y decía:

- Joder tío! que bueno...tío!!! - Y se ponía a escribir


El calvo, te hablaba de la música que estaba sonado, mientras miraba una película sin sonido, contestaba al rasta y se rascaba los huevos tranquilamente.


Hasta aquí bien, no?

Lo curioso, es que esos tíos estaban hablando de tres cosas a la vez, mientras veían una película sin sonido y se enteraban de ella; incluso era uno de los temas de conversación. El rasta mientras, escribía una puta novela y cuando querías darte cuenta, el calvo ya te había puesto una mantita y te hablaba sobre filosofía!

Así que les pregunté:

- De qué cojones trabajáis? Cómo os ganáis la vida? - Piensas que son secretas o Aliens


El calvo me contesto que ellos creaban vida. Cuentos de vida.


Eran cuenta cuentos. Pero en su caso, antes de escribirlos, los vivían.





Para Miguel Cano. Mi psicópata preferido. 

Y para su padre, que estará leyendo esto allá donde esté. 

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Paradas

 


No era una buena época para morir.

Aquella noche, después de una hermosa velada con amigos, donde pudo degustar de buen vino, buena charla, unos juegos al billar y buen humo; decidió caminar hasta el final de la Vía Layetana mientras determinaba que medio de trasporte le llevaría a su hogar. 

Llevaba semanas con dolor de espalda debido a diferentes quehaceres acaecidos las últimas semanas. Pero justo aquella mañana, le habían hecho Acupuntura!. Se sentía tan bien, que decidió continuar caminando hasta el Paseo Colón, atravesando la Plaza Antonio López hasta llegar justo en medio del Paseo Colón, donde se encuentra una parada de autobuses.

Se tocó la espalda, estiró un poco y caminó hasta la parada. Esa noche había llovido. Las calles reflejaban las cornisas de los edificios, los arcoíris de colores de la ciudad, mezclados con el ruido y la velocidad de los coches, pasando por cada lado del paseo.

Un autobús pasó a su lado. Era el suyo. Al percatarse de su presencia, sabía que si corría, llegaría. No tenía duda de ello. Pero también pensaba, que el correr no alarga la vida y que sencillamente, aquel autobús no era el suyo; dado que si lo hubiese o hubiera sido, habría llegado exactamente a su debido momento, y no al revés. Dícese de otro modo, en el momento justo o incluso unos segundos después de su llegada a la parada. 

Al percatarse de la tardanza del siguiente autobús y comprobando lo bien que respondía su maltrecha espalda, la agradable temperatura y el silencio apaciguante de una ciudad dormida. Continuó caminando por el centro del paseo.

El verano moría. Un verano atípico de un año insulso, en un mundo preso por el terror a la muerte.

Apenas se vislumbran coches, la tenue luz de las farolas dibujaban su sombra al caminar por el centro del paseo, mientras se lía un cigarrillo entre pensamientos que aparecen por su mente, como rayos en una tormenta. Pero no por peligroso, todo lo contrario; por extremo pero magnífico, rápido pero sutil, conciso pero a la vez fugaz, elocuente pero directo.

Un pensamiento quedó en su cabeza, le atravesó el cerebro y dejó de caminar.

Aturdido, pensó en el vino como causante de aquella certeza que había apuntado con tanta destreza a su cabeza, o quizá fuera el humo inhalado durante la velada. El caso es que por primera vez en su vida sentía que la vida le había cazado y aquello le hizo recapacitar. Armó de nuevo un cigarrillo al tiempo que un autobús paraba a su lado, justo cuando debía, a su debido tiempo/lugar/momento y continuó caminando encendiendo el cigarrillo.

Paso tras paso continuaba pensando. Nunca, jamás creyó que aquello le sucediera. Nadie le explicó jamás como afrontar semejantes crucigramas. Y que decir si cabe, que él tampoco se imaginó que llegara a este día. Perdón, esta noche fresca y apacible en la ciudad durmiente.

Decidió, al paso de la Plaza de Medinaceli poner en una balanza los pros y los contras de semejante enigma. Dejando en un lado el corazón y en el otro la razón para que estos a su vez analizaran cada caso. 

"A qué edad se deja de ser un crío?" o dicho de otro modo: "Soy un adulto?". Qué significaba todo esto? Debía cambiar su comportamiento? Acaso la madurez llegaba así, de pronto? Las incógnitas poblaban su cabeza al paso por la estatua de Colón. Se colocó en el centro de la rambla, dejando Colón a su espalda y contempló el vacío de la rambla Barcelonesa cuando apenas era media noche. El pensando en el paso del tiempo, en un mundo que lucha por congelarlo. Poético.

Con media sonrisa irónica, cruzó por la avenida Drassanes, hasta la calle del portal de Santa Madrona. Qué se supone que debía hacer? Había llegado hasta este momento sin pensarlo. No tenía ni una sola cosa que denotara el más mínimo atisbo de lo que supone la madurez propiamente dicha. Ni hipotecas, ni coche, ni plan de pensiones. Ni tan solo tenía trabajo. Y qué decir del resto? Ni mujer, ni novia. Ni hijos o mascotas. 

Parado en la esquina con la calle de Mina, miró con nostalgia lo que no hace muchos años era un lugar de encuentro y sosiego. Una antigua posada, desde hace tiempo cerrada. Era acaso un aviso del paso del tiempo? o un simple escalón en la evolución?  teniendo en cuenta por ello, en el sentido de evolución, la necesidad de avanzar. El no atascarse jamás en una parada. El saber que después habrá otra, y así sucesivamente. Dicho de otra manera, la necesidad incesante de nuevos estímulos. 

Sin darse mucha cuenta, la avenida Paralelo se abría a sus pies, cruzándola hasta llegar al parque de las tres chimeneas. Con la mente dando vueltas entre preguntas y respuestas inconexas. Era necesario madurar de una manera tan arcaica? Era aquella la manera en la que debía madurar? y si ya había madurado? y si aquella manera, la estipulada, no era otra cosa que esperar sentado a la muerte? Esperarla sentado?

Caminando por el pasaje de la Canadenca, con sus grafitis, su olor a orina, su esencia industrial. Levanta la cabeza, pone sus manos en los lumbares y respira con cierto sosiego. Si nunca había buscado aquello que llaman "prestablecido", por qué de repente sentía como una punzada en su cabeza, que aquello que no buscaba, le había encontrado a él?

A lo largo de la calle Vila i Vilà, antaño llena de gente risueña, ebria, excitada y ahora vacía, apagada y silenciosa. Continuaba con el paseo hacia su hogar entre una mar de preguntas. Acaso llega un día en el cual te doblegas y aceptas o deberías aceptar aquello que jamás has querido para ti? No, no se imaginaba postrado en una silla, con una copa del mejor Whiskey esperando a la muerte. 

Mujeriego le llamaban algunos. Mujeriego? Era acaso algo malo? Acaso alguna de aquellas personas que tanto criticaban, se paró jamás a pensar lo duro que resultaba recomponer el corazón y la razón después de cada aventura? Debería el ser humano parar y aferrarse a algo que no le convence, por el mero hecho de borrarlo de una lista que ni siquiera existe? O seguir indagando hasta hallar aquello que le sacie? 

Sin más dilación se hallaba en la esquina de la calle Nou de la Rambla con Blesa y sus luces amarillentas aun pensando en la madurez y sus consecuencias. Es posible, que en aquel paseo desde Vía Layetana pasara de persona "rasa" a "señor"? Quién determinaba que así era?

