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jueves, 21 de julio de 2016

Caminando

Caminaba el otro día con un amigo mientras hablábamos. De cualquier cosa, que es de lo que hablan los amigos cuando por fin encuentran tiempo para no hablar de cosas importantes.
-¿Cubanos? –nos pregunta en español un tipo con acento extraterrestre. Para el que no sepa de lo que hablo ese suele ser un inicio peligroso de conversación. Una conversación pesada, llena de los tópicos con que los extraños quieren explicarte tu país.
Pero me equivocaba. La cosa iba a ser mucho peor.
-¿Qué piensan de los cambios?
Así. Sin anestesia.
-¿Qué cambios? –respondimos haciéndonos los idiotas (esa es la especialidad de los amigos cuando se reúnen y quieren que los dejen tranquilos hablando idioteces) pero ni así. Se refería a LOS CAMBIOS. De esos que hay que hablar con mayúsculas y letra de molde. Fuimos elusivos como para que entendiera que no nos interesaba ser objetos de su curiosidad ni de su preocupación por el país que habíamos dejado atrás.   
Pero el extraño sí quería dejar bien claro que le preocupaba mucho lo que los cambios trajeran a nuestro país. Un blanco sudoroso de pantalones cortos y mochila. Bigote poblado y extenso. Una especie inédita para mí de la fauna urbana: una suerte de híbrido entre hípster y boy scout. No parecían importarle los derechos humanos de los cubanos: la libertad de expresión, de asociación, la de prensa, toda esa chatarra burguesa. Le preocupaba lo que pudiera pasar con uno de los pocos sitios en la tierra –junto a Corea de Norte pensé- todavía al margen de la influencia americana. Lo que pudiera sufrir mi pobre isla con la nefasta influencia del mercado y la cultura de masas. Muy novedoso y profundo pero como andaba en modo realmente frívolo hacía rato me había agotado las reservas de paciencia que poseo para esos casos. Así que le pregunté de dónde era.
-De Francia –me contestó como si tratara de adivinar cuál sería mi siguiente pregunta. Esta fue si él se dedicaba a decirle eso a todo el que se encontraba en su camino.
-¡Yo tengo derecho a decirle mi opinión a quien me dé la gana! –me dijo con rabia.
-Pues yo también tengo derecho a decidir a quién quiero escuchar –le respondí mientras el hípster-boy scout se alejaba dando aullidos feroces. Como si yo le hubiese pisado un rabo tan delicado como invisible.

Y de veras lo lamenté. Era una lástima que justo al final de la conversación me diera cuenta de que a él también le importaba la libertad de expresión. 

domingo, 27 de julio de 2014

Metáforas

Me cuentan una historia que resume de un golpe la naturaleza de los cambios que han venido operando en Cuba en los últimos tiempos. Se trata de una familia que, agobiada por el capitalismo y las cuentas por pagar, decide dar un paso impensable unos años atrás: repatriarse. El padre de él está bien situado económica y políticamente y el tránsito en ambos aspectos es menos duro. El problema es el niño. El niño y la escuela. El rechazo hacia ese niño que pertenece a otro mundo es unánime de parte de profesores y alumnos hasta llegar al punto de que el niño no podrá continuar en la escuela. “No eres de los nuestros” es el principio por el que el niño –un niño inteligente y despierto, me dicen- termina siendo expulsado. No obstante, ninguna muestra de rechazo es tan imaginativa como la de aquella profesora quien, luego de zarandear al niño, le grita: “¡Conéctate que estás fuera de área y sin cobertura!”
   
Pues a lo que iba: de no haber sido por las profundas transformaciones socioeconómicas introducidas en los últimos años dicha maestra no habría tenido acceso al imaginario poético proveniente del mundo de la telefonía celular.

jueves, 26 de abril de 2012

Los cubanos y la reconciliación


Un texto del arista Geandy Pavón:

