Salsa al pesto exquisita ¡pruébala!
■ Si no habéis preparado nunca esta salsa, para mí la reina de las salsas italianas, probadla una vez y veréis que es estupenda. Se debe hacer siempre con hojas de albahaca fresca y no seca. ¡Y, por supuesto, no tiene nada que ver con la que se vende ya elaborada! Apenas tardaréis y podréis emplearla en varios platos, no sólo en la conocida pasta.
■ La albahaca es una de las más importantes plantas aromáticas culinarias y tiene un aroma muy característico. Los italianos, que la usaban preferentemente para su famoso pesto, durante los meses en que hacía demasiado frío para que creciera, conservaban sus hojas frescas en frascos, salándolas ligeramente y llenándolos de aceite de oliva que cerraban herméticamente y guardaban en la nevera.
■ Hoy en día es fácilmente accesible y se puede adquirir en cualquier supermercado, aunque no sea ni muy grande ni muy selecto. Generalmente, cuando no se vende la planta entera en su propia macetita, se comercializa ya envasada. Sin embargo, y no sé por qué motivo (aunque lo intuyo…) no lleva fecha de envasado por ningún sitio, por lo que, para evitar que se os estropee, conviene consumirla lo antes posible en la elaboración de esta salsa o en aquella preparación en la que penséis usarla.
■ Siempre que podáis, escoged hojas bonitas, aunque no siempre se ven si están envasadas.
■ Algunas de las bondades que se asocian con la albahaca son sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y antimicrobianas. Incluso, entre sus características se mencionan beneficios para la digestión y para aliviar el estrés y la ansiedad.
■ La albahaca seca, que también se comercializa, no tiene el mismo sabor que la fresca ya que predomina un gusto más mentolado y no sirve para preparar el pesto.
■ El queso parmesano o Parmigiano Reggiano se elabora a partir de leche cruda de vaca y es uno de los quesos más famosos y apreciados del mundo, con denominación de origen protegida. Se produce en una región específica del norte de Italia y es reconocido por su sabor intenso, su textura granulada y su versatilidad culinaria. Aunque se presentan, a menudo, en un formato similar, no es lo mismo el queso parmesano que el Grada Padano que, pese a tener también denominación de origen protegida, difiere del anterior siendo más restrictivo en su elaboración el primero de ellos, que sólo permite que su ganado se alimente de pasto fresco y heno y emplea cuajo animal. Por el contrario, el Grada Padano, además de que permite cuajos tanto animales como vegetales y bacterianos, utiliza lisozima como conservante, suele tener menor curación y sus vacas sí pueden comer ensilados. Es habitual encontrarlos en cualquier supermercado, normalmente, en cuñas de unos 200 gramos.
■ Los piñones son realmente las semillas del pino piñonero que crece espontáneamente en la zona mediterránea.
■ A veces podréis encontrar piñones chinos o de otras geografías, como Rusia, más rechonchitos, menos alargados que los nuestros, y mucho más baratos. Su sabor en crudo y calidad no es ni parecido.
Ingredientes para la salsa al pesto
- 60 g de hojas de albahaca fresca
- 3 dientes de ajo
- 100 g de queso parmesano rallado
- 2 cucharadas de piñones
- sal y pimienta blanca recién molida
- 10 o 15 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Preparación de la salsa al pesto
- Quitar los rabitos de la albahaca, sólo quedaros con las hojas.
- Triturar o machacar los ajos con la sal y pimienta.
- Añadir los piñones, las hojas de albahaca picadas, el queso rallado y algo de aceite.
- Triturar con la minipímer o con la trituradora que se tenga.
- A continuación agregar el resto del aceite, poco a poco.
- Con el tiempo, sus ingredientes tienden a separarse un poco, por lo que conviene removerla siempre antes de servirla porque no es una emulsión perfecta y se separa un poco el aceite.
Consejos de cocina y nutrición
■ Con estas cantidades, se obtienen unos 300ml de salsa, y la que os sobre, podéis conservarla metiéndola en un túper bien cerrado, redondo, lo más lleno posible y expulsando el aire del interior levantando la lengüeta, si la lleva, o un poquito la tapa, para que aguante mejor.
■ Si os gusta el sabor del aceite de oliva virgen extra, haced esta salsa con él, resultará todavía más deliciosa. En caso de que os parezca demasiado fuerte, optar por una variedad que os sepa más suave.
■ Es preferible que compréis el parmesano en un trozo, en lugar de en lonchas o rallado, y lo ralléis siempre vosotros en casa. Como sabéis, cuanto menos manipulados estén los alimentos, mucho mejor y, además, normalmente, llevarán más aditivos en estas presentaciones para evitar que se estropeen con facilidad… Si para elaborar esta fantástica receta utilizáis una buena trituradora, os valdrá para picarlo directamente y, si no, podéis utilizar un rallador muy útil y cómodo, llamado microplane o algún otro similar de que dispongáis.
■ Las hojas de albahaca podéis conservarlas en la nevera, envueltas en papel absorbente de cocina y, posteriormente, forramos bien el túper con papel de cocina antes de cerrarlo. Si al cabo de los días el papel está húmedo, reemplazarlo por uno seco.
■ Una vez confeccionada la salsa, aguanta en la nevera varios días, como siempre, manteniendo una correcta temperatura y teniendo la precaución de ir guardándola en recipientes herméticos más pequeños conforme la vayáis consumiendo para que se conserve adecuadamente. Si un recipiente se queda a medio llenar, la cantidad de aire que hay en su interior es muy grande y la mayoría de las bacterias, las aerobias, que necesitan aire para vivir y multiplicarse (lo mismo que los mohos), así lo tendrán muy fácil. Sin embargo, ¡está tan rica que os la comeréis antes de que se estropee!
■ A diferencia de otras hierbas aromáticas como el cebollino o el eneldo, la albahaca fresca congela mal al tener hojas algo carnosas, y al descongelarse quedan mustias.
■ Lo que sí congela estupendamente es la salsa pesto ya elaborada. De hecho, los italianos congelan mucho esta salsa en la época para disponer de ella en la época en la que la albahaca escasea o no es de buena calidad.
Consejos de organización y productividad
■ Los piñones se pueden enranciar con facilidad puesto que tienen una gran cantidad de grasa, hasta un 60 %. Si los compráis pelados en Internet, en Amazon por ejemplo, estarán frescos, y si los guardáis bien envasados desde el principio, en la nevera o en el congelador, os durarán meses conservando todas sus propiedades.