Escuchando sus pisadas en una desierta Calle Blai, con la espalda algo cansada, la colilla del último cigarrillo aun entre sus dedos y observando el reflejo de las luces en los pequeños charcos de la calle a su paso por la biblioteca, volvió a sonreír.

Qué significaba madurar? Objetivos que no son propios de uno mismo? Dejar de mirar en un charco como los colores se difuminan en acuarelas? Negar la inocencia o la pureza? Es lo simple menos importante que lo que la sociedad nos vende como obvio? 

Barcelona duerme temprano. Paralelo con su calle era un desierto. Al llegar a su portal, sacó las llaves y pensó: "Señor? no gracias"

sábado, 20 de junio de 2020

Catorce años y cuatro meses

      
                                                          

Hace un año, acompañaba tus últimos suspiros en la camilla del veterinario. Entre lloros nos despedíamos, mirándonos por última vez a los ojos.
Juntos pasamos catorce años, pasamos por cuatro ciudades ( Vic, Terrassa, Bcn y Cadaqués ), nos mudamos a siete pisos diferentes, vivimos una época juntos.

Llegaste a mi vida sin avisar. Una tarde un amigo entró al restaurante gritando mi nombre; Tenía un perro que era para mi. Esa misma noche, al salir del trabajo fui directo a su casa. Al entrar al comedor, estaba algo oscuro, con la luz de un par de lámparas pequeñas. Al instante de verme te tiraste encima y me diste tu primer beso. Fue amor a primera vista. 
Sin dudarlo, abracé a mis amigos y salí contigo hacia nuestra primera casa.

No todo fue bonito. Al llegar a casa no caíste especialmente bien. Ya estaban los gatos, a los que poco a poco te fuiste haciendo y también estaba Sigmund; Aquel Carlino medio tonto y mimado.
Recuerdo la vez, que te dejaron castigado en un rincón para enseñarme una cachimba rota. Estuviste así dos horas hasta que llegué, miré los cristales en el suelo, tu te measte de miedo y yo barrí y fregué tranquilamente la casa, te puse la correa y salimos a la calle.
En esa época, te pusimos una cresta color rosa, que tardó mucho tiempo en irse. Incluso estuve a punto de regalarte, cuando nos hicieron creer que eras el causante de una alergia de Mireia. Que por supuesto no lo eras.
Cuando pintamos el pasillo estuviste dos semanas con azul en un lado y naranja al otro.
Siempre fuiste algo cabrón.
Mordías los culos de la gente que salía de casa, destrozabas las camas que te hacía o compraba para seguir durmiendo conmigo. 
Cuando te tiraba la pelota, me mirabas, mirabas la pelota y te ibas.
Ladrabas como un loco cuando llamaban a la puerta. Jamás quité el timbre.
Te aliabas con Fiona ( la gata ) para poder abrir cajones o la nevera.
Siempre te encontraba en mi cama cuando regresaba de trabajar; aprendiste muy pronto a abrir puertas.
Mordías en los tobillos a la gente con skate. Te encantaban los maleteros de los coches y meterte en marcha por la ventana...un par de minutos. Por que luego te agobiabas y comenzabas tus sesiones de canto hasta que llegábamos al destino.

Los primeros años, lavarte fue un suplicio.
La primera vez, te metí en el plato de ducha. Acabé lleno de jabón en el suelo, con cuatro mordiscos, mientras tu te secabas en el sofá. 
Hasta que un día, bañándote en Limbo ( Terrassa ), el abuelo de Vicky sin ningún miedo, nos explicó como hacerlo mejor.
A veces íbamos a un centro para que te lavaran o te cortaran el pelo, dos cosas que odiabas. Cuando iba a buscarte siempre me tocaba esperar mínimo treinta minutos. Los volvías locos y acababas suelto con gente persiguiéndote.

Por nuestras casas siempre ha pasado gente, mucha gente.
Pensando así por encima, hemos compartido a tiempo completo nuestro tiempo con más de veinticinco compañeros de piso, algunos incluso han repetido ( los repetidos no cuentan por dos ).
A tiempo parcial, perdí la cuenta.
Una mañana, estando debajo de casa, vino Víctor, que era un tío bastante...soplapollas y comenzó a alardear de manera sobrada sobre sus logros. En el momento en el que era más insoportable, te tiraste hacia su pantalón, quedando sus pelotas en tu boca. Víctor se calló, se quedó pálido y se fue por donde había venido.

La primera vez que te saqué sin correa desapareciste. Te encantaba correr. 
Después de estar veinte minutos dando vueltas, me senté donde te había dejado y apareciste.
Me llevé un buen susto.
O, la primera vez que te dejé en casa de un amigo, debido a lo de la alergia. Tuviste tiempo para dejar preñada a la perra de Marta y ser padre muy adolescente ( nueve meses ).







                                                                Fin primera parte


sábado, 29 de febrero de 2020

Cabello revuelto


El sonido de los pájaros entraba por la ventana de la habitación.
La cama, recogida aunque algo revuelta, con ropa en el suelo, un par de vasos de agua y un cigarrillo presagiaban que algo había ocurrido allí.
El olor a sexo aun era palpable, mientras un incienso encendido al fondo de la habitación aun no había hecho efecto.
En el comedor un concierto de Cypress hill se reproducía en la televisión. En la mesilla, dos tazas de café a medio acabar, un cenicero con varios cigarrillos diferentes y una nota que decía:
"nos vemos luego"
Allí sentado en el sofá, una sombra cabizbaja sacaba humo de su boca a través de un cigarrillo.
Entre calada y calada pensaba en la pasada noche y en sus consecuencias.

Aquella noche algo pasó con su mejor amiga, algo que quedó pendiente, algo que tenía que pasar.
Pero también era algo que haría que todo cambiara. O no?
Las preguntas pasaban una y otra vez por su cabeza como las pistas de un vinilo infinito.

Nadie forzó nada, se dejaron llevar entre risas, abrazos y copas de vino. Acto seguido, las risas pasaron a ser caricias, los abrazos tímidos, besos en el cuello y las copas de vino se volvieron a llenar.
Lo que sucedió en la habitación subió el nivel.

Pero y ahora? la amistad, la confianza, el cariño, el respeto...que ocurrirá a partir de ahora?
Podrían seguir como siempre? o esto hará que se separen?

La mañana fue un poco extraña. Al despertarse los dos abrazados, volvieron a acariciarse. Tímidos besos en labios secos, manos que recorren el cuerpo del otro, respiraciones profundas que no saben si lo correcto es volver a ser uno o levantarse definitivamente.
En ese mar de dudas y excitación, ella se levantó y se metió en la ducha.
El, se incorporo en la cama y durante un par de minutos se mantuvo impasible mientras contemplaba su figura a través del espejo.

El olor a café recién hecho le transportó a la cocina, donde puso dos tazas y las dejó en el comedor.
Al salir de la ducha, ella cogió una de las copas, le dio un par de tragos al café, recogió sus cosas y con un pequeño beso en la mejilla, se despidió hasta la tarde.

Debía pasar? y si conlleva un precio muy alto?
O por el contrario, y si sigue todo como hasta ahora?