Los cubanos y la reconciliación
Mucho se habla en estos días de reconciliación entre cubanos, y la iglesia católica, ni corta ni perezosa, ha asumido, al menos retóricamente, el rol de “mediador”. No es de extrañar esta palabra en boca de las autoridades religiosas, sobre todo si tenemos en cuenta que la reconciliación es un sacramento católico.
Pero la reconciliación para los católicos comienza en casa, es decir, ocurre de forma íntima, personal, a través de la confesión. El cristiano católico, antes que nada, debe buscar reconciliarse consigo mismo.
En el plano social y político la reconciliación necesita de un contexto totalmente diferente, porque trasciende la esfera de lo privado para entrar en la esfera de lo público. Este proceso solo es viable a través de una asamblea Inter pares, en condición de igualdad. La reconciliación es un fenómeno  solamente posible en un estado post-conflicto.
Por tanto, cuando la iglesia habla de reconciliación entre cubanos, no solo lo hace fuera de los márgenes de la religión, sino que se precipita al terreno político. Al mismo tiempo, acusa paradójicamente a otros actores de querer que esta institución asuma una postura ética ante la represión por razones políticas, actores que le exigen que actúe en un terreno que, según la iglesia, no le corresponde.
Recientemente, en una conferencia en la universidad de Harvard el cardenal Jaime Ortega hablaba una vez más de reconciliación, sin embargo, el líder de la institución que ha pretendido encabezar este proceso decía lo siguiente al referirse al grupo de 13 disidentes que ocuparon una iglesia en la Habana: “me apena mucho, pero todos eran antiguos delincuentes… había toda una gente allí sin nivel cultural, algunos con trastornos psicológicos…”, concluyendo que estos son grupos organizados y financiados desde Miami.
Me pregunto si es posible una reconciliación cuando el posible mediador ha adoptado de antemano el lenguaje del victimario. A raíz del escándalo por la muerte en huelga de hambre del prisionero de consciencia Orlando Zapata Tamayo, un editorial del periódico Granma decía lo siguiente: “…un preso común que fue estimulado una y otra vez por sus mentores políticos a iniciar huelgas de hambre que minaron definitivamente su organismo".
Entiendo que la iglesia en su papel de mediador trate de evitar algunas palabras y definiciones como: “dictadura”, “represión”, “asesinato”, etc. Lo que no entiendo es que a su vez no evite otras como “delincuentes comunes” para referirse a las víctimas que no tienen derecho a réplica.
Según Jaime, en Miami no se puede hablar de reconciliación. “Cuando yo fui a Miami como cardenal la primera vez, nuestro querido amigo desaparecido ya, obispo Román, me llamó aparte y me dijo: en tus discursos, en tus homilías, tú hablas de reconciliación, no menciones esa palabra en Miami”, dice, y concluye: “.es terrible que un obispo, que nosotros tengamos que callar esa palabra que es nuestra…”.
Miami es últimamente el lugar en el que más se menciona esa palabra, quizás por eso, por el uso vano que se le da, es que rebota en su propia vacuidad. Mientras los académicos y religiosos hablan de reconciliación, y se regodean en su exégesis, el resto de los cubanos actuamos reconciliatoriamente sin hablar tanto de ello. Miami es la cuna de la reconciliación, donde los antiguos funcionarios del régimen toman café en el Versalles en compañía de expresos políticos, donde un anticastrista manda dinero a su hermano del MININT y un ex-chivato hace las veces de experto en la televisión local. El perdón no es legislable, es un acto personal y no se percibe si no se pone en práctica, por mucho que se hable de él. Hay cacareo de reconciliación en estos días “como metal que resuena y címbalo que retiñe”, pero quienes se reúnen en torno al tema solo giran sobre sí mismos y sus intereses, y con la cáscara de la reconciliación pretenden disfrazar y vendernos la resignación.
El totalitarismo cubano, en su nuevo destape como dictadura, ofrece una imagen que lo distancia de su antigua apariencia estalinista y lo acerca más a su versión franquista, con clero, claro está, con cardenal y todo. Ahora los verdugos tienen confesor y el opio de los pueblos ya no es ilegal, ahora es legitimador.
Geandy Pavón 

lunes, 23 de abril de 2012

"Iglesia y Estado en una Cuba cambiante" (con post data)


Hoy asistí a la conferencia que ofreció el Bildner Center de Nueva York con la presencia de Roberto Veiga, editor de la revista católica Espacio Laical. El título era “Church and State in Changing Cuba”. El mundo está cambiando, anunció el presentador Mauricio Font y ese mediodía nos íbamos a enterar cómo Cuba estaba formando parte de esos cambios. El comienzo de Veiga sin embargo no fue auspicioso. Empezó citando frases del “presidente Fidel Castro” y explicó que no había en el país nadie más capacitado para llevar adelante dichos cambios que “el presidente Raúl Castro” (aunque más adelante dijo que el impulso y eficacia del presidente se veían disminuidos por una serie de funcionarios seleccionados para las máximas instancias del Partido y el Estado que eran poco aptos y demasiado viejos. No obatante Veiga nunca se tomó el trabajo de aclarar que quien los había elegido era justamente la figura más capacitada para llevar a cabo estos cambios).

Veiga no negó en ningún momento la necesidad de cambios aunque no se extendió en decir cuáles debían ser estos. Repitió, eso sí, cómo creía que deberían realizarse tales cambios: con mucha lentitud y cautela. Y descartó por tanto la posibilidad e incluso la conveniencia inmediata de multipartidismo y elecciones libres, algo demasiado complejo para lo que en su opinión el país no está preparado. Veiga hablaba de la necesaria actitud conciliadora que debía adoptarse para realizar dichos cambios y su discurso en general estuvo trufado de términos como “perdón”, “reconciliación”, “entendimiento”. Pocas veces fue tajante y las que recuerdo fueron para afirmar (mientras movía la cabeza afirmativamente) que la mayoría del pueblo cubano estaba interesado en una solución de izquierda; que el gobierno cubano gozaba de legitimidad de acuerdo con una parte significativa del pueblo cubano; y que (mirando alrededor con los ojos abiertos como si esperara algún ataque sorpresivo) el pueblo cubano quería hacer dichos cambios sin ninguna injerencia exterior.  

