Mi traducción en curso de la Odisea de Homero (el primer hacker de la historia) no la realizo en Word ni en nada
parecido (hace siglos que no uso un procesador de texto para escribir), sino en algo llamado Org Mode, que es un formato
textual de etiquetado ligero, parecido a Markdown pero más potente y versátil. Fue creado en origen por el astrónomo
holandés Carsten Dominik, y actualmente está mantenido por el proyecto GNU para el editor de texto Emacs. Dicho todo
así, puede sonar a abstruso y demasiado técnico. Igual me sonaba a mí también hace no tanto tiempo, pero la verdad es
que no creo que haya otra forma de decirlo. Si se explican los términos, de todas formas, encontraremos que son bastante
consecuentes y nada peligrosos.
Veamos. Un formato de etiquetado no es más que una serie convencional de etiquetas o marcas que han de escribirse en
distintas partes de un bloque de texto plano a fin de que una computadora las interprete y nos devuelva dicho texto con
un determinado formato. Viene a ser como un código «pactado» entre el ser humano y la máquina. ¿Y lo de llamar ligero a
ese etiquetado? Pues porque las etiquetas son extremadamente simples e inteligibles, y no contaminan el texto con código
esotérico hasta el punto de que intentar leerlo pueda acarrearnos una embolia. Por supuesto, también hay etiquetados
complejos y (siguiendo la jerga) «pesados», donde es indispensable un ojo entrenado que pueda discernir el código del
propio contenido textual. Un ejemplo de estos etiquetados puede ser el lenguaje HTML de la web (quien haya visto el
código fuente de una página web ya sabe a lo que me refiero), o el lenguaje TeX del sistema tipográfico del mismo
nombre. No están pensados para leer plácidamente en una hamaca, sino para trabajar cual hormigas sobre un texto dado. Se
comprenden en el sentido en que un músico comprende un pentagrama o un médico el resultado de una analítica, pero al
común de los mortales le puede en justicia resultar chino.
Por contra, los etiquetados ligeros se mueven cerca del nivel más alto de la comprensión humana (en programación, cuanto
más se baja de nivel, más nativo se hace el lenguaje a la máquina y más ajeno a nosotros), y su conjunto de etiquetas
bien puede aprenderse en una tarde libre. De hecho, no hace falta ni ser un ingeniero informático ni nada parecido para
escribir en Markdown o en Org Mode, ya que éstos han venido para hacerles (hacernos) la vida más fácil a todos aquellos
que tengan que poner algo, lo que sea, por escrito. ¿Por qué? Porque su sistema de marcas o etiquetas es esencialmente
semántico; es decir, se dirige a la estructura lógica del contenido textual más que a la estructura física o (en último
extremo) tipográfica. La separación necesaria de estás dos estructuras ha sido siempre lo más natural a la hora de
escribir, hasta que un día llegaron el Word y los procesadores de texto y las mezclaron, imponiendo un sistema aberrante
y, claro, antinatural. Quien se haya visto en ocasiones frustrado usando un Word, que sepa que los tiros casi siempre
van por ahí. Muchos creen que Word es la evolución de la máquina de escribir, cuando lo que supone en el fondo es su
negación absoluta. Pondré un ejemplo muy sencillo. En tipografía, una cursiva representa un énfasis. Pero si el énfasis
ha de señalarse dentro de un texto que ya está en cursiva, entonces se opta por ponerlo en letra redonda. Como el Word
obliga al usuario a ser escritor y tipógrafo al mismo tiempo, entonces el camarote de los Marx está servido. Para
Markdown y Org Mode un énfasis siempre es un énfasis. ¿Cursivas, redondas, versalitas…? Ellos siempre nos contestarán,
para nuestro alivio, «Mí no entender».
Cuando trabajamos de esta forma, en suma, contamos con un único texto estructurado para entregarlo en un montón de
formatos físicos. Sin ir más lejos, en mi traducción en curso de la Odisea necesito de vez en cuando contar con una
salida «tipográfica» en un PDF de alta calidad donde los versos de cada canto estén numerados al margen en secuencia de
cinco. El proceso se puede automatizar con un simple atajo de teclado de mi editor de texto favorito, que es Emacs. Por
si a alguien le puede resultar útil, explico cómo hacerlo en este pequeño sitio web que tengo para almacenar y compartir
(e incluso intentar comprender) mis notas sobre temas informáticos: https://maciaschain.gitlab.io/gnutas/orglatex.html