La música seguía sonando en el salón.
El sol entraba a través de la ventana.
"Una ducha y otro café" le dijo su cabeza.





miércoles, 26 de febrero de 2020

Cartas a nadie





He pensado tirarme de un puente.
No sé muy bien como escribir esto. Por lo general, no suelo escribir cartas de suicidio, menos aún, cuando no sabes que hacer con ella.
Qué se hace? se deja al lado del cadáver? Pero si me tiro de un puente, o se moja, o se vuela...o se mancha con mis restos.
La dejo desde donde salto? Y si nadie se percata de que me he tirado?
Se la envío a alguien? A quien? Y claro, vaya gracia le haría al supuesto, recibir una carta escrita a mano, con las pocas que hay hoy y la ilusión que ello genera. Me imagino su cara abriéndola, mirando el sello, el sobre, sacando el folio...con la cara de un niño en navidad. Para luego leer que es una carta de suicidio. Sería de mal gusto por mi parte.
Aunque para ser sincero, tampoco sabría a quien entregarla.
Se la mandaría a mi ex mujer, pero no sé donde vive.
Puede que a Marc, mi antiguo compañero de primaria. Aunque hace diez años que no nos vemos.
Piensa, piensa. A quién?
Una de las cosas que te lleva a un suicidio, es el desapego con el ser humano. Lo leí en la contraportada de un libro que tenía una chica en el metro.
Lo tengo! Enviaré un mail en cadena.
O no? El correo electrónico, a cogido el papel del correo antiguo: Solo te llegan las facturas.

Hace poco estuve en Tenerife.
No soy la persona mas segura del mundo ( me voy a suicidar; chiste del gremio ), así que cuando viajo, siempre reservo para dos.
Dos pasajes para el avión, habitación doble y actividades grupales para dos. Es una manera que que nadie se siente a mi lado.
En una de aquellas salidas programadas, fui a la playa de las teresitas. Cuando llegamos me separé del grupo y me adentré hasta el espigón.
Allí, en pleno diciembre, me zambullí en el océano.
Entre tanta calma que obtuve, fue donde comencé a pensar en acabar con todo.
Con cuarenta y dos años, soltero, sin amigos, trabajando desde casa y sin mascotas desde que murió Windows; mi pez de colores. Creo que él también se suicidó, lo encontré una mañana totalmente tieso en la alfombra. Debió pensar, que una vida tan triste, monótona y solitaria como la mía, no era el mejor lugar para vivir. Así que cogió impulso y saltó de la pecera redonda que le había comprado en el Ikea ( tenía un buzo ) y llegó al suelo, donde se encomendó al gran acuario del cielo de los peces de colores.

Intenté ser sociable antes de tomar esta decisión.

Cuando regresé de Tenerife, me apunté a un par de actividades. No tuve mucho éxito.
La primera de ellas, se trataba de una fiesta para solteros en un barco. Lo más cerca del contacto humano que tuve, fue cuando un camarero me pasó una toalla para que me limpiara el vómito. Me mareo con facilidad.
La otra actividad, consistía en montar en patines con mucha gente. Entre que no sé patinar y que cuando me dí cuenta todos estaban lejísimos, paré un taxi y me fui a casa.
Ese fue mi contacto más largo con un ser humano. El taxista. Un señor Armenio que no entendía una palabra de lo que me estaba diciendo. Pero por el tono de voz parecía simpático.

Hace un par de semanas fui al cine. Tenía ganas de ver la última película de Asghar Farhadi y disfrutar del cine Iraní. Para mi sorpresa, solo éramos tres en la sala. Un servidor, un señor sudoroso y una prostituta. Cuando acabó la película estaba solo.

Esa noche no pude dormir. Sentía una presión fuerte en el pecho y estaba todo mi cuerpo sudado.
Me levanté y me puse a ordenar mi casa, hasta que ví que todo estaba en su sitio.
Prácticamente no tengo posesiones, mi piso es tan pequeño, que tuve que reorganizarlo cuando compré la pecera para Windows.
En mi armario tenía solo lo que utilizaba, que consistía en:
Seis pares de calcetines negros.
Seis calzoncillos blancos con borde rojo.
Dos pantalones negros de pinza.
Dos camisas blancas.
Dos corbatas azules crema.
Una americana.
Un bañador.
Dos pijamas de seda.
Y una camiseta con estampados de frutas que me regalaron con mi última compra por Amazon: La nueva licuadora de cinco velocidades y cuchillas cromáticas. Soy alérgico a casi toda la fruta.

Después ojeé mi álbum de fotos. Consistía de cinco hojas, donde por lo general casi todas las fotos eran de mi ex mujer. Donde se supone que salía yo, o estaba arrancado, o tenía la cabeza de Bertín Osborne puesta en el lugar de la mía. En la última hoja, estaba la nota que me dejó al irse.
Solo decía:
Vivir contigo, a sido peor que volver a ver siete años en el tibet.
Ha sido igual de excitante que el último libro de Vargas Llosa.
Pd. No volveré, me repugnas.

Al principio lo tomé a broma. Pasadas dos semanas me dí cuenta de que era en serio.

Todo estaba decidido.
Dejaría este mundo y me tiraría al vacío.
Dicen que cuando mueres, te sumerges en un sueño eterno. Lástima que jamás recuerde haber soñado.

lunes, 23 de diciembre de 2019

Ténue


No hay nadie en la barra del bar.
La luz tenue amarillenta, camufla de las miradas la sombra del chico sentado en el taburete.
Su cara, ausente.
Su pelo, desaliñado.
Su Aurea, marchita.
Hace pensar en días sin comer y dormir.
Allí, en el fondo de una barra vacía, se encuentra.
Solo, sin mirada fija, sin una sonrisa que le distraiga.
Puede que el desamor?
Puede que la esperanza?
Puede que un cúmulo de desdichas.
Quien sabe.
Una voz suave sale de sus labios,
pide la cuenta.
Saca una cartera negra destartalada y cuenta monedas a través de sus huesudas manos. Deja propina, da las gracias y se despide. Llevando tras de si, todos aquellos fantasmas que le seguían.

lunes, 15 de julio de 2019

Estás despierto?


Hace días que dejó de tener ganas, nada le motivaba, nada le ilusionaba.
Una casa llena de suciedad, botellas vacías y tabaco.
Cuatro días sin dormir, sin comer, trabajando a altas temperaturas, pensando y pensando en los últimos desastres de su puta vida... pasan factura.
Un cuadro presidía un salón oscuro, en el, como mirándolo fijamente un demonio le sonreía.
Mark Arm destripaba touch me i´m sick, de Mudhoney en el televisor, el cenicero estaba inundado de colillas y otras chustas y la cerveza escaseaba.
Se levantó del sofá y se dirigió a la cocina, abrió un estante y se desplomó al vacío, perdiendo totalmente el conocimiento.
Sus piernas cedieron hacia delante, golpeando las tibias contra el escalón, provocando que el resto del cuerpo cayera con fuerza hacia el baul, estampando la cara directamente contra el.
En ese momento despertó.
Sentado en el escalón de la cocina, sujetaba sus piernas con fuerza mientras se preguntaba que hacía allí postrado. Un chorro de sangre emana de su nariz. Aturdido, mira el charco rojo, le duele todo el cuerpo, justo cuando un segundo y violento chorro de sangre vuelve a salir de su nariz, dejándolo con las manos y brazos totalmente ensangrentados.
Feel the pain suena de fondo, cuando por fin logra alcanzar un trapo de cocina y tapar la hemorragia.
Miles de sensaciones le pasan por la cabeza, terror, dolor, miedo, vértigo...y sin saber por qué, una risita nerviosa emana de sus labios. Por primera vez en días, se sentía vivo, tenía ganas, chispa, ilusión. El golpe le devolvió a la realidad.
Con algo de esfuerzo, logró llegar al sofá. El charco de sangré se extendía por las baldosas del salón, el cuadro del salón decía:
" estás despierto?"
"Ahora si" pensó



miércoles, 10 de julio de 2019

Semanas de tiempo


Qué haces si en una semana te deja tu novia y muere tu perro?
Pues eso me pasó hace muy poco, así de golpe, sin avisar.

