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martes, 27 de octubre de 2009

En Moya, en la Casa-Museo del poeta Tomás Morales


Francisco, Luz María y Manuel (Fotografía M.C. Barri)
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En Moya, en la isla de Gran Canaria, se halla la casa natal del poeta modernista Tomás Morales, que el Cabildo de la isla ha transformado en Casa-Museo. La Casa, espléndidamente dirigida por Maria Luisa Alonso, fue el escenario de la presentación de los libros que obtuvieron los premios durante el pasado año. "Las islas en noviembre" del sevillano Manuel Jurado López, "Ciudades" de Luz María Cabrales, colombiana residente en Madrid y "Desnudo de pronombre" de Francisco Caro.

Hicieron la introducción Luis Natera, poeta y profesor y Francisco Quevedo, de la Universidad de Las Palmas.

Los libros han sido editados con mimo, con cuidado.

La fotografía ha sido realizada durante la lectura de poemas por parte de los tres autores

miércoles, 10 de junio de 2009

De Feria


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Hoy es miércoles. Ayer estuve en la Feria del Libro. Libre en esta ocasión del frescor desmesurado de los días precedentes y libre también del recuerdos de antiguos calores o chubascos. Una tarde madrileña, velazqueña dirían los cursis, agradable, que sin duda agradecí.

La tarde coincidió, no por casualidad, con la firma de ejemplares de “Más allá de la llanura” que mi amigo Pedro A. González Moreno dedicó a los compradores que decidieron acercarse a la caseta de Latorre Literaria, en donde el libro permanece, aunque no sé si el autor.

“Más allá de la llanura” es un libro atípico de viajero por la provincia de Ciudad Real, una visión literaria de las formas y los modos con los que el hombre y la naturaleza han ido vistiendo y esquilmando los paisajes. Una crónica baciyélmica (en palabras cervantinas del autor) en la cual la memoria y desmemoria de la piedra y sus olores y de la ausencia del agua atrapan al autor, lo zarandean, lo exprimen, le obligan a caminar con la palabra abierta de par en par en par (no es error). Sorprendido, advertido, denunciador, cariñoso, atento. Más allá de la llanura manchega, de la feroz agonía de los regadíos imposibles, de la avaricia y su crimen, el viajero repasa los volcanes del Campo de Calatrava, los cerros de Montiel, su cobre, los ríos del vino y los ferrocarriles, el furor de las hierbas azogadas de Alcudia, las aguas distraídas, y ya sin hermanos, del Bullaque. (Laica coincidencia: mientras escribía lo anterior, un repartidor de agencia me anuncia que me trae un envío de la Biblioteca de Autocares Manchegos, le corrijo por el telefonillo, “debe ser de Autores” “tal vez –responde- es que no se ve bien”. Dentro viene “Más allá de la llanura”, debe ser su aroma a cantueso, a poesía y camino, que confunde, que excita al viaje).

Dejé al autor con su público. En compañía del poeta J. L. Morales, previamente convocado, comencé el clásico paseíllo, el devenir que te enfrenta al menudeo de las editoriales apenas comercializadas, al runruneo con libreros y firmantes. Casi al lado, Ángel Guinda, “Angelito” para mí, poeta a ras de cielo, aragonés de Lavapiés, con más amigos aún que versos. Parada. Dedicatoria de “Claro Interior” con foto incluida. El corazón abierto entre autor y lector, en la safena herida: Olifante, la editorial, que sin pudor exige 15 euros (menos el diez, ya sabes) por un ejemplar de 46 páginas hábiles. Pago yo uno, paga otro José Luis. El abrazo vale más. Seguimos. Parada en Renacimiento de Sevilla, siempre lo hago, el año pasado compré un D´ors, en este, poemas de amor de LA de Cuenca, a quien había oído leer hace poco algunos de ellos (por otro, nuevo supongo, anunciaron que le darán 6000 euros en Málaga, lo del Alcántara, ya saben). José Luis compra tres, títulos distintos. Pagamos, seguimos. Un detalle con los hijos adolescentes: en otra caseta un libro para cada de Luis Piedrahita, obligada lectura para hijos adolescentes y no tanto. Persiste el paseo, las miles casetas. Por el cristal finestral de uno de los pabellones vemos a Miguel Casado, en compañía de otros, masturbando, ordeñando a Rimbaud. ¡Cuánta leche todavía! Caminamos. En no sé compro “La canción de la tierra” de Félix Grande, es una gran antología en edición barata de la E. R. de Extremadura, qué bien hacen. Félix es manchego y/o extremeño según el día. A veces de ningún lado, pero siempre magnífico hombre, magnifica voz de cardenal, magnífico poeta. J. L. compra otro del mismo autor. Luego buscamos, para su hermano, uno de las catedrales estiradas de Llamazares, lo encontramos en tamaño suficiente para ser leído en avión. Vemos Hiperión al otro lado y, sin pudor, nos cambiamos de acera.

