Atrás quedaron
las tascas y los rincones
Con sabor a
pasado y sus tradiciones.
Había mucha
Lisboa por explorar!
Parábamos a
cada instante para la contemplar.
Después
vino a Graça, un mirador de elección
Y la iglesia
convento tan fiel a su tradición.
Que vistas de
Lisboa para enmarcar,
Como las que
por allí vimos pintar.
Un poco más
arriba a Senhora do Monte,
Como en el
fado, en aquella casa de la esquina.
Otros puntos
de vista, desde esta colina,
Contraste de
bellezas, que nadie lo cuente!
Subimos en el
28, como manda la tradición.
Se hizo esperar,
lo que es habitual
Por lo mal que
se circula, como un ritual,
De conductores
que no respectan la circulación.
... y se hizo noche...