Todo comenzó un fin de semana.
Mi pareja, Olivia, se fue de fin de semana con sus amigas a Mallorca para celebrar un cumpleaños.
Yo siempre he sido una persona muy abierta, cero celosa y que cree en la libertad individual para con ello alimentar bien la relación. En pocas palabras, que no tienes que ir a todos los putos sitios con tu pareja.
Apenas cinco días después era su cumpleaños, por lo tanto llevaba unos días haciendo preparativos y ultimando los regalos.
Los dos primeros días me llamaba, parecía todo normal. Intentaba no dar pistas de los preparativos para su cumpleaños, mientras ella expresaba las ganas que tenía de follarme.
Los dos días siguientes tuvo el teléfono apagado, cosa extraña cuando era una milenial enganchada a las redes, pero que tampoco me importó mucho, así tenía más tiempo para ultimar los preparativos.
Todo transcurría con normalidad, aunque mis sueños eran muy extraños y apenas pude pegar ojo.
El martes por la mañana, mi jefe me miró a la cara y me dijo que si quería irme unos días de vacaciones, a lo que respondí que no. Olivia y yo habíamos hecho planes para escaparnos juntos en septiembre.
Todo cambió un día después.
Quedamos en un bar al que solíamos ir a menudo, pedí una cerveza y esperé pacientemente su llegada.
Ella, era una chica morena, alta, con ojos azul cielo, muy guapa...nada que ver con lo que llegó.
Me levanté a besarla y abrazarla, pero me encontré con su mejilla. Su cara, como recién salida de un after y su tono de voz al estilo Arias Navarro al anunciar la muerte de Franco.
- No puedo seguir con esta relación por que....bla bla bla...
Mi mente se paró, mis ojos dejaron de mirarla y mis oídos sudaron de escucharla.
Hay que decir que ya tuvimos algún problema hace menos de mes y medio, cosa que creía finiquitada...seré pagafantas.
Mientras asomaba en mi cara una pequeña sonrisa a modo "seré gilipollas", me levanté, pagué las cervezas y simplemente le dije:
- Que te vaya bonito.
Subí a mi casa, con aquella sonrisa estúpida aun dibujada en mi cara, saludé a Cthulhu ( mi perro ) y me fumé un porro tamaño familiar en el patio.
En ese momento comenzó a sonar mi teléfono. Mensajes de amazon por un regalo que estaba a punto de llegar, llamadas de mi madre preguntándome por Olivia y otra llamada de un amigo, que venía desde Chicago en una hora ( ya estaba en el aeropuerto ) para pasar unos días con nosotros.
De puta madre.
Qué hacer ante esta situación?
Algo se apoderó de mi cordura, todo pasó muy rápido.
Abrí el ordenador y destruí todos y cada uno de los archivos, fotos, vídeos, etc...en los que me recordaba en algo a Olivia.
- Para que queremos tener recuerdos de alguien que no te quiere? - Pensé
Así que lo mandé todo a la mierda.
Llamé a mi jefe y le pregunté si esas vacaciones aún eran posibles. La respuesta fue afirmativa.
Solo debía esperar pacientemente dos putas semanas.
Colgué el teléfono y volví a abrir el ordenador, lo pensé dos veces y creé un perfil en una página de citas.
La tarde siguió su curso, Flint, el colega de Chicago ya estaba en casa y lo primero que hicimos fue salir a tomar el aire, unas copas, unas risas y por que no, ver que se cocía en ese momento en la ciudad.
Un poco de Moog, un poco de Macarena, un poco de todo...
A la mañana siguiente, entre la resaca y las pocas horas de sueño, tenía doce mensajes en la página de contactos. Entre café y café contesté algunos antes de irnos a la playa.
Con un espíritu entre mierda humana, deshecho social, desgarro anal y sentirte feo y miserable de cojones, conseguí zambullirme en el agua y no pensar en nada.
Para mi sorpresa, tenía una cita en firme esta tarde.

Llegó la tarde, me dí una ducha y salí a la cita en un bar relativamente cercano. Pedí una cerveza mientras esperaba que el orco de turno llegara.
Ya había estado en páginas del rollo, y todas habían resultado un autentico fracaso, de ahí que no esperara gran cosa. Me veía feo, torpe, gilipollas, trozo de mierda, patán... todas aquellas mierdas que sientes cuando te dejan tirado, en la mierda, con la cabeza dentro de tu culo.
Era un puto loser!

Un rato después, una chica se presenta y se sienta a mi lado.
Para sorpresa no era un orco, era realmente hermosa.
"Tendré un moco?" No, creo que no.
Estuvimos hablando un buen rato de gilipolleces y otras cosas, hasta que viendo que mi estado de ánimo se parecía cada vez más a mi cara de mierda y que el grunge triste y melancólico de mi interior cogía el mando, fui a pagar las cervezas, para irme a mi casa a flagelarme y hacerme un paja.
Para mi sorpresa, cuando iba a despedirme, ella se levantó y mirándome a los ojos me invitó a su casa.
No daré detalles de lo sucedido pero...me lo hice con ella!!! y fue genial, fue como resucitar.
A esta cita siguieron cuatro chicas más en cinco días. Joder estaba en racha.
Me veía bien, seguro, guapo... Era un puto amo! Joder, como sube la autoestima un poco de sexo, o mucho sexo.

Y justo en ese momento Cthulhu dice basta.
Mi fiel compañero en catorce años, no podía levantarse del suelo.
Aquella tarde, Alberto, mi compañero de piso, le hizo un estofado de ternera, con todo lo que se le había negado en años. Nos reunimos unos cuantos colegas y le dimos un homenaje, que aunque acabó en lágrimas, no podía haber sido mejor.
Así que entre chupitos de mezcal y sollozos me quedé profundamente dormido...cuatro horas.
Al despertar, comencé a dar vueltas por la casa mientras el resto intentaba dormir. Y que hice? recordé que tenía LSD en algún cajón, así que desmonté la casa hasta que lo encontré.
Cuando tomas LSD de manera receptiva, de bajón, cagándote en la puta de todo, tienes muchos números a que te dé un mal viaje...o que tengas una revelación.
No tuve ni una, ni otra. Fucking life.
De todas formas me sentó genial. Solo había transcurrido una semana exacta desde lo de Olivia
y ya había perdido todo lo que me ataba al mundo.
Y claro, si no queda nada...??? todo está por hacer.
Resulta raro, no tener que sacarlo o saludarlo cada día ( hablo del perro ). Hice las maletas y me fui de vacaciones a Málaga, donde viven mis padres.
En unas vacaciones de relax, el ir a casa de un matrimonio que no para de discutir y de odiar, no es lo más sensato. Pero si vas cargado de mescalina, marihuana y éxtasis que más da!
Así que pasé la semana en Málaga, viendo antiguas parejas, poniendo música en algunos bares y pasando las resacas bañándome en la playa.
Al volver a la ciudad, me invitan a una fiesta en la que pinchaba Laurent Garnier.
Está lleno de gente por todas partes, la música invade mi cuerpo, la gente baila alrededor mía y noto como multitud de manos femeninas me tocan y me miran a los ojos.
Es como volver a sentirte conectado con el mundo, levantar la cabeza y sonreirle a la vida.
Demostrarte a ti mismo que la vida, se baila.
No sé que será, pero pienso, que si tienes luz, por mucho que te pase, nadie la puede apagar.