Asistí a la conferencia esperando encontrar en el mejor de los casos el discurso de intelectual católico más o menos autónomo ofreciendo su visión del tema. O al menos un portavoz directo y fiel de la institución que da cobijo a la revista que dirige. En cualquier caso me sentí frustrado. Si no hubiesen existido un par de pantallas a ambos lados de la mesa en que estaba sentado el panelista mostrando el título de la conferencia podía creerse que se trataba de un funcionario del ministerio cubano de exteriores de talante más bien flexible explicando la política de su gobierno para los próximos años. Sólo el uso ocasional de la tercera persona para referirse al gobierno no contribuía a alimentar esa impresión. No fue hasta los minutos finales de su exposición que el editor se refirió al papel de la iglesia en esos cambios y lo definió como el de “facilitador” de un diálogo entre el gobierno y el resto del pueblo cubano. Afirmó varias veces –y en eso también fue enfático- que la iglesia no tenía la intención ni el deseo de convertirse en poder en Cuba aunque hizo la salvedad de que si la Historia (asumo que usó las mayúsculas) determinaba que la iglesia debía asumir una posición de poder quizás no le quedaría otro remedio que hacerlo.

También aclaró que la iglesia en sus funciones de facilitadora no asumía a priori ninguna posición política. La única posición de la iglesia era “metodológica” y dicha metodología excluye la actitud de enfrentamiento y el aplastamiento del contrario y no parecía caber dudas que quienes sostienen esa actitud pertenecen en su totalidad a la oposición. Sobre el futuro de Cuba mencionó dos posibilidades sobre las que dijo que la iglesia no tenía preferencias: o se operaban los sosegados cambios anunciados en su conferencia o existía el peligro que llegaran al poder unos tecnócratas neoliberales que destruyeran lo alcanzado hasta ahora. Aunque ahora que lo recuerdo mencionó otra amenaza que había escuchado de labios de alguna fuente de inteligencia centroamericana: que las pandillas de Centroamérica esperaban un cambio de régimen para apoderarse del país.

Llegado el turno de las preguntas mencioné el mérito de haber dado la conferencia sin mencionar términos conflictivos como “dictadura” para después preguntarle cómo era posible que se pudiera intermediar entre dos partes cuando se silenciaba y descaracterizaba a una de ellas. También se le cuestionó su afirmación sobre la legitimidad de un gobierno que no ha organizado elecciones libres en 53 años, se le recordó las represiones de las últimas semanas ante el silencio cómplice de la iglesia y que en un régimen democrático incluso los que están en minoría deben tener representación pública y respetárseles sus derechos. Veiga descartó el uso de un término como “dictadura” porque –y es comprensible su razonamiento- no se intenta dialogar con alguien usando términos ofensivos. Negó el silenciamiento de una de las partes poniendo como ejemplo que ha invitado a su espacio de debates a figuras de izquierda y derecha como Alfredo Guevara y Carlos Saladrigas. Dijo estar en contra de los actos de repudio aunque quedaba claro que en ese caso hablaba a título muy personal. Y dijo que en Cuba no se reprime tanto sino más bien se coarta a las personas de hacer ciertas actividades. También afirmó que la legitimidad de un gobierno no siempre pasaba por las urnas pero para mi sorpresa no llegó a mencionar la que otorga la voluntad divina.

Al terminar la discusión me marché enseguida porque pese a la moda de la reconciliación en esos sitios no suele abundar gente con la que quedarse a conversar. Ya entraba en el elevador cuando me interpeló un señor alto y canoso. Se presentó en inglés como profesor de Ciencias Políticas y amablemente me dijo que mi intervención le había parecido interesante. Que era verdad que en toda la conferencia no se había usado el término “dictadura” (ni siquiera, ahora que caigo en cuenta, para referirse, como lo hizo el moderador, a la que dominó a Brasil entre 1964 y 1985: le llamó “régimen de derechas de carácter autoritario”). Pero lo que le parecía todavía más curioso al profesor era que el conferencista no hubiese mencionado ni una sola vez la palabra “democracia”.

P.D.: Yo tenía la sospecha de que Roberto Veiga era pariente del secretario general de la CTC hace tres décadas atrás. Ahora un amigo me confirma que el antiguo secretario de la CTC es el padre del editor de Espacio Laical. Eso no tiene mayor importancia si nos atenemos al viejo y respetable principio de que los hijos no deben cargar con las responsabilidades de sus padres pero mi amigo añade el comentario y la imagen que incluyo abajo:

Te adjunto una cita del "Cuba Annual Report, 1986" de Radio Martí. Mira lo que dice el papá de Veiga en 1986 (adjunto).



Corrían por entonces los vientos de la perestroika y la glasnot.

martes, 28 de diciembre de 2010

Respondiendo

El crítico de arte Juan Antonio Molina intenta razonar en su blog un artículo de otro crítico, Rufo Caballero sobre la situación social generada por los despidos masivos en Cuba. Al final Molina concluye:

La ausencia de valores se generó en esa aquiescencia con que mucha gente asumió la complicidad con la mediocridad del estado, a cambio de ver disimulada su propia mediocridad. En ese sentido, termino coincidiendo con Rufo: probablemente esos despidos traigan algunos beneficios para la sociedad, no solamente porque la gente se verá obligada a responder por su trabajo (o a “inventar”, como dice mi colega), sino porque paulatinamente irá aprendiendo a apreciar esa combinación insustituible entre un sentimiento de responsabilidad y un sentimiento de libertad. Ahora falta ver si a los que gobiernan les gusta la idea.

domingo, 26 de diciembre de 2010

La frase

De Rufo Caballero, cuentapropista de Estado:

Hay que ponerse pilas, hay que echar a andar los motores, hay que movilizar la imaginación, que el Estado no estará más para amparar a quien, enternecido, olvida que mientras entona o desentona Luis Miguel, afuera aguarda una cola de cuarenta personas. Preciso es romper la dependencia edípica al Estado.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Cambios en Cuba


Ya Cuba cambió. Al menos desde hace un par de años a esta parte. Privatizaron el país a la rusa y la gente no se quiere dar por enterada. Los truenes como los de Lage y su clan, los procesos anticorrupción, todo forma parte de la guerra del grupo que se ha adueñado del poder contra los otros, la competencia. La expulsión en masa de buena parte de los trabajadores del sector estatal pretende menos hacer rentable el funcionamiento del estado que crear un ejército de desempleados del que se nutrirán a bajo precio los nuevos capitalistas. Andan fabricando el capitalismo con manuales de marxismo: si estos antes servían para demostrar lo feroz que podía ser aquel sistema ahora lo emplean para justificar su propia ferocidad como empleadores. “¿Qué le vamos a hacer? ¡el capitalismo es así!”

Cuando escuchen a algún mayimbe llamando a liberalizar un sector sobre el que tiene influencia (como ahora ha ocurrido con Antonio Castro y el béisbol) no es que le dio un súbito sarampión democrático. Comprende que la única forma de entrar a manos llenas en la repartición es incluyendo el sector que hasta ahora ha controlado como funcionario estatal en la fiebre privatizadora. La única –y leve- resistencia puede venir de aquellos que componen la mayoría a la que la participación que se les permite en la acumulación originaria del capital no pasa de desmochar cabezas o palmas. Son esos los que intentarán exigir un cambio en las reglas del nuevo juego de monopolio, algo que les permita competir en condiciones mínimamente aceptables. Pero por supuesto a esos se les aplastará ya sea en nombre de la patria, la revolución y hasta del socialismo.

jueves, 14 de octubre de 2010

Neoliberalismo a la Mussolini

Muy bien expone Yoani Sánchez en su último post  una de las consecuencias de las nuevas medidas económicas anunciadas por el gobierno cubano: evitarle a un futuro gobierno democrático la fea labor de reducir el desmesurado aparato estatal cubano mediante el método de pedirles a los trabajadores que salgan a la calle y cierren la puerta por fuera.

Con el comienzo de los despidos masivos, nuestras autoridades han anticipado la peor pesadilla que el propio aparato de propaganda oficial había anunciado para el día en que se produjera un derrumbe del sistema. La drástica medida ha sido justificada como parte del perfeccionamiento o la actualización del modelo económico cubano, eufemismos con los que se trata de enmascarar el aumento de las reglas del mercado en el funcionamiento de la economía.

Que lo hagan los actuales gobernantes es un alivio para los políticos del futuro, a quienes corresponderá anunciar la parte hermosa de la transición, donde estarán en primer plano las libertades ciudadanas y los derechos económicos. Al revés de lo que habían anunciado los propagandistas del régimen, las rocas donde se estrellaría la nave de la revolución con todas sus conquistas a bordo no estaban en la dirección donde cantaban las sirenas del capitalismo, sino en el espejismo de la utopía.
Una imprecisión tiene esta nota y es al hablar del “aumento de las reglas del mercado en el funcionamiento de la economía”. No hay que ser demasiado puntilloso para no ver "reglas del mercado" donde el estado intenta reducir la iniciativa privada a dos centenares de tipos de empleo, donde la inversión y el crédito deberán funcionar bajo limitaciones asfixiantes, donde el estado exige impuestos mensuales abusivos sin correspondencia con el nivel de ingresos de los contribuyentes y no hay un sistema legal que garantice la propiedad privada, la libertad de contratación de mano de obra o la creación de sindicatos que defiendan los intereses de los nuevos sectores laborales. De lo único que se puede hablar hasta el momento es de un desmantelamiento de parte del sector estatal y de una mínima privatización del sector de los servicios. Y de la conversión del antiguo estado socialista en un estado corporativo al estilo del fascismo mussoliniano (o el chavista). Pero por feo que suene ese engendro a la gente en Cuba le debe parecer una mejoría.

No es sólo una manera de reconocer con actos que el modelo socialista no les funciona ni a ellos. Algo nos dice de sus más arraigadas convicciones que entre todas las variantes socioeconomicas prefieran no el neoliberalismo salvaje o el Estado del Binestar sino el fascismo corporativista puro y duro. La diferencia con el modelo italiano -y no de Armani precisamente- es que el cambio en lugar de adoptarse desde el liberalismo burgués se hace desde el socialismo castrista con el curioso resultado de que lejos de parecer un recorte en las libertades económicas o políticas tiene -no sin cierta razón, esa que da la actual asfixia cubana- un halo reformista y esperanzador.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Ciclos

Regresa el viejo ciclo de la descompresión luego de que la olla parecía reventar. Como tras el Mariel, o tras el maleconazo: entreabrir las puertas de la iniciativa privada, vender esperanza y comprar tiempo. La diferencia es la magnitud del gesto. El permiso a contratar trabajadores más allá de la familia, a alquilar la casa incluso si se vive en el exterior; el millón y pico de despidos previstos que se supone que quepan en 178 tipos de empleos por cuenta propia que ahora autoriza el gobierno. Ni los neoliberales más salvajes –variante Tarzán- se hubieran atrevido a tanto. Como si el Estado cubano le estuviese preparándole terreno a los capitalistas del futuro que no serán otra cosa que los comunistas del presente, en una operación que ya tiene copyright ruso.

