En estos últimos días leí varias noticias sobre "violencia escolar", y escuchaba como las sanciones en las escuelas, al menos en algunas, son utilizadas para "disciplinar desde el silencio" a los adolescentes, me era imposible no recordar la frase de Galeano, esa que dice “Cuando es verdadera, cuando nace de la necesidad de decir, a la voz humana no hay quien la pare. Si le niegan la boca, ella habla por las manos, o por los ojos, o por los poros, o por donde sea." y me preguntaba si esta "violencia escolar" no será alguna manifestación de esa necesidad de decir, de esa necesidad de que alguien escuche...
Mientras leía y/o escuchaba "los análisis" que se hacían desde diversos medios sobre el tema, observaba con que facilidad se deposita toda la responsabilidad de "los males de la sociedad" a un grupo en particular, a factores externos, a una sustancia (como si tuviera vida propia), o a "lo social" (como si uno fuese ajeno a ello); y qué dificil se hace repensar la responsabilidad y el papel que uno juega, para que sea sólo a través de este tipo de noticias, que los adolescentes sean por unos instantes protagonistas de algo, claro que nunca desde sus potencialidades, sino de aquello que puede colaborar a seguir reproduciendo la culpabilización de la "desesperanza de un futuro incierto".
Cómo no esperar que "estallen" ante tanto malestar, ante tanta incertidumbre, ante tanta falta de espacios de socialización, contención, escucha, ante tanta falta de diálogo, ante la asimilación de lo habitual como natural, ante tanto intento de deshumanización, ante tanta fragmentación, ante el enfrentamiento cotidiano del desencanto permanente que brinda el escenario actual...
Qué bueno sería que por una vez, se pudiera hacer lo que se debe, que por una vez se pudiera "atender" a la necesidad real de estos chicos, que ya "a gritos" están pidiendo que se los escuche, que se recuerde que existen; qué bueno sería que alguien se haga cargo de lo que hoy son las consecuencias del pasado, que por más intento de invisibilización se hace presente en la realidad diaria; qué bueno sería que no nos olvidemos que "todos, toditos, tenemos algo que decir a los demás, alguna cosa que merece ser por los demás celebrada o perdonada”, y que bueno sería que se actuara a partir de la escucha de esas voces...
...Y si no te escucho... ¡¡grita!!