Dedicado a Cohen, mi compitruenos, mi amor y compañero fiel.
 (  19/02/2005 - 19/06/2019  )















...y a todas mis exparejas. Si no fuera por vosotras, jamás habría podido conocer a las demás. Gracias.


24 hours ( english version )

Este resumen no está disponible. Haz clic en este enlace para ver la entrada.

martes, 9 de julio de 2019

24 horas




Todo es perfecto en un mundo imperfecto…

Un día te levantas de la cama y tienes casi cuarenta años.
No tienes café y has de bajar al supermercado, donde tienes que elegir entre veinte marcas diferentes, a ver cual de ellos es menos cancerígeno. Rodeado de carteles publicitarios donde gente de “bien” te indica que su producto es el mejor, dentro de los parámetros hormonados y transgénicos de la industria alimentaria.
Así, que escoges uno y vuelves a casa, te preparas un café y te das una ducha rápida para poder ir al trabajo.

Te subes en el transporte “publico” que no es más que un saca pasta, ya que si es público, ¿por qué has de pagarlo cada día?. Encerrado en esa lata de sardinas con olor a humanidad, compartes el espacio rodeado de otra gente sudorosa, que actualizan como zombies su estado del Facebook o suben una foto para que la policía sepa que aspecto tienes hoy.
Sales del metro y como si fueras ganado, te encaminas hasta la salida para poder respirar el aire turbio y contaminado de la ciudad. Hace meses que no llueve.
En el quiosco de prensa, todas las portadas dicen lo mismo, con fotos parecidas y publicidad a pie de página de empresas fascistas y opresoras. Es raro que sean todas las portadas iguales?
O lo raro es que los medios de comunicación simplemente sean medios de desinformación? Lo extraño es que la sociedad siga comiéndose semejante montón de mierda.

Por fin en el trabajo, aquello que dignifica, que enorgullece y nos hace ser unos putos parias, cobrando una mierda, por tu contrato basura y trabajando para putos pseudo burgueses, que jamás están contentos y que te miran, como si te hubieran hecho un favor al contratarte, esperando que en algún momento tengas que chuparles sus zapatos de piel y llamarles amo.

Allí pasas cuarenta horas a la semana rodeado de luz artificial, café barato, escuchando las quejas estúpidas de tus compañeros, los últimos avances del programa cancerígeno de turno; o la última noticia con un despliegue especial, sobre el niño que se perdió en un puto Ikea y apareció degollado en un campo de al lado, mientras sus padres se metían el último chute de consumismo sin preocuparse de su hijo.
Esto la gente lo soluciona con un #niñodelikea y lo llaman solidaridad.
Eso si, el niño ha de ser blanco, ya que a los niños que mueren en el mediterráneo les importan una mierda.
No sea que tu gobierno deba pagarle los servicios; mejor que se lo gasten en cocaína.

Luego un compañero te viene hablando sobre el feminismo de una manera arcaica, mientras se jacta de pequeñas historias falsas en las que se venera a si mismo como un conquistador sexual ( a base de visa ).
Justo cuando estaba a punto de vomitar, el compañero de la mesa de atrás pone a todo volumen la canción de moda del momento y el machista reprimido deja de hablar para poder cantar la última mierda comercial.
Letra machista y vulgar, ritmos creados por monos inyectados en ketamina y una voz a base de vocoder que podría ser de dos perros follando en celo. A ellos les encanta.





Cuando sales del trabajo solo tienes ganas de beber y abstraerte; así que vas al bar de la esquina a pedir tu dosis diaria de cirrosis mientras das pequeñas caladas a tu cáncer envuelto en papel de arroz y un chico con una chaqueta larga y rosa, da lecciones de moda a un grupo de chicas que van todas iguales, cortadas por el mismo patrón. Lo llaman moda.
Hace treinta y ocho grados a la sombra.

La música relaja la mente, o eso es lo que pienso en el metro de vuelta a casa, estrujado entre tanto zombie mientras escucho Venetian Snares y sueño despierto con que el vagón del metro descarrile llenando de terror, sangre y vísceras a los pocos supervivientes . Me pregunto si la gente, antes de morir, se haría un selfie.

En mi barrio, paro a comprar un barra de pan en el coreano, una pieza de fruta en el chino y algo de picar en el pakistaní. Al llegar a mi portal, me encuentro a un vecino, que en el ascensor me da una estúpida conversación sobre la inmigración y la falta de recursos, para que todo el mundo, pueda aprovecharse de las ventajas que tiene vivir en el primer mundo y lo importante que es mantener los estatus supremacistas para tener a todos a raya. Eso sí, su ropa está hecha por las manos de algún niño indio que cobra quince euros al mes.



En casa me ducho, me tomo la pieza de fruta, cojo unas sustancias que había guardado para esta noche y vuelvo a la calle. He quedado en el bar de la esquina con mi novia, Pilar.
Al llegar me encuentro con ella y cuatro de sus amigos hablando sobre el puto niño del Ikea, así que saludo, me pido una cerveza y me siento a escuchar sus comentarios; tan obtusos que van desde el racismo al odio mas abrupto. Gente que se jacta de poder destripar a la espalda a sus propios amigos; lo que comúnmente se le conoce como putas sanguijuelas de mierda.
A un lado está mi novia, una chica normal y corriente a la que conocí en la puerta de un centro de enfermos mentales, cuando iba a visitar a un amigo que no le habían pegado bien los tripis.
Llevamos saliendo algún tiempo. Típica rubia florero, veintinueve años, impulsiva y vacía. Me pregunto cada día cuando me dejará o cuantos cuernos llevaré ya.

Al otro lado está Pablo, el típico come mierda alternativo que se va cada año a la india, Vietnam o lo que cojones esté de moda en ese momento en la ruta de niños pijos. Lleva tiempo tirándose a Pilar (mi novia), lo sé desde el día que pasé a ser su gran amigo del alma.
Como de costumbre, Pablo me susurra al oído si llevo algún tipo de droga. Como casi todos los hippies come mierda, se cree que los que no tenemos su categoría somos todos traficantes. Así que para que se calle le doy cuatro cápsulas de Metronizadol ( fármaco que se utiliza para diarreas caninas ). Con esto, me pago los tragos de esta noche.
Al otro lado está Luis, su padre amasó una fortuna con las bitcoin en 2010 y el vive de las rentas. Un puto paria.
Y justo enfrente de ellos y cerrando el círculo están Ana la chupapollas y Bea, la veneno. Mientras una se jacta de ser la mejor amiga de Pilar mientras desea follarme; la otra ( influencer como no ) aconseja a Pilar que tipo de hombre va mejor con sus características.