Y la gente que no querrá que le hablen de otra cosa que de cómo abrir un negocito nuevo, alquilar la casa, conseguir un crédito en el banco, iniciarse en la novedades económicas de la Alta Edad Media. Si antes costaba trabajo que firmaran carta pidiendo la libertad de los presos, el respeto a los derechos humanos, ahora, con la posibilidad de unas rentas que proteger no habrá manera que tomen el asunto en serio. Biscet y el resto que exige que salir de la cárcel no signifique una expulsión del país se encontrarán con los parientes diciéndoles que muy bonito todo pero ahora la cosa está en escoger entre cartomántico o desmochador de palmas porque la de opositor sigue siendo una actividad laboral no autorizada.

Esa no es una predicción, por supuesto, como no tiene gracia predecir los efectos de la ley de gravedad. O decir que en la pelea del capitalismo de Estado contra el mono amarrado, el mono, esperanzado al principio, lleva todas las de perder. Ua sugerencia: si a pesar de todo a alguno le funciona su bisnecito debería recordar a quiénes les debe esos cambios en última instancia. Sí, esos que forzaron al gobierno a usar la carnada económica para que los derechos humanos siguieran siendo una falacia del imperialismo. Que no se corten si se les ocurre ponerle al taller de reparación de muebles el nombre de Orlando Zapata Tamayo. O al negocio de alquiler de trajes de boda llamarle, sin forzar mucho el sentido comercial “Las Damas de Blanco”.

viernes, 17 de septiembre de 2010

La cita

Después de divagar sobre la “actualización de la economía cubana” (traduzco, mandar para la calle a más de un millón de gente en un año) el articulista de Juventud Rebelde, Luis Sexto marca la línea que marcaría la diferencia entre el éxito y el fracaso en esta nueva estrategia económica:

Solo fracasaríamos si los marinos norteamericanos volvieran a orinar sobre el mármol sacro de Martí en el Parque Central

lunes, 13 de septiembre de 2010

Cuba se abre

Cuba se abrirá a la iniciativa privada para hacer frente a la crisis”: así de generoso puede ser Mauricio Vicent cuando titula un reportaje en que se anuncia el despido de medio millón de personas. Bueno en realidad son cubanos, ¿gente? que no responde a las leyes de la física para no hablar de la economía. Que Mauricio le dé prioridad a la noticia –sin entrar en detalles- que de ahora en adelante es oficio legal en Cuba (y sujeto a impuestos) desmochar palmas cuando quinientas mil personas van a ir a la calle es como anunciar el fin del mundo con este titular: “Pronto quedarán solucionados el calentamiento global y el hambre en África”. A diferencia de las noticias que genera el resto del mundo Cuba es un país que siempre invita al optimismo.

Pero no nos concentremos en Mauricio, lógicamente preocupado en conservar su empleo de cardenal Ortega de la prensa extranjera. Más curioso aún es que la noticia la anuncie, con su entusiasmo habitual la Central de Trabajadores de Cuba, o sea, la encargada de defender los derechos de esos que ahora van a la calle. Difícil imaginar cómo se van a generar empleos en el sector privado si no se dan facilidades que estimulen y protejan las inversiones en ese sector, si el grueso de la producción sigue en manos de un Estado que lo único que hace con eficacia es desmochar almas. Han sido estas dos últimas semanas decisivas en conformar en país en un futuro inmediato que no es ni más ni menos que la Cuba de 1968, justo antes de la Ofensiva Revolucionaria con la diferencia de que la tierra ha pasado finalmente a manos no del que la trabaja sino de quienes la vigilan. ¡GAESA o muerte! parece ser la nueva consigna.

viernes, 27 de agosto de 2010

El hoyo 19

La Gaceta Oficial anuncia la ampliación de 50 a 99 años de “los derechos de uso de las tierras estatales que son utilizadas para actividades turísticas por parte de inversores extranjeros, un intento por atraer nuevos capitales al sector” lo que revela cuál es la máxima aspiración de la Revolución Cubana en el próximo quinquenio: preparar condiciones para un partido de golf entre Raúl Castro y Obama en terrenos de la empresa mixta Moratinos- Su Eminencia S.A.. 99 años, lo mismo que decían que le correspondía a la base naval de Guantánamo. Quizás es una manera de sugerirle a Obama que si convierte la base en un campo de golf se la cederán por 99 años más.