Llego a Hiperión con dos encargos. Uno comprar “El viento entre las ruinas” para mi amigo Félix Ortega y otro comprar “El viento entre las ruinas” para mi amigo Teo Rubio, que esta tarde tenía prisa (y nos dejó el dinero). Pago los dos, la librera me estafa, pero aún no soy consciente. El autor de ambos es J. L. Morales, mi acompañante, al que pido que dedique los dos ejemplares para solaz de sus destinatarios. Conversamos con la librera, José Luis rechaza una de sus proposiciones matutinas. Merodeo por el mostrador. Veo los Haikus nuevos de Bermejo. Compro la poesía reunida de Llamazares “Versos y ortigas”, la librera me vuelve a estafar redondeando a su favor y haciéndome un favor. Consiento, ya consciente, por evitar altercados. Tomo nota. Seguimos con cierto afán. Llegamos a Bartleby Editores, están contentísimos con Sylvia Plath, tercera edición, casi quiero comprarlo, 28 menos el diez, lo pienso, lo tengo casi leído, me apeno con la poesía traducida. Me anima: “los que más se venden, sostenemos con ellos la editorial, son los poetas foráneos, se venden mucho”. Me decide, compro “Como si hubiera muerto un niño” del silente y malhumorado Carlos Sahagún. No me arrepiento. J. L. se enrolla con el editor, no con Manuel Rico, sino con otro más joven que dice serlo también, contando historias de poetas conconocidos, a J. L. le gustan estas cosas. Espero, seguimos. Recuerdo que no le he comprado nada a mi mujer y recuerdo que tiene que comenzar a leer Bolaños 2666, tiene bastante, no le compro nada hoy. Volveré con ella. J. L. me pide parar en Lengua de Trapo, no tiene dinero, lo sé, yo casi tampoco y lo que tengo lo quiero para el bar. Va a un cajero trae manteca y se gasta parte gruesa en un libro enorme, y dicen que simpático, de un amigo suyo. Lo debe querer mucho. Pregunto en Visor por el libro que ganó el Vicente Núñez de mi amigo Vicente Martín. No. Llamamos a Pedro A. Quedamos.

Pedro A. está firmando por última vez, 21, 29 horas, tiene a su lado a una antigua alumna, ya mujer y a María Barroso, amiga de todos. Una cerveza, ya fuera del Retiro, otra cerveza, viejos, nuevos tiempos, sucedidos, proyectos. ¿Nos vamos? Bajamos a Serrano, una peruanita pregunta ¿se detiene aquí el carro que lleva a Atocha?, tomamos el 19 y llegamos a Legazpi. Conversaciones, vino, cerveza sin alcohol para mí, bolsas con libros que se tumban, chismorreo literario, historias incabadas, antologías regionales, poetas emergentes, vino, conclusiones, crestas de olas que siempre se rompen. Hasta el martes. Esperad: ¿habéis leído el artículo que le dedica Rafael Morales Barba al libro de Manuel Juliá? Pago. 14,60. Hasta el próximo martes. Ahora sí.

lunes, 28 de abril de 2008

Las sílabas de noche



En Madrid y en Valdepeñas, el 22 y el 27 de abril, se presentó el libro de Francisco Caro Las sílabas de noche, ganador del premio Juan Alcaide del año 2007. La presentación estuvo a cargo de Matías Barchino, además intervinieron Julián Creis, presidente del AAJA, y Nicolás del Hierro (en Madrid). Los numerosos asistentes -asociados, poetas, amigos y amigos poetas- a las dos presentaciones fueron obsequiados con un ejemplar del libro por gentileza de la Asociación de Amigos de Juan Alcaide, organizadora del premio.

El libro, cuidadosamente editado en Valdepeñas, muestra en la portada un dibujo de Pedro Castrortega expresamente realizado para la edición.

En la presentación de Madrid, el autor contó con la estimable colaboración de Carmen Feito, magistral declamadora, para leer algunos de sus poemas.
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La Palabra
Cómo no recordarte.