Nos acabamos las copas y vamos a una sala a escuchar a el último dj milenial de moda, rodeado de camisas horteras y bigotes a lo Dalí o chicas con el pantalón marca coño hasta el sobaco.
Una chica se me acerca y me suelta una frase de Nietzsche, a lo que me vengo arriba y la contesto pensando que quizá podríamos tener una conversación filosófica, pero la cara de la chica hace que me de cuenta de que ni sabía quien era el autor de la frase, ni su significado;simplemente la había bajado de una app y la había memorizado por que le pareció cool.
Apago el cigarro y vuelvo a la pista.


Pablo me da las gracias por su placebo, mientras me pregunto si se habrá comido las cuatro cápsulas.

Me acerco a la barra y aguardo mi turno pacientemente unos diez minutos, hasta que una camarera se entera de mi existencia y me sirve lo que le pido. A mi lado una pareja discute por que el chico no se había fijado en los implantes nuevos de silicona de ella (lleva los labios que parecen dos colchonetas).
Me tomo la copa mientras observo a la gente bailar, Pilar y los mongers están en algún sitio y mi dosis de ácido comienza a hacer efecto. No se por que, pero cuanto más difusa es la realidad, mas llevadera se me hace.
Después de unos bailes y unas copas más, nos vamos al bus nocturno.
Pablo hace gestos de dolor anal, así que creo que esta noche no podrá follarse a Pilar.
Al llegar entramos como podemos, entre la gente que hay y las copas se vuelve algo más que incómodo. Encerrados en ese bus que tiene más años que muchos de los que van dentro, mi novia me pide sexo salvaje, mientras las arcadas interrumpen sus palabras. La cara de mapache transexual no la hace muy atractiva.
Sobre su cabeza, un cartel que pone:
“27 sentados, 42 en pie”
Me pregunto si cuando llegue mi parada, conseguiré salir de este enjambre humano.
Por fin dejo a Pilar y compañía en su casa, levanto bien mi dedo corazón en su dirección y continuo a pie hasta mi apartamento.
En mi portal un cartel que pone:
Gran concentración el la plaza mañana a las 17.00h
“Todos somos el niño del Ikea “

Necesito un canuto.



Agradecimientos:
Quería agradecer a todos aquellos traficantes de cocaína por poner un poco de humor en las narices de nuestros políticos; sin vosotros, todo sería diferente.
Al señor muerte por sus dibujos, maquetación y dedicación. Gracias mugre fucker!
Al todos los niños del Ikea del mundo.

Este trabajo fue presentado en formato físico en Can Batlló ( BCN ) el 30 de mayo del 2019.









La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. 

Joseph Goebbels








jueves, 29 de marzo de 2018

50 metros


El estaba apoyado en una moto delante del restaurante, acababa de cenar y degustaba un cigarrillo de liar mientras pensaba en sus cosas.
Entre calada y calada el sonido de unos pequeños pasos se acercaron por su espalda. Para no mirar directamente, captó su figura a través del reflejo de los cristales del restaurante.
Ella, una anciana menuda le miró y le dijo:
- Antes andaba más rápido, pero cuando eres anciano, ya no vales para nada.
El de seguida se giró, tiró el cigarrillo y le dijo que eso no era cierto, que aun eran muy válidos para la sociedad y se volvió a girar creyendo que ahí acabaría la conversación.
Entonces la anciana se acercó un poco más y le dijo:
- Lo duro de envejecer, es recordar aquellos tiempos en los que creías que jamás llegarías a viejo.
El chico volvió a girarse, esta vez levantándose de la moto y le respondió que es así como el ser humano se ríe de la vida; burlándose de la muerte.
La señora le miró y preguntó si podía ser tan amable de acompañarla hasta el final de la calle, a lo que él asintió con educación a su demanda y comenzaron a andar.
Al principio, él en un lado y la señora por la acera, con sus diminutos pasitos y el sonido del bastón dando contra el suelo. Cuando ella le pidió que se acercara, cogió al chico de su brazo y a modo de apoyo continuaron juntos el paseo calle abajo.
En ese trayecto, hablaron de la familia, de la ciudad, de la sociedad...de la vida y de la muerte.
Todo en pequeños pasos a ritmo de un bastón viejo.
Al llegar al final de la calle, el chico insistió en ayudarla a cruzar la calle y ella, después de cruzar, unas lágrimas de agradecimiento salieron de sus ojos mientras cogía con fuerza el brazo del chico.

Él espero unos segundo mientras observaba a la anciana continuar su camino.
Se giró de nuevo hacia el restaurante, mientras una sonrisa iluminaba su rostro.   

martes, 2 de enero de 2018

Vidas cruzadas


No sé que llegó primero, solo sé lo que pasó.
Un día estás arriba y al otro pasas al más absoluto anonimato.
Una nota colgada en la nevera por la última mujer florero que me eché,
mensajes en el teléfono de diferentes amigos que habían decidido dejar de serlo,
un mail del trabajo explicando los motivos por los cuales anulaban mi contrato,
una tostada con mermelada de hacía tres días ( probablemente el último día que comí algo ),
un montón de cartas sin sentido en el buzón,
la t.v puesta con un programa escupe/odio,
dos rayas de Ketamina encima de la mesa.
y la sensación de no saber que puta hora del día era.

Todo aquello solo hizo darme cuenta de lo insulsa que puede llegar a ser la vida cuando llegas a los 30. Parece que por cojones todo a de ser más serio, no un serio cualquiera, el serio establecido.
Por razones de la vida: Viajar, el trabajo, las mujeres, fui viviendo en diferentes sitios, sin dejar raíces en ningún lugar. Esto hace que seas siempre el nuevo, y si trabajas para algo relacionado con el arte...eres un filón para la gente. Todo el mundo quiere ser tu amigo; que no conocerte.

De pronto tienes una mini pandilla de gente a la cual apenas conoces,y que no quieren escucharte, solo quieren hablar de ellos mismos y sacar algún beneficio para sí mismos de tu trabajo. Tienes acceso a infinidad de drogas y al menos tres chicas están deseando chupártela...o decir que te la han chupado.
Debido a mi trabajo, no me estaba realmente mal aquel núcleo que se había formado de la nada una noche cualquiera en un bar cualquiera, donde me tomaba una cerveza en la barra mientras tomaba un descanso mental. En esos momentos hablar con cualquiera puede resultar beneficioso. Lo que no esperaba era que acabaría saliendo habitualmente con ellos, quizá por soledad...o desidia, o que acabaría liándome con una de ellos.

Por unos meses todo fue normal, la vida era plácida. Trabajo, cena con el grupo, drogas, alcohol, gente desconocida...chica desconocida en mi cama. Así pasé unos meses.
En el trabajo todo seguía igual. Cumplía con mis fechas de entrega. Alquilé un pequeño estudio al cual me mudé, donde tenía todo lo que necesitaba para trabajar y vivir.
El tiempo siguió su transcurso, me eché novia, mascota y un puto mantel para la mesa. Socialmente seguía estando solicitado para infinidad de fiestas, lo cual me venía bien para recapitular información que me sirviera para trabajos propios, asistía a conciertos y exposiciones. Había progresado.