Pero el problema principal no está en que llenen a Cuba de bases golfísticas por 99 años sino que “El decreto publicado el jueves permite también a empresas cubanas adquirir el ‘derecho perpetuo de superficie’ de terrenos estatales para construir viviendas para turistas”. O sea, que no se trata de preparar el terreno para llenarlo de hoyos (de golf) sino para transferir a perpetuidad tierras estatales (Castro Brothers Ltd.) a empresas cubanas (Castro Brothers & Co. Forever S.A.). Más claro todavía: se trata de oficializar la privatización del territorio nacional a manos del ejército (GAESA, Gaviota, etc) y después que se acabe el mundo (incluso si se desata un invierno nuclear en Cuba se estará más calentico). Nunca suenan más proféticas las palabras del piloto del avión de Barbados: "¡pégate al agua Felo (porque lo que es tierra esta gente no piensa dejar nada pa’ nadie)!" Por ese hoyo 19 amenaza con escurrirse todo un país.

sábado, 17 de abril de 2010

Resumen semanal 1: Hairs

La semana empezó por los pelos: la noticia de la privatización de barberías y peluquerías en Cuba. No se entiende bien por qué escogieron precisamente estos días para anunciar un proceso que se produjo hace casi veinte años. Ya desde el inicio del Período Especial los barberos privatizaron las barberías. De quedarse con los veinte centavos que iban del precio oficial (80 centavos) al peso que le entregaba el cliente comenzaron a elevar por su cuenta los honorarios de servicio. Ya que ellos debían comprar de su bolsillo todo lo necesario para mantener las barberías funcionando –decían- lo justo era que le cobraran más al cliente. La noticia en todo caso es que a partir de ahora el Estado se va a ahorrar los salarios que les pagaba a los barberos y encima les va a cobrar los impuestos, el alquiler y el consumo de electricidad. Y lo mejor de todo es que el gobierno queda ante los periodistas mal informados (valga la redundancia) como liberalizador y reformista. Lo mejor de la noticia es, como de costumbre, la respuesta del Cacique. Esta tira y este video:



(Continuará)

viernes, 18 de septiembre de 2009

Nuestro hombre en Buenos Aires

Mauricio Vicent, corresponsal del Granma para España (con nómina en El País) anuncia vientos de apertura. Para eso se basa en las entrevistas que dieron Formell y Amaury Pérez para la TV de Miami. Sólo en esa huracanada circunstancia se ha atrevido El País a mencionar el caso de Pánfilo.
Ya sabemos por qué soltaron a Pánfilo: para que Mauricio Vicent tuviera historias que contar.
Y ya sabemos cuál será la próxima entrada en su currículum: ser corresponsal en Buenos Aires (de cambios).

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Adios a las guatacas

Parece haber llegado el fin de las escuelas en el campo. No serán muchos los que las extrañen sin certificar su masoquismo. El resto recibirá la medida con alivio y tienen buenas razones. Más de cuatro décadas no alcanzaron para mostrar las bondades del sistema. Creí en los rumores que anunciaban su fin por la sencilla razón de que los motivos que habían determinado su surgimiento desde hace un tiempo están en vías de extinción. No me refiero al pretexto de educar a las nuevas generaciones en las ventajas que proporcionaban combinar los estudios con ver el amanecer con el fango por los tobillos (en caso de que hubiese buen tiempo). La razón profunda era la crónica escasez de mano de obra en Cuba luego de que el Estado expropiara más de dos tercios de las tierras productivas del país. Como siempre ocurre en esos casos hubo que recurrir a la mano de obra esclava, en este caso adolescentes encadenados a un expediente escolar. De no cumplir con el trámite del fango y el desyerbe no podrían continuar sus estudios. Eso a menos que el estudiante se refugiara en el cimarronaje tibio de un documento que fingiera alguna enfermedad crónica incompatible con su presencia en los surcos. Esa es la verdadera razón de que en Cuba haya más adolescentes oficialmente asmáticos que en cualquier otro lugar del globo.

Ahora que las fuerzas armadas administran cada vez más territorio y el gobierno ha decidido prestar el resto a los que quieran sacarle algo a tanta tierra consagrada a la gloria del marabú parecen desaparecer las ventajas pedagógicas de viajar en carretas, bañarse en las turbinas y robar caballos. No diré que lamento que se prive a las nuevas hornadas de adolescentes de dominar el complejo mecanismo de una guataca. Para mí es un alivio que los hijos de mis amigos no ostenten el orgullo de pertenecer a la fuerza de trabajo más improductiva del planeta. Pero a las generaciones de padres que atravesaron la angustia de tener a sus hijos fuera de su alcance durante buena parte de la adolescencia no les hará mucha gracia descubrir que tras tanta verborrea educativa no había más que cálculo económico. Un cálculo que como quiera que se le mirase siempre tendió a cero.

lunes, 20 de abril de 2009

La Reforma Agraria, bah

Si no hay Guamá, Granma, el casabe del entretenimiento. Sobre todo ir a la sección de nacionales y abrir artículos con titulares contundentes como “Rolando escribe hoy su otra historia”. Rolando soñaba con cultivar la tierra pero no en un ocasional trabajo voluntario sino a tiempo completo, como un kulak de los viejos tiempos. “El día que disponga de un pedazo de tierra para ver cómo crece y retoña el fruto de mi esfuerzo, entonces sí será plena la felicidad, confesaba a familiares y amigos”.
Una pasión tardía si se tiene en cuenta que Rolando tiene 64 años. Y levemente subversiva luego de aquella Reforma Agraria de 1959 que debia satisfacer esos sueños por los siglos de los siglos. Pero había que tomarse su tiempo porque “antes de 1959 no valía la pena porque quienes nos explotaban recibían la "tajada grande" y poco o nada para los creadores de la riqueza”. Así que dejó pasar medio siglo y un par de reformas agrarias hasta que se le pasara el disgusto que da la explotación “aquellos tiempos de esclavitud enmascarada”. Mal deben andar las cosas. En mis años mozos se decía que el capitalismo era terrible y se hablaba de la condición feudal de los campesinos. Si ahora hay que llevar la metáfora del pasado hasta la esclavitud imagínense cómo debe andar el presente.
En cualquier caso la culpa la tiene “la crisis económica mundial” que no debe ser tan mala si ha conseguido que Rolando luego de cincuenta años reciba siete hectáreas de tierra aunque sea en usufructo. Pero tampoco se trata de darle gracias a la crisis. “La madre lo motiva y alienta con sabios consejos. ‘Todo lo que puedas hacer por esta Revolución siempre será poco’".
Sin embargo en medio del idilio aparecen sombras porque “molesta ver a hombres de todas las edades, jóvenes y fuertes, en pleno día, charlando en las esquinas y los parques. Ellos tienen una solución para todo, pero solo con la palabra. La acción se la dejan a otros. A la hora de criticar y reclamar supuestos derechos son los primeros y más exigentes.” Curioso país que produce jóvenes de todas las edades. Tipos que en las esquinas hablando seguramente de regresar a la esclavitud enmascarada.
Pero no. Para eso está Rolando, quien promete convertir la tierra que le han dado en usufructo “en un verdadero paraíso”. No está mal el sistema siempre que se amplíe. Por ejemplo, las 6.5 hectáreas de Rolando se pueden convertir en una isla de 114 000 km2 para cada uno de los cubanos. Pero habrá que tener paciencia. Posiblemente haya que esperar otros 50 años.

miércoles, 7 de enero de 2009

Dudas

Dos cosas me han llamado la atención del comentario del primero de enero de Fernando Ravsberg en su blog. La primera es la noticia de que en la pasada Asamblea Nacional del Poder Popular se eliminaron “las vacaciones en los hoteles con pesos cubanos”. Por más que he buscado en todas partes no encuentro la noticia original y me quedan dudas de lo que significa esa noticia que Ravsberg da de pasada: ¿la eliminación de los llamados “planes de estímulo” a trabajadores vanguardias etc o la eliminación absoluta del uso de la moneda nacional en la hostelería de la isla? Al que me pueda aclarar ese punto le estaré agradecido. (La búsqueda no obstante me sirvió para descubrir que la página oficial del Parlamento Cubano contiene una cronología de los ataques terroristas contra Cuba pero en ella no ofrece un recuento lo que se “debate” en sus sesiones). La otra cosa que me llamó la atención es el comentario del corresponsal de la BBC de que al no aprobarse la ley de igualdad de derechos de los homosexuales “las parejas gay continuarán sin derecho a heredar”. El problema es que hasta donde sé los derechos de herencia de todos los cubanos -sin distinción de raza o preferencia sexual- son limitadísimos y uno no puede heredar vivienda o tierras si no las ha estado ocupando por cinco años antes del momento de la defunción del propietario (lo cual de por sí cuestiona el concepto de herencia y, por supuesto, el de propiedad). Si alguien sabe si eso ha cambiado en los últimos años por favor le agradecería que me lo hiciera saber.

H/T: www.penultimosdias.com

lunes, 27 de octubre de 2008

Cambios

Con la entrevista que le hizo Fernando –El Militante- García de La Vanguardia a Silvio Rodríguez este último abandona su condición de cantante oficial del Gobierno Cubano para convertirse en Ricardo Alarcón con guitarra y menos voz. Aquí exhibe esa misma lógica aplastante del presidente del Parlamento cubano en la UCI cuando toca el tema de la computación: “los enemigos ya no necesitan desembarcar en nuestras playas: saben que el bloqueo nos hace más daño que cualquier invasión y además han tejido una vasta red de propaganda, a través de la prensa e Internet.” O véase este par de respuestas:

Primero habla sobre el curioso sistema de comunicación que tiene con los dirigentes del país (las señales de humo serían más eficaces) y la posibilidad inimaginable a estas alturas de que alguna vez lo vuelvan a censurar.

¿Qué les pediría a Raúl y Fidel?

No creo que envíe mensaje alguno a través de un periódico, ni siquiera de Granma. No me gustaría que Fidel o Raúl, entre los papeles que les ponen a diario sobre sus mesas, encontraran una nota periodística con un mensaje mío.

Comprendo que los medios pueden llegar casi a todas partes, pero lo que necesito hacer saber lo canto o lo escribo. Así que seguiré corriendo el riesgo de que un cuadro con iniciativa "me suspenda la función" o "me archive en copias y no en originales".


Y aquí su relación mística con la Revolución, o sea, el sentido de la vida como producto principal de la libreta de abastecimientos:

¿Cuál es su balance de 50 años de revolución?

Puedo resumirlo preguntándome cuánta gente pasa por la vida sin encontrarle sentido a la existencia, sin una razón de ser, sin un trazado mínimo de coherencia. Ser hijo y ser fiel a un pueblo como el cubano es de las mejores vidas que se puedan tener. Ese ha sido uno de mis privilegios y el de muchos de mi generación. Así que mi recuento puede que no sea ideal, pero es satisfactorio.

jueves, 22 de mayo de 2008

La batalla de la imagen

En los últimos meses la prensa extranjera ha estado a la caza de las novedades que traería consigo el cambio de gobierno: los debates públicos, la venta de celulares, el acceso de los cubanos a los hoteles, los festivales de travestis, todo en fin muy poco novedoso para quien haya seguido de cerca la política cubana en las últimas décadas o en su defecto para el que la haya sufrido. Esas pequeñas aperturas son parte de la dinámica tradicional de un régimen como el cubano y están expuestas a la fragilidad de cualquier cambio que se presenta como impulso generoso del poder y no como una verdadera negociación. Hasta ahora lo único que he percibido como novedad son las muy recientes entrevistas a los disidentes y el resultado es más bien desolador: al parecer los disidentes no tienen nada que decir. ¿Quién no sabe que si dijeran algo coherente nunca sería difundido? Lo lamentable es ofrecer una imagen tan pobre de sí mismos. Evidentemente el gobierno obró con un mínimo de audacia (luego la edición se encargaría de subsanar cualquier resultado inconveniente) y lo cierto es que los disidentes no estaban preparados. Siempre queda la opción de elegir un portavoz, o de responder con algo distinto a lo que pregunten los medios oficiales (como por ejemplo, hablar de la situación de los presos o de la necesidad de cambios reales) con lo que se situaría a los interrogadores en la disyuntiva de difundir algo inconveniente o desechar lo filmado. No vale responder como lo haría un acusado en un estado de derecho con un “no tengo nada que decir” a la espera de que su abogado tome cartas en el asunto aunque sea por el detalle de que no existen esos abogados y de haberlos tampoco tendrían nada que decir. La imagen de Martha Beatriz Roque rehuyendo a ser entrevistada mientras camina hacia la residencia de los diplomáticos norteamericanos confirma, para el cubano de a pie (ese cuyo únicos medios de informaciones son los oficiales) todos los tópicos con que los provee la propaganda. Y le da de paso la oportunidad a una ¿periodista? oficial de pronunciar el bocadillo de su vida: “¿Usted no se quejaba de que no le daban la oportunidad de hablar ante los medios nacionales?”
A quien me diga que es muy fácil desde acá afuera juzgar a los que se exponen día a día en las calles cubanas tendré que reconocerle que tiene la razón pero dejará intacto mi argumento: la disidencia, luego de tantos años de vida subterránea y persecución sin tregua no parece estar preparada para la discusión pública y este primer asalto con los medios oficiales lo ha perdido. Esperemos que en los próximos estén mejor preparados. [Si alguien dentro de Cuba vio estas declaraciones y puede comentar la impresión que tuvo se lo voy a agradecer].

miércoles, 23 de abril de 2008

Plagio

Ayer en un post comentaba: “Sin dudas las nuevas señales de apertura van llegando incluso hasta la prensa. El Juventud Rebelde, contrario a los usos habituales, ha reseñado la manifestación de las Damas de Blanco de ayer lunes. Ciertamente no las llamaron Damas sino con el mucho mas preciso termino de “elementos mercenarios”. De hecho consiguieron evitar mencionar el sexo de las manifestantes hasta el tercer párrafo en el cual las llamaron “provocadoras” para a continuación mencionar una llamada que habían recibido de la congresista Ileana -la Loba Fe- Ros-Lehtinen quien a su vez había hecho contacto anteriormente con el terrorista Luis Posada Carriles hecho que obviamente convierte a las protestantes no solo en mercenarias sino también en terroristas. […]Se hecha en falta la información gráfica pero tratándose del Juventud Rebelde con su palabra es suficiente. De cualquier manera nada detendrá a la prensa cubana en la búsqueda de la verdad, ni siquiera la propia realidad.”
Ahora me encuentro este artículo del corresponsal de la prensa en Cuba en el que comenta lo mismo sin darme crédito por la sagaz observación. Al parecer los bloggeros estamos condenados a que saqueen nuestros comentarios sin señalar fuentes.

¿Se abre la prensa en Cuba?

Fernando Ravsberg
BBC Mundo, Cuba

El periódico oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC), Granma, publicó información sobre la protesta organizada este lunes por las "Damas de Blanco", la organización que reúne a las madres y esposas de los presos políticos.
La información aparecida en Granma resulta inusual, dado que el gobierno no acostumbra a reflejar en sus páginas las actividades que realizan los grupos opositores o las organizaciones defensoras de los derechos humanos dentro del territorio nacional.
La política de silencio oficial se había roto el pasado 10 de diciembre cuando la prensa oficial reportó un acto de protesta que la disidencia intentó realizar en un parque, con motivo del Día de los Derechos Humanos.


[A los amigos de lo literal les comento que lo anterior se trata de una ironía. Lo mío era una sátira dirigida a los corresponsales que buscan señales de cambios por todas partes. Simplemente no me imaginaba que ninguno fuera a llegar tan lejos. Pero llegan, claro que sí. Olvidan otras “aperturas” anteriores como aquella con la que presentaron a los cubanos al activista de derechos humanos Ricardo Bofill en los 80 o los actos de repudio contra Gustavo Arcos Bergnes en 1990. Hay gente que no aprende]