Me dejaste en el móvil,
un número arrugado: te llamé.

No sé si te llamé gata confesa
o lluvia equivocada;
y tú viniste.

Cómo no recordarte.

Cómo no recordar tu piel tabaco
cada vez que me curan los mordiscos.

miércoles, 16 de abril de 2008

Presentación


Aula Literaria “Juan Alcaide”


Casa de Castilla – La Mancha en Madrid

Presentación del libro
Las sílabas de noche
de Francisco Caro

Premio de poesía “Juan Alcaide” 2007

Intervendrán Nicolás del Hierro, director del aula; Julián Creis, presidente de la Asociación “Amigos de Juan Alcaide” y Matías Barchino, profesor de la UCLM

Martes, 22 de abril, 19,30 horas Calle Paz, 4 1º

jueves, 10 de abril de 2008

Celia Bautista, una amiga que ve sus versos considerados


Celia Bautista es una voz poética consolidada, una mujer que pule día a día unos versos basados en la pureza del decir, en la provocación de la vida.

Durante el comienzo de este 2008 su tarea ha sido reconocida con diversos galardones. En Córdoba, con el poemario El ritmo de las sombras le fue concedido el premio "Leonor" y más recientemente el premio "Villa de Peligros" con A orillas de la carne.






Ofrecemos uno de sus poemas:






Mírala como mira

La luz de la que os hablo
tiene forma de una
palabra en llamas
y huele a corazón recién nacido.
Mírala como mira.
¿No la ves?
Suena a nana que mece al desencanto.
Calla, no digas nada.
Sólo espera
que te llene de alas los bolsillos.
Después ya no serás
el mismo que hasta ahora.
Serás tierra abonada
donde el canto germine.








miércoles, 12 de marzo de 2008

Las secuelas del frío

Es el título del libro con el que Luis García Pérez obtuvo el premio de poesía Luis Feria 2007 que otorga la Universidad de La Laguna.
Es un libro exquisito, bien estructurado y mejor resuelto.

De él este poema:

BAJO LA TEMPESTAD

Las águilas acechan, inclementes,
la frágil osamenta de los seres
y un misil ostentoso despliega por el aire
la hiel de sus aristas.
No existe compasión,
y los buitres proyectan su sombra delatora
sobre los corporales de la nieve
esperando el momento decisivo
para lanzar su ataque más certero.

Arrecia la tormenta.
Todo el llanto
se derrama en los pálidos terrones,
y el barro se desliza hacia el abismo
donde pone su rúbrica la muerte.

jueves, 6 de marzo de 2008

Dos amigos premiados




Vicente Martín y Juan José Alcolea son dos poetas amigos. Y son dos grandes poetas.

En estos días hemos conocido que sus versos han sido reconocidos con dos importantes premios.
Vicente ha obtenido con su poemario "Y de repente el mar" el afamado "Rodrigo de Cota" que otorga el Ayuntamiento de Toledo, y Juan José el no menos prestigioso Premio Nacional de Poesía de Peñaranda de Bracamonente con el poema "Mirad" .
Este Blog se siente orgulloso de ambos y publicará en breve una muestra de su buen hacer.
Arriba, Vicente Martín, abajo, Juan José Alcolea

viernes, 22 de febrero de 2008

"Lecciones de cosas", de Francisco Caro, obtiene el premio Ciudad de Zaragoza



El poemario Lecciones de cosas, de Francisco Caro ha obtenido el premio Ciudad de Zaragoza de poesía. El fallo se dio a conocer ayer, jueves 21 de febrero.


Entre los más de 350 trabajos presentados el jurado, cuyos miembros no se han dado a conocer, señaló el poemario de Caro para la concesión del primer premio. Fueron accésit los trabajos de Orlando Morejón, poeta cubano asentado en Zaragoza, y Antoni Casado de Rocha, traductor de Collins.


Esta prevista la edición de los trabajos coincidiendo con la Feria del Libro de Zaragoza que tradicionalmente se celebra a primeros de junio.


Fotografía: Cristina F. Zambrano
Poema: Alcohol
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Como un hijo de puta
cualquiera que conozca de asesinos

como el indio
cualquiera al que París hubiese reventado

como cualquier de absenta y malaquita
poeta que maullara con los yambos,
que volcara botellas sobre hadas

este Rubén me tiene secuestrado

y muero cobre, pobre, tul con él,
como cualquier alcohol: sangre de boca.