Pero entonces me aburguesé.
Dejé de salir, de beber, de drogarme. Me centré en el trabajo, en el perro y en ella, si en ella.
Mi vida pasó a dar vueltas alrededor de la suya. Era inteligente, con clase, con carácter y las ideas muy claras.
No se como pasó pero un día simplemente me perdí y cuando eso sucedió ella se fue.
No hubo discusiones, ni malas palabras. Simplemente se fue.
Intenté rehacerme, volví a salir, volví a drogarme, a beber, a tener sexo con cualquiera que se pusiera a tiro. Pero todo eso no hizo más que mostrarme lo insulso y vacío que era todo sin ella.
Los días pasaron y con ellos las semanas. Seguía sin encontrar el norte, dejé el trabajo y me mudé de ciudad.
Durante algún tiempo todo fue bien. Tenía un pequeño estudio donde hacía fotos para alguna marca,
mi apartamento era luminoso con una amplia terraza para el perro, hice algún amigo, tuve alguna micro relación, aunque nada comparado a ella.
Después de catorce meses fuera volví a la ciudad. Todo estaba igual, cosa que no me extrañaba, cambié de chip y me puse a trabajar, una vida más ordenada, más centrada, hasta que una mañana, en la cafetería donde todos los días pedía mi café solo, estaba ella. Me puse tan nervioso que no puede decir nada. Por suerte ella no me vio.
Pasaron los días y no pude dormir pensando en ella, todo aquello que creí muerto me volvía a perseguir. Así que un día la llamé y quedamos para tomar un café.
Ella estaba radiante, me dio dos besos y nos sentamos.
Hablamos fuerte y tendido sobre nuestra vida en estos meses alejados y entonces le pregunté el motivo de que me dejara. Su respuesta no pudo dejarme más helado.
Me dejó por que al centrarme tanto como ella me pedía, yo sin saberlo, había dejado de vivir, de ser la persona de la que se había enamorado.

Nos separamos después de un fuerte abrazo. Yo la contemplaba mientras su silueta se difuminaba entre la gente, pensando que gracias a ella había llegado sin saberlo al equilibrio que buscaba.
Y que con ese equilibrio, quizá, puede que algún día, los astros nos volvieran a juntar.
Ella se llamaba...amor

martes, 22 de marzo de 2016

Too Dead for


Cuando la luz se apagó, cerré los ojos y respiré profundamente,
en ese momento comenzó a sonar la música,
todo lo acontecido hasta el momento tomaría una pausa,
en ese momento no importaba nada más que la pausa más violenta y salvaje que necesitaba mi cuerpo.
Una carga de adrenalina y odio,
que debía dejar que saliera,
debía liberarme de todo aquello en ese momento,
en ese lugar.

La música seguía sonando,
mi mente desconectaba por momentos,
centrando todo su esfuerzo en descargar la ira.
Un empujón, un cabezazo, un labio hinchado...
una sonrisa sin carga.

Una luz roja salió detrás del escenario,
unas letras se distinguían del fondo
too dead for me!
Y volví a respirar.

Cuando la luz se encendió, sonreí tranquilo,
 respiré profundamente, terminé mi copa
y salí sabiendo que a partir de ese momento,
algo había muerto, algo solo mío.




lunes, 18 de mayo de 2015

Qué coño?

Me llamo Oriol y soy de Barcelona. Llevo tanto aquí que la veo como un lugar repleto de mierda y publicidad.
Empezaré diciendo que mi día a día, bueno como decirlo. Puede que fuera que un día me levanté y lo vi claro, nada tiene sentido.
Te levantas por la mañana, desayunas, sacas a tu perro, tu abuelo o tu compañero de piso, vas a kurrar, te deslomas y vuelves a casa, cuidado que no te encuentres con nadie, hay que ser bueno para trabajar bien mañana. No fumes petas antes de kurrar, no bebas, no comas carne inyectada, no compres Monsanto, vota Podemos, no al corte inglés...Pero un día te levantas de la cama y todo eso era solo una puta ilusión.
Tienes 33 años y todo te importa una mierda.
Carlos y Mario? si, los conozco.Los conocí hace años mientras pasaba yerba. Esos dos, con sus vidas y normas, sus fiestas o vicios...
en serio? Es lunes. Hace poco que salieron de mi casa.
Mi día a día es una desilusión. Leo el periódico y me desanimo, no desayuno, mi primer café es sobre las 12 de la mañana. Cojo el metro con un montón de gente que corre desesperada y amargada hacia un trabajo que odian pero en un sistema que defienden. No tiene sentido.
Salgo de allí oliendo a sobaco del tío que tenía al lado y vuelvo a ver a la gente salir del metro y subir las escaleras como alma que les lleva el diablo. Yo no corro, disfruto de la música y el espectáculo que me da la sociedad.
Cuando llego a mi trabajo, mi jefe me dice que tendría que estar duchado, huelo a sobaco!
Empieza el turno, 8 horas interminables, donde se me exige lo máximo al mínimo precio. Al menos, la música hasta que no me la corten la pongo yo. Desde Massive Attack hasta Nick Cave...pasando por Ojete Calor y Putilatex.
Soy Barman.
Después de echar a los últimos borrachos y limpiar todos sus desperdicios vuelvo a casa en Bus Nit. Odio los autobuses, en todo su magnitud. Cuando van llenos y pilla a más gente ( poner más autobuses ), cuando frena en seco, sus interminables esperas..."si pone 20 minutos de espera...son 20 putos minutos, no 40!"
Llego a casa, saco a Kurt, mi pastor catalán, vuelvo intentando no hacer ruido, ya que vivo con dos personas más. Me pongo alguna serie y me fumo un buen porro.
Así es un día normal, pero los fines de semana, me toca aguantar a estos dos.
Carlos con su vida de mierda super cuadrada destrozada por un padre muy autoritario...y unas parejas de mierda. Él dirá lo que quiera, pero su última novia era toda una guarra. Palabra!.
Y Mario? Vive como si tuviera 20 años...con la diferencia de que ya los tuvo. Y otra cosa, realmente ese circo le está consumiendo. No le recuerdo una novia en los últimos 8 o 9 años.
Los fines de semana nos juntamos siempre en el bar, un bar pequeñito del Raval. La cerveza es buena y estamos tranquilos. Después, como por ejemplo este último fin de semana, alternamos otros bares, donde vamos perdiendo la cabeza, nos desinhibimos, perdemos el miedo, la vergüenza...la memoria. Hasta acabar en alguna sala, donde Carlos, ya con tres copas de más y alguna que otra cosa, no para de agobiar a chicas y yo de separar a sus novios, mientras Mario en el reservado ( es lo que tiene un amigo con contactos ), no para de beber y hacerse rayas mientras despotrica del mundo del arte.
Y esta es la cuestión. Si la vida de estos dos es como es y la mía como está siendo. ¿ qué coño se supone que debemos hacer?

