Gregorio X
Gregorio X | |
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Papa de la Iglesia católica | |
1271 - 1276 | |
Predecesor | Clemente IV |
Sucesor | Inocencio V |
Información personal | |
Nombre secular | Teobaldo Visconti |
Nacimiento | 1210 Piacenza, Italia |
Fallecimiento | 10 de enero de 1276 Arezzo de Toscana, Italia Véase Anexo:Tumbas papales |
Gregorio X. Papa número 184 de la Iglesia católica. Llamábase Teobaldo Visconti y pertenecía a una ilustre familia italiana.
Sumario
Síntesis biográfica
Nacido en Piacenza, Italia en el año 1210, distinguióse desde sus primeros años por su aplicación y constancia en el estudio, que fue coronado con extraordinarios éxitos. Hombre de natural retraído, especialista en derecho canónico. Nombrado sucesivamente diácono de la catedral de Lyón y arcidiácono de la de Lieja, coherente con la conciencia que lo asistía de su escasa experiencia pastoral, rechazó el obispado de su ciudad natal que le ofrecía el papa Inocencio IV.
El papa Beato Gregorio X (1271-1276) es uno de los Romanos Pontífices más insignes del siglo XIII que constituye el apogeo de la Iglesia medieval. Con Inocencio III (1198-1216) se puede decir que la Iglesia y el Pontificado llegaron al cenit de su prestigio y significación, siendo los papas verdaderos árbitros de las coronas de los reyes, y los motivos religiosos los que guiaban en sus empresas a los hombres más eminentes del tiempo. En este estado de florecimiento religioso continuó la sociedad europea a través de todo el siglo XIII.
Entre sus principales manifestaciones podemos notar el gran esplendor de las universidades y estudios medievales, en París, Oxford, Bolonia, Salamanca y otros importantes centros, y con figuras tan prominentes, como Alejandro de Hale y San Buenaventura, San Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino. Lo mismo podríamos decir del gran apogeo del arte religioso, que nos presenta las grandes catedrales góticas de París, Reims, Chartres y Amiens, Milán, Burgos, León y Toledo, por no citar más que las principales.
Meritos
Pues bien, el gran mérito de Gregorio X estriba en haber sabido mantener este prestigio extraordinario de la Iglesia en un tiempo en que, debido a una serie de dificultades, existió un gravísimo y persistente peligro de decadencia eclesiástica. Sus extraordinarias cualidades naturales y, sobre todo, el esfuerzo de su virtud y espíritu eclesiástico fueron los que realizaron una obra tan trascendental para la Iglesia.
Dedicación
Se dedico de un modo especial al Derecho canónico, que cultivó en Italia y, más tarde, en París, donde tanto florecían a la sazón los estudios escolásticos. Pero, a la par que en sus estudios, brilló particularmente por el temple de su virtud y por su espíritu eminentemente eclesiástico. Por esto, ya en estos primeros tiempos, se mostraba siempre dispuesto a toda clase de sacrificios que el servicio de Dios le exigiera, y no había dificultad capaz de detenerlo en las empresas que juzgaba de la gloria de Dios.
Nombramientos
Conociendo sus superiores eclesiásticos la extraordinaria erudición, relevantes cualidades y profunda virtud que lo distinguían, nombráronlo, primero, canónigo de Lyon, y poco después archidiácono de Lieja. Más aún. Inocencio IV le ofreció el obispado de Piacenza; pero él renunció a tan elevado honor. Sin embargo, sus cualidades naturales y el temple de su virtud se pusieron cada vez más de manifiesto. Durante el concilio I de Lyon. Que fue el XIII ecuménico, fue celebrado por Inocencio IV y significa uno de los momentos cumbres de la Iglesia en el siglo XIII, el arzobispo de Lieja quiso tenerle a su lado como acreditado canonista. Poco después, siendo archidiácono de Lieja, y mientras pasaba algunas temporadas en París, dedicado a profundizar en los estudios canónicos, San Luis, rey de Francia, le dio testimonios de muy particular veneración. Más aún. El cardenal Ottoboni tomó consigo a Teobaldo, de cuya virtud y prestigio se sirvió en su legación a Inglaterra.
Papado
Hallábase, pues, en Ptolemaida, entregado en cuerpo y alma a obra tan sacrificada y apostólica, cuando recibió la noticia de haber sido elegido como Papa el primero de septiembre de 1271. En efecto, a la muerte de Clemente IV en 1268, después de tres años enteros de sede vacante, debido a las enormes dificultades y a la gran desunión reinante, los cardenales no habían podido entenderse para la elección del nuevo Papa, hasta que al fin pusieron los ojos en Teobaldo Visconti, simple archidiácono de Lieja y ausente entonces en Palestina, cuyas relevantes cualidades y eximia virtud les eran bien conocidas, y convinieron en su elevación al solio pontificio. En realidad era la mejor elección que pudieron haber realizado. Al recibir tan inesperada noticia, Teobaldo aceptó la pesada carga que Dios le imponía, tomó el nombre de Gregorio X y se dispuso a volver a Italia.Ordenado en Roma como presbítero y obispo, subió a la cátedra de Pedro el 27 de noviembre de 1272.
Muerte
La fugaz reunificación obtenida por el segundo concilio de Lyon ha quedado como memorial de que la unidad es posible entre los cristianos, en particular entre los de Oriente y Occidente; pero también de que su autor es Dios y no las conveniencias humanas.
Gregorio X murió, con las palabras del arcángel Gabriel en sus labios, el 10 de enero de 1276. Sobre su vida llena de amor a la oración y a la limosna escribió el papa Benedicto XIV.
El Beato Papa Gregorio X fue enterrado con su escapulario solo 25 años después de la Visión del Escapulario. 600 años mas tarde cuando abrieron su tumba, su escapulario estaba intacto.
Fuentes
- Artículo sobre Teobaldo Visconti (Gregorio X). Página de Buscabiografías. Disponible en:[1]. Consultado el 2 de diciembre de 2011
- Artículo sobre Teobaldo Visconti (Gregorio X). Blog personal de Karla Rouillon Lima,Perú. Disponible en:[2]. Consultado el 2 de diciembre de 2011