Tengo 343 mensajes en el móvil en menos de 70h. Esa es mi realidad...aun les vendo Yerba

Control descontrolado

Mario es un chico peculiar.
No acabó los estudios, pero tuvo una flor. La fotografía.
Su vida cambió totalmente, el día que comenzaron a publicarle sus fotos. Antes era mozo de almacén.
Ahora vive en un Loft del Borne.
Trabaja mucho, y por todo el mundo, pero no madruga. Simplemente se despierta, coge la cámara de fotos y sale a la ventana. Tarda un par de horas en despejarse del todo y tomar su primer café doble, que acompaña con otro justamente después.
Mario trabaja muy cerca de casa, pero va en moto. Dice que lo prefiere antes de tener que cruzarse con gente. Le pone nervioso.
En su estudio trabajan 12 personas, todo chicas menos Luis, su becario.
Luis se encarga del teléfono, el café y los paseos y la estancia de la perrita de Mario cuando éste esté de viaje; Lagertha, su Bull Terrier de 40 kilos.
Hoy toca elegir fotos para una exposición. Se encierra en su oficina, pone Aphex Twin y se hace cuatro rallas de palmo. Entonces comienza a poner las fotos por todas partes, esparcidas por suelo y mesa, dejando todas a su vista. Las mira y remira seleccionando algunas y descartando otras. Hasta que le quedan pocas. Con eso puede pasar toda la mañana, y que lo le molesten. Despidió a dos becarios antes de tener a Luis por ese motivo.
Al medio día se va a comer. Él no cocina, va a un restaurante Vegano del centro. Se pide una botella de vino y una Musaka vegetal. Después de hincarse la botella y el café, va al baño a ponerse un poco más.
Luego  va a casa, pone Venetian Snares, en repetición "1000 years" y se prepara para ir a la fiesta de de esta tarde.
Se pone lo primero que pilla y se sienta en el sofá mientras suena la musica, relajado...
Al ser fotógrafo, a Mario le llaman para muchos sitios, eventos, fiestas o peloteos en general. Realmente no le gusta ir, pero es la gente que le paga al fin y al cabo.
Así que llega el taxi y le lleva a la fiesta.
Esta vez es en una especie de polígono, donde se va a celebrar una fiesta llena de modelos, Dj´s, representantes y drogas.
Mario sonríe y es cortés con la gente, aunque realmente esté hasta las cejas y posiblemente le importe muy poco todo eso. En cuanto cree que ha estado lo suficiente, se lía con la que sea y se la lleva a casa. Siempre las manda a casa después de follar. Se enciende un porro y se sienta en el sofá mirando a la calle.
Así es su día a día...Mario tiene 32 años.

La vida se puede normalizar


Carlos es un  chico normal.
Siempre se levanta temprano para ir a trabajar, dice que así " aprovecha más la vida ". Hace ejercicio, saca a su perro, se ducha, se toma un café solo y se va a trabajar. Coge el metro, se pone música, la elije minuciosamente para cada momento. Hoy suena "one by one" de los Black Seeds. Mira las caras de la gente con una leve sonrisa, reposa su cabeza y desconecta hasta llegar a su parada.
Hace unos días, el metro paró en seco y su mano fue a parar a los pechos de una chica Asiática; le sigue ruborizando esa imagen. Es vergonzoso.
Para a unos diez minutos caminando después del metro y va mirando edificios, oliendo las plantas del mercado, mirando los carteles de las tiendas.
Llega media hora antes que nadie, pero el insiste en "aprovechar", así que lee la prensa.
Carlos trabaja en un Bufete de Barcelona. Es abogado. Estudió durante muchos años, no por vago, si no para poder pagar los créditos y poder trabajar al mismo tiempo para hacerlo.
Carlos se dedica al papeleo, los cafés, las fotocopias. Dicen que aún le falta experiencia. Él no sé desanima. Dice que poco a poco irá subiendo. Lleva dos años con el mismo sueldo. Tiene 34 años.
Después de un largo día, compra fruta en un supermercado ecológico, siempre el mismo. Le fascinan los pasillos de la fruta y la verdura, dice que son los colores más puros de la ciudad.
Pasa por una antigua taberna Francesa donde se toma un café y espera cada día en poder pedirle una cita a la camarera. Lleva tiempo soltero.
Carlos lleva tiempo viviendo solo. Sus amigos le compraron un perro, un Schnauzer mediano. Incluso le pusieron el nombre. Sammy David Jr. Mutuamente se hacen compañía, escuchan música...y hablan.
Hace mucho calor en esta ciudad en pleno Mayo, así que amo y mascota se van al parque. Desde allí se ve todo, puedes imaginar todas aquellas vidas y sentirlas, puedes ver como la luz natural baja y con ella esos colores que se forman en el cielo. En ese momento vuelven para casa.
Prepara una ensalada con las verduras de hoy, abre el ordenador y pone a cargar un episodio de House of Cards. Se acaba la ensalada, limpia los platos, se pone cómodo y se enciende un gran porro de yerba. Cuando se lo acabe, será el momento de ir a la cama y volver a vivir lo mismo mañana.
Así será hasta el fin de semana...

Las tres fases

Hace tres días que paré el móvil. No solo eso!. Resulta que hoy en día, en pleno siglo XXI puedes desconectarte, es fácil. Solo necesitas unos pasos claros:
- Móvil en modo avión. Eso significa fuera WhatsApp..., ni redes sociales, ni mierdas! Como por ejemplo el tercer check|. El teléfono de casa da lo mismo, nadie lo sabe. Ni tu mismo!, solo tu madre, así que si suena, ya sabrás quien es.
- Internet de tu ordenador. Bloquea todo aquello por donde pudieras tener contacto con alguien.
- No abras la puerta.
- Sal solo para lo justo. Un par de veces para sacar al perro, comprar tabaco, algo de yerba, cerveza, comida, mirar la primitiva...etc...
Y ya está!!

A lo que iba. Iba a contar tres historias.
Entrelazadas en sí, por el hecho de pensar en la cantidad de vidas que llevamos dentro, la variedad de personajes que nos habitan, en el hecho de saber o intentar esclarecer en que se basa todo esto. Posiblemente tres de las historias que me rondan... 

sábado, 27 de julio de 2013

Dispara


Siéntale en una silla,
átale.
Que quede la cabeza derecha.
Prepara tu arma,
lánzale las palabras,
descárgate,
dispara.
Elije bien,
el hígado,
la rodilla,
un tobillo...
reviéntalo...
...dispara!!

Lo notas!?
es el placer de descargar la bala,
de mirar como revientan los órganos ante la violencia del impacto,
es el sentirte mejor destrozando algo bonito.

Carga el arma,
lanza más palabras,
dispara de nuevo,
descarga tu ira y frustración a través de un nuevo agujero,
salpica tu cara con la sangre de tu víctima,
insufla el olor de la pólvora de entre tus dedos...
...excítate.

Repite la acción,
borra esos ojos que te miran,
vacilantes, aun con luz...
...revienta esa mirada,
aunque sea física,
aunque la recuerdes el resto de tus días,
dispara!!!

Observa como todo sale disparado,
todo está esparcido por todos sitios,
en todas partes,
en tus brazos,
en tu pelo,
en tu boca...

Y ahora,
el golpe final.
Destroza ese corazón,
aun palpitante, vivo.
Que acelerado ante la evidente carga de trabajo,
se apresura a morir,
a pararse.
Evita que lo haga solo.
Dispárale,
revienta el centro de la vida,
de las emociones,
del todo!!!
Coge el arma y acaba con esto.
Experimenta el placer del final,
destroza ese último trozo de carne.
Vacía el cargador hasta que no quede nada...

Y después mírate,
y llora por fuera,
todo aquello por lo que no lloraste por dentro...


 

martes, 9 de julio de 2013

Un ser

Como un ángel de los cielos,
con su barba y su pelo sin cuidar,
se miró en las sombras.
Su torso dibujaba una silueta enclenque,
sus ojos,
pasivos ante lo que le rodea,
pero llenos de vida
observaban todo.
Las mujeres le hablaban
pero el no las miraba.
Los chicos le sonreían con desgana,
pero a el no le importaba.
Como un ángel de algún cielo,
voló de la noche,
caminando pausadamente con unos grandes pantalones
que no dejaban ver sus piernas.
Y así fue como este ser
anduvo por las calles sin ser visto realmente,
sin ser reconocido por otros lugares,
sin ser